E3 - Cookies & Research (Lleno)

Antes de que la seductora joven lo arrastrara a bailar, tomo la primera copa de vino que encontró en la mesa y la bebió de golpe, necesitaría un empujoncito extra para salir de su zona de confort y esa definitivamente no era su zona de confort. Habiendo dado un par de pasos junto a ella y Kaiser, escucho el fuerte golpe de las cosas que cayeron junto a Sabrina, preocupado volteó, dudando si debía soltar a Giselle para auxiliar a los dos científicos caídos.


"Por lo menos no huelen a sangre" pensó.

Sabia que era de mala educación dejar a una dama con la mano estirada, aun estuviera acompañada por otro caballero pero por otro lado esos dos se habían tambaleado y casi voltearon la fiesta entre risas, supuso que si estaban riendo mientras se incorporaban, definitivamente estarían bien.

-Uhn... Se encuentran bien? Se lastimaron o algo?- Grito desde su sitio, sin soltar la mano de Giselle y mirando de reojo a Kaiser. -Creen que sea buena idea ir a...- su frase se cortó, tuvo contacto visual con Giselle y esos ojos definitivamente lo atraparon, mas que como un hechizo... como un recuerdo. 

"Esos ojos arcoiris..." la frase le pasó por la mente "Ojos Arcoiris" una y otra vez.

Agitó la cabeza, era el alcohol! Le estaba haciendo ver cosas donde no las había! Seguramente Lady Giselle tendría una muy buena razón para que sus ojos hicieran eso, no podía sentir ninguna vibra maligna o la esencia de alguna criatura de la oscuridad gracias al hechizo que cubría el festival, tenía que deshacerse de esos pensamientos y no dejar que lo distrajeran, o al menos que notaran que se había distraído tanto.


Lady Giselle tenia los ojos como ella.

Ella.

...


-Alguno de ustedes alguna vez ha bailado Bhangra?- cambio de tema! Aunque... el Bhangra era un baile popular de la tierra que lo vio nacer, probablemente muchos negarían y entonces... Tendría que enseñarles como iba.

Mejor que pensar cosas negativas! Ahora, donde había otra copa para empinársela?

El comentario de Kaiser solo podía ser tomado como reflejo de su propia inseguridad, algo comprensible, pero fuera de lugar ciertamente.

-Como arcanos, estamos desligados de todo límite que puedan imponer las leyes de la normalidad -Dijo avanzando por la pista sin soltar las manos de sus dos acompañantes- Mientras baile conmigo, siéntase como el más grande rey de Mirovia -Lo dijo sin pretender grandeza en sus labios, pues entre sus voz la serenidad de su tono acariciaba el viento entre las orejas de los dos hombres con quienes ella bailaba.

Al escuchar como se caían varias cosas de las mesas cercanas, se dio vuelta despacio aparentando seguir todavía el paso de la danza de los amantes y miró súbitamente como Sabrina intentaba recoger sus gafas del suelo. Esa combinación de dulzura brusca y la madura convicción del Dr Marino los hacía ver como si estuviera destinados a algo mucho más grande.

"Que curioso" Pensó solo para antojarse una partida de cartas de Tarot con ese par como objetivos para la adivinación.

Tras el incidente que no acabo en mayores percances, Niku preguntó si alguno de los presentes conocía el antiguo baile del Bhangra.

-Estoy un poco oxidada, pero veré que puedo hacer -Dijo entre dientes y sonriendole al cazador al compás de sus pazos sin soltar la mano de Kaiser y tratando de que el también pudiese acoplarse.

Sus ojos multicolor como su cabello se encontraron con los de Kaiser y los de Niku el cazador un par de veces al bailar entre la danza oscilante entre la marcha de movimientos lentos y rápidos que ponían a prueba las habilidades de la dama para aprentar que sabía bailar algo más de lo conocido.

Sabrina alzó la mirada hacia donde creía se encontraba el joven Niku. No podía ver absolutamente nada, todo frente a ella se encontraba borroso, las manchas que veía era casi abstractas pero aún así sonrío entre la silueta confusa de los otros tres que parecía estaban a punto de bailar. -¡No te preocupes! ¡Todo bien!- exclamó tratando de mirar al chico pero sin estar totalmente segura de que sus ojos se encontraran posados sobre él.

No notó la distracción de él y con menos razón al escuchar las preguntas del Doctor Marino. Talló sus ojos para después seguir buscando sus gafas las cuales no tardó en encontrar. Se dejó levantar por él a la par que respondía a las incógnitas de su superior. -Sí estoy bien y...- pasó sus manos tanteando la silueta del armazón. Se sentían como sus lentes, sin embargo, podía sentir que el cristal se encontraba estrellado. Los tomó y los puso frente a sus ojos. -... Sí, son mías pero supongo que tendré que arreglarlas- comentó con un tono un tanto decepcionado.

Con la visión distorsionada por el vidrio estrellado, observaba a los otros mientras danzaban en la pista. Parecían de alguna forma sumidos en una concentración que le resultaba un tanto particular. No podía colocar un concepto del todo. -Parece que están bastante... metidos en el baile-. Por alguna razón la elocuencia de Sabrina se perdía; era difícil pensar con el mareo que de pronto sentía. Quiso dar un paso pero tropezó un poco, alcanzando a recobrar el equilibrio. -Bueno, supongo que es nuestro turno de bailar Doctor. Recuerde que no sé cómo hacerlo- dijo de pronto tomando del brazo a su mentor. Confiaba en sus conocimientos y habilidades, seguro que tendría varias técnicas de baile bajo la manga.

Sabrina reía mientras bailaba en los brazos del Doctor. Era una experiencia de primera vez por lo que sus pies de pronto parecía como si se enredaran, causando que tropezara; por eso y además por las cantidades fuera de lo usual que había consumido ya de alcohol. Podía escucharse la sonora risa de la sirena al trastabillar y mientras eso ocurría intentaba por todos los medios de aferrarse a su mentor. No había forma de que la joven pudiera opacar al hombre que la guiaba; los pasos del otro eran ligeros y elegantes, haciéndolos contrastar frente a toda la multitud que de pronto observaba. Algunos impresionados y otros simplemente riéndose de la joven.

El baile terminó y Sabrina no podía estar más agradecida por ello. ¡Había aprendido a bailar al fin! (No.) Hizo una reverencia, alejándose con cuidado del Doctor. -Muchas gracias por este baile-. Para ese punto los otros tres acompañantes habían tomado al fin su lugar en la pista de baile, la sirena los observaba con fascinación puesto que se veían tan elegantes bailando. Se acercó tomada del brazo de su mentor y ahí mismo se despidió de ellos. -Debo irme pero me dio gusto conocerlos-. Les sonrió. Había recordado que tenía planes con un amigo y no deseaba hacerlo esperar. Sin decir más alzó la mano y se despidió de todos, especialmente del Doctor a quien vería pronto en el laboratorio.