Dolce Melodía (Beltaine - Marius) (Cerrado)

Atentamente escuchó la crónica de Marius mientras agitaba el líquido de su copa con dos de sus dedos. Su vista se enfocó entonces en los cubos de hielo que flotaban sobre la superficie del vino de la copa, poniéndolo a pensar sobre los distintos retos que sus compañeros debieron de enfrentar para conseguir el glorioso titulo de ser un cortesano de Ajani, el soberano del verano. A diferencia de Bel, que tuvo que superar un infierno ardiente y seco, Marius fue sometido a un martirio helado con grandes cantidades de agua que los Kelpie eran incapaces de controlar, el hielo.

Y aunque parecía una tarea difícil para un arcano de agua, Marius lo contaba todo con tanta naturalidad que incluso lo hacía sonar como si hubiera sido algo sencillo.

-¿A que te refieres? -Inquirió alzando una ceja ante su pregunta y dando un enorme trago al vino de cerezas que recién le habían servido. Con esa ya eran 4 copas grandes, Aún así, se mantenía firme como si los efectos del licor no se manifestasen en su cuerpo.

-Bueno, si hablas de experiencias, me dedico a la exploración -Apoyó uno de sus codos en la mesa, intentando recordar algunas de sus aventuras y seleccionando solo las mejores- Pero mi ingreso al templo del verano fue muy distinto -El solo recordarlo lo hacía llevarse las manos al rostro, tocando gritas invisibles en su piel, las cicatrices inexistentes de su hazaña- El soberano me desafió a rodear todo el desierto de Mirovia por tres días y tres noches sin una gota de agua.

Al recordar su iniciación al templo del verano sus ojos encontraron melancolía al observar el pasado a través de la superficie de la superficie de su copa, donde el cantinero esta vez servía una "Lady blue" hasta llenarla. Escuchó como tartamudeo Marius y no pudo esconder con modestia su leve risa, mientras líneas de sol entraban por pequeños espacios del techo de paja del bar ambulante.

-El sol y el mar son muy parecidos, tal vez por eso se llevan tan bien -A pesar de que los Kelpie no tienen dificultades para acoplarse al PH del agua, Beltaine había nacido originalmente como una especie de agua dulce que se vio obligado a cruzar un basto océano para encontrar la tierra de Mirovia, y después de ello internarse en el desierto para demostrar su valor, en un mórbido intento por olvidar todo lo que habían visto sus ojos. Muy en el fondo, el solo deseaba encontrar la calma necesaria para dormir, pues en una década entera, durmió muy poco.
A donde lo llevaran sus pasos parecía no tener un final, siempre se encontraba contemplando un pasado manchado de terror, una pesadilla que revivía constantemente despierto.

Pero después de 10 años vagando sin un objetivo más que olvidar, finalmente se encontró en un espacio que lo hizo revivir sus pesadillas de una forma tan vivida que incluso resquebrajó su piel como cristal.
Nunca tuvo las agallas para preguntarle al soberano el porque le encomendó esa tarea, muy en el fondo, Beltaine pensó que quizás Ajani se apiadó de él y lo envió a un sitio del cual no podría regresar con vida. Esos fueron sus pensamientos iniciales en el primero de esos 3 largos días sin agua.
Quizás nadie pensó que el Kelpie encontraría su coraje en la maldición ardiente del verdugo llamado sol, ya que después de 3 días enteros con sus noches, había regresado al templo del verano a través del desierto, con sus ojos rojos por la re sequedad, su piel cayéndose a pedazos y su respiración tan delgada que permanecer con vida era estar desafiando a la muerte.

-El mar y el sol permanecen en calma, probando a quienes han perdido el coraje para seguir -Llevó entonces su palma como si quisiera tocar ese destello luminoso- Y recordandoles que hay cosas por las cuales continuar -Y con un movimiento de su misma palma, el contenido de su copa emergió en arco, bailando entre los dedos del Kelpie con movimientos algo torpes- Lo siento, el licor es más difícil de manipular que el agua -Repuso devolviendo el líquido dentro de la copa, para dar un pequeño sorbo y captar el aroma de la Lady blue que solo podía disfrutar en compañía. Por alguna razón se sentía más relajado que en otras ocasiones. La razón sin duda debía de ser la compañía de Marius.

El espíritu de Marius era algo inusual de ver en un Kelpie, aunque muy pocos Kelpie Beltaine había conocido, tenía la certeza de que muchos conservaban una naturaleza más templada. Quizás su camarada había sentido los pequeños rastros de tristeza que se habían quedado rondando su semblante, pero era una tristeza lóbrega que se había hundido en el pasado, y ahora contemplado el presente, Beltaine tenía a alguien como él compartiendo la bebida como si fueran dos amigos que se acabaran de reunir después de haber sobrevivido a alguna guerra, ahogando sus dolencias y hablando de las cicatrices que les recordarían todo lo que habían vivido.

Pero no se dejaría intimidar por el tamaño del tarro que el bardo acababa de pedir. Bel se tragó todo el Lady blue de golpe y pidió al cantinero un tarro de cerveza igualmente grande para acompañar a quien tan amablemente lo escuchaba.

-Esto me trae recuerdos -Recuerdos de sueños vívidos, entre los que su atormentada mente le permitía disfrutar muy de vez en cuando entre las noches de luna nueva. Nunca en toda su vida se había atrevido a algo así, pero al estar junto a Marius, mostraba una mayor soltura que se sentía tan natural como respirar, como si estuviera luchando cuerpo a cuerpo en el campo de batalla, solo que esta vez, competía con un tarro de espumosa cerveza en su mano.

A la señal de Mairus el líquido dorado del tarro desapareció casi tan rápido como fue servido. Gracias a l gran contenido de agua de su cuerpo, Bel tenía una gran resistencia para el licor, pero ese mismo ya comenzaba a afectarlo después de tantas copas una tras otra sin cesar. Beltaine fijó su mirada en Marius, sujetándolo del hombro y dedicándole una mirada confianzuda.

-No eres un extraño, eres como mi familia- Lo verdaderamente inusual era decirle algo así a un desconocido, pero la cercanía que había entre ambos por ser de la misma especie, hacía sentir a Beltaine muy cómodo. Hizo el tarro a un lado y en conmemoración a su encuentro pidió el licor más fuerte que tenían. El cantinero le advirtió un par de veces antes de abrirlo pero el Kelpie insistió. Apenas retirando el corcho un humo rojo salió de forma seductora de la boquilla, recorriendo todo el lugar por al menos un kilometro. El licor Drunkenfist estaba sobre la mesa.

-Por los Kelpie -Brindó levantando su copa a la altura de sus ojos y esperando a que Marius la chocara con la suya, eran copas muy pequeñas, vasos de cristal de apenas el tamaño de un limón, pero por las expresiones preocupadas del cantinero, algo grave estaba a punto de suceder.

No hubo sensación alguna, tampoco logró sentir el fuego en su garganta como los otros licores que bebieron, lo que cruzó por sus gargantas se sintió casi como agua.

-¿De verdad es el más fuerte que...

Enmudeció en mitad de la oración y el cantinero aguantó cubriéndose su preocupado rostro con la mano sin mirar a los presentes. Parecía sentirse culpable por haber servido aquel trago.

Pronto el aire no llegó a sus pulmones, Su cuerpo estático se esforzaba por intentar recuperar el control de la desorientación sensorial, pues por casi 5 segundos sus oídos se taparon y sus cuencas dejaron de percibir la luz. Sintió unas ganas tremendas por estornudar y el cantinero al advertir esto empujó hacia arriba la barbilla del Kelpie quien soltó de pronto un tremendo soplido hacia el cielo, pero...Curiosamente sin agua residual en el.
Un aspecto curioso de los Kelpie era que cuando estornudaban siempre expulsaban un estallido de aire muy húmedo dependiendo de cuanta fuerza tenían.

La ceguera y perdida de los sentidos fue apenas el primer efecto de la insólita bebida. Llevó sus manos a la boca del estomago, sintiendo un calor abrasivo queriendo salir al exterior a través de su garganta.

-¿Que rayos pasa con esta bebida? -Se quejó aplicando más fuerza pero sin conseguir nada. Se puso de pie solo para caer en el suelo a causa del ardor, pronto comenzó a sentir pinchazos en su cuerpo, somo si lo picaran repetidas veces un ejercito de hormigas.

El cantinero lo observó con cierta fascinación, explicando que ese licor tenía distintos efectos dependiendo del arcano que los tomase, pero todos afirmaban que se sentía como si un dios les hubiera dado un reverendo puñetazo.

La sensación más que estremecedora parecía un castigo impuesto a los valientes que se atrevían a posar sus labios en el pecado del ardiente licor. Escuchó las indicaciones de Marius y tomó su mano con mucha dificultad, apenas haciendo fuerza para intentar ponerse de pie y logró apoyarse con una de sus rodillas, irguiendose y recuperando el equilibro para caer desplomado sobre la barra de la taberna ambulante.

-¿Y cuales son los efectos en los Kelpie? -El cantinero parecía desconocer la respuesta pero su advertencia les aclaraba que en el caso de las criaturas marinas era una deshidratación crónica y la necesidad de beber agua por 2 días enteros, sintiendo la boca seca y finalmente resequedad en la piel.

Tras saber los efectos de su osadía, Beltaine dejó salir un suspiro pesado de resignación. Sin motivos para permanecer ahí salvo recuperarse para caminar hasta el templo del verano, procedió a pagar la cuenta sin percatarse de que su mano todavía seguía estrechando la de Marius.

Pero el Kelpie no dijo una sola palabra, se había quedado mudo por el asombro y los nervios de sentir los temblores de sus manos, sin saber realmente si era la mano de Marius la que temblaba o la suya.

Con sus alientos refrescandose a cada bocanada y sus cuerpos resistiendo los terribles efectos del más fuerte licor de Mirovia, continuaban el firme apretón de manos sin decir una sola palabra. Mientras los segundos pasaban, Beltaine pudo sentir un cosquilleo desde la boca del estomago que ascendió hasta su garganta, y al tratar de enmascarar el incomodo silencio, la risa brotó desde su garganta sin detenerse, hacía mucho tiempo que no disfrutaba de una buena carcajada.

Semi confundido, sus ojos apuntaron al cantinero que solo afirmó dos veces, indicandole así que se trataba de un efecto secundario de la bebida o solamente su cuerpo reaccionaba ante la situación.

-Todavía te tiembla? -Se refería a sus piernas, pero el dejar la incógnita en el aire, dejando abierta la posibilidad a la mal interpretación lo hacía mucho más divertido. Solamente con otro Kelpie podía comunicarse de esta manera, pues entre los de su raza entendían ese sentido del humor en el lenguaje invisible de sus escamas. Su mano apretó más, tensando los músculos de su antebrazo y dejando visibles las venas de su bicep a la par que retaba a Marius a la confrontación de sus fuerzas.