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Los Invictos
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Post by Azure on Sept 20, 2017 13:31:16 GMT
Aquellos gestos llenaban el pronunciado vacío en su corazón de forma plena, desbordante. Le cobijaban con una calidez que borraba cualquier rastro o recuerdo trágico, sirviendo de plataforma para vivir su más añorado sueño. Mientras muchos fantaseaban con riquezas, fama o poder, esta arcana, tocada por el infortunio de la soledad, mas bendecida con una mente brillante, deseaba con cada fibra de su alma el ser querida, acompañada, sentirse necesitada. Y así fue, como su curiosidad la llevó a manos ajenas, y estas le ofrecieron en bandeja de plata todo aquello que su subconsciente estaba tan hambriento por conocer. Amor Un aprecio familiar, un cariño íntimo que sólo se experimentaba con aquellos de sangre. Tuvo un techo donde recostarse, y una compañía con la cual dejar su curiosa y resquebrajada mente divagar. Un pueblo entero que velaba por ella y la diversión de interactuar con todos aquellos. Sin miedo, sin cadenas. Libertad como ninguna otra. ¿Y por qué, en el clímax de tan sagrado cuento, el cielo ante su mirada se teñía en un profuso y oscuro carmesí? ¿Por qué, si todo lo que llegó a hacer, fue sonreír y regresar el amor que se le regalaba? ¿Acaso la libertad era una daga que hería el pecho de los hombres con su simple existencia? Una mujer cuyos sentimientos eran tan puros como el agua de manantial y cuya malicia era en comparación a la de un infante, no deseaba, o siquiera era capaz, de perpetrar un mal juicio a voluntad propia. Entonces ¿Por qué en tierra de hombres, las manos que alimentaron vistieron dagas, las manos que abrazaron sostuvieron fuego, y las manos que consolaron señalaban acusación?
Su voz era nula, pero su consciencia gritaba por perdón. Perdón por no ser como ellos. Perdón por no entenderlos. Perdón por ofenderlos con su pobre existencia. Levantó sus brazos en súplica, y uno de estos fue pago para su incomprensible insolencia. El horror se manifestaba en siluetas familiares, develando un terror sin comparación que vestia la piel de seres que creía conocer.
La impotencia, la debilidad y la traición hacían una mórbida combinación en el delicado corazón de esta sirena, cuyo instinto la obligaba a apartarse, huir. Pero no bastó para saciar la sed de sangre de las bestias asediadas por rencor. Un ojo, para siempre marcando aquel rostro de porcelana, fue arrancado de su cuenca. Y aún no había satisfacción en dichos actos barbáricos.
Quizás fue obra divina de los dioses, o posiblemente otra jugarreta del destino para probar la resilencia y miseria que acompañaba a esta joven pelirroja, pero el camino para nadar fuera de aquellas garras desalmadas y mordidas afiladas fue dictado frente a ella. Movida enteramente por el miedo y la adrenalina, logró nadar en lo que parecía ser un rumbo incierto. Con su vida pendiendo de un hilo, todo lo que pudo hacer fue alejarse de aquel lugar, de aquellos seres y de su ahora destrozado sueño.
Las corrientes fueron generosas, y la cargaron hasta dar con mares Aqualianos. No obstante, el dolor y la perdida de sangre eran tan fuertes que su blanquecida y perlada piel estaba en tonos violeta. No podía nadar, estaba demasiado cansada y desgastada para ello. Hay un frío característico que besa la médula del hueso, el cual trae consigo la inevitable noticia de muerte. Aquella sensación gélida hacía que las congeladas mareas de aquella noche se sintieran cálidas al abrazar la figura de la arcana, otorgando cierta comodidad, pero inclusive ella sabía que se encontraba en un umbral sin retorno.
Vencida, en su forma fated decidió reposar sobre la marea, con el rostro dirigido al cielo. Al menos deseaba observar aquellos astros brillar con la intensidad de lo que alguna vez consideró pasión, antes que su alma tomara rumbo de vuelta al universo.
A segundos de perder consciencia, su cuerpo fue llevado hasta la costa, reposando plácidamente sobre la arena.
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Post by Irenea Novkrov on Sept 20, 2017 20:46:53 GMT
Esa noche su trabajo había concluido ya, pues todos aquellos mensajes dirigidos a Aqualia eran relevados por otro mensajero de su confianza, así que antes de ir a descansar a un pequeño pueblo cerca de la playa, decidió visitar esta en su forma sellada, para sentir con sus pies descalzos la suave arena en busca de descanso de su largo viaje.
Esa noche no habían nubes que interrumpieran con la luz de luna llena, ni sonidos que apocaran el canto de las olas. La noche en la playa le resultaba sumamente relajante y el color plateado con el que lucia la arena en esos momentos bajo la luz blanca, le recordaba a su gélido hogar.
Tranquilamente caminó hacia la orilla con intenciones de mojar sus pies, inhalando porfiadamente el aroma característico del mar, pero un olor familiar fue lo que puso sus sentidos en alerta. Era el de la sangre que nunca traía consigo nada bueno.
Ligeramente alarmada miró hacia los lados, tratando de ubicar de donde provenía, pero el viento dificultaba la tarea, hasta que final mente, no muy lejos pudo vislumbrar una figura oscura sobre la arena y sin pensarlo mucho, corrió hacia esta viendo que se trataba de una arcana herida, rodeada de un pequeño charco de sangre que la remotó a tristes recuerdos, en los cuales no tenia tiempo de sumergirse.
Se dejó caer sobre sus rodillas a la vez que desgarraba una de sus mangas- Le voy a ayudar, por favor resista... -su corazón latía aprisa, pues la sensación de tener la vida de alguien en sus manos una vez mas, le atemorizaba por el hecho de haber fracasado anteriormente.
Se lo pensó unos segundos antes de tocarla por miedo a hacerle mas daño, pero no había nadie mas ahí que pudiera hacer algo. Hizo un torniquete en su brazo, notando lo fría que estaba su piel y el color violáceo que tenia y con otro pedazo de tela, lo puso con cuidado sobre la cuenca vacía- La voy a cargar - avisó para que se preparara en caso de que aun pudiera escucharla y sin dificultad gracias a su fuerza, se dirigió al pueblo a paso apresurado en busca de algún curandero.
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Post by Sher Javad on Sept 23, 2017 23:54:12 GMT
Había terminado sus quehaceres del día y sobrevolaba la orilla del lugar a una altura media, el viento fresco siempre le sentaba bien después de un duro día de trabajo. En esos momentos no pensaba en nada, sólo observaba todo lo que la luz de la luna pudiese bañar y escuchaba el agradable vaivén de las olas del mar. De pronto en el suelo, cerca de la orilla, logró divisar dos figuras... no podía distinguir bien lo que hacían pero parece ser que ambas comenzaban a adentrarse tierra adentro, y camino hacia la Ciudadela. Él era cazador, y aunque en ese momento no luchase contra ninguna bestia, era su deber asegurarse de que todo estaba bien.
Planeó para descender unos metros, cayendo y aterrizando cerca de las dos figuras... las cuales ahora pudo distinguir mejor y vio que eran dos arcanas, una de ellas malherida.- Buenas noches, ¿Necesitan ayuda? -Dijo en tono amable pero apurado al fijarse mejor en las graves heridas de la sirena. Acercó su mano a la azulada tez de esta, tocándola con el dorso de los dedos... tenía hipotermia, un descenso de la temperatura corporal.- Tiene que entrar en calor cuanto antes, pero no creo que sea conveniente alejarla del mar, acompáñeme por favor.- Comenzó a caminar rápidamente, esperando que la otra la siguiera. Sher conocía bastante bien el lugar gracias a sus patrullas, así que la guió hacia una de las muchas grutas que había cerca de la zona rocosa de la playa, también había unos cuantos matorrales en el exterior de esta que podrían servir para prender una pequeña hoguera para ayudar a traer luz y calor al lugar.
Con la luz del fuego pudo ver mejor las heridas de la pelirroja y que en realidad había perdido mucha sangre.- ¿Tiene alguna manta o cobija que se pueda utilizar? -Dijo el grifo mientras se quitaba el cinturón y comenzando a sacar de los compartimentos de este vendajes y ungüentos. Debía pelear a menudo y solía salir lastimado, así que siempre iba bien preparado; sumado a que conocía algunas nociones de medicina ya no sólo por él, si no también por su hermana... era un hermano mayor muy atento a todo.- Antes de nada debemos limpiar y tratar sus heridas para que deje de sangrar lo antes posible. ¿Me ayudaría, señorita? -Dijo mirando a Irenea, esperando una contestación.
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Post by Azure on Sept 25, 2017 13:54:18 GMT
La sirena estaba entregada completamente a la inconsciencia, ajena a lo que sucedía en el mundo de los vivos en aquel momento. Debido a que aún había vida corriendo por sus venas, se podía notar un muy débil latir, sólo audible si se sembraba el oído a su pecho. En su fúnebre descanso, donde los sueños se mezclaban con el umbral de la muerte, la joven raya se hallaba en un paraíso, una isleta verde cargada de flores, y rodeada de aguas tan cristalinas que se podían divisar los corales y arrecifes emanando cientos de criaturas coloridas, y aún más curiosamente, poseía la habilidad del habla.
-Ah... ah...- vocíferaba tímidamente, como si estuviera intentando ajustar su tono. Aunque aquello era un producto de su imaginación, ella no estaba consciente de ello, y estaba convencida de que al fin el destino le sonreía. Conforme las palabras salían de sus labios, las personas que fueron importantes en su vida aparecían, acercándose poco a poco a su lado, vistiendo sonrisas y brazos abiertos, generando así un ambiente positivo y cálido para la sirena. Una dicha y felicidad puros, benditos. Estando en tan bella cúspide entre los sueños y los deseos, quién iría a despertar?
En el mundo real, la sirena estaba siendo atendida por dos criaturas, las cuales notaban lo pronunciadas de sus heridas y el peligro que corría de perder la vida. No obstante, conforme la atendían, pudieron ver como en sus labios se torció ligeramente una sonrisa, inundando aquel violáceo rostro con una serenidad sin precedentes.
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Post by Irenea Novkrov on Sept 30, 2017 7:03:25 GMT
La centauro sintió algo de alivio al ver llegar al grifo, quien parecía saber que hacer, por lo que no dudó en seguir sus indicaciones y seguirlo. Mientras llevaba a la sirena, tenia que re acomodarla de vez en cuando pues tenia un piel resbaladiza que le dificultaban un poco para sostenerla y al llegar donde el otro le indicó, antes de dejarla de nuevo en el suelo, maniobró para quitarse la capa y que la arcana al menos no tuviera contacto de nuevo con la arena. Si iban a limpiar sus heridas, debían al menos tener tener un área mas limpia.
Una vez que la dejó, se dio cuenta de que su ropa tenia nubes carmesí que la transportaron por unos segundos a sus recuerdo, hasta que el arcano se dirigió de nuevo a ella. Se tardó un poco en responder pues trataba de traer de nuevo su concentración al momento- Por su puesto que si, no pienso dejarla a su suerte y a usted con toda la carga, aunque le advierto que no se mucho de curaciones- dicho eso, buscó en uno de sus bolsos una pequeña manta que llevaba siempre, pues al viajar tanto, nunca sabia en que momento le iba a tocar dormir en la intemperie. A demás de eso sacó la pequeña cantimplora que siempre estaba cargada con aquella bebida alcohólica tan fuerte, que incluso podía ser usada para limpiar heridas- Tome... -se lo acercó- en mi familia usan esto como bebida y también para limpiar heridas -lo dejó por ahí en caso de que el otro quisiera usarlo y dirigió de nuevo su mirada, y por un momento creyó haber visto que movía sus labios, pero no había tiempo de asegurarse si fue su imaginación o no.
La cubrió con la manta cuidadosamente evitando las heridas, percatándose de un ligero temblor en sus propias manos, por lo que las apretó en un intento por deshacerse de el- ¿Y ahora que hago? -preguntó de nuevo al otro, esperando que le diera mas indicaciones, por que mirando no se iba a quedar.
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Post by Sher Javad on Oct 5, 2017 11:56:58 GMT
Acomodó un poco mejor a la sirénida sobre las mantas y la acercó un tanto al fuego.- Debería entrar en calor en que la tratamos...-Después de un pesado suspiro, sacó una cantimplora de agua y la dejó a un lado para limpiar bien las heridas y también, quizá en unas horas la chica herida necesitaría hidratación. Miró a la otra arcana en lo que asentía para agradecerle por el alcohol y comenzó rápidamente con el tratamiento de las heridas: oprimió las zonas sangrantes con tal de parar la hemorragia y tras limpiarlas y tratarlas con agua y ugüentos para luego vendarlas con fuerza. Por suerte contaba con unas manos extra que le ayudarían a hacer un mejor trabajo. Los cuidados debieron ser dolorosos para la malherida, pues carecían de anestesia o algo que le aliviara un tanto el dolor... pero al menos la dejaron ya sanada y limpia, a una temperatura más agradable para ella. Ahora solo quedaría esperar y quizá rezar a los dioses para que se recuperara.
- Veremos que tal pasa la noche, de todas formas yo debería salir a por comida, medicinas y más vendas... se las tendremos que cambiar después.- Se levantó bostezando, mirando la entrada de la cueva... se le había ido la noción del tiempo con tantas horas en tensión por curar a la mantarraya y se dio cuenta de que estaba amaneciendo, también sería bueno avisar a su hermana que debía estar esperándole preocupada.- Me iré por unas horas... ¿Estarán bien? ¿Usted necesita que le traiga algo, señorita? -Observó a Irenea mientras se frotaba un ojo, somnoliento... Debería traerle algo de comer también a ella.
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Post by Azure on Oct 15, 2017 21:59:32 GMT
Ahí, disfrutando el éxtasis de aquella manifestación de su subconsciente, de sus más profundos deseos, fue cuando el suelo bajo sus pies se abrió en un vacío infinito, oscuro y frío. En dicho sueño, la sirena cayó y cayó, y lo que antes fue amor y ternura, se había convertido en una horrible pesadilla. Temor, tristeza y desamparo. Al voltear a ver el fin de dicho precipicio, notó que estaba por impactarlo, pero despertó justo antes de que se estrellara contra el mismo. Abrió su único ojo, y su pecho se agitó débilmente, abriendo su boca para vociferar gritos que nunca saldrían de su muda garganta. En su rostro empezaron a correr lágrimas y la exasperación se hizo evidente en el resto de su cuerpo, el cual se estremeció, pero debido a la falta de fuerza y sangre, obstaculizó cualquier movimiento inadecuado por parte de la asustada sirena. El dolor era tan profundo que la entumecía, y su quijada temblaba en un sollozo sordo.
Azure estaba en un estado de shock, pero parecía aferrarse a la vida a pesar de sus heridas. Movió el rostro a los lados, encontrándose con extraños que nunca antes había visto. En su corazón nacía la intención de alejarse, pero no tenía la fuerza para cometer dichos actos. Sus labios parecían decir "No me lastimen", pero no era algo que se pudiera entender a menos que se le diera la atención suficiente. El calor del fuego era ameno, pero el desconcierto de aquella situación la mantenía alerta, luchando entre la incosciencia y sus sentidos de supervivencia.
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Post by Irenea Novkrov on Dec 5, 2017 7:48:33 GMT
Después de largas horas bajo la tensión y preocupación de no dejar ir la vida de la arcana, Irenea final mente se dejo caer hacia atrás, sintiendo como el cansancio la invadía de golpe. Todo su cuerpo rogaba por descanso y sus ojos ardían, pero su mente se resistía pues no era tiempo, no aun. Se acomodó cruzando las piernas y siguió con la mirada al arcano, que si no fuera por el, tal vez ella sola no lo habría logrado. Movió un poco sus hombros para des trenzarlos, negando ligeramente a su ofrecimiento. Descuide, creo que estaremos bien. Tengo suficiente comida por ahora... muchas gracias por la ayuda... en verdad -tenia la necesidad de agradecerle por ella y por la otra arcana. Hacia tanto que no se había topado en una situación tan critica, que ya no recordaba como eran esos golpes de adrenalina que dejaban todo su cuerpo con un temblor imperceptible. Miró sus manos, las cuales aun tenían algo de sangre y de inmediato buscó algo con que limpiarlas, pero en el proceso, pudo ver como la sirena recobraba la conciencia, por lo que la centauro contuvo la respiración unos segundos, tensándose nuevamente al ver su expresión de profundo dolor y sus lagrimas brotar sin parar. Dudosa de su primer instinto, estiro su mano para tomar muy suavemente la pálida y única mano de la otra, posando su otra mano libre sobre sus cabellos rojos- No esta sola... si duele mucho puede apretar mi mano todo lo que desee -Después dirigió su mirada al otro arcano- ¿En verdad no tiene algo que pueda ayudar con el dolor? -su ceño estaba fruncido con algo de angustia, pues lo único que podía hacer por la mantaralla, era estar con ella e intentar reconfortarla un poco.
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Post by Sher Javad on Dec 7, 2017 0:22:52 GMT
Estaba a punto de salir, cuando escuchó que la centauro hablaba... parecía que la sirena herida había recobrado el conocimiento. Volteó rápido y regresó, arrodillándose con cuidado al lado de ambas.- Señorita no se asuste, la hemos traído aquí para tratarle esas heridas tan profundas. No se asuste de nosotros por favor... -Tomó gentilmente a Azure del brazo intentando tranquilizarla, no era bueno que se moviera o sus heridas podrían abrirse... ni siquiera debería intentarlo.
Levantó la mirada hacia la otra arcana, queriendo responder su pregunta.- La medicina que le he puesto le aliviará un poco el dolor, pero las heridas son muy profundas y es difícil que pase una buena noche sin que se sienta adolorida... debe esperar a que las heridas cicatricen. -Volteó de nuevo a la mantarraya- Está desorientada y muy asustada... así que dudo que se tranquilice pero... ahora depende de ella, yo he hecho todo lo que está en mi mano por ahora... pero debo ir a por más medicinas y medios para tratarla... si me quedo aquí no puedo hacer mucho más. Prometo estar de vuelta en cuanto pueda. -Palmeó levemente la cabeza de la pelirroja.- No haga esfuerzos... sé que es doloroso, pero vamos a hacer lo posible para sanarla. ¿De acuerdo? -Una vez más se levantó para dirigirse a la salida. Una vez fuera tomó carrerilla y extendió las alas para alzarse al vuelo y alejarse. No regresaría pasadas unas pocas horas.
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Post by Azure on Dec 20, 2017 1:00:58 GMT
Furtivamente, viniendo y yendo hacia los brazos del descanso eterno, Azure observó una mujer de cabellos castaños pálidos, la cual tomó su mano y acarició su cabellera. La primera reacción de la sirena fue el de cerrar sus ojos y voltear muy torpemente su rostro, como si el esconder su cara le proporcionara un escudo que evitaría que la lastimasen. El dolor que sentía era tremendo por lo que las lágrimas no paraban de fluir como cataratas sobre sus mejillas, y sus impulsos por querer gritar aunque ni un sólo sonido pudiese ser emitido de su garganta continuaban. Conforme las palabras de la centauro invadían el impecable oído de la mantarraya, pudo percibir la otra presencia acercarse y tocarla delicadamente, en un acotamiento por calmar sus temores.
Ambas voces sonaban apacibles, amigables. Sin embargo, la única mano pálida que se posaba sobre la de la arcana temblaba en terror, además de aferrarse muy débilmente, presionando con una fuerza comparable a la de un infante. Mantenía el rostro en una dirección opuesta a la de los arcanos, sin tener la valentía de mostrarse ante los mismos. Conforme escuchaba al varón, algunas palabras destacaron fuertemente que le causaron desosiego. El trauma físico y mental que había sufrido la habían desasociado de la gravedad de su estado, por lo que volteó a mirar su cuerpo, hallándose con horrores inmencionables. Torpemente separó su mano de la ajena y la llevó a su rostro, muy pesadamente dejándola caer sobre la cuenca izquierda.
Vacío.
Por qué... por qué... repetía en su cabeza, poco entendiendo el razonamiento que la colocó en tan deplorable estado. Lamento. Lamento. Tanto, tanto. Ser indeseable. Perdón, perdón. El arruinar sus días. continuaba abatiéndose en su mente, culpándose de la desgracia que la carcomía. Sus labios se movían, imitando las formas de las sílabas del monólogo en sus pensamientos, conforme lentamente volteaba el rostro en dirección a la mujer, la cual ahora se encontraba por sí misma.
Levantó su mano y dibujó en el aire en dirección a la otra, palabras y señas que poco se daban a entender. De lo poco que pareció tener sentido fue un signo de pregunta, seguido de un señalamiento hacia la centauro. Quizás estaba cuestionando su identidad, o posiblemente, preguntaba el por qué estaba haciendo lo que hacía. La sirena en sí continuaba cuestionando su existencia y su propósito, pensando que quizás lo mejor, sería partir a mejor vida.
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Post by Irenea Novkrov on Jan 11, 2018 4:06:49 GMT
Irenea se dio cuenta de su atrevimiento solo con la reacción de la otra arcana, se había dejado llevar por su impulso protector y no solo eso, de los recuerdos que le traían aquella situación. Simplemente no sabia que hacer, como reaccionar. Su falta de de experiencia social le dejaba una sensación de impotencia, de no saber de que modo reconfortar o hacer sentir mejor a otros, por lo que al escuchar las palabras de Sher y como lo manejaba; aquel extraño se había ganado algo de su admiración y respeto, asintiendo con la cabeza y solo siguiéndolo con la mirada hasta verlo partir.
Al regresar nuevamente hacia la sirena, se encontró con una escena que le hizo apretar los dientes. Ver como la otra sufría a causa de sus mutilaciones y el como ni siquiera era capaz de emitir ni un solo sonido, la lleno de enojo y frustración ¿Quien habría sido tan miserable, tan despreciable como para hacerle eso? era claro que lo que no buscaban acabar con su vida sin mas, la hicieron sufrir con intenciones de dejarla en agonía.
Apretó sus manos y su ceño, era imperdonable, nadie merecía ser tratado de aquel modo... ¿pero quien era ella para juzgar si su alma ya estaba manchada con la sangre de otro?
Dio un pequeño respingo al ver que la señalaba e intentaba comunicarse. Irenea se concentro tratando de entender, pero solo negaba ligeramente con la cabeza. ¿yo?... lo siento... no entiendo -seguía tratando de entender hasta que al menos pudo distinguir el signo de interrogación, o eso pensó que era. No parecía el mejor momento para recentarse pero en su lugar, ella también hubiera querido saber quien la estaba ayudando- Soy irenea Novkrob... por favor permita me cuidar de usted, le juro que no le haré daño...-Apretó un poco los labios tratando de buscar las palabras, algo mas por decir pero nada, todo se retenía en el filtro de su mente y del temor por decir algo inapropiado para la situación, pero entonces lo escuchó de nuevo, el sonido de las olas de las cuales había dejado de ser consiente desde el momento en que la encontró hasta ahora, sintiendo una ligera y fría bisa.-Le... le voy a cubrir un poco ¿si? -le señaló la pequeña manta y la tomo despacio, cuidando que sus movimientos no la asustaran o pacieran nerviosa.
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Post by Sher Javad on Feb 7, 2018 1:00:05 GMT
No pasarían muchas horas hasta que Sher regresase, no había dejado de volar y también estaba cansado, llevaría unas 24 horas sin dormir pero teniendo a una persona a su cuidado en un estado tan grave no podía pararse a descansar o pensar demasiado. Traía consigo vendas y ropas limpias, medicinas y demás utensilios para atender a la sirena.
Al entrar al lugar donde las otras dos estaban, parecía que todo estaba en calma en un primer vistazo para luego dirigirle la palabra a la centauro- Ya estoy de vuelta, siento el retraso... ¿Ha habido algún percance? -. Se acercó a la malherida arcana para examinarla mejor, las heridas habían empezado a cicatrizar pero aun necesitaba más cuidados. Tomó la mano de Azure y la movió cuidadosamente a un lado.-Por favor, no toque sus heridas... podría abrirlas más e infectarlas y la medicina no podrá actuar. Deje que le ayudemos.- Abrió su zurrón y además de las medicinas, también sacó algo de comida y bebida para la otra arcana.- Esto es para usted, no es mucho pero debería ser suficiente para que le ayude a recobrar fuerzas. Descanse por unas horas si quiere, yo me quedaré cuidándola.-No sabía si la otra aceptaría, esperaba que sí porque la necesitaría descansada y fresca. Se frotó la cara con una mano enérgicamente para evitar adormecerse y luego sacudió la cabeza antes de ponerse manos a la obra. Volvió a limpiar y cambiar algunas vendas de su paciente además de que ahora tenía hijo y aguja para suturar algunos tajos algo profundos. Le administró un uguento que calmara sus dolores y luego la miró, tocando delicadamente su cuello.- ¿Te duele al tragar? Deberíamos darte agua para mantenerte hidratada... y alguna infusión que te ayude a descansar y te calme.
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Post by Azure on Feb 27, 2018 13:33:03 GMT
Azure sintió siento confort, pero sus sentidos aún estaban en alerta y su cuerpo en sumo dolor, con su mente aún tratando de digerir la situación presente. Escuchó detenidamente a la centauro, siendo su oído el único sentido intacto en su cuerpo, por lo que el nombre mencionado en aquella noche quedaría por siempre grabado en su memoria:
Irenea Novkrov La sirena estaba asustada, y como no después de tan trágica situación; muy a pesar de ello sintió confianza en el gesto y palabras sinceras que mencionó la contraria. Tímidamente asintió, a modo de comunicar que aceptaba la buena voluntad de la arcana. Permitió que esta la cubriese con una cobija, lo cual otorgó una calidez indiscutible en su cuerpo y alma. No mucho tiempo despúes de ese gesto, arribó una figura de cabellos castaños y orbes azabaches, únicamente relucientes por írises amarillos cuyo brillo relucián de entre la más profunda oscuridad.
Debido a su inabilidad de comunicación, hizo caso a las instrucciones del extraño sin chistar, dejando tranquilas sus heridas muy a pesar de sentir el impulso de sujetarlas y presionarlas. En aquel momento, el dolor era tanto que sus nervios se habían desensibilizado, otorgándole cierta calma al ardor que recorría su cuerpo entero. Permitió el ser examinada, de todas formas aunque quisiese, no tenía la fortaleza física para impedir ninguna acción física sobre su persona. Al momento que fue la interrogativa se presentó, sacudió la cabeza, dejando a entender que no tenía dificultad para ingerir cosa alguna. El ungüento que se había administrado en sus heridas sosegó aún más el dolor, adormeciendo las áreas afectadas.
Era extraño, pero no lo cuestionaba. Dos extraños estaban allí, atendiendola, muy a pesar de haber transgredido contra la confianza de los que estaban antes al cuidado de su persona. ¿Acaso no sabían que era una persona terrible? Sus labios partieron, pero ningún sonido salió de estos. Con su mano libre dibujó entre la tierra y piedras su nombre. Después de que se aseguró que los presentes hubiesen leído, escribió una pregunta. "¿Por qué?"
Las horas se alargaban, la fogata otorgaba calidez, pero generaba una luz atractiva para invitados indeseados. No muy lejos del área donde se refugiaban, se escuchó el aullar de un lobo, haciendo eco en el manto nocturno.
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