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Post by Deleted on Jul 7, 2017 15:10:35 GMT
En la tranquila soledad de la noche a la orilla del océano, se encontraba sentada una mujer de cabellos lacios y violetas. Su semblante era serio, completamente recto, pero sus ojos... Sus ojos eran tan tristes que pareciese que el color rojizo que teñía sus pupilas fuese producto de las heridas de su alma, las cuales a pesar del tiempo seguían abiertas y sangraban a borbotones. Su mirada, perdida en horizonte: Casi como si estuviese intentando ver más allá de el inmenso mar buscando ese lugar al que alguna vez llamó hogar. Ese lugar donde vivió momentos felices al lado de la persona a la que ella más amo y seguía amando aún cuando tantos años habían pasado desde la última vez que la miró. Esa persona en la cual realmente pudo confiar alguna vez. - Hoy es nuestro cumpleaños... - Musitó en un tono melancólico, recordando a esa joven alegre que solía tener un rostro igual al suyo; Pero que a diferencia de ella, podía hacer que el sol brillase intensamente con solo una sonrisa sin importar si estuviese nublado o lloviendo. Aquella persona que para ella llegó a significarlo todo, que siempre pensó que estaría allí con ella hasta el final de los tiempos... Aquella persona... Que le fue tan cruelmente arrebatada de las manos. Apartando por fin la mirada de la nada, la mujer volteó ligeramente hacia su costado y comenzó a acariciar la arena, atreviéndose a tomar un puño de ésta para así levantarla y dejarla ir libre lentamente. Incluso la arena era diferente en Mirovia, ya que a diferencia de la playa que ella recordaba visitar cada año con su hermana, la arena de ésta era más fina y suave. Cerró sus ojos mientras sentía como la arena que caía de su mano era llevaba por la brisa y podía percibir como el viento ondeaba su cabello, por lo que inconscientemente a su mente vino la charla que tuvo el último cumpleaños que pasó junto a su querida gemela, lo cual causó que prácticamente al abrir los ojos nuevamente viese su entorno cambiado radicalmente. Ahora no estaba sola, sino que se veía a sí misma de joven al lado de su hermana, la cual sonreía y miraba hacia el horizonte. - Haru... ¿Qué crees que haya del otro lado del mar? - Preguntaba inocentemente la segunda dragona, la cual continuaba observando de manera atenta a la distancia. - Problemas. - Contestó Haru, limitándose a ver sus propios nudillos de manera desinteresada. - Pero... ¿Y más allá de los problemas? - - Humanos. - - ¡Eso no es malo! ¡También tenemos humanos en la aldea! ¿Por qué no vamos a echar un vistazo, eh? Volveremos pronto. -- No, Mai. Es peligroso, además Ha Ni y su bebé nos necesitan. - - ¡Sólo serán unos días, Ha Ni entenderá! Además cualquier cosa que se cruce en nuestro camino se las verá contra las dos, ¿No? ¡Seremos nosotras contra el mundo! - - Nosotras contra el mundo... - Repitió Haru y lentamente subió su mirada hacia Mai, la cual la estaba mirando mientras sonreía y en cuanto cruzaron miradas se le lanzó encima para hacerle cosquillas. - ¡Así es, gruñona! ¡Ríe un poco y muéstrame esa sonrisa que tanto escondes! - - MAI, BASTA. - Reclamó la pobre Haru, la cual comenzó a reír tan fuerte que incluso sentía como se le iba el aire. - POR FAVOR, ¡¡ME VAS A MATAR Y YA NO PODRÉ ESTAR CONTIGO NUNCA MÁS!! - Mai soltó a Haru al escuchar aquellas palabras con una expresión asustada, apartándose y retomando la compostura para después volver a sonreír. - ¡No, no puedes morir! ¡Ninguna de las dos puede! ¡Seremos nosotras contra el mundo por siempre! - Ambas se miraron y comenzaron a reír. Sin embargo, tan pronto como la escena había llegado... Se desvaneció. Dejando solamente a la solitaria pelimorada, la cual sintió como sus sentimientos se desbordaban por medio de lágrimas que corrían por sus mejillas e iba bajando lentamente su mirar, hasta que prácticamente su rostro quedó cubierto por su cabellera.
- Ahora soy solo yo contra el mundo. -
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Post by sebastian Blanchett on Jul 7, 2017 16:11:59 GMT
La noche era tranquila,caminando por la orilla de la playa,permitiendo que el océano se acercara y alejara de el.Se detuvo un momento mirando enfrente con un semblante un tanto serio observando las estrellas que habían en ese lugar,era la primera vez que estaba cerca del mar para poder recordar varias cosas,buenas o malas,las otras voces siempre molestaban. Miro a su lado izquierdo,para poder observar a una mujer,de cabello lacio color violeta,cerro los ojos un momento pensando que era su imaginación,pero se dio cuenta de que no era así. -oye...-dijo en tono bajo pero posible de escuchar,no había otro ruido alguno en ese momento,seria bueno acercarse?pensada por unos segundos,trato de mirar el rostro de la mujer presente,pero no era visible por su cabello cubriendo su rostro"me parece familiar.."sus cabello violeta,y esa silueta,sentía ya haberla visto antes en algún lugar.
-oye..-dijo una segunda vez,se acerco unos pasos a ella,seguía sin poder ver su rostro,miro al frente nuevamente,esperando a que esta respondiera,tratando de escuchar lo que decía en ese tono tan bajo,parecía estar sufriendo,volteo a verla una vez mas y quedarse hay parado,con sus manos en los bolsillos de su pantalón.
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Post by Deleted on Jul 7, 2017 16:45:19 GMT
Cada estrella en el cielo es el alma de una persona, que sigue recordada, en la tierra. Las que mas brillan, son leyendas antiguas, héroes que forjaron la tradicion con sus actos, y por ello, nunca serían olvidados, mientras que las que se desvanecían con el pasar de los años eran aquellos muertos cuya descendencia y memoria había terminado. Así rezan las tradiciones, así se escribe la historia, o al menos, la historia que los Thelnak aprendían.
Por ello la noche estrellada era importante para el orco. Por ello estaba arrodillado, en un estado de vigilia frente al montículo de las memorias, el perfil del hacha negra recortandose contra las estrellas: Para honrar a los caídos, para asegurarse de que sus estrellas no sean olvidadas.
Alguien tenía que cargar con aquel peso.
Por supuesto, no era el único que cargaba con fantasmas de la noche, una joven estaba recordando a los suyos, alla abajo, en la playa. Cada cual tiene sus ritos, ni todas las estrellas del cielo le pertenecían a su clan, ni toda la arena era un santuario dedicado a la memoria de los que no llegaron.
Meditaba aquello, cuando otro perfil se empezó a dibujar en el horizonte, un chiquillo insomne igualmente, caminando a los lados del mar. Lo siguió con la mirada, esperando que pasara de largo, pero el chiquillo se detuvo al lado de la joven. ¿Iba a interrumpir la meditación y el tiempo privado de ella de una manera tan insolente? el viento y la distancia impedían que llegara sonido hasta sus oídos, pero no parecía que el recien llegado fuera una visita esperada.
Meneando la cabeza, alzó la vista al cielo, metidando sobre las diferencias de Mirovia con su isla natal, sobre la poca comprension de las reglas, del respeto, y de las tradiciones que existían en este condenado lugar. ¿Querer cambiar sus reglas para adaptarse, o mantener las tradiciones tal y como siempre habían sido? ¿Dedicarse a educar a los Mirovianos, a mostrarles lo que era el respeto, o dejar que se hundieran en la banalidad?
Una estrella fugaz cruzó su campo de visión. Garrel alzó las cejas en sorpresa, una señal de los ancestros, un impulso a actuar.
Haciendo fuerza sobre sus articulaciones agarrotadas, preocupandose de que sus piernas entumecidas no le dificultaran avanzar, siguió los designios de sus ancestros, y paso tras paso, el orco se dirigía a la costa.
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Post by Deleted on Jul 7, 2017 17:28:27 GMT
De pronto el silencio en el que sufría la mujer fue interrumpido abruptamente por una voz masculina, la cual se escuchaba más cerca de lo que le gustaría que estuviese. Se supone que la mayoría de arcanos deberían estar en sus casas durmiendo, entonces... ¿Qué hacía ese hombre allí? ¿Por qué allí y en ese momento de entre todos los lugares? Su voz le sonó conocida, pero no le había escuchado lo suficiente como para poder reconocer con seguridad quien era.
Rápidamente volteó la mirada para el otro lado y enjuagó sus lágrimas con su mano, levantándose mientras lo hacía. - ¿Quién es usted? - Preguntó en su tono de voz habitual, aunque su voz claramente se escuchaba algo quebrada debido al llanto que tan repentinamente había cesado, además de que sus ojos habían quedado algo cristalinos aún después de limpiarlos. Volteando hacia aquella persona extraña cuando por fin creyó que estaba lo suficientemente presentable, persona a la cual no tardó demasiado en reconocer recordando aquella ocasión en que el chico llegó a pedir asilo al Castillo Velfast y ella, como era su deber, se lo negó.
Un nudo en su estomago se hizo presente inmediatamente y casi por instinto comenzó a caminar hacia atrás, buscando alejarse de él. No era el momento... Simplemente no quería enfrentarse física ni verbalmente a nadie ese día, lo cual en parte era la razón por la que ahora se encontraba en la playa y no en Reapergate, ya que sabía con seguridad de que si permanecía en el castillo seguramente alguien vendría a interrumpir su tranquilidad con problemas o situaciones que realmente ella no querría atender. Además, ella no era mucho de relacionarse con extraños, mucho menos cuando claramente no estaba de humor como para escuchar como alguien la culpaba o la maldecía, cosa que seguramente haría el chico debido a que lo había dejado prácticamente a su suerte en un día de lluvia torrencial.
Buscando alguna forma de asegurarse de que el muchacho mantendría la boca cerrada y más que nada para intimidarle, Haru decidió tomar su forma real: Un gran dragón Lung de aproximadamente 14 metros de largo color blanquecino con escamas rojas, tres pares de cuernos coronando su cabeza y un pelaje de color entre rubio y violeta. Dragón que al haber tomado totalmente su forma se puso en una posición algo a la defensiva mientras comenzaba a gruñir hacia el joven, esperando que se asustara y se fuera corriendo o algo por el estilo. Sin embargo, todo aquello pasó a segundo plano cuando se percató de que una segunda persona se venía acercando hacia la playa, lo cual hizo que se distrajera totalmente y dejara de emitir aquel sonido. ¿Es acaso que la gente siempre solía ir a la playa a esas horas de la noche? ¿No sabían que podían rondar por allí bestias nocturnas que no dudarían en atacarles?
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Post by sebastian Blanchett on Jul 7, 2017 18:09:25 GMT
finalmente logro ver su rostro,no tardo mucho tiempo en darse cuenta quien era,la joven del castillo velfast, estaba presente aquel día con los otros dos sirvientes.el día que la lluvia no parada-usted..-dijo en tono bajo,que hacia ella a altas horas de la noche,y sobre todo hay?no debería estar en el castillo?por alguna razón,siempre e preocupada cuando las chicas rondaban en la noche por mirovia,suelen haber criaturas nocturnas que atacan a la gente,estaban cerca del océano,si algo le sucedía a la oven,nadie lo sabría,ya que,nadie se encontrada presente.
notando como esta limpiada su rostro ,las lagrimas que tenia en su rostro-usted sabe quien soy ,Sebastian,y usted es haru,si no me equivoco...se encuentra usted bien?-no buscaba problemas,pero le sorprendía el echo de que ella estuviera presente,al momento de querer hablar con ella,esta empezó a retroceder,la razón la desconocía-haru,no vengo a buscar problemas-dijo en tono calmado,no pensaba causar un revuelo a esas horas,es mas,no entendía la razón por que le preocupara la chica,si aquel día a ella no le importo para nada el.
En un solo parpadeo,la mujer tomo su forma verdadera,un dragon lung,con un pelaje de el mismo color de su cabello,escuchada sus gruñidos,pero no tenia planeado moverse de hay,quería hablar con ella,no quería enfrentarse,no quería hacerle daño-no vengo a enfrentarme con usted-
dijo intentando que lo escuchara,la mirada de la dragona se desvió por un momento hacia otra dirección,al igual que la de el ,percatándose de que una tercera persona se encontraba en el lugar donde estaban,le intentaría hacer daño?miro a ambos arcanos por un momento,no tenia la menor idea de que hacer en estos casos-no le haga daño-dijo con una voz que apenas se lograda escuchar,que hacia el hay?por que la joven se encontraba en ese estado? o mejor dicho,la dragona lo atacaría?si eso sucediera,estaba preparado o algo por así decirlo,no reconocía a la otra persona presente,jamas la había mirado.
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Post by Deleted on Jul 7, 2017 19:27:47 GMT
Mientras bajaba a la playa, la escena se estaba volviendo extraña, casi violenta enfrente suyo. La joven cubrió su rostro durante un segundo, y empezaba a retroceder, como si el otro fuera un depredador. El chiquillo insistía, las palabras le llegaban entrecortadas por el viento, pero el tono era demasiado calmado, no en lo absoluto el tono de preocupacion que se espera de un compañero o amigo que busca cuidar al otro. "¿Un ataque, frente al santuario de mi clan? no lo permitiré"
Aceleró el paso, casi a un trote, si no fuera por una leve cojera. Estaba apenas a unas decenas de metros cuando la joven reveló su forma. Una dragona serpenteante, temible, como las que se veían en los mares del norte en antaño, gruñendo contra la amenaza que significaba el inoportuno visitante, mas este no cejaba, manteniendose erguido, ahora las palabras llegando. ¿Conciliatorio? ¿Podían ser ambos antiguos compañeros? ¿Antiguos amantes? todo esto le daba mala espina. "Debí haber traido el martillo, en caso de que ese chiquillo se pusiera violento"
Ambos repararon en su presencia. Sostuvo la mirada de la joven dragona un instante, notando cierto brillo, cierta melancolía en aquellos ojos carmesí. ¿Fue por la meditación previa, que la había dejado conmocionada, o el efecto de la interrupcion del chiquillo, cortando su paz interior? Garrel se decantaba mas por lo segundo.
Sus ojos se volvieron acero cuando bajo su mirada hacia el chiquillo, su rostro, un gesto de disconformidad, una amenaza apenas velada tras los colmillos del orco.
-Esta molestando a la joven - El tono dejaba en claro que no era una pregunta sino una acusación - Márchese. Ahora.
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Post by Deleted on Jul 7, 2017 20:20:39 GMT
A pesar de las palabras tranquilas y el tono sutil con el que hablaba el joven, Haru no bajó la guardia ni un momento y no hizo ni un intento para poder hablar decentemente con él, sino que cada vez se tensaba más y más, al punto en el que pensó seriamente en si debería irse en ese mismo instante o no. Sin embargo aquella tercera figura que se iba acercando despertó algo de curiosidad y la alertó aún más al escuchar como el chico le pedía que no le hiciera daño. ¿Eran conocidos o algo parecido? La joven clavó su mirada en el orco, observándolo detenidamente de arriba a abajo. Se le veía algo viejo y a decir verdad se le podía notar bastante la dificultad con la que caminaba, bueno... Al menos desde su punto de vista.
Sus miradas se cruzaron por un momento, pero no lo suficiente como para que Haru lograra ver con profundidad lo que probablemente aquel arcano sentía o pretendía hacer, ya que como dicen "Los ojos son la ventana al alma". A pesar de eso, lo que sí pudo notar es que no parecía tener malas intenciones, pues si la hubiese querido atacar bien podría haberle saltado encima salvajemente hacía un rato... Entonces, ¿Qué era lo que quería? ¿Por qué seguía acercándose a ellos? ¿Quizá estaba pensaba que iba a atacar al chico así como así y venía a detenerla?
Una vez más la dragona retrocedió algunos pasos hacia atrás para alejarse de los dos arcanos, levantando un poco el polvo al hacerlo debido a su gran tamaño. Sin embargo, algo la hizo parar repentinamente. Algo que verdaderamente no hubiese esperado escuchar. ¿Acaso... El orco la estaba defendiendo a ella?
No pudo evitar ladear un poco la cabeza y mirar al mayor con confusión. ¿Por qué la estaba defendiendo? ¿Qué no era ella la que estaba allí, con sus enormes cuernos y garras enfrente de un chiquillo que parecía totalmente indefenso? Quizá... ¿La había estado mirando mientras se lamentaba hace no mucho rato? ¿Había notado su vulnerabilidad? Fuera lo que fuera, la dragona se sintió agradecida y en cierta manera segura, por lo cual no tardó demasiado en recuperar su forma humanoide, limitándose a mirar hacia la el agua, la cual ya alcanzaba a mojar sus pies descalzos. - Sólo... Me gustaría estar sola, si no le importa. - Dijo casi en un susurro dirigiéndose hacia Sebastian, más luego devolvió su mirada hacia el orco, al cual tuvo que ver hacia arriba debido a su altura tan solo para hacer una leve reverencia hacia él a forma de agradecimiento por su intervención.
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Post by sebastian Blanchett on Jul 7, 2017 21:14:43 GMT
Lo único que se preguntaba en ese instante era...acaso la mujer y el orco se conocían?lo que le decía era una amenaza?o afirmación de lo que tenia que hacer?No había contemplado la idea de que la molestaba,si apenas le había dirigido una palabra,pudo decirme en ese momento antes de causar todo eso.No le agrado la idea de que la joven se encontrara sufriendo o sola en la noche un tanto oscura .
solo se quedo observando lo que sucedía,mirando como la señorita haru volvía a su forma humana,bueno,sin ser un dragon gigante,soltó un leve suspiro de alivio ante ello,sin moverse de su lugar,y con el orco aun presente,espero a que ella volviera totalmente a la normalidad.
miro al orco ,sin responder hacia lo ya dicho,simplemente hizo una reverencia ante el en señal de respeto. mirando como el mar se acercada y luego se iba,noto los pies de la joven descalzos-señorita..sus pies..-dijo en tono bajo,no querría interrumpir lo que ella se encontraba haciendo una reverencia ante el orco"podemos hablar un momento,señorita?"dice con el movimiento de los labios,sin que ninguna palabra salga de ella. Volteando a ver las estrellas y acercándose mas a la orilla del mar,esperando ver si haru aceptaba hablar con el o no,no tenia ninguna mala intención,simplemente,quería comentarle algo.
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Post by Deleted on Jul 8, 2017 5:44:02 GMT
La joven parecía recuperarse por momentos, el sobresalto de la aproximación del orco cediendo, y ya regresaba a su forma sellada, el cuadro que daba era un baldazo de agua fría al orco. ¿Es que acaso los Mirovianos no sabían respetar los momentos privados de los otros? lamentable, sin lugar a dudas "¿Esta es la señal que me querías mostrar, hermano? ¿ Una oportunidad para proteger los descanzos y memorias de los demas?"
Un instante despues, se vio rodeado de reverencias. Seguía sin entender del todo el gesto, ni si era un saludo o una despedida, mas no iba a quedarse simplemente viendolas llegar, e imitó el gesto de ambos, a la joven, con recato, mientras que cuando se la dedicó al chiquillo, no dejo de mirarlo a los ojos ahora que los tenía a su nivel, ni cortó el contacto visual cuando se termino de incorporar. Más no quería ser él quien importunara, y volvio su rostro a la joven.
- Si desea lumbre y calor mas entrada la noche, le puedo convidar de mi fuego, estaré en el túmulo que se divisa allí - Apuntó tierra adentro, a donde la playa ya se levantaba, dando paso a la costa- Solo le pido que anuncie su visita a una distancia respetuosa.
Dicho eso, empezó a retroceder de espaldas, lentamente, presto para volver en caso de que la joven necesite ayuda, en caso de que el chiquillo siguiera importunandola
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Post by Deleted on Jul 10, 2017 17:54:15 GMT
A pesar de que el joven Sebastian intentaba llamar su atención, Haru permaneció con una mirada baja y juntando sus manos, hasta que finalmente cerró sus ojos. No le molestaba que el mar comenzara a alcanzarla cada vez más, mucho menos el que estuviera mojando sus pies, ya que en verdad aquello podía catalogarse como "relajante", o al menos así lo consideraba ella.
Aún así, terminó por abrir nuevamente los ojos y mirar hacia el grifo, negando con la cabeza. - No tengo nada que hablar con usted, Sebastian. Si su preocupación es por el hecho de haber oído mis lamentaciones entonces váyase... Eso es lo mejor que puede hacer. - Contestó intentando tener un tacto amable con sus palabras, aunque en verdad lo que sintiera por dentro era una inmensa rabia debido a que su concentración se había visto rota, y si es que su hermana estaba por allí escuchando lo que trataba de decirle, ahora se estaría viendo ignorada por el hecho de que ahora discutía con aquellos dos extraños, los cuales no tenían importancia ni relevancia para ella.
El orco llamó su atención nuevamente, puesto que le había hecho una invitación y ahora comenzaba a alejarse de ellos yéndose de espaldas. ¿Se había ido por lo que había dicho recientemente? ¿Había entendido a la primera? Sin duda alguna él era un arcano que sabía como respetar la privacidad ajena, ¿O es que se alejaba por otra razón? Fuera lo que fuera, Haru sonrió apenas notablemente debido a ello mientras asentía en respuesta y se dio la vuelta, yendo nuevamente a sentarse a donde estaba en un principio.
Una vez más permaneció en silencio, mirando a las estrellas con melancolía, creyendo que por fin podría estar en paz una vez más.
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Post by sebastian Blanchett on Jul 14, 2017 17:08:19 GMT
confirmo con la cabeza el grifo ante lo dicho del orco,no tenia idea de lo cerca que había estado en aquel momento,que inapropiado,le decían las otras voces.-si señor,me disculpo por lo ocurrido-dijo de forma un tanto seria,para luego escuchar lo que le decía la señorita haru,cerro sus ojos un momento,volviendo a verla y ascender con la cabeza hacia ella-no..no era por ello,pero si usted gusta,me retirare,disculpe lo ocurrido.-
es mas,solamente había escuchado aquello de "sola contra el mundo" no recordaba nada mas,encogido de hombros un poco,y colocando sus manos en los bolsillos de su abrigo,mirando por ultima vez a la joven y el orco,dando una leve reverencia ante ellos en forma de despedida,para comenzar a retroceder un poco de donde estaban,darse la vuelta y seguir el camino. Realmente quería disculparse con ella por lo que había sucedido aquel día en el castillo,pero eso seria algo que tal vez luego,o jamas
Sebastian sale de este thread
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Post by Deleted on Jul 15, 2017 16:15:08 GMT
Al cabo de unos instantes, el chiquillo se marchó. Al final, solo hace falta ser firme de mano para enseñar respeto, al igual que con los mas pequeños en el clan. Asintió lentamente con la cabeza, dejando que su vista se vuelva hacia atrás, para poder ver a la joven sentada nuevamente en paz, antes de volver a realizar el viaje atrás, al Túmulo del Desembarco.
Las brasas se estaban apagando ya, por lo que Garrel tuvo que avivar el fuego durante unos segundos, oscureciendo la vista de las estrellas, y alumbrando el extraño monumento a los caídos del clan. Flores y marea de deriva resaltaban la colina artificial, rematada por el hacha negra que una vez perteneció a su hermano. Casi sentía que alla arriba, Khovar asintía satisfecho, palmeandole el hombro y animándolo, como lo hacían en la vieja isla. Inhaló hondo, y empezo a bajar el fuego, dejando que las brasas conservaran el calor, y las estrellas de sus antepasados iluminaran los cielos
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Post by Deleted on Jul 17, 2017 5:12:37 GMT
Volteó levemente al escuchar como el joven se iba retirando, mirándolo con algo de pena. No era que quisiera ser cortante con ambos arcanos, pero simplemente aquella era una situación de esas donde ella no necesitaba ser molestada ni consolada, mucho menos que intentasen distraer su mente con una charla común e irrelevante. Ella siempre había pensado así... Al menos desde que comenzó a vivir por su propia cuenta.
Retirando su vista del joven y posicionándola en la arena, una inmensa paz invadió su mente y logró conectarla nuevamente hacia sus recuerdos más alegres, los cuales hicieron que la mujer soltase un suspiro pesado al sentir una vez más aquella nostalgia y el sentimiento tan abrumador que le traía el pensar en su antigua vida, esa vida que fue tan fácil, esa vida que siempre le agradó y amó aunque jamás llegó a admitirlo. Recordó los cumpleaños al lado de su hermana; Sus pasteles mal hechos, los hanbok horribles y llamativos que les regaló la mamá de su mejor amiga al "cumplir la mayoría de edad", e incluso cuando la gente de la aldea les envió decenas de cartas para felicitarlas. Tantas bellas memorias hicieron que la dragona sonriera y permaneciera quieta por algunos minutos, aunque como todo en ésta vida, aquella felicidad no duró demasiado.
El frío y la sensación de soledad no dudaron en atacarla en cuanto se sintió débil moralmente, por lo cual la dragona comenzó a temblar y abrazó sus propias rodillas en busca de calor. Sin embargo, una suave brisa cálida acarició su espalda por un momento y la hizo voltear hacia atrás, notando nuevamente el lugar de donde el orco había bajado con anterioridad, el cual estaba siendo tenuemente iluminado por las estrellas y entibiado por las brasas. Estaba algo alejado, a decir verdad. ¿Cómo es que el calor de aquella fogata la había alcanzado? O... ¿Acaso aquello había sido algún tipo de señal que le indicaba lo que debía hacer?
Dudando en acercarse o no debido a lo sucedido hace un rato, Haru se levantó y se sacudió la ropa en caso de que un poco de arena se le hubiera pegado al vestido, acercándose lentamente hacia aquel túmulo donde el mayor meditaba. - ¿Usted... Está velando por alguien? - Preguntó casi en un murmullo, parando su caminar a una distancia que consideró prudente debido a la advertencia que se le había hecho anteriormente y a la sensación que aquel lugar transmitía. - Si es algo muy personal comprenderé si prefiere no responder. -
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Post by Deleted on Jul 18, 2017 6:33:13 GMT
La mente del orco divagaba, sus pensamientos extendiéndose a las alturas, camino a los cielos junto con las chispas que sobresalían, danzarinas entre las brasas. La poca luz dejaba que se vieran en todo su esplendor las extrañas constelaciones del cielo Miroviense, tan distintas a las que se veían en su antigua tierra. Antaño, usaba la lanza del sur para guiar sus barcos, mas en este cielo parecía haberla olvidado, torcido y dado vuelta como estaba. Aquella había sido la primera constelación que le había enseñado a Nekathev, cuando no era mas que una pequeña en sus brazos. Había aprendido a nadar antes que a caminar, y se hallaba mas en casa cuando tenía los pies sobre la madera, y el pelo bañado con la sal del mar.
Era doloroso, recordar las ultimas tormentas, los momentos caidos, y cuando dejo de ver su vela en el horizonte, era mucho mejor recordar sus cabellos castaños al viento, su mirada segura dirigiendo el peso del catamarán, siempre adelante, sin retroceder, sin dejarse caer. Garrel quería creer que quiza, quiza llegó a las costas de la tierra del amanecer, y que estaría viendo otros cielos, otras estrellas.
Unas palabras llegaron a sus oídos, trayendolo a la realidad, la joven dragona había venido a visitarlo. Estaba a varios metros de el, a sus espaldas, esperando su beneplácito. Garrel asintió lentamente, en señal de que la escuchó, para luego cerrar los ojos, y grabar la imagen de su hija, cabellos al viento, encallando en las costas de una tierra desconocida.
Pasaron varios segundos antes que los volviera a abrir, y se dirigiera a la mujer -A varios, cada una en su momento, cada uno doloroso. Tranquila, joven dragona, no es muy personal, es una perdida que comparto con toda mi familia. No hay nadie del clan que no haya perdido a alguien al llegar a mirovia.
Se giró, para mirarla a los ojos, buscando aquella mirada de comprensión que solo un alma que ha perdido mucho puede compartir
-¿La brisa marina empieza a pasarle cuenta? - Preguntó pausadamente. Espero a una respuesta, antes de extender su mano hacia adelante, apuntando a los pies de la joven en una invitación- Si desea, puede sentarse allí, y yo llevo unas brasas de acá, para calentarnos. Tengo suficiente para pasar la noche en vela cómodo.
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Post by Deleted on Jul 21, 2017 19:55:29 GMT
Ante las palabras del mayor, la dragona dio un respiro profundo y decidió voltear hacia arriba, apartando con su mano los atrevidos mechones de cabello que se interponían en su vista debido al viento para así observar hacia el brillante firmamento. Al parecer lo que unía a los Mirovianos más allá de su naturaleza arcana, era que seguramente todos y cada uno de ellos habían sentido el mismo dolor en algún punto de su vida, el dolor de perder sus hogares... De perder a alguien amado. Tal vez no todos... Pero sí los más viejos, los que llegaron primero.
Después de aquel pensamiento la mujer bajó la mirada, cruzandola instantáneamente con la del orco. Tal vez las palabras de ambos habían sido pocas y no lo decían todo, pero sus miradas decían más que suficiente de ambos. Dolor, perdida, sacrificio... Arrepentimiento... Y la esperanza de un futuro mejor, al menos eso era lo que la dragona dejaba ver en aquellos brillantes y melancólicos ojos carmesí.
De pronto, hubo una pregunta. - A decir verdad... Así es, aunque también un poco de compañía sensata no vendría mal. - Respondió en un tono suave, observando como era invitada a tomar asiento, a lo cual sólo respondió con una leve reverencia para después sentarse. Ahora que lo recordaba, no se habían presentado...
- Mi nombre es... Haru, es un gusto conocerlo, señor. -
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