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Post by Haoyang Lian on Aug 15, 2017 6:12:18 GMT
La respuesta de Viktoria le tomó por breves instantes con sorpresa. Una mujer tan delicada con el caracter tan suave no parecía ser alguien que conociera las desgracias de la guerra con ojos propios. La observó por un momento con cierta suspicacia como si por un momento no creyera en sus palabras pero... ¿quién era él para plantear la duda? Guardó silencio, al menos en ese momento, reparando especial atención en su lenguaje corporal, ligeramente tenso... sus manos entrelazadas como resguardando los recuerdos hostiles de la tragedia. Tal vez decía la verdad después de todo.
Dió una calada a su cigarro permitiendo que las mujeres intercambiaran palabras mientras que él se dejaba sentir de la relajación producida por las hierbas que calmaban su tenso cuerpo. Sus ojos se cerraron por un momento, sólo escuchando las voces de aquellas extrañas llenando los espacios de su estudio hasta que el sonido de la puerta al abrirse lo hizo volver al momento con la mirada. Zoe entraba a la habitación con una charola sobre la que llevaba una fina pero sencilla porcelana; un juego de té que había logrado conservar desde las tierras en donde el lung había nacido. Con sumo cuidado y delicadeza las delgadas manos de la nayade colocaron el acomodo sobre la mesita, sirviendo a cada uno un poco de té que poseía un sabor sumamente delicado, apenas ténue; té de flor de loto. Haoyang agradeció apenas con un corto cabeceo sin ser faramalloso por el servicio de la jovencita. Por un instante la joven interceptó la mirada de aquella de cabellos azules; su rostro era familiar y no tardó en identificarla como una de las mujeres que a veces se plantaban en el coliseo a luchar pero no dijo nada, no interrumpiría la conversación que estaba dándose, una de la cual no era parte. Volvió a su sitio haciendo una pequeña reverencia ante el dragón para volver al librero dando la espalda a los presentes volviéndose a sus propios asuntos.
Lian tomó la pequeña taza, sencilla, sin orejas, apenas una porcelana de figura lisa que era suficiente para contener un poco de aquella delicadeza hecha bebida. Sorbió un poco tomándose su tiempo para responder a la pregunta de la nephele. -Lamento que pueda responder a la pregunta que le hice Viktoria; aunque la guerra es y siempre será algo formativo del ser. Está hecha para repetirse- colocó la taza sobre la madera de la mesa, volviendo a inhalar del cigarro para soltar una estela de humo espesa, un tanto invasiva pero que arrojaba un olor agradable; al campo. -Actualmente me dedico al comercio de armas- contestó en un tono seco. Sabía que había muchísimo más que aquél oficio pero sería presuntuoso hablar de su pasado, de algo a lo cual no se dedicaba ya más. Miró a Lyava, le parecieron curiosas las palabras que decidió usar para responder a la pregunta de la jovencita. La excusa de revelar su ocupación pese a la falta de preparación militar. -¿Cree usted que desconocer de los métodos militares es una desventaja, Lyava? Conocer el arte de la batalla se logra mediante muchos caminos- mencionó con un tono sereno mas difícil de leer más allá de eso. No podría saberse a simple vista que lo que el dragón experimentaba en aquél momento era curiosidad; le parecía hasta ahora una grata coincidencia que dos jóvenes aparentemente simples resultaran con la promesa de ser buenas conversadoras.
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Post by Viktoria Íriell on Aug 20, 2017 16:02:34 GMT
El pecho de la nephele, junto a su lenguaje corporal, se aligeró conforme el tema se desvió y el foco de atención se posó sobre la gladiadora.
Alzó la mirada sutilmente, y escuchó con cuidado lo que su anfitrión y la otra invitada tuvieron que decir a su pregunta. Cada palabra que expresaban los otros venían cargadas de curiosidades con el potencial de ser exploradas, por lo que no pudo evitar hacer acotaciones a las mismas al momento que se le cedió un espacio para poder dirigir la palabra -Mientras el miedo, el odio y la ignorancia existan, estamos condenados a repetir los errores de nuestros ancestros, y hasta los de sus enemigos- mencionó la delicada dama, conforme apartaba las manos de su regazo y se dirigía a tomar una de las tazas de té que fueron postradas ante sus ojos en aquella elegante mesa de madera. El comentario lo había añadido al del Lung, el cual parecía moverse en sintonía a la inevitabilidad del conflicto armado.
Procedió a tomar un sorbo de aquella pieza de porcelana, cuyos detalles eran finos y artesanales, realzando la belleza y singularidad de la misma. El sabor del té era suave y bien conocido, particularmente siendo uno de sus favoritos. Sonrió con prontitud, conforme el aroma de la bebida inundaba su olfato y el gusto a su garganta; era una sensación que le traía paz y buenos recuerdos. Recargó su semblante positivo y se dirigió hacia Lyava, interjectando antes de que la misma respondiera a la incógnita de Lian -Es claro que usted esta más aventajada en conocimiento y práctica al respecto. Un buen solado lo define su coraje y disciplina- comentó la nephele con cierta alegría, denotando que ella no era una luchadora o siquiera alguien con fuerza remarcable- cualquiera con dos ojos en su cabeza podía notar a leguas aquello. Pensaba de sí misma como alguien cuya fuerza mayormente residía en su sinceridad, honestidad y palabras, por lo que la violencia nunca era una opción favorable en su repertorio de tratos. Evitó interrumpir más la conversación ajena, y se permitió estudiar las facciones y lenguaje corporal de sus acompañantes, conforme continuaba degustando aquel té.
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Post by Haoyang Lian on Aug 28, 2017 0:30:04 GMT
Antes de que la joven Lyava pudiera responder a sus preguntas y comentarios, se puso de pie, disculpándose brevemente por su repentina partida. En una respuesta automática, Haoyan se puso de pie. Antes de que pudiera pedirle a su protegida, Zoe, que la acompañara hasta la salida, la joven ya había desaparecido en el pasillo, abandonando la conversación sin explicación alguna. El lung volvió a tomar asiento con el ceño perturbado, encajado en sus cejas. Caló de su cigarro, ahora clavando sus ojos sobre Viktoria. Miró por breves instantes hacia el librero en donde la joven de cabellos turquesa se encontraba completamente concentrada en su lectura, con el cuerpo recargado sobre la escalera, buscando los rayos del sol que entraban por las ventanas.
-No parece una mujer familiarizada con la tragedia, Viktoria- acotó de pronto sin tacto, soltando las palabras cuales dagas filosas y brillantes sobre la piel tersa y vulnerable de la mujer. Carecía de delicadeza, de total consideración por el traumatismo que probablemente existía en el corazón de la nephele. Estando con sus propios sentimientos encerrados, aprisionados dentro de su ser, le faltaba visión y entendimiento por el dolor ajeno. Sus ojos permanecían sobre ella, presionándose ante su visión como si tuviesen fuerza suficiente para acorrarla contra la pared. Era cierto que estaba mal juzgar por las apariencias pero Haoyang era viejo, sus pensamientos e ideas solían ser anticuadas; para él la ternura y la dulzura se perdía al ver la crueldad y crudeza de la tragedia.
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Post by Viktoria Íriell on Aug 28, 2017 1:09:50 GMT
Viktoria se tensó un poco, debido a la pronta partida sin explicación de la gladiadora. No sabía si había hecho algo indebido o molesto, como para ameritara que la misma se retirara de forma tan abrupta. Conforme se iba, lo único que pudo desear fue el encontrarla otra vez, en algún futuro, y poder conversar apropiadamente.
Corto fue su descanso, cuando la mirada del Lung se clavó en ella, cediendo total atención a su persona, ahora que era la única invitada. Aquel turno de conversación que pensó se había liberado de, volvió de forma más directa y tosca, dejándole poco espacio para responder de manera ambigua. La nephele inhaló para calmar su mente, y tras dar un segundo sorbo a aquel agradable té, colocó la taza pacientemente sobre la mesa, demorándose en responder la incógnita de su anfitrión. -Es curioso, ¿sabe?- inició la dama -El recibir este tipo de pregunta repetidas veces, y aún no sentirme preparada para contestar de manera abierta al respecto- acotó, conforme se paseaba una mano por el fleco que le tapaba la vista con el propósito de apartarlo. Su mirada se posó brevemente en aquel patio que emanaba belleza y paz, la cual utilizaría para tomar fuerza en sus palabras. Retornó su vista a la de Lian, y se dedicó a responder sin más contratiempos -El dolor no tiene que definir mi forma de vivir- mencionó sin quebrar mirada, en un tono solemne -He elegido vivir de una manera en que las tragedias y los horrores del pasado no opaquen mi corazón, mis sentimientos- continuó, dejando entrever una fibra delicada de su alma -Hay mucha aspereza, penurias, rencor y miedo en este mundo. Quiero ser un pilar para los que están cansados, deshechos y destruidos encuentren descanso y paz en su mente- terminó, escondiendo sus manos bajo las gardenias que estaban sobre su regazo.
Sus dedos temblaban, no de temor por el otro, o la situación, pero por debilidad de exponerse de aquella forma, por el recordar tan vívidamente a su protector, el cual le había enseñado a vivir de dicha forma. Su memoria y la herida aún continuaban expuestas, e intentaba de la mejor manera mantener un semblante donde aquella tragedia no se remarcara. Exhaló algo agotada por la presión, y reanudó la conversación -¿Disfruta de la guerra, Sir Haoyang?- preguntó con ingenuidad, queriendo conocer sus pensamientos concisos sobre el tema.
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Post by Haoyang Lian on Aug 28, 2017 1:49:57 GMT
Notaba a la joven de pronto tensa. Por supuesto... aún su ser no se encontraba endurecido por la pena, el odio, el sentir tan crudo y el olor aún fresco de la sangre. Casi sintió un tirón en el vientre al escucharla hablar, el expresar su falta de preparación para contestar con amplitud a su pregunta mas fue sutil, casi inexistente. Se mantuvo atento, callado, dejando que las palabras salieran de los labios de su invitada quien hablaba con honestidad mas, a su parecer, ingenuidad. Dejó que el cigarro descansara en su boca, inhalando suavemente el humo que se liberaba de éste.
No comprendía del todo a aquellos que lograban mantenerse suaves, casi expuestos para ser lastimados de nuevo. "Volverá a suceder" pensó. -Decir que la disfruto es hablar con inmenso descuido. Aprecio el arte de la batalla, el honor de quienes luchan por un propósito en común mas la tragedia, la muerte de la inocencia... no disfruto la injusticia ni mucho menos el abuso- entrecerró ligeramente los ojos, de nuevo calando aquél papel que ardía liberando el aroma de las hierbas. Sus ojos se mantuvieron firmes sobre un punto muerto sobre la pared, escuchando el silencio de pronto interrumpido por el choque de las hojas de un libro al cerrarse. Miró en aquella dirección, donde la joven morena de cabellos turquesa se acomodaba el tomo que minutos antes descansaba en sus manos. -Un pilar requiere firmeza, ser de un material duro y resistente ante cualquier amenaza. Estar colocado en un punto estratégido donde toda tensión se centre, manteniendo de pie una estructura- volvió a mirarla. -Si el material de ese pilar estará hecho de lo mismo que rodea su corazón... durará poco en pie-. Ácido, filoso, su tono y mensaje como siempre salían a su antojo, sin siquiera alcanzar a su propio corazón.
Zoe observaba desde lejos, incluso ella que se involucraba poco con otras personas, sabía que su mentor estaba extendiendo sus límites. No estaba del todo segura si sus intenciones eran de llegar a tocar a fondo una fibra clave en la joven y provocarla o si era simplemente el descuido constante de sus emociones el que lo orillaba a actuar de aquella manera. Sintió necesidad de acercarse, intervenir para quebrar la tensión pero se mantuvo a raya, sabiendo a la perfección que de hacer aquello, Haoyang lo tomaría como un reto, una falta a su presencia y lugar como anfitrión, lo cual terminaría perjudicando a la joven.
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Post by Viktoria Íriell on Aug 28, 2017 4:35:19 GMT
Las palabras de su anfitrión eran tan toscas como su apariencia, siendo directas y cortantes, mas honestas dentro del ámbito que les correspondía. La joven nephele escuchó atenta la forma clara a la que respondió a su pregunta, dejando entrever esa característica disciplina de guerrero que muchos como él, tenían de manera arraigada. O al menos eso parecía, por la forma en que se expresaba sobre el arte de la batalla y el honor. Eran cosas admirables, pero en un contexto que la dama no compartía mucha pasión al respecto. Conforme las ideas del otro se fueron desenlazando como tumbos de tambor, una gran particularidad saltó entre las palabras del dragón las cuales le inspiraron de cierta manera en continuar la pesada conversación. El rostro de la arcana vislumbró con una tenue sonrisa y aunque sus manos seguían con cierto nerviosismo, su rostro era incongruente y exaltaba cierta emoción
-¡Oh, pero Sire Haoyang!- inició, sin despegarle la vista de encima. Cierto era que la acidez de aquella mirada que quería urgar en sus sensibilidades era pudiente, pero no la detuvieron de continuar -Los que necesitan descanso no se acuestan sobre la piedra. Los que están heridos no buscan derramar sal en sus llagas, y los que lloran, no buscan ser hostigados por su debilidad- acotó, tratando de formar una idea -Quiero ser un pilar de desahogo, de suavidad, de atención.- cerró sus ojos por un momento y sonrió, para exhalar de una forma más relajada -No pienso detener tormentas, ni batallar contra la inminente violencia. Pretendo curar aquellos que han sufrido a raíz de esas condiciones, y apoyarlos para levantarse nuevamente- se detuvo, dejando un silencio propagarse brevemente en sus pensamientos. -Estoy segura que arcanos como su persona son los más indicados para mantenerse impetuosos e inamovibles ante situaciones desfavorables como una confrontación, o la guerra- afirmó con cierta seguridad. Le dedicó una sonrisa al dragón y retomó su taza de té, encontrando confort en la calidez que ofrecía esta.
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Post by Haoyang Lian on Aug 29, 2017 13:11:24 GMT
Escuchaba, escuchaba atento, incrédulo a sus palabras. "Rota; quedará rota" pensaba. De sólo mirar su fragilidad y ser acariciado involuntariamente por esas palabras pensaba que su propósito la llevaría a la destrucción. Sus ojos capturaron esa sonrisa pero a pesar de tener una mirada afilada y hostil no pudo mantenerla por mucho tiempo como para cortar el amable gesto. Miró hacia otro lado, al frente, de nuevo, hacia la pared, donde refugiaba sus pensamientos cuando debía cerrar las puertas que se abrían en su consciencia. -¿Sugiere entonces que alguien como usted es indispensable en la guerra? ¿Fungir como un destello de sanación?-. No la miraba.
Se prohibía recordar; era inaceptable. Sin saberlo, su corazón seguía tierno detrás de aquella barrera que imponía ante el mundo. Los gritos, la tristeza y el sufrimiento eran sentimientos que volvían siempre en sus más profundos sueños. No lo notó pero transcurrieron varios segundos en los que su silencio fue sumamente notorio. Al darse cuenta, alzó las cejas manifestando ligera sorpresa. La miró. Le creía, al ver sus ojos le creía que buscaba ser aquél reposo y alivio pero la intención no era suficiente; no basta con desear algo entonces comenzó a preguntarse, ¿qué habría visto esa mujer? No ignoraba que la Gran Caza continuaba pero jamás se había detenido a preguntar, ¿qué tan terrible? ¿qué tan despiadada?
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Post by Viktoria Íriell on Aug 30, 2017 2:50:41 GMT
Un reboso de aire escapó de las fosas de la joven como si hubiese intentado reír pero reprimido el gesto. No era en tono burlón o cínico- simplemente aquella pregunta le pareció divertida, tomando en cuenta el tipo de personas que se necesitan para batallas de dicha índole, contrario a lo que ella tenía capacidad de, o siquiera podía lucir con su mero aspecto. -Para nada- respondió de manera abierta -Nada es indispensable en esta vida, me temo- la nephele exhaló un poco relajada, dejando ir su pose erguida y recostándose en el respaldar de la silla en la que se encontraba reposando. La taza de té que estaba entre sus manos se encontraba ahora vacía, pero su atención estaba enfocada en su anfitrión, el cual parecía ahora disperso. Le miró con atención, tratando de adivinar las razones por las que había retraído su casi tangible tensión. Ciertamente no quería ser inapropiada ni inconveniente, mucho menos en el hogar ajeno, por lo que intentó ser más precavida.
-En una guerra creo que sería una de las primeras víctimas- comentó de forma realista -No podría aportar mucho en la misma. Quizás atender heridos, o evacuar indefensos de las líneas de ataque. Ganar tiempo para que alguien huya, posiblemente.- articuló entendiendo el peso de sus palabras, pero mencionándolo con tal ligereza que pecaría de crédula. -Los que realmente tienen un rol crucial son los soldados y guerreros, que entregan su vida por proteger a los débiles e inocentes- llevó una de sus manos al costado de su rostro, apoyando la cabeza de una forma un tanto risueña, mientras que desviaba su mirada nuevamente al ventanal que ofrecía tan impecable vista -No estoy diseñada para formar parte de la guerra, verá. Pero si para recibir a los afectados tras el cese de esta, o al menos eso intento.- musitó con una ligera sonrisa, absorbida por el paraje, antes de devolver su anillada mirada al Lung. -No que apruebe la guerra, pero la idea arraigada de que la misma sea un mal necesario, la volvió una paradoja de la mano con la paz- finalizó, intentando no ahogar al otro con sus palabras.
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Post by Haoyang Lian on Aug 30, 2017 5:21:36 GMT
Entonces lo sabía. Para Haoyang la fuerza física era una medalla de honor, algo que había vivido por obtener, mejorar y siempre usar por la justicia por lo que olvidaba o más bien, ignoraba que, el espíritu fungía como parte importante para impulsar dicha habilidad. -Lo dudo- respondió de pronto para mirarla y notar que sus ojos de nuevo se veían atraídos al jardín. Por un momento, las miradas se encontraban puestas al mismo sitio. -No somos nada sin nuestras contrapartes- comentó. Era cierto. La luz y la oscuridad, la felicidad y la tristeza, lo negro y lo blanco... no había manera de que existiera un concepto puro, absoluto. -Para que exista verdad debe existir la mentira- susurró, dejando escapar sus pensamientos para ser apenas escuchados por las presentes.
Levantó los ojos encontrándose con los de Zoe quien ahora estaba atenta a la conversación. Se puso de pie por instantes clavando sus ojos rasgados en aquellos tan severos que no debían estar observando. Dio unos pasos para colocarse frente a su invitada y le extendió su brazo. -Puede verlo de cerca si gusta- sugirió de forma directa no muy adornada de gracia pero sí lo suficientemente considerado para ofrecer acompañarla como una dama se merecía.
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Post by Viktoria Íriell on Aug 30, 2017 22:34:26 GMT
Aquel comentario disperso y bajo que el contrario dejó danzar en el aire parecía más un pensamiento escapado, que una respuesta dedicada a sus palabras. La curiosidad inundó de forma espontánea los sentidos de la nephele, interesándola aún más en el dragón. Alguien tan reservado, recio, analítico y duro debía de encerrar mucho dentro de sí, tanto cosas positivas como negativas, que inevitablemente se manifestaban en un aura de misterio, lo cual irónicamente estaba destinado en capturar la atención de muchos- esos muchos siendo la dama en aquel momento. Permaneció en silencio, imaginando el mundo del otro y todas sus implicaciones, por lo que perdió momentáneamente la noción de lo que sucedía alrededor suyo al estar sumergida brevemente en sus pensamientos.
Fue así como le sorprendió la presencia del otro frente a la suya, que le ofrecía de forme directa y sin tapujos un paseo por dicho jardín. Aquella invitación fue bienvenida, siendo respondida prontamente por una sonrisa. La arcana asintió suavemente, pero antes de seguirle, colocó su taza de té de vuelta en el mesa donde fue servida, se puso en pie y volteó hacia la mujer de cabello turquesa, haciendo una suave reverencia -Estaba exquisito, muchas gracias- agradeció sincera, realmente había disfrutado aquella bebida caliente. Sin más contratiempos se colocó al lado del Lung y le dirigió finalmente palabra -Me encantaría.- aceptó apropiadamente, añadiendo -He de decir que el fuerte contraste que genera lo sobrio y minimalista de los interiores, contra la belleza y vivacidad del jardín es sublime- mencionó, elogiando aquel diseño. -A cierta medida, es una representación de la vida; la contrariedad de dos escenarios que comparten un mismo suelo, y se complementan armoniosamente, realzando características únicas de cada uno- pausó brevemente, acomodando algunas hebras de cabello detrás de su oreja -Un contraste curioso, como el de nuestras personalidades- se atrevió a decir de manera amable, sin ninguna intención negativa de por medio.
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Post by Haoyang Lian on Aug 31, 2017 2:57:52 GMT
Recibió el agradecimiento de la nephele en silencio sin mirarla mientras traspasaban los umbrales interiores para salir al jardín. Caminaba a su lado, a una distancia prudente mientras permitía a la otra darse gusto por el lugar; tenía toda la libertad de acercarse a cuanto arbusto y rincón deseara. Las palabras de Viktoria de momento le parecieron de más... nunca había considerado aquello que mencionaba sin embargo, comprendió en aquél momento que su pasado siempre se impondría aunque no se diera cuenta.
Detuvo su andar mientras colocaba ambas manos detrás, recargadas en su espalda. Miró a la joven por unos segundos en total silencio, sólo el sonido del agua en el estanque al correr, de las hojas al acariciarse con el viento y las aves visitantes del jardín. Sus ojos se entrecerraron antes de quebrar la pausa en sus palabras para continuar la conversación. -¿Nuestras personalidades?-. Dejó escapar aire con cierta pesadez. Era cierto; su plática desde el inicio resaltaba por sus diferencias, por todo aquello que contrastaba tanto. "Blanco y negro". -Libre, cálido, bello y cambiante-. Dejó escapar aquello de su boca, describiendo el jardín mientras sus ojos descansaban sobre un pequeño puente que daba hasta un rústico techo. Se mantuvo de pie, con la postura derecha, rígida, pensando para sus adentros lo que para cualquiera representaría la casa, más allá del diseño minimalista del que la joven había hablado. "Oscuro, cerrado, solitario y frío". Sabía lo que proyectaba y así lo prefería. Ser suave era una debilidad; tarde que temprano ella lo sabría.
La miró de nuevo. -Dice usted entonces que realza mis características únicas-. Bajó ligeramente la cabeza para mirarle. No estaba enfrentándola de ninguna manera sin embargo le parecía curioso... Tal vez estaba analizándolo tanto como él lo hacía con ella.
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Post by Viktoria Íriell on Sept 1, 2017 5:36:44 GMT
Al momento de hacer contacto con aquel pequeño paraíso, la nephele se dio cuenta que la belleza del mismo era exuberante- no por excederse de ostentoso, o estar abruptamente plagado de variedad, si no por la simpleza y selección de arbustos, flores y decoración apropiada para que todo congeniara de una manera sublime. Se permitió el acercarse a cuanto rincón capturaba sus ojos, cuidando minuciosamente su paso en cada movimiento. Visitaba un arbusto a otro y una aglomeración de flores a otra, danzando con impecable gracia a raíz de su complacencia y paz brindada por aquel contacto con tan deleitable zona, avistando cuan elegante ave e insecto de posaba en frutos, piedrecillas y pétalos. El sonido de la catarata retumbando en el estanque hacían por una serena armonía que hipnotizaba quién le prestara oído
Su atención fue devuelta al Lung, al momento que este habló. En aquel momento la dama se encontraba reposando de cuclillas, mirando de cerca una mantis camuflarse en una orquídea -Como mencioné, el contraste.- repitió, como inicio de una explicación -Hay firmeza en sus palabras, filo en su mirada. Un carácter sólido sin duda, con una voluntad que resplandece por su fuerza- comenzó a analizar, al mismo tiempo que experimentaba los límites de lo que podía comentar al respecto -Opaco, solitario... quizás- dijo casi en modo de un susurro, aunque sin malas intenciones. La forma en que sus caminos se habían llegado a cruzar fueron a raíz del percance con aquel vendedor, el cual fue reprimido por parte del Lung, sin reparo alguno. A juzgar por la forma que trataba a la chica que convivía con él, se podía teorizar que no era un hombre de fuertes lazos afectuosos o interpersonales, por lo que aquello caía en un razonamiento de soledad. Era probable que gustase de la misma, o era una carga con la que había aprendido a lidiar con. Eso le causaba curiosidad.
-¿Acerté algo?- preguntó en un tono divertido, conforme se erguía y se encaminaba al pequeño puente que saltaba sobre el estanque.
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Post by Haoyang Lian on Sept 1, 2017 13:09:45 GMT
El lung seguía los movimientos de la nephele con la mirada; se mantenía de pie, con las manos entrelazadas detrás en su espalda. La forma en que la mujer se movía por cada parte del jardín, inspeccionando y apreciando los pequeños detalles era caprichosa si se comparaba con la firmeza que Haoyang aplicaba hacia su propia persona; desde su porte siempre altivo, silencioso y carente de una calidez aparente hasta su mirada que apuntaba a todo menos a la delicadeza y bondad.
Comenzó a seguirla desde una distancia que fuera prudente pero desde la cual le fuera posible observar cada pausa que su invitada hacía. Sus ojos mantuvieron aquél enlace al momento en que volvió a hablarle. Salían palabras de su boca, que si bien, viniendo de sus gentiles labios no eran más que verdades suaves, detalles de su propio ser que ya conocía a la perfección. Respiró profundo, elevando su barbilla al saberse analizado, recibiendo todas y cada una de las suposiciones que estaban siendo compartidas con él. Volvió a seguirla mientras se encaminaba hacia el puente. Su mandíbula tensa y su ceño endurecido por el hastío, ¿pero por qué? ¿Le molestaba acaso que su persona estuviera en tela de juicio? ¿O era en realidad que la verdad era más dura de lo que pensaba? -Hm- apenas pudo afirmar que estaba en lo correcto. Eran de esas cosas que sólo parecían estar bien si venían de sí mismo, al menos en ese caso.
La sombra que el quiosco proporcionaba era gentil, casi como una caricia que capturaba la brisa bajo su techo. Podían verse entre las ranuras de la madera ligeros destellos provenientes del estanque que justo reposaba debajo de ellos. La luz queriendo penetrar la oscuridad; una oscuridad que por su propio peso persistía bajo la noche, protegida del Sol... de su brillo que inevitablemente se llevaba consigo los secretos ocultos que eran protegidos en la negrura. A pesar de la calma que reinaba en el lugar, podía escucharse el bullicio del Festival; las voces y la música. -¿No piensa ir al Festival?- preguntó de pronto. Realmente su pregunta no venía con deseos de que se marchara sino de curiosidad tal vez. Una mujer con ideas como las suyas y una personalidad que parecía de alguna forma adherirse con facilidad a cualquiera no tendría problemas para pasar un buen rato. Sí, era cierto que le desagradaba el evento y que no cubría ninguno de sus interés pero también estaba consciente de que la juventud, por más ignorante e inadecuada que fuera, gozaba de cosas como esa; ella era joven y aún parecía conservar esperanza.
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Post by Viktoria Íriell on Sept 3, 2017 21:35:13 GMT
De cierto modo, la arcana esperaba alguna especie de reprimenda, conjetura o contra en lo que dijo. Pero el silencio, únicamente roto por el suave canto de la naturaleza, reinó sin disturbios. Fue de cierta forma sorpresiva, ya que lo tomaba por la clase de hombre que le gustaba tener la última palabra, así fuese un comentario cargado con dura verdad. No obstante, ese espacio sin respuesta lo tomó como buena señal, con respecto a que tanto podía hacer o decir, sin lastimar sensibilidades.
Al encaminarse al quiosco, la mirada de la nephele seguía inquieta, alegre y curiosa. Todo le era sublime y hermoso, la paz y armonía que ahí reinaba era un sentimiento que difícilmente alguien podría saciarse nunca de, ya que acariciaba el alma y serenaba el peso en el corazón. Conforme avistaba una pareja de cardenales comer de los frutos de un árbol, la voz del Lung vociferó una nueva incógnita, cuyo tono no parecía cargar tanta frialdad como en comentarios anteriores, pero era un tanto extraña. ¿Acaso era tiempo de partir? Si bien originalmente su motivo era el de visitar aquel alegre festival, el mismo iba a mantenerse muchos días más, aparte de que encontraba la compañía del dragón amena, y la vista era simplemente deleitable. -Creo que me apetece más compartir silencios con su persona- comentó de forma sincera, dedicándole una mirada fugaz al otro -Le vendría bien un poco de compañía- insinuó de buen corazón, sin intención de sonar odiosa.
La música era lo suficientemente fuerte como para ser apreciada, por lo que Viktoria rápidamente capturó el ritmo, y sus dedos empezaron a bailar inevitablemente sobre un barandal que rodeaba el costado de aquel quiosco en el que se encontraban. Seguidamente, su pie empezó a dar pequeñas pisadas en la madera, inundando su cuerpo con energía. Íriell se tornó hacia su anfitrión y sin pensarlo, extendió su mano para tomar la ajena de manera amistosa. -¿Lo escucha?- preguntó con una cálida sonrisa expectante, refiriéndose a las melodías traídas por el viento. Mientras sostenía la palma masculina en su suave agarre, la notoriedad de sus pieles se hizo ver, siendo la de la dama tersa y blanda. El pulgar de la nephele empezó a dar unas minúsculas puntaditas al dorso de la mano de Haoyang, como si estuviera intentando copiar el ritmo musical. -¿Me concedería un baile?- preguntó con brillo en sus ojos, dejando de lado que aquello podía ser inapropiado o mal recibido.
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Post by Haoyang Lian on Sept 3, 2017 22:42:48 GMT
¿Qué podía saber esa mujer sobre lo que le era necesario o no? Por un instante sintió disgusto, su respuesta en forma de mirada fue severa y fría mas no tuvo suficiente impulso para soltar la acidez de su garganta. Sonaba sincera y por eso le respetaba lo cual ayudó para que no se quebrara el aura tan apacible que los cubría en esos momentos. Apretó los puños simplemente, reservándose de hablar, permitiéndole con una respuesta silenciosa a la nephele de permanecer a su lado un poco más. Le costó trabajo admitir en su consciencia que apreciaba sus intenciones de mantenerse en silencio; era algo que sólo lograba compartir con su protegida quien era casi tan callada como lo era él. La necesidad de llenar los espacios con palabras a veces le resultaba abrumador; para él a veces el hablar era perder tiempo y una distracción de analizar el entorno.
Pudo notar las respuestas de la joven en respecto a la música que podía escucharse en la lejanía. No era realmente fanático del baile o la música en su defecto mas no había una total indiferencia ante esas artes. Pensando que era simplemente un estado en reposo y ajeno a él, se despreocupó por unos minutos, fijando la mirada en los árboles de cerezo cuyas ramas se mecían en una brisa suave y gentil. El repentino contacto que hubo con su mano le sorprendió, llevando sus ojos hacia ese punto el cual observaba con cierta confusión. Al recibir aquel cuestionamiento alzó la mirada para ver los ojos que insistían en depositar expectativas en él. El tacto que recibía era viejo y casi desconocido… ¿cuánto tiempo hacía de no recibir tales caricias? Frunció el ceño mostrando a simple vista cierta incomodidad mas era por el hecho de saber que algo en su interior se movía, algo que había estado entre las sombras por tantos años.
Su mandíbula se tensó con esta nueva pregunta, de inicio su respuesta resonaba en su mente con sonoras negaciones. No… Pero por alguna razón no hallaba razones para negarse; había una vulnerabilidad en la mujer que inevitablemente le suavizaba el carácter además de que, a simple vista, no parecía ser alguien con poco intelecto. Aparentaba inteligencia y sabiduría; cualidades que Haoyang apreciaba en cualquiera que se topara con él. Además, ese brillo tan evidente que habitaba en el ámbar de sus ojos lo hacía sentir una obligación: resguardarlo mientras estuviera bajo su techo. Él no era quién para aplacarlo ni mucho menos para apagarlo. Teniendo ya el agarre en sus manos, haló con fuerza mas no suficiente para ser del todo brusco. Se aseguró de colocar perfectamente el cuerpo de la mujer frente al suyo y rodear su pequeña cintura con la otra mano que esperaba por posarse de manera adecuada para el baile. No reparó en pegarla contra su cuerpo, acortando las distancias para generar un espacio íntimo, adecuado para el baile por supuesto. Por instantes sus miradas se encajaron, contrastando notoriamente entre la suavidad y la dureza. -No espere más de lo que voy a darle- sentenció de inmediato. Estaba sumamente consciente de que sus habilidades para el baile eran sólo suficientes mas no sobresalientes. Sostuvo a la mujer a la altura de la espalda baja para comenzar puntualmente a mover los pies con ligereza al ritmo que la música distante a ellos dictaba.
A contraste de su personalidad, los movimientos de Haoyang eran suaves, casi tiernos. Sostenía en sus brazos a una mujer que veía frágil por lo que la danza requería de aquél contacto. Sin embargo, a diferencia de lo que su cuerpo realizaba, sus ojos aún poseían esa rigidez que se le había visto desde siempre. La llegada y presencia de la mujer realmente comenzaba a causar una extrañeza en su consciencia y lo que era aún más desconcertante, no se veía en necesidad de cortar la interacción. No lo admitiría en voz alta y ni siquiera tendría el valor para pensarlo sin juzgarse a si mismo pero, la mujer llevaba consigo un carácter nuevo; lo suficientemente reservado para mantenerlo cómodo pero suave y cálido para complementar la frialdad que lo envolvía.
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