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Post by Ivka Lawson on Jan 25, 2018 7:33:25 GMT
Se suele decir que el mundo es un valle de lágrimas, que está cargado de horrores, desgracias y que va a peor. Debido a ello que si se busca el origen de esta terrible situación se hallará que es el anhelo de más el que lleva al ser a vivir este infierno. En el anhelo mismo, en esa vivencia a flor de piel de nuestra propia incapacidad, vemos con claridad que en nuestra vida algo no va bien, e intuimos que existe otra manera de vivir por completo diferente, en la que el dolor psicológico no existe. Y cuando llegamos a ese punto nos damos cuenta de que nos falta determinado conocimiento para hacer realidad esa vida que entrevemos nueva y diferente .
Algo había cambiado, el desespero y la ansiedad desborante de aquella figura pulcra; resultó sumamente inusual. Su mirada hostil parecía ser el espejo donde se reflejaban turbios pensamientos, la verdad oculta que arrastra decisiones determinadas por el cambio. Más anhelante por buscar propia satisfacción... ¿Quizá? Razones habrían miles, excusas sobraban; pero no hacía falta siquiera una explicación de lo sucedido aquella noche. Sus deseos apetentes desviaban su atención de la visión que tenía justo al frente, había sido nublado por aquel instinto meramente "salvaje" e incontrolable.
Aquel hombre era distinto, pero su actuar hizo que la mente del ignorante divagase de nuevo; haciéndole reflexionar sobre el dolor mismo de una herida superficial a otra no palpable ¿Por qué no dolía igual? El dragón lo ignoraba y se mantenía atento a su propia prepotencia y mezquindad, pues el camino seguía delante y era momento de seguirlo pese a lo que ocurriese alrededor, e inclusive, consigomismo. Seguir incluso con la típica tarde que se asomaba en Reapergate en aquel Castillo. Anteriormente el sirviente le había sido hecha la mención de las labores recientes de la señorita que había acogido respecto al jardín, le resultaba un tanto imposible siquiera pensar que aquellos lares fuesen fértiles para tener flora. Debía revisar que tal iba con ello, y sobre todo, comprobar ciertos aspectos de relevancia.
Paso tras paso entre pasillos, escaleras que parecían no terminarse y finalmente una puerta que daba al jardín. En cuanto aquel salió sintió la tenue luz cubrir su ser, deslumbrandole inclusive; apegando su mano a la frente para hacerle un poco de sombra a los ojos claros. Rebuscó con calma a la mujer por los alrededores, más sin embargo ella no estaba ahí.
"Tendrá que volver."
Pensó sin mucha consideración, caminando con cierto desgano a aquellos rosales que parecían crecer lentamente a lado de otros tantos arbustos espinosos. Los miró y se tomó un momento para apreciar como verdaderamente era posible que pudiesen crecer flores, notando a la brevedad unas cuantas herramientas de jardinería cerca. Efectivamente tendría que volver. Guardó silencio y esperó, presionando suavemente su propia palma con aquel vendaje... reconsiderando el simple hecho de que había pasado bastante tiempo ya que no recordaba claramente el color de las flores mismas. Resultaba misterioso y sorprendente ver como un lugar un tanto "muerto" podría recobrar un poco de vida con algo tan simple como un rosal.
¿Realmente era así de fácil traer vida?
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Post by Evangeline on Jan 25, 2018 15:02:01 GMT
La seguridad que brindaba trabajar era tal para Evangeline que pasaba horas dispuesta a sus tareas sin interrupciones. Era solamente por las noches que las imágenes de aquellos momentos que despertaron el terror bajo su piel la atormentaban, sumiéndola en pesadillas que hacían contínuo el miedo. Esa tarde había deseado huir, marcharse y encontrar refugio en otro lugar. Jamás había visto el hambre en los ojos de otro ser ni a otro sacrificarse por su integridad. La cicatriz en su mano era recordatorio de ello; de lo vulnerable que era incluso en un lugar que ella consideraba seguro. Ahora estaba expuesta a los caprichos de las naturalezas de otros seres que como ella, eran movidos por la magia arcana y debía acostumbrarse. Se había propuesto encontrar un lugar donde pudiera ser de ayuda y soporte para otros, y era en los rincones donde la oscuridad reinaba en donde se había prometido estar.
Sentada sobre la tierra removía las hierbas que se habían apoderado del jardín, haciéndolo parecer infertil a los ojos de cualquiera. Las rosas comenzaban a tomar su presencia, reclamando la vida en el castillo; haciéndolo ver más cálido y gentil a la vista de cualquiera pero conservando aún su majestuosa imagen. Tomó una de las flores entre sus manos, envolviendo los pétalos que acariciaban la piel como si fuera terciopelo. Intentó refugiarse en sus giros; en cómo se enroscaban al centro, como un sendero que marcaba un paso seguro... Seguridad. Estaba empezando a olvidarse cómo se sentía...
Unos pasos comenzaron a quebrar el silencio en el que se había refugiado, separando el pasto bajo sus pies, haciéndolo cugir suavemente. Pero la calma de aquél andar contrastó con el repentino girar de la mujer quien se hallaba con los nervios a flor de piel. De momento le miró asustada, temiendo que se tratara de alguien más. Al caer en cuenta de quién se trataba pudo relajarse, sentir la tensión de sus hombros abandonarla y así, permitirse el gusto de sonreírle. Suspiró llenándose nuevamente de paz. -Señor Ivka... buenas tardes-. Inevitablemente miró sus manos donde se encontraba la herida de días anteriores; el recordatorio constante de que debía mirar sobre su hombro al doblar por cada esquina. -No me había dado la oportunidad de agradecerle... Ahora le debo más, mucho más- recalcó mirando su propia herida.
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Post by Ivka Lawson on Jan 26, 2018 16:57:49 GMT
Aquellos ojos claros y delicados, sumidos en lo que portaba en manos eran acompañados con pensamientos turbios y un semblante preocupado; reflejando ciertos sentimientos que comenzaban a aflorar debido a los sucesos de aquel día. Era notorio por la forma casi alerta en la que ahora se mantenía, al pendiente y con cierta defensiva. Ya estaba comenzando lo que el dracónido deseaba comprobar; ¿Huria o no? Un suspiro llegó a sus oídos, parecía estar aliviada con sólo comprobar que se trataba de él, acto seguido una sonrisa le fue dedicada junto con palabras suaves.
- Buenas tardes. - Correspondió aquel saludo mientras desviaba ligeramente su mirar a las flores, hasta escuchar de nueva cuenta la voz de la fémina. No le sorprendía demasiado, pero igual seguía sin acostumbrarse a toda esa amabilidad que emanaba de ella; de una forma tan natural y envidiable. - No se preocupe, no me debe nada. - Respondió sin tardar, caminando sólo unos cuantos pasos más a donde ella para acercarse. - ¿Usted se encuentra bien? - Evitó hacer demasiado hincapié en su propia herida y al mismo asunto que los había llevado a estar malheridos. Alzó la vista y con los ojos un tanto entrecerrados miró unas cuántas ramas de árboles oscuros que se asomaban con gentileza y un delicado vaivén al compás de la brisa, notando como poco a poco las hojas comenzarían a caer por la estación. Se mantenía calmado, apegando ligeramente su mano vendada a su abdomen, pensativo respecto al tema mientras esperaba respuesta por parte de la arconte; rememorando las razones del silencio de un tema de relativa importancia. ¿Quizá era un secreto? Probablemente, igualmente la vida personal del veterano nunca había sido de su interés, pero hubiese sido más fácil tener conocimientos de algo tan peculiar. El amphithere no consideró demasiado las alternativas u opciones de aquel día, ni siquiera pasaba por su mente la razón tras ese tipo de cambio tan brusco. Se mantenía ignorante al ser inerte que aún tenía hambre en alguna parte del Castillo. - Evangeline.- Interrumpió sus propios pensamientos por un momento, e inclusive los de ella. - No haga mención de lo que sucedió esa noche, por favor. - Su petición sólo buscaba calmar su propia mente, colocar un límite entre lo que tenía permitido o no, tanto el dragón como la ser de luz, de conocer respecto al ajeno; sabía que no era un tema que dos desconocidos hablarían, mucho menos si aquellos no se dirigían la palabra tan a menudo. ¿Pero que necedad había en mantener un estado tan primitivo pudiendo pedir asistencia? Un suspiro escapó de sus labios; debía dejar eso, ya no importaba, ya había ocurrido de cualquier modo.
- Veo que ha plantado rosales. ¿Tiene planeado añadir otro tipo de flor? - No esperó por respuesta para cambiar el tema, quizá podría descubrir un poco mas de la mujer si comenzaba a interesarse en lo que ella sabía hacer, después de todo, conversar era algo que le era difícil.
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Post by Evangeline on Jan 27, 2018 7:03:14 GMT
Sacudió la tierra de sus manos y la dejó reposar sobre sus muslos, apenas y ensuciando la tela casi inmaculada del delantal de su uniforme. Apretó los labios, bajando la cabeza, respondiendo a las preguntas del hombre, que si bien, tal vez no venían de un interés más allá de algo conversacional, apreciaba el gesto. De pronto los tactos de hermandad y amor le hacían falta y era en esos detalles que se hallaba nuevamente en paz. -Sí-. Cubrió la mano herida con la otra, tratando de que no saliera a relucir el vendaje que sometía a la sangre de tomar presencia. Era sólo un recordatorio del terror de aquella tarde y del constante riesgo en el que estaba.
Le escuchó. Estaba de acuerdo en que lo ocurrido debía llevarse con discreción, además, no contaba con oídos para depositar su experiencia; no había nadie más que él. -Señor Ivka, no se sienta preocupado que no cometeré ningún tipo de indiscreción; no le faltaría al respeto al señor Sven de esa manera...- se llevó una mano al pecho reafirmando su promesa. Al fin se puso de pie, sacudiéndose el césped del vestido junto con la poca tierra que manchaba el vestido. Dio un par de pasos para tomar una posición al lado del amphitere quien se dispuso a apreciar las flores. -Creo que los rosales describen perfectamente el espíritu de esta casa, ¿no lo cree?- alzó la mirada para apreciar la estructura. Entrelazó las manos al frente, reservándose para sí misma, sin cruzar las líneas que ya había traspasado noches antes. -Pensaba tomar un pedazo del jardín para plantas curativas... tal vez otras para remedios para dormir...- Miró hacia atrás donde uno de los árboles apenas empezaba a perder las hojas que caían poco a poco en una danza suave hacia el suelo.
-Pensaba ir al mercado a comprar más semillas. Digame, ¿usted tiene alguna flor que prefiera?- deseaba tener ese gesto con él, aunque fuese algo mundano o vanidoso. Se acercó hacia los rosales para tomar una de las flores entre sus manos y palpar los pétalos. Parecían sanos y eso le llenaba de tranquilidad y de orgullo. Su color era rojo, muy intenso. Hacía alusión al carmín que brotó de sus manos y que vio correr de la piel del amphitere. Sintió un escalofrío por su piel que casi de manera inmediata la alejó de la flor como se se tratara de un ser hostil. Dio un paso hacia atrás, sintiendo un nudo crearse en su pecho. -Lo siento...- murmuró, disculpándose por su comportamiento extraño. Era algo ajeno a ella, mantener esa cautela, ese temor y esa duda en su pecho.
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Post by Ivka Lawson on Jan 28, 2018 6:56:12 GMT
Se mantuvo inamovible mientras sentía el aire fresco en los pulmones, conservando una mirada un tanto recelosa de las mismas flores, siendo esa misma apacibilidad interrumpida ante la sutil frase de la protegida a su lado. - No lo se. ¿Cuál creé usted que es el espíritu de esta casa? - Los sucesos y las personalidades tan contrastantes de los residentes le dejaba sin habla, únicamente con un mal sabor de boca ante tales recuerdos tan agridulces. Recuerdos que vagamente deseaba conservar y prefería mantener para si, pero una pizca de curiosidad fue infundada en su ser ante dichosas palabras, pues saber que perspectiva se tenía de la fachada externa era algo que solamente conocía por rumores; sabía perfectamente la clase de lugar que se mostraba al público.
- Si creé que le será de ayuda, puede disponer del espacio. - Su mirada se posó por breves momentos en la zona que mencionaba la fémina, regresando la vista a ella en cuanto le fue hecha una cuestión. No pensó demasiado en ello, la respuesta era clara pero se mantenía en silencio, observando cada movimiento que llevaba a cabo la arconte por simple que pareciese; curioso al ver como de la nada parecía alejarse de los rosales que ella misma había colocado. No le era indiferente a ese tipo de sensaciones, pero eran más obvios desde otra perspectiva. - ¿Por qué se disculpa? - Cuestionó sin afán de molestarle, más bien curioso y un tanto interesado. - Será más tranquilizante salir un poco, como mencionó que pensaba ir al mercado, puedo acompañarle. Personalmente, necesito despejar mi mente ante lo ocurrido. - Añadió antes de recibir respuesta, ocultando una de sus manos en el interior de su bolsillo para luego sacar un reloj, y así, comprobar la hora. - No se mucho de flores o semillas, pero me gustaría ver algunos lirios. - Respondió a la antigua cuestión que le fue hecha, dando a entender la flor que tenía por preferencia. Una vez dicho ello, guardó el reloj nuevamente en su lugar y miró de nueva cuenta a su acompañante. - Podría enseñarme un poco de remedios y plantas mientras caminamos, mis conocimientos en ello son limitados, y nunca está demás saber un poco más de algo que me interesa. - Se limitó a dar unos pasos al frente mientras que extendía su mano ligeramente hacia las mismas rosas, palpando finalmente una de las más pequeñas pero con intenso color rojizo, admirando aún el hecho de que fuese posible tal cosa. - Sabe, estoy sorprendido. - Interrumpió mientras analizaba cada pétalo de aquella flor, tocando gentilmente y sintiendo un suave aroma escapar de estas. - Había pasado ya bastante tiempo que no miraba una flor, mucho menos una con un color tan intenso. - Las palabras escaparon con neutralidad, a la par que se alejaba del rosal después de percibir el delicioso y embriagante aroma. Sacudió ligeramente sus ropas y, sin más, llevó ambas manos tras su espalda.
-Si le parece bien, podríamos irnos ahora. Parece ser buen momento para ir al mercado antes de que dé la hora para la comida y los demás quehaceres. - Hizo hincapié una vez en ello, haciéndose a un lado para ofrecerle el paso con una muy leve sonrisa, gentil. Quizá podría aprovechar para buscar otros artículos necesarios.
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Post by Evangeline on Jan 28, 2018 20:55:54 GMT
Alzó el rostro, repasando con su mirada cada detalle de la casona de abajo hacia arriba. -Su espíritu- murmuró mientras una sonrisa suave, apenas perceptible comenzaba a dibujarse en su gesto. -Seductor; impresiona a primera vista. Sus rincones son bellos e invitan a ser explorados- como había sentido en muchas ocasiones; sus pies que la habían llevado a recorrer los pasillos cometieron la primera indiscreción que rompió una de las primeras reglas impuestas por el amphitere. -Pero lleva secretos que magullan el alma; en el filo de las sombras carga dolor, pena...-. Bajó la cabeza interrumpiendo sus propias palabras. Volvió a mirarle, sonriendo, como si su mente no hubiera viajado hacia la oscuridad por un instante. -Me vendría bien estar en compañía suya, fuera de la mansión-. Sus ojos volvieron a posarse sobre los rosales ante la vergüenza de haber cometido una falta; de haber hablado mal de aquél lugar donde, aunque no lo pareciera ahora, había encontrado protección. -Es bueno salir de la rutina- agregó.
El asombro del dracónido se concentró en su tacto a los pétalos de la flor. Se hallaba incrédula a sus palabras, era... inusual incluso triste, que se hubiera privado tanto tiempo de haber visto la sencillez de un rosal pero no dijo palabra sobre ello; manifestar una pena ajena era algo que sabía bien Ivka no deseaba escuchar venir de ella. Se dedicó simplemente a corresponder a su invitación para salir un momento.
Dio un par de pasos, alejándose de las flores para tomar camino hacia los portales que daban a la salida. -Puede preguntarme lo que guste y por supuesto... podemos buscar algunos lirios... No había pensado en ellos para plantarlos en esta tierra pero creo que darían una hermosa vista al jardín también-. Los arbustos que habían crecido de más, enmarcaban un pequeño sendero hacia el portón que delimitaba la diferencia entre la ciudad y aquél espacio privado, alejado del resto de la gente. -Sabe... espero que no nos sea necesario hacer uso de más remedios en el futuro... Me preocupa enormemente lo que recién sucedió pero aún así... estoy leyendo cuanto me es posible para ayudar al señor Sven de alguna forma-. Su deseo era ingenuo pero no lo sabía. Apenas estaba familiriazándose con la existencia de otros seres que como ella, poseían la magia en su interior. Poco sabía de lo inútil que sería su preocupación en un momento tan crítico para el vástago. -En fin... permítame preguntarle, si no es una indiscreción de mi parte, por supuesto, ¿va a buscar algo en especial al mercado?- ya estaban a pocos pasos de la salida, aquello le quitaba un peso de encima a la arconte; su pecho empezaba a sentirse más ligero. La tensión le abandonaba con cada paso que se alejaban de la mansión. No quería que fuese una realidad, pero se hallaba ansiosa por mirar por encima de su hombro, preocupada de cualquier amenaza que se hallara esperando en las sombras.
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Post by Ivka Lawson on Jan 30, 2018 7:01:53 GMT
- No es necesario plantarlos, solamente me apetece verlos. - Un breve comentario escapó de sus labios mientras que caminaba detrás de la arconte, siguiendo su paso con tranquilidad, reconsiderando seriamente aquellas respuestas dadas con anterioridad. Cayendo nuevamente en la sorpresa ante tales palabras, con semejante espontaneidad y nobleza. - Que gentil de su parte buscar ayudarle. - Inquirió en ello mientras le miraba de reojo, para luego, regresar la vista al frente; notando como poco a poco se alejaban de la tensión que infundia la misma estructura que les daba resguardo. Soltó un suspiro con cierta pesadez, entrecerrando ligeramente sus párpados mientras que sentía la brisa recorrer su espalda; inclusive el aire era diferente.- ... Aunque después de lo que sucedió, me parece algo innecesario "ayudarlo", solamente es cuestión de alimentarlo. - La crudeza se escuchó con cierta dificultad pero no mentía al respecto, prefería decirlo de frente antes que volver a enfrentar una situación tan arriesgada y penosa. - Pero no niego que quizá exista una posibilidad de que pueda necesitar asistencia, igualmente es algo que no he afrontado antes, no conozco al fe-.. - Interrumpió por un momento, cerrando su boca al instante. -...al vástago, los suficiente como para saber que podría necesitar. Es decir, no he alimentado personalmente a ningún vampiro antes, mucho menos a uno que parece no querer pedir alimento por terquedad. - Terminó de hablar, más que nada, solamente dio su opinión al respecto; pues la personalidad del mayor era algo que aún le dejaba dudas y, personalmente, era algo su prefería evitar. - Quizá sólo estoy dando conjeturas erróneas. Cuento con que podrá brindarle sus servicios de ser necesario, Evangeline. - Dio su voto de confianza a las labores que podría desempeñar la fémina, pues después de todo, no podía esperar menos ante el hecho de que continuase ahí, incluso después de haber presenciado tales eventos y casi convertirse en comida para un ser de oscuridad. Soltó una leve risa para sí, resultaba bastante hilarante e irónico que en los primeros dias de la mujer ya hubiesen problemas de ese estilo, era demasido curioso.
Hubo un silencio momentáneo, no fue hasta a que la pregunta llegó a sus oídos y ambos salieron de los terrenos de la mansión.
- Unas cuantas especias y algunas hierbas para preparar té. Y también algunos objetos personales que me interesaría conseguir. - Respondió a la brevedad, mirando por un segundo el cielo ligeramente nublado. - Tinta, por ejemplo. - Añadió, regresando la vista al frente mientras pensaba que otros objetos podría necesitar, quizá algunos que hiciesen falta en la cocina o en la zona de limpieza; pero recientemente la mayoría de cosas estaban completas. - Creo que sólo eso, igual me gustaría ver que puedo encontrar; es un mercado peculiar así que deberían haber bastantes cosas. - Un escalofrío recorrió su cuerpo, como si fuese una señal de alerta. Miró de reojo los alrededores, pero no había nada ni nadie cerca más que ellos dos; sólo había sido su imaginación...
- ¿Qué tipo de semillas comprará? Espero no sean necesarias durante esta Luna Roja que se anunció... Pero de ser necesario creo que serían de ayuda para quienes puedan estar heridos. - Intentaba conversar para hacer que el trayecto se hiciera más pasadero y corto, pero no le resultaba, se sentía ligeramente forzado pese a que su semblante y voz eran convincentes. El dracónido creía que sería duro, pero extrañamente la presencia de la fémina le brindaba una paz momentánea. Al menos el camino parecía disminuir con cada paso que se daba, pues a la lejanía ya casi podían verse otros tantos edificios y lo que parecía ser el mercado negro.
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Post by Evangeline on Jan 30, 2018 20:58:23 GMT
No refutó las palabras del amphitere; tal vez para él no era necesario pero la arconte estaba dispuesta a capturar todo deseo del hombre en muestra de su eterno agradecimiento. Encontraría un lugar especial para esas flores y aunque fuese por medio de la vista, que pudiera darse un placer tan mundano como la gracia de una flor. Dando pasos cada vez más lejos de la mansión, que resguardaban ahora más temores que se apropiaban de sus sueños, suspiró. Las palabras de Ivka motivaron a una de sus manos a posarse sobre su cuello. Había leído suficiente, en la soledad de las tardes cuando el amo dormía... las formas en que el hambre y el alimento fungían en la naturaleza de un vastago. ¿Era esa la única forma de ayudar? Creía en Dios y en sus santos pero no había encontrado ni siquiera una pizca de esa religión a la que rindió tributo por tantos años en los corazones de los mirovianos... Era tal vez... algo de humanos. Jamás se había hallado en aquél conflicto, el de considerar el sacrificio de su cuerpo de tal forma; nunca hubiera pensado algo así. Su alma se inundaba de un profundo terror de sólo pensar en exponerse de tal forma; ¿era acaso egoísta?
Sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz del dragón; además de que, aquello la hizo caer en cuenta que ya se encontraban lejos de la mansión. Se había movido por la mera voluntad de sus pies por alejarse pero no había siquiera reparado en el cambio de entorno. Despegó de inmediato las yemas de sus dedos que apenas y por encima, rozaban la piel que protegía la yugular. Miró a Ivka para responderle, tratando de ocultar las angustias que la habían apesumbrado minutos antes. -Remedios generales... aún no estoy familiarizada con hierbas que contengan propiedades mágicas pero concuerdo con que ayudarán en caso de que haya heridos... esperemos no sea el caso- nuevamente la amenaza de más violencia, más terror. No dudaba de su estancia en el lugar, puesto que su compromiso había sido en dar cuanto pudiera a quienes más lo necesitaban, pero para eso debía empezar por aliviar su propio espíritu y encontrar la paz que parecía estarse escapándose de sus propias manos.
-Discúlpeme, si mi mente está más dispersa que en los días anteriores que nos hemos visto- comentó mientras se detenía en uno de los puestos para palpar algunas hierbas sueltas. Podía sentir el olor de la hierbabuena entrar por su nariz; la hizo sentir un poco tranquila. -Estoy aún lidiando con los conceptos que se me han presentado de manera tan... repentina- prosiguió, tomando un canasto que se encontraba cerca de los estantes para empezar a llenarlo con lo que necesitaba. -La idea de... la muerte en vida...- interrumpió sus palabras al sostener unas hojas de belladonna entre sus dedos. ¿Era eso? ¿Era ese conflicto moral y filosófico lo que la tenía tan alterada? -A pesar de haberlo visto con mis propios ojos me cuesta trabajo creerlo... ¿Estoy siendo egoísta señor Ivka? ¿Por querer aferrarme a mi seguridad desde aquél día?-. Bajó la cabeza, avergonzada, sin siquiera poderlo ver a la cara. ¿Cómo podía siquiera depositar semejantes angustias en él? No se lo merecía. Le temblaban las manos por lo que se aferró al brazo del canasto, sometiendo la debilidad de su alma.
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Post by Ivka Lawson on Feb 1, 2018 6:17:47 GMT
Le era un poco indiferente al temor asomándose en aquella mujer, pero lo comprendía bastante. El aroma de las hierbas y otros tantos frutos podían llegar a su nariz, tan cautivantes y fuertes. Posó su vista en las manos contrarias a la par que escuchaba sus complejos y dudas, notando como sostenía unas cuántas hojas mientras bajaba la cabeza. No respondió, únicamente estiró su mano al frente y tomó con cuidado lo que parecía ser menta; llevándolo al canasto de la fémina sin causar demasiada presión en este - No. - Acotó con gentileza mientras posaba momentáneamente su mano sobre el hombro ajeno, invitandole a elevar el rostro. - Pero creo que le pregunta a la persona menos indicada. - Soltó a la arconte y avanzó a inspeccionar un poco más de cerca las hierbas que estaban más lejos, palpando unas cuántas para percibir mejor el aroma. - No esta demás ser egoísta de vez en cuando, Evangeline. Podremos ser tan mágicos y especiales como ningun otro a diferencia de los humanos, pero seguimos siendo frágiles a la naturaleza misma que nos rodea. ¿Por qué habría de ser egoísta buscar su propia seguridad? ¿Se lamenta de no poder ayudar más al vástago que como alimento?...- Se detuvo en seco, elevando la vista a los transeúntes que pasaban por los alrededores mientras que reconsideraba sus palabras. - Somos frágiles, velar por nuestra propia seguridad es un derecho y un instinto. No se sienta mal por sentir temor de otros, en su caso, viva con la esperanza de que podrá conocer mejor a quien le causó temor para comprobar que ya no hay necesidad de temerle después. - Acercó su diestra a la lavanda y tomó unas cuántas flores, llevándolas después a su rostro para oler tan embriagante esencia. - Además, sólo está siendo dominado por sus instintos y la confusión de esa naturaleza, era bastante notorio. Debo admitir que me tomó por sorpresa... Pero no puedo quejarme, es mi superior y prefiero mantener distancia. - Tomó consigo unas cuántas flores y tallos de lavanda, depositandolos al instante en el canasto de la mujer. Un suspiro escapó de sus labios y luego regresó su mirada a ella, serio.- Lo que sucedió ese día sólo fue un descuido, pero no le prometo que no vuelva a pasar... - De su bolsillo sacó un pequeño morralillo, y de este, unos cuantos mirvos; no se hizo esperar, pagó por lo que habían tomado y miró a su alrededor para buscar algún otro puesto interesante que pudiese tener algo de su interés. -Sigamos. - Ordenó amable mientras guardaba nuevamente su morral y observaba a la mujer en silencio.
- ¿Qué tipo de arcanos conoce, Evangeline? Quizá pueda ayudarle un poco en ello para que la próxima vez no le tome por sorpresa... considerando más aún que la Luna Roja se acerca. - Murmuró mientras caminaba a lado de la fémina, mirando hacia los lados y pasando de largo de los demás arcanos presentes;ninguno parecía tener algo que fuese de interés personal, no fue hasta que vio un puesto un tanto sospechoso con varias personas. -...- No acudió a el, más sin embargo, solamente pudo verlo de reojo por un instante; percatandose de como una mujer atendía a prisa a unos cuantos clientes, pero dicho puesto estaba oscuro. A prisa regresó su atención a lo que era verdaderamente importante, ya habría tiempo para averiguar de que se trataba.
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Post by Evangeline on Feb 1, 2018 18:45:55 GMT
Se mantuvo quieta, mirando hacia el centenar de hierbas que reposaban sobre el mostrador de madera, recibiendo las palabras del amphitere que, por las razones que fueran, aliviaban un poco la culpabilidad de sentir ese egoísmo. Comprendía lo que decía y le daba su razón, puesto que al final de todo, esa fragilidad de la que hablaba era latente y tan primordial en la esencia de cada uno, tan elemental como el alma misma. Inevitablemente sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo ante su declaración; aquella que no podía prometer por nada, y comprendía perfectamente ello. No había manera de tener control sobre lo que podría o no ocurrir con el señor Sven, pero sabía que era un ser volátil, movido por el hambre. A juzgar por la sorpresa del señor Ivka, seguramente que era recién convertido...
Siguió al hombre entre el resto de los puestos, aún silenciosa, haciendo digestión de lo que acababa de decirle. Alzó la cabeza que había mantenido gacha por ya varios minutos, le miró conforme avanzaban entre el gentío y el resto de los puestos que a cada paso, intentaban captar la atención de ambos arcanos con la promesa de productos y precios únicos. -Por ahora he estado enfocándome en los seres de oscuridad, señor Ivka... La situación lo requiere...- respondió con suavidad. Era inevitable sentir una sensación de ahogo de sólo pensar que la experiencia podría repetirse y peor aún, con más de un solo arcano, pero estaba trabajando en su valentía y firmeza. Tragó saliva antes de continuar. -Me gustaría también saber sobre su especie y del resto de los sirvientes... Me sería de utilidad en caso de que... se presente otra situación-. Aquello lo dijo con cierta dificultad pero lo decía con toda seriedad.
Pasaron por un puesto que parecía estar demandando la atención de varias personas. Pudo notar de manera muy fugaz que el amphitere le había echado un vistazo pero no perdió tiempo y volvía a mirarla a ella. Evangeline, inevitablemente, miró por encima de la figura de su acompañante a ese sitio; no lograba distinguir qué era lo que vendían u ofrecían, pero podía comprender por qué aquello había capturado la curiosidad del dragón. -¿Quiere pasar a ese local? Tal vez tengan algo que está buscando...- tomó del brazo ajeno para detener su paso. Permanecieron de pie en medio del callejón, a unos metros del puesto pero sin estar lo suficientemente cerca para descubrir de qué trataba todo.
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Post by Ivka Lawson on Feb 2, 2018 14:39:49 GMT
- Ya veo...- Murmuró mientras rebuscaba respuestas entre aquellos recuerdos meramente nítidos, perpetrando en aquellos días en que, al igual que ella, estudió sobre las razas arcanas para poder tratarles correctamente. Escuchaba atento sus palabras, siguiendo el paso entre multitudes hasta sentir que fue detenido; había sido descubierto por aquella curiosidad que le había sido infundada por un simple puesto. - Si no le molesta, si me interesa saber de que se trata...- Sus palabras escaparon sin querer, en voz baja y con cierta dificultad, como si de un placer o capricho se tratase. - Una vez veamos de que se trata podremos conversar respecto a las razas más a profundidad, por ahora... - Interrumpió amable mientras le ofrecía comenzar a caminar para ir a aquel puestesillo interesante, posando ligeramente su mano sobre la de la fémina que se aferraba a su brazo. - ... puedo hacerle mención de las razas de los demás presentes en las labores de la mansión. - Hizo una breve pausa, regresando su mano a su lugar mientras ambos caminaban a paso lento. - La señorita Enomoto Akane, ella es una Oni y una buena cocinera. El joven Xhime es una quimera, bastante ágil e inteligente por cierto. El pequeño Aishling es un selkie y, como pudo notar, el pelinegro es un vástago. - Dio a conocer lo poco que sabía de cada uno, más que nada limitándose a dar conjeturas respecto a sus habilidades o personaliades, era algo que hacía tiempo ya resultaba algo a lo que no le prestaba demasiada importancia. - Yo soy un dragón. -Acotó- Por eso mismo, quienes requieren más atención son Enomoto y el vástago; y por supuesto, nuestro Lord, pero en ese caso se toman otro tipo de medidas... - Añadió con calma, rememorando lo que había ocurrido en la Luna roja anterior y la cadena de eventos que había conllevado a otros tantos eventos agridulces, ¿Cuanto tiempo había pasado ya?... Todo parecía tan claro que era como si hubiese ocurrido hace sólo días, pues aquellas imágenes eran sumamente marcadas en su memoria. Ladeó ligeramente su cabeza mientras avanzaban, deteniendo en secos sus pasos al ver que ya estaban justo al frente de aquel puesto de la mujer, en el cual, había una poca multitud de personas esperando.
- ¿Deberíamos esperar?... - Cuestionó seco, mirando con cierto repudio a quienes llegaban; preguntándose siquiera si valdría la pena, pues seguramente sólo se trataba de alguna trampa o algo parecido.
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Post by Evangeline on Feb 5, 2018 4:24:13 GMT
Aceptó la curiosidad del dragón, además de que, ella también se hallaba encaprichada con el lugar. Hasta ahora, el mercado poseía cierta hostilidad que realmente no sentía dicha de experimentar de ninguna manera y encontrarse con un puesto que aglomerara a tantos arcanos era... algo distinto. No era ingenua, por supuesto, estaba consciente de que tal vez lo que habría en el lugar no sería nada que Dios consentiría... pero había estado expuesta al otro lado de su palma, aquella que no se hallaba a la vista. La que era oscura y diferente a lo que siempre se le había sido mostrado; esa con la que golpeaba a los pecadores. Asintió suavemente para consentir los deseos del dracónido y así acercarse al puesto. Mientras tanto, se tomaba a la tarea de responder a sus dudas, de manera breve, pero con información suficiente para que fuera útil a su servicio en el castillo. Levantó el rostro cuando reveló su propia especie; ya lo había visto antes pero no tenía certeza de qué era.
Se mantuvo callada, absorbiendo ese conocimiento para un momento donde fuese verdaderamente útil. Con las ideas bien plantadas en su cabeza, llegaron al fin al lugar, colocándose del lado de Ivka, de cierta manera buscando seguridad en su presencia. Las personas que se hallaban esperando se veían ansiosas y curiosas, mas poco podía saber con sólo ver. Aquello que se encontraba sobre la mesa, no había visto jamás. Se había mantenido alejada de ciertas costumbres paganas, más por aislamiento que por convicción, pero aún así era ignorante. Piedras de todos colores se encontraban dispuestas al rededor de varias cartas; en varios frascos habían pedazos rotos de lo que parecían ser partes de animales... o tal vez, arcanos. Había al frente de la espera, una mujer sollozándole a la dueña del puesto, al parecer por un amor perdido... muerto quizá. Inevitablemente, Evangeline se sintió apenada por su dolor... por mucho que estuviese buscando salvación en medios de dudosa espiritualidad, su duelo parecía ser extenuante y sumamente desgastante. La necesidad de tocarle el hombro la tentó, pero se reservó, quedándose con las manos quietas sobre el mango del canasto.
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Post by Agatha Bloodspell on Feb 5, 2018 5:07:00 GMT
Le circulaba por la mente la tristeza y amargura que había sido depositada en ella más de una vez. La pena de una pérdida... la impotencia de no poder tomar la vida entre las manos. Conocía esa sufrir; lo había visto a través de los ojos del Soberano Asthur. Sus profundos y ambarinos ojos que liberaban el elixir de su tristeza cada vez que sus pieles se tocaban. Aquello atravesaba su corazón de forma dolorosa. Sin embargo, se sentía adicta a esas sensaciones o eso pensaba. Añoraba los encuentros más que nada en el mundo. Se convertía en algo más fuerte que la carne y el hambre pero aún no lo sabía con certeza.
Ese día caminó por el mercado negro; buscando algunos ingredientes para un ritual que ya llevaba en mente hace ya tiempo. Los más simples, los que podía conseguir sin que le cuestionaran mucho. Pero como varios arcanos, la curiosidad tentó el andar de sus pies hasta el sitio donde se agrupaban, fascinados ante una consulta proveniente de una extraña. Miró por encima de los hombros ajenos; la forma en que la dueña del puesto hablaba y hacía muestra de sus supuestas habilidades, rayaban en la charlatanería. Además... nadie que supiera hacer lo que la clienta pedía, lo anunciaría a los cuatro vientos sin temor de los Dioses o de otras fuerzas. Aún así, consintió el morbo que la seducía a escuchar el relato ajeno. La pérdida de un amor... en vida. Tal circunstancia le hizo arder el pecho... era muy cercana.
Sin quererlo, miró a su costado en donde descubrió a dos de los sirvientes del castillo Velfast. Los había visto en la ceremonia; por lo que bajó la cabeza, en señal de saludo. Suavemente sonrió, quebrando de pronto con el contacto que había tenido en el puesto. -¿Dándose un descanso de la rutina en el castillo?- preguntó, dando un par de pasos para acercarse al par.
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Post by Ivka Lawson on Feb 5, 2018 19:49:14 GMT
Las penas que agobiaban a la mujer sollozante que esperaba también le recordaron con sutileza su propio ser; haciéndole sentir pena y asco al mismo tiempo que entrecerraba sus párpados con desagrado y rechazo. ¿Era así como lucía? ¿Ese nivel de dolor había alcanzado? ¿Cuán humillante había sido su actuar? Se sentía avergonzado y apenado, pero comprendía lo suficiente aquel pesar que afrontaba la extraña. Tan desagradable... pero tan inevitable y egoísta ese sentir mundano; haciéndole ver cuan débil era incluso la vida de un arcano. ¿Qué podía esperar de la vida humana? Nada, las limitantes eran aún peor, pero... Siempre pudo haber prolongado un poco más aquella vida que dejó escapar, sabía perfectamente cuan delicadas eran, y nunca tuvo el cuidado suficiente.
Pero había una diferencia entre ellos, quizá. La mujer imploraba por su amor, mientras que el dragón imploraba por el amor y el egoísmo de sentirse amado al mismo tiempo. Tan diferente, pero a sabiendas de que recuperar algo que se ha ido del mundo pueda volver resultaba algo casi imposible.
Un suspiro escapó de sus labios mientras que agachaba ligeramente su rostro, abatido. ¿En que momento había decaído tanto como para sentir interés por charlatanería pagana? Era preocupante, y todo ello le hacía hincapié en su decadencia de atención por mantenerse inmerso en problemas tan simples. Era tiempo de olvidar, de buscar una libertad aunque realmente no quisiera.
Sintió lástima por sí mismo, lejos siquiera de querer interesarse en quienes prestaban atención a la mentira del puesto barato; hasta que su atención se desvió a una fémina ajena a ellos, su rostro le resultaba familiar, pero no recordaba exactamente de donde. Correspondió aquel saludo de igual manera, agachando ligeramente su cabeza sin mostrar emoción respectiva. Retomó su posición, apreciando de reojo como dicha mujer se acercaba a ellos, con intenciones de cruzar palabras. Hasta que una pregunta les fue hecha, más que nada, asumiendo su actuar y presencia en el mercado. Guardó silencio, limitándose a analizar con discreción aquellos gestos que podía captar fácilmente.
- ¿Nos conocemos? - Acotó con amabilidad y cierta desconfianza, no podría permitirse responder algo así con total normalidad. - Disculpe mis modales, simplemente es por mera costumbre. Y no, justo ahora estamos "trabajando"; pero este... "puesto", nos ha llamado la atención. Por más falso que luzca. - Añadió con cierta agriedad, regresando la vista momentáneamente a aquella mujer sollozante, quien ahora sostenía las manos de la dueña de la farsa, esperanzada por recibir respuesta o misericordia.
-Es decepcionante... - Las palabras escaparon de sus labios inconscientemente mientras que sus ojos reflejaban desagrado y pena; pues aunque sabía que había cosas imposibles, tenía la ligera "esperanza" de que algo así pudiese ser posible, recuperar la vida de alguien pese a su muerte.
Era tentador en tantos sentidos.
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Post by Evangeline on Feb 7, 2018 15:35:10 GMT
Evangeline no conocía a la mujer que de pronto se les había acercado, sin embargo, le saludó de inmediato a como era su costumbre. Sonrió, mirando de reojo al amphitere quien aún parecía estar sumamente curioso ante lo ocurrido en el puesto. -Como dice el señor... fuimos víctimas de la curiosidad- agregó con cierta vergüenza, ya que ambos parecían disgustados por lo ocurrido en el puesto.
La sucubo sonrió modestamente, bajando de nuevo la cabeza con suavidad para recibir las palabras de ambos sirvientes. -Comprendo- le contestó a la mujer quien poseía un aire de tanta inocencia que no concebía cómo es que seguía en una pieza estando en el mercado. Rió por lo bajo al escuchar el susurro del hombre; concordaba con que era sumamente vergonzoso cómo la gente perdía su tiempo en ese tipo de charlatanería. Le era difícil de creer que nadie hubiese descubierto las mentiras de la dichosa bruja. -¿Esperaban algo más... real?- preguntó sin despegar la vista de las manos de la mujer, quien ahora sostenía las de su cliente que no dejaba de llorar.
Evangeline siguió la mirada de la desconocida hasta la escena que aún seguía jugando con las fibras de su sentimentalismo. La desesperanza que corría por las mejillas de la pobre mujer era tal que no creía saber lo que era sentirse así... y no deseaba conocer semejante sufrimiento. Nuevamente... el egoísmo la tentaba. Despegó una de sus manos para llevársela al pecho, intentando calmar el repentino sentir que le causó malestar.
-Las personas hacen todo por amor... eso parece- sintió una punzada ante la pronunciación de sus propias palabras. ¿Era... eso? Apretó los labios, ordenándose a sí misma callar; no dejar escapar aquello que haría real el sentir que seguramente sólo la haría sufrir más. Suspiró, permitiéndose sonreírle a los aún desconocidos. -Disculpen el atrevimiento y la interrupción... mi nombre es Agatha Bloodspell. No nos conocemos. Sólo los he reconocido de vista en reuniones en el Castillo Velfast- entrelazó sus manos al frente para inclinarse un poco.
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