Cubriendo a la soledad (Priv. Kou-Corina R-18)

-N-no estoy mirando!!- dijo más apenado que nunca, apretando más aún las manos que tenía sobre su cara. Movió una de sus colas hacia el frente para taparse, estaba tan rojo que parecía que le iba a explotar la cabeza.

Su amiga ahora se estaba disculpando sin razón aparente, tal vez por lo incómoda que se sentía, pero ambos se encontraban en el mismo estado de pena y vergüenza. -D-de qué te disculpas?- preguntó aún con la cara cubierta por sus manos -...y p-podrías pasarme mis pantalones?-. Por haber lanzado todo de golpe, sin querer también se había desprendido de sus pantalones, que ya estaban bastante abajo en sus piernas. Puede que tuviera sus colas para taparse, pero el roce con el pelaje que sentía en su pene iba a terminar empeorando las cosas. -C-corina, r-rápido...antes de q-que...que...mi coso se ponga raro- dijo con una voz bastante baja y avergonzada, decidiendo comenzar a apartar su cola un poco, en espera de su prenda. Esto sólo se estaba haciendo más y más incómodo.

Kou abrió apenas un ojo para poder tomar su pantalón rápidamente, poniéndoselo a la velocidad de la luz, aunque terminó colocándoselo mal porque eran muchas tiras que debía amarrar y los nervios no le dejaban mover sus manos sin temblar. -L-listo. Ya me p-puedes ver- dijo aún sonrojado y muerto de la pena.

-Ahhh!- se puso súper rojito con la pregunta de Corina. Eso era lo que planeaba, pero en realidad no quería que lo hiciera, por eso dijo que era cruel. Este caso no era como las veces en las que uno tropezaba con un charco y su amigo decidía ensuciarse también. -C-corina, lo siento- dijo a la vez que comenzaba a llorar. Pensaba que estaba siendo muy egoísta con esa petición de antes y se sentía mal al ver a su amiga pasándola tan mal (aunque él no se quedaba atrás).

Kou se rascaba los ojos para secarse las lágrimas, sólo hacía leves sollozos en un intento de aguantar las ganas de llorar con más fuerza. El kitsune extendió sus brazos al ver que Corina venía a consolarlo, dejándose abrazar por ella. Ahora su amiga pensaba que tenía toda la culpa aunque eso no era cierto. -C-corina...es mi culpa *sniff* si no me hubiera puesto a hacer cosas sucias, no habrías perdido tu sostén- dijo mientras se aferraba más del abrazo.

Kouhei estaba olvidando un detalle, y era que las boobies de la sirenita habían quedado sobre su cara. Sentía lo blandito que era el pecho de Corina, pero no estaba muy pendiente de ello por el llanto y la pena.

-N-no, en realidad no...con una anécdota incómoda me habría conformado, pero tampoco te iba a forzar a hacer eso- dijo, acurrucándose del pecho blandito de su amiga. -También fue un descuido mío que termináramos así- escondió más su cara en el pecho e inconscientemente le apoyó una mano en una boob. Ya no estaba llorando, ya se había calmado un poquito, pero aún la vergüenza insistía en molestar.

Kou se comenzaba a relajar entre las almohaditas de carne suave en las que reposaba su cabeza. Cerró los ojos y hundió la cara aún más dentro de estas. Se estaba sintiendo mejor, luego de unos minutos más de este abrazo, el kitsune sería capaz de bajarle 2 a la vergüenza y bajar por fin a comer el desayuno con su amiga, pero la voz nerviosa de Corina echaría todo para atrás una vez más. El zorrito se dio cuenta de lo que hacía y se puso totalmente rojo, separándose a la velocidad de la luz de los pechos de la sirenita. -Lo siento! Lo siento! Lo siento!!- se disculpó haciendo varias reverencias de rodillas sobre la cama, incluso se puso con los brazos extendidos para que su amiga le hiciera lo mismo como castigo. -Usa l-lo que quieras de m-mí como almohada. M-me lo merezco por abusador!- exclamó apretando sus párpados, esperando que su amiga lo perdonara.

Kouhei estaba preparándose para que Corina se vengara de él, pero su buena amiga decidió no hacerle nada. El kitsune abrió los ojos y comenzó a bajar los brazos, viéndose ya más tranquilo -D-de qué tienes ganas?- preguntó suponiendo que bajarían a comer o algo así, pero la sirenita le saltó a hacer cosquillas. Kou se puso rojo y comenzó a aguantar la risa al morder sus labios. Los costados eran su punto débil (aunque sus colas lo eran aún más). El pobre zorro empezó a patalear un poco pidiendo pausa, no quería reírse a carcajadas de repente, él acostumbraba a ser más calladito y le daba pena.

Ya casi llorando por el esfuerzo de resistir, dejó salir su voz por unos segundos, tapándose la boca en lo que tuvo la oportunidad y desviando la mirada con su rostro colorado mientras que apretaba sus párpados y continuaban haciéndole cosquillas.

Ahora Corina quería encontrar el punto más sensible del kitsune. Él se engurruñó y se sonrojó mientras miraba a su amiga con la esperanza de que jamás tuviera la idea de tocar sus colas, pero justo antes de poder esconderlas entre sus piernas, la sirenita le había saltado encima a hacerle cosquillas. -Ahhh!- un gemido se le había escapado entre las manos que cubrían su boca y a partir ya no pudo contenerse más, aunque aún hiciera el esfuerzo de hacer silencio. -Ah!ah! Corina! Hah! Hahahahaha!- estaba al punto que lloraba de la risa, intentando huir de las cosquillas -C-corina, no puedo...más!- se quedaba sin aire de tanto reír y movía sus colas en un intento de dificultarle las cosas a su amiga.