Post by Agatha Bloodspell on Jul 23, 2017 1:39:09 GMT
Sus palabras más frías que el Templo de Hielo le helaban más la espalda que el aire que tan hostilmente la abrazaba. Alzó la mirada para ver sólamente el cuerpo del Soberano ya dándole la espalda. //Te odia; te odiará por siempre. Ojalá puedas corromperlo de nuevo; matarlo de coraje// Respiró con pesadez, detestando aquella voz que tanto la atormentaba. Deseaba arrancarse la cabeza, dejar de existir, de pensar, pero aún quedaba suficiente fuerza en su espíritu para al menos levantarse y fijar los pies sobre el hielo.
La figura del Soberano contrastaba en aquella ventana. Esa silueta que despedía dignidad y poder pero que ella sabía se encontraba herida con mayor gravedad que esas cortadas que habían sido provocadas en el pecho de aquél hombre. No pudo mirarlo más; sus ojos pesaban con la culpa de sus actos. Amarró la correa del abrigo para asegurarse que no fuera a soltarse una vez que retomara su camino de regreso. Ese siendo el único recuerdo físico de ese día... "Nunca más volveré a verlo... nunca más volveré a buscarlo" se prometió con determinación. Si llegara a ser mencionado en su presencia, sólo su sonrisa sería respuesta ante su nombre... si alguien llegara a preguntar sobre él, adornaría su ser con gracias y bellezas más grandes que cualquier campo repleto de flores mas de su boca no saldría por voluntad mencionarlo... No era merecedora de semejante privilegio.
Ya de pie, agachó ligeramente su cabeza, reverenciándolo aún a pesar de que no vería el respeto que insistía en brindarle. Sus pasos sonaron sobre el suelo hasta que las puertas frente a ella se abrieron, haciéndola desaparecer por completo de la presencia de Asthur. Caminó por los pasillos lentamente; recordaba el camino hacia la entrada principal. Miraba de reojo a los centinelas que resguardaban el Templo como si quisiera asegurarse de que ninguno fuera a juzgarla. ¿Habrían escuchado algo? ¿Sospecharían? Por primera vez en su vida se sintió sucia y avergonzada de lo que había hecho. ¿Se sentiría igual de haber recibido un pago? No... esto iba más allá de vender su cuerpo... Tragó saliva.
Jamás olvidaría lo ocurrido; la atormentaría en sus sueños. Sabía que cada noche escucharía su voz y recordaría ese amor; sería su castigo y su recuerdo más cruel de que no se merecía semejante grandeza. La nieve la recibió de nuevo, quemándole las mejillas. El camino de regreso sería aún más largo...
La figura del Soberano contrastaba en aquella ventana. Esa silueta que despedía dignidad y poder pero que ella sabía se encontraba herida con mayor gravedad que esas cortadas que habían sido provocadas en el pecho de aquél hombre. No pudo mirarlo más; sus ojos pesaban con la culpa de sus actos. Amarró la correa del abrigo para asegurarse que no fuera a soltarse una vez que retomara su camino de regreso. Ese siendo el único recuerdo físico de ese día... "Nunca más volveré a verlo... nunca más volveré a buscarlo" se prometió con determinación. Si llegara a ser mencionado en su presencia, sólo su sonrisa sería respuesta ante su nombre... si alguien llegara a preguntar sobre él, adornaría su ser con gracias y bellezas más grandes que cualquier campo repleto de flores mas de su boca no saldría por voluntad mencionarlo... No era merecedora de semejante privilegio.
Ya de pie, agachó ligeramente su cabeza, reverenciándolo aún a pesar de que no vería el respeto que insistía en brindarle. Sus pasos sonaron sobre el suelo hasta que las puertas frente a ella se abrieron, haciéndola desaparecer por completo de la presencia de Asthur. Caminó por los pasillos lentamente; recordaba el camino hacia la entrada principal. Miraba de reojo a los centinelas que resguardaban el Templo como si quisiera asegurarse de que ninguno fuera a juzgarla. ¿Habrían escuchado algo? ¿Sospecharían? Por primera vez en su vida se sintió sucia y avergonzada de lo que había hecho. ¿Se sentiría igual de haber recibido un pago? No... esto iba más allá de vender su cuerpo... Tragó saliva.
Jamás olvidaría lo ocurrido; la atormentaría en sus sueños. Sabía que cada noche escucharía su voz y recordaría ese amor; sería su castigo y su recuerdo más cruel de que no se merecía semejante grandeza. La nieve la recibió de nuevo, quemándole las mejillas. El camino de regreso sería aún más largo...