Paz (Privado)

El león sonrió con agrado cuando el cachorro terminó de transformarse. Supo al verle los ojos que estaba consciente, quizás no completamente, pero si habitaba aún dentro de ese cuerpo peludo y cuadrúpedo. La lamida y caricias que le propició el lobo fueron ligeramente inesperadas, pero el Arcano sólo mantuvo su leve sonrisa y asintió con la cabeza. 

"El retoño de árbol pidió consejo al roble". Fue lo que dijo el león ante la pregunta de Omega. Lo miró con serenidad y calma, y asintió a su saludo con la cabeza. "Soy Genshukuna Hiro". Volvió a mirar a Wolfeimer y de a poco soltó sus patas, cargando su peso él ya que se le habían acurrucado encima. "Los árboles crecen por todo el bosque". Mencionó hablándole a Omega, pero mirando a Wolfeimer. Le era curioso que otro Arcano que con muy alta probabilidad también fuese un licántropo, además de evidentemente muy joven, apareciese. ¿Sería maestro de lobos ahora? Pasó una de sus grandes patas por la cabeza de Wolfeimer, a modo de caricia, como uno acariciaría a un perro.

Volteó hacia abajó para ver a los ojos a Wolfeimer y con una voz de orgullo dijo:

-Lo lograste, ahora eres todo un lobo. Deja que se funda contigo.
Disfruta de sacar tu lado salvaje.
Seguramente tienes hambre, la transformación al principio cansa mucho y necesitarás carbohidratos y proteínas para reponerte. Ten, come esto-

Omega mete su mano dentro de su gabardina para sacar un frasco el cual contiene una pechuga de pichón hecha a las brazas, se ve realmente jugosa, como si estuviera cocinada a la perfección.

-¿Estás listo? ¡PUES AHÍ VA!-

Omega mueve su brazo de forma que lanza la pieza de carne fomando una perfecta parábola que se dirige justo a Wolfeimer, con la esperanza de que este lo atrape.

Se quedo Wolfeimer algo pensativo ¿Se necesita reponer la energía después de estar en este estado? De ser así, necesitaba buscar algo de comida, pero su cuerpo algo adolorido le costaba un poco, pero por la bendición de los Dioses, Omega le tenia preparado algo especial

¿Estas listo? ¡Pues ahí va!

Observando el delicioso manjar, al lobo se le hacia agua en la boca y no dudo en atraparlo para luego masticar su carne; era la primera vez que probaba una presa así, estaba totalmente crujiente y sin caber a dudas, lo devoraba ferozmente, no estaba acostumbrado comerlo así, pero la necesidad de quedarse satisfecho era lo primordial, alzo su cabeza para hablarle a Omega, sabiendo que no puede hablar y que solo se escucharía salir de su boca gruñidos suaves.

Gracias Omega... Te debo una.. Esta sensación se siente agradable, aunque me cueste acostumbrarme así

Una vez terminado de comer observo que el felino ya se estaba llendo, regreso junto a el dándole varias vueltas y se paro en frente de el alzándose encima, para no dejarlo ir .

El león miró con serenidad al lobo cuando lo detuvo. "Ya estás con los tuyos, pequeño. ¿Necesitas algo más de mi?" Le volvió a tomar las patas en señal de afecto mientras hablaba mirando al horizonte, dirigido a Omega de alguna forma, pero observando el viento. "Las fronteras sólo existen para que la humanidad tenga algo por lo que pelear. El viento, la lluvia y el sol no son parte de ella". Luego miró al muchacho, con serenidad, una expresión neutra y el sol reflejándose en su melena y volvió a hablar. "La hoja del árbol va donde el viento la quiera llevar".

Al ver que Wolfeimer convertido en lobo comenzó a olfatear la gabardina de Omega, este tomó por el hocico al lobo gentilmente, y le alejó de su gabardina.

-Un buen mago nunca revela sus trucos. Con el tiempo, quizá sepas que secretos esconde este aventurero, sin embargo, aún no es tiempo.
Permíteme mostrarte algo que probablemente estabas deseoso de ver...-

Omega se alejó un poco de Wolfeimer para tener espacio. Dentro de su gabardina se notaba como si él acariciara algo en su mano mientras cerraba los ojos y pareciece que rezara unas plegarias, luego recargó sus manos en sus rodillas como si fuese a pasar algo con él.
Rápidamente su boca comenzó a alargarse formando un gran hocico. Sus brazos comenzaron a tornarse más fuertes y a tomar forma de pata. Una gran cola empezó a brotar de su cóxis. y su cabello negro comenzó a alargarse y crecer más por todo su cuerpo.
Todo esto pasaba a una velocidad impresionante. Llegó un punto en el que el peso de Omega ya no pudo ser resistido por sus ahora patas traceras, por lo cual bajó y tomó una postura a 4 patas.

Ahí estaba. Como nadie más en Mirovia lo había visto. Omega se había tornado en un enorme lobo completamente negro, tan oscuro como la noche. Tenía una postura dominante y una mirada que infundía respeto.

Miró a Hiro a los ojos y sin tener que mover algún músculo se podía escuchar una voz parecida a la voz normal de Omega, pero con un tono mucho más imponente y feróz.

-Ha sido una dicha haberle conocido, gran León. Espero la travesía que le espera le llene de paz y mucho éxitos. Si en algún momento necesita algo, sepa que cuenta conmigo. Le ha hecho un gran favor a un amigo mío y eso es algo que valoraré de usted.-

Luego volteó con Wolfeimer.

-Wolfeimer, amigo mío. Hay muchas cosas que debes aprender. Te queda un camino muy largo el cual recorrer, te guiaré en lo que sé y enseñaré cuanto pueda. No podría considerarme un maestro, pero te he de poder enseñar unas cuantas cosas.-

Omega, transformado en lobo, volteó a ver la profundidad del bosque, como si deseara ir en esa dirección.

Observando y escuchando las sabias palabras del felino león, inclino su cabeza hacia abajo como una señal de respeto y esta vez no detendría el camino de aquel arcano en que le enseño el arte de la transformación.

Ahora su vista se dirigió a Omega, para ahora escuchar mas clases de licantropía.

Estoy listo para que me enseñes y te seguiré

Observaba que la vista del lobo negro se dirigía a la profundidad del bosque, y acercándose a el para acariciar su cuello se puso andar hacia adelante para indicarle que estaba listo para una nueva aventura.