Yama
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Post by Yama on Sept 27, 2017 9:35:32 GMT
Para mantener a ambos rakshasa a raya, batió su cola con fuerza, esto hacia que las enormes espinas en la punta salieran disparadas tal como lo harían las de la espalda de un puerco espín solo que sus espinas eran mucho mas grandes, gruesas, afiladas y letales. Cientos de espinas como dagas se clavaban en las ramas, los troncos y el suelo, desde su posición era muy sencillo dirigirlas hacia los leones, mas aun con Niku acercándose a tan apresurado paso, sabia que sus espinas eran lo suficientemente fuertes como para inclusive penetrar una armadura de hierro. (Ejemplo de como una manticora lanza sus espinas, un tamaño aproximado y que tan letales pueden ser) Habiendo lanzado esa lluvia de espinas, guardó las pocas maduras que le quedaban y cambió de dirección para crear suficiente espacio entre los tres. De esa manera y analizando su reacción al ataque, pensaría en una rápida estrategia para librarse de ambos.
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Post by Hiro Genshukuna on Sept 27, 2017 14:32:50 GMT
La situación se movía, los arcanos se movían. El orgulloso león avanzó caminando hacia el punto medio de ambos Arcanos. Quería que lo atacaran, era exactamente lo que quería. Anticipó con tiempo las espinas que arrojó Yama, y moviendo en círculos frente a él su tridente, las dejó pasar a su alrededor, evitándolas por completo, todas y cada una de ellas. ¿Qué podían hacer inertes proyectiles contra un maestro en el arte del cien contra uno?
Sabía ya que el otro Rakshasa lo consideraba un novato por usar armas, por llevar armadura. No le importaba en lo absoluto, había pasado toda su vida practicando ese estilo, era el único maestro vivo, y aprovecharía la falsa confianza que ambos tomarían en su propia ventaja. Él reforzaba con sus herramientas sus fortalezas y debilidades. ¿Para que despreciar el intelecto humano o incluso superior que poseían por falsas promesas de superioridad en la pureza? Caminaba a paso lento, pero haciendo un mapa con la vista de todo a su alrededor. Sabría donde golpear y cuando, y estaba preparado para atacar y defender.
El brillo blanco de su armadura solo parecía crecer, haciendo al león un ser que caminaba brillante por los manglares. La mantícora se veía acorralada, intentando mantenerlos a raya. Los haría ver que tan acorralados podían estar, si que lo haría.
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Niku
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Post by Niku on Oct 1, 2017 22:37:51 GMT
Se movía agilmente, elástico como una delgada tira de cuero recién hecha. Las espinas de Yama eran mucho mas grandes que las ligeras dagas que utilizaba el asesino al pelear por lo que podía verlas y esquivarlas con mayor facilidad, aun así algunas rozaban su pelambre al pasar pues eran bastantes, algo que no consideraba normal... Por que razón Yama guardaría tantas espinas maduras para dejarlas ir en una sola lluvia, un solo ataque? Sacando las garras, logro posicionarse y se le lanzó encima, con toda la intención de caer sobre su espalda o bien, responder con sus fauces y garras lo que el asesino dejara venir en respuesta. La cola había ya atacado y las higueras tienen demasiadas ramas jóvenes, si el asesino atacaba con la cola, podría minimizar el golpe resguardándose tras las ramas y esperar a que dejara un punto abierto para atacar nuevamente.
ooc: Solo para el record, Niku no lo considera novato. Es un cazador nato, considera absurdo que otro rakshasa se envuelva en una cascara de metal y pelee con armas en lugar de que use sus propias garras y colmillos, mas aun cuando el y su contrincante ya se desnudaron de armamento y que el intruso no lo haga es mas bien descortés o una postura que le avergüenza, de por si ya se metio en una pelea ajena. En ningún momento expresó que lo consideraba un novato.
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Yama
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Post by Yama on Oct 12, 2017 20:18:36 GMT
Niku se acercaba rápidamente mientras que el otro parecía mas que montaba guardia, esperando al primer descuido para dar su primer golpe.
Era evidente que el forastero era recatado y controlado, dependería enteramente de su habilidad en el uso de esas armas... Por lo que estaría pendiente a sus atacantes, pero podria distraerlo lo suficiente para que el ambiente le juegue en contra. Conforme avanzo se aseguró de que el suelo fuera de color rojizo, prestando atención a cada detalle del ambiente como le era posible.
Aprovechando la poca distancia que había y la cercanía de las ramas de las higueras, Yama avanzo un poco mas, atrayendo al cazador a su propia trampa* y entonces le recibió con un enorme abrazo, sacando las garras para enlazarlas con las suyas. Las melenas de ambos impedían una mordida directa a la yugular pero la posición no le impedía darle un fuerte cabezazo para aturdirle, la idea era lograr lanzarlo contra el forastero y así, el primer golpe fuera en contra del cazador y no él mismo, debía evitar que las patas traseras de Niku se apoyaran en una rama firme, o bien que sus propias patas llegaran a una rama frágil y ambos cayeran al suelo, eso arruinaría totalmente su plan. Por otro lado, si al forastero se le ocurría empezar a tirar ramas, iba a ser un muy incomodo inconveniente. Faltaba poco para poder deshacerse de esa distracción...
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Post by Hiro Genshukuna on Oct 13, 2017 13:43:04 GMT
El combate entre los dos felinos se desarrollaba con fiereza y garras. A Hiro le convenía la situación. Mientras ellos se juntaban en un punto en particular, se deslizó tras un árbol, y manteniéndose levemente encorvado, avanzó con gracia y sigilo hacia un punto más adelante. Buscaba acorralarles, acortar la suficiente distancia para que en cualquier descuido quedasen con una pata o torax perforados por su larga lanza.
Aprovechaba los pequeños detalles del terreno, y aunque no podía camuflarse del todo por el brillo en su armadura, si podía aparentar ser más pequeño gracias al color maderoso de su entorno.
No perdía de vista a los dos Arcanos, pero poner árboles entre ellos que ahora estaban juntos lo hacía mucho menos vulnerable a otro ataque con espinas, o a que se le lanzaran encima. La furia del ambiente era palpable, así que mientras él mismo se mantuviese calmado, las cosas estarían a su favor.
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Niku
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Post by Niku on Oct 13, 2017 19:26:35 GMT
¿La manticora lo estaria creyendo estupido? El fuerte abrazo se prolongo unos segundos antes de retroceder para volver a atacar, siendo recibido ahora con un cabezazo que si bien, le dolió, el nidar shier evitaba que quedara completamente desorientado. Sabia ahora el plan de Yama, de lo contrario habrian cambiado de locacion a una zona mas abierta para medirse directamente en sus formas Fated, la forma en que se veian casi iguales. El suelo rojo, las ramas rotas, estaba llevandolos a la zona donde apenas unas horas atras, había terminado su caceria con Malak, solo esperaba que el forastero se diera cuenta de como habia cambiado el color del suelo, por todas las patas que removieron las hojas y sedimentos oscuros, revelando la pegajosa arcilla del manglar, una estampida mas y el caminar por ese suelo seria complicado. Una cosa tenia en comun con Yama, el tiempo pasaba y el boost de adrenalina que su estado de Berserk le habia dado se estaba terminando. Ahora si, su naturaleza sensata comenzaba a aflorar y mas aun con la preocupación de lo que les esperaba mas adelante... Y entonces se dio cuenta de algo. -Viniste a robarte mis presas!?- rugió escandalizado -Eres un rapaz! Caza tu propia materia prima! Ladrón!!- añadió. Tenia que volver la mirada al suelo, donde metros atrás había dejado su espada y el resto de sus cosas, si le daba la espalda a Yama le habría ganado, si bajaba al suelo el otro león haría su movimiento, por primera vez en mucho tiempo se sentía acorralado entre todas las opciones que tenia para recuperar sus armas. Ya no se trataba de su pelea con Yama, esa quedó disuelta al añadirse un tercero, ahora estaban cerca del nido y esos 11-12 ejemplares eran solamente un cuarto de lo que habitaba dentro de la higuera... No le quedó de otra -OYE TU!- gritó al león que los esperaba con palo en mano como si quisiera romper la piñata. -Mira el suelo!- volvió la vista a Yama de inmediato tras dar la indicación, metros al este estaban los restos desquebrajados de todos los escorpiones rojos que habia cazado en compañia del incubo, marcas de patas y lucha, pétalos mágicos (XD), y la arcilla del suelo bastante revuelta. Su advertencia era que de seguir avanzando en esa direccion, su trampa (el polvo atrayente que habia quedado regado) atraeria a una estampida mayor de esas cosas muertas.
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Yama
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Post by Yama on Oct 19, 2017 6:20:22 GMT
Yama rió para sus adentros, una risa que resonaba dentro de su garganta como si se tratara de un gato siendo torturado con una motosierra, definitivamente la manticora causaba horror con esa risa.
Fue entonces que realizó su movimiento, habia logrado aproximarse lo suficiente para que la entrada de la madriguera le quedara al alcance y en un ultimo uso de las espinas que le quedaban, apunto a la higuera que se batió apenas un poco por la fuerza con que las habia lanzado. Los primeros diez segundos eran cruciales asi que tomo impulso para saltar y en pleno aire cambiar a su forma fated 9...8...7... Lo que le permitió colarse entre el cazador y el forastero 6...5...4... Huir brincando sobre rocas y trozos de ramas caídas hasta donde su camisa y el resto de sus cosas 3...2...1.. Vistiéndose con prisa para voltear hacia sus contrincantes, con esa horrenda sonrisa de oreja a oreja. El suelo comenzó a vibrar como cuando sientes que tus sentidos están ligeramente aturdidos, primero suave, despues mas violento y concentrándose en la higuera de donde emergieron varias decenas de estos animalejos, seguidos por otro par de decenas.
"Todos suyos" pensó, para echar carrera hacia el este, habiéndose asegurado de no dejar nada de importancia atras. Si el cazador habia llegado a Mirovia, era evidente que el destino habia decidido que en esa tierra de arcanos saldarían sus asuntos pendientes pero esa, desafortunadamente, no había sido la ocasión para ello.
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Post by Hiro Genshukuna on Oct 25, 2017 22:05:12 GMT
Muchas cosas pasaron en breves instantes. Hiro conocía los manglares y había evitado el suelo rojizo hasta ahora, pero no pudo prever el cambio de actitud de ninguno de los dos Arcanos. Cayó en cuenta de su error cuando escuchó primero gritos, y luego la sucesión de una ráfaga de espinas, una risa macabra y luego la tierra vibrar. Plantó el asta de su lanza en el suelo para determinar qué y cuantos venían, pero pronto sus ojos lo confirmaron.
No eran un enemigo difícil aunque eran muchos y eso lo mantendrían ocupado. Estaba habituado a ese tipo de combates, pero buscaba no avivar la ira del Rakshasa que allí estaba. Ya lo había provocado metiéndose en su combate, ahora dependería de muchos factores el desenlace de la situación. Sacó su lanza de la arcilla y se paró en la misma postura que antes. Alzó su mirada al otro león. Ya había visto sus cosas, estaban a escasos metros de él. ¿Pelearían juntos o lo dejarían aquí a limpiar el desastre? ¿Requeriría el otro Rakshasa sus cosas, su espada? Podría fácilmente habérselas arrojado, tanto cerca, cómo lejos. Sin titubear, recogió el morral y la espada, amarró la segunda al primero y con certeza y fuerza, se los arrojó al otro león. Hizo un námaste a la altura de su hocico mirando a su compañero de raza, y luego volvió su atención a la estampida. Tomó un respiro profundo, y saltó hacia adelante a eliminar a los escorpiones.
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Niku
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Śikārī
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Post by Niku on Nov 5, 2017 6:26:31 GMT
Niku atrapo habilmente la espada* y se acomodo el morral a la espalda, sin perder mucho tiempo trato de buscar una buena posicion, ya despues se preocuparia de recuperar el carcaj y su arco, ahora tenia que prestar atencion a la inevitable colision con los escorpiones, algo que desde el inicio de su caceria trataba de evitar. Como sabia perfectamente que las entrañas de los escorpiones eran aun mas irritantes que el veneno al contacto con la piel, no tenia el mas infimo deseo de tocar a esas criaturas con las garras, asi que la espada era imprescindible. Ahora si podria admitir que las armas del otro leon le venian de maravilla, las entrañas vizcosas de los escorpiones no llegarian a su pelaje.
Al ver el saludo que Hiro le dirigio, tuvo un segundo de profunda introspeccion, ese era el saludo que acostumbraban compartir en su tierra natal... Devolvio el Namaste pero a la altura de la frente, que era como su horda lo hacia pues señalaban su mayor grado de iluminacion debido a su estatus divino, dado por quienes le adoraban como tal.
En ese momento los escorpiones les alcanzaron, Niku tendria que mantener su posicion mientras segaba a los escorpiones, siempre tratando de partirlos por la mitad a lo largo, de lo contrario el abdomen con la cola seguiria siendo un potencial peligro, despues de decapitados las colas siguen moviendose, parecido a la situacion de las colas de algunos reptiles solo que no como distraccion, los escorpiones siguen atacando hasta despues de muertos.
Un par de bichos partidos y daba un paso, otro par y trataba de cambiar de posicion, si los animalejos se acumulaban a su lado, seria muy dificil esquivar las colas....
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Post by Hiro Genshukuna on Nov 5, 2017 16:55:30 GMT
¿Converger hacia el otro Rakshasa o abrirse paso hacia la otra dirección? Hiro decidía mientras aprovechaba el largo rango de su lanza para eliminar escorpiones y luego cortar sus colas en secciones mas pequeñas y menos peligrosas. Daba cortes con la afilada punta de su arma con mucha habilidad, en forma de barrido, y antes que el siguiente grupo se le echara encima, ya estaba en posición nuevamente.
A medida iba cortando, un halo de luz blanca parecia rodearle, y con eso se volvía un blanco mas evidente para las alimañas que los rodeaban. Hiro aprovechaba cada pequeño claro donde el sol descendía a la tierra para que su armadura emitiese ese blanco fulgor.
El terreno se tornaba mas violento, a cada instante, mientras colas desmembradas y escorpiones en hordas rodeaban más y mas a los leones. La armadura de Hiro fue alcanzada varias veces, pero era dura y los golpes no la penetraban, aunque los interiores corrosivos de los escorpiones empezaban a mellar y oxidar el blanco metal. Si las hordas no terminaban pronto, tendria que deshacerse de su preciada coraza.
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Niku
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Post by Niku on Nov 11, 2017 8:32:25 GMT
De tanto en tanto alzaba la vista hacia la madriguera, tenia que encontrar la manera de cerrarla para que la cantidad de escorpiones no siguiera en aumento pero el suelo arcilloso y la ola de bichejos que seguia atacando le harian la tarea muy complicada, entonces rugio varias veces para intimidar a las criaturas y para llamar la atencion del otro leon, dandole a entender su situacion. Apenas este volteara le mostraria la direccion por donde se encontraba la madriguera en cuestion, si Hiro lograba ayudarle a avanzar hasta ahí, podria darse a la tarea de cerrar la entrada de la higuera donde los escorpiones vivian, eso si encontraba la manera de bloquearla con alguna roca o tronco que resistiera.
En esos momentos le habria venido de maravilla tener el tamaño y la piel de Yama, pero aquella manticora era un ingrato de lo peor, resentido y ladron... Se lamentó de no esperar una trampa como en la que habian caido y de sobrevivir, ya cruzaria un par de palabras con el rakshasa metiche, de momento no les quedaba de otra mas que seguir cooperando.
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Post by Hiro Genshukuna on Nov 11, 2017 21:59:00 GMT
Hiro combatía con los escorpiones sin prisa, pero sin pausa. Le preocupaba la integridad de su armadura, pero si lo liberaban de esa coraza, podría utilizar al máximo su fineza y agilidad. Los rugidos del otro Rakshasa llamaban su atención y en los breves instantes en los que la horda de escorpiones le daba un aliento, miraba hacia él buscando la razón de su insistencia. "La madriguera" Notó. Para avanzar hacia allí debería generarse un camino directo hacia el otro guerrero por el cual los ácidos internos de los escorpiones no dañaran sus preciadas patas. Era una situación complicada.
Describiendo un amplio movimiento de arco con su lanza, alejó a los escorpiones más próximos y luego, viendo exáctamente donde ponía sus pisadas, se movió hacia un árbol que se empezaba a pudrir en las cercanías. Si lo derribaba, podría caminar sobre él y cortar la brecha entre ambos leones. Quedaría el obstáculo más grande: la cantidad enorme de escorpiones que como avispas salían de su nido frenéticos por clavarle su cola a algo.
Estaba por llegar al árbol, cuando en un bloqueo de los muchos, un grupo de escorpiones se le lanzaron encima y con el peso acumulado, rompieron la lanza por la mitad. Utilizando cada mitad en una mano, alejó a los escorpiones lanzando lejos primero la parte sin filo, y clavando la punta en un escorpión. Se dispuso a usar sus garras metálicas para derribar el árbol mientras rugía como aviso.
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Niku
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Post by Niku on Nov 12, 2017 20:37:22 GMT
La situación se volvía molesta, miró una vez mas a su alrededor y encontró una piedra. Podría haberse subido a ella para seguir ejecutando bichos pero en lugar de eso la arrancó del suelo y la lanzó contra la base del tronco que Hiro había encontrado (esperando que el Rakshasa no pegara un brinco o semejante que lo pusiera en el camino de ésta).
La roca golpeó la parte baja del tronco y este se rompió inclinándose hacia adelante, iba desquebrajandose poco a poco aunque por lo húmedo, no se cortó de golpe ni cayó. El ruido del arbol rompiéndose pareció impactar a los bichos que cambiaron su ruta para dispersarse de la probable caída del árbol, esa era una muestra de inteligencia que no esperaba ver en bichos así.
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Post by Hiro Genshukuna on Nov 15, 2017 15:34:59 GMT
Cuando la piedra impactó, Hiro constató de inmediato que su plan estaba funcionando. Ver a los escorpiones dispersarse le dio valiosos segundos para terminar de derribar el árbol y subirse encima, haciendo crujir la corteza pero con suficiente gracia para no romperlo más. Sacó su tridente de su espalda y utilizando la ventaja de altura junto con la ventajosa posición que se había formado al dividir el campo de batalla. Observar con cuidado aprovechando cada instante extra analizó la situación y algo llamó su atención.
"Parijan Rakshasa, sobre la madriguera, diez pasos hacia el sur hay un panal de tataiya del barro." Exclamó en voz alta, luego de haber rugido para mantener a los escorpiones a raya. Luego avanzó por el tronco buscando cómo tapar la madriguera. El panal de avispas les podría otorgar un aliado: Los alados insectos ponían sus nidos cerca de madrigueras de insectos más grandes buscando atacar en grupo y alimentarse de las patas de muchos de estos. Atacaban en gran número y utilizaban su muy pequeño tamaño para ser extremadamente elusivas. Agitar o derribar el panal -pero preferentemente sólo agitarlo- podría inclinar la balanza a su favor.
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Niku
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Śikārī
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Post by Niku on Nov 16, 2017 7:12:12 GMT
Hizo una mueca, no le gustaba la idea de aparte de enfrentarse a escorpiones gigantes en frenesí, añadirle tambien avispas molestas, pero podia comprender la efimera simbiosis que Hiro pensaba crear.
Afortunadamente tenia la herramienta mas adecuada, solo tenia que crear el momento perfecto para poder sacar su cerbatana y una aguja. Con la descripción que le dio Hiro, no le fue difícil encontrar con la vista el panal pero aun habían escorpiones cerca de el que no le permitían concentrarse en su nueva tarea, con la mano izquierda tuvo que blandir su espada mientras que sacaba sus herramientas, aun tenia que armar la cerbatana pues venia en dos piezas....
Miró a su alrededor, quedaria en Hiro el encontrar la manera de cerrar la madriguera y en él distraer a los escorpiones por lo que cortando y avanzando se abrio paso hasta el siguiente arbol cercano, clavó el khopesh y subio en el para evitar a los bichos que le seguian y que empezaban a apilarse entre si, tratando de alcanzarle. Armó rapidamente la cerbatana, volteó hacia donde el panal y disparó la aguja que se clavo justo en el centro... Eso habia sido... demasiado...
-Que no caiga... que no caiga... que no caiga....- afortunadamente no cayó pero el golpe que lo batió fue mas que suficiente para que empezaran a salir las avispas, encontrándose con algunos escorpiones que batiendo las colas lograban darle a un par, lo que enardecía a las demás y el ataque de los insectos se hizo presente.
Un unico problema.... Para llegar a donde Hiro tendria que rodear o pasar por debajo de donde estaba el panal, si lograba sortear a los escorpiones y a las ahora enfurecidas avispas.
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