Learning to walk... Where Im supossed to be? (Abierto)

Enzo le escuchaba casi hipnotizado sin siquiera gesticular o mover los labios. Recordaba las historias sobre las sirenas y se preguntaba si estaba cayendo en alguna especie de hechizo puesto que estaba costándole trabajo despegar la vista del rostro de la mujer. Era de una belleza que no podía ignorarse y además que sus palabras causaban un efecto en él que disipaba toda preocupación, como si pudiera quedarse profundamente dormido en cualquier momento. No era por falta de interés en lo que decía puesto que estaba atento y cada palabra la guardaba en su memoria, pero algo más, una comodidad extraña que parecía ajena a él. Tragó saliva al sentir el agua caer sobre sus hombros. Asintió nada más puesto que su lengua parecía ser víctima de un secuestro; no tenía palabras en aquél instante.

Llevó las manos al agua para mojarse el rostro y así salir del trance en el que sentía que estaba. Se despejó un poco, así permitiéndose hablar. -Lorelei, puedes decirme lo que te venga en mente cuando gustes -. Comenzó a sentirse sumamente inadecuado puesto que la presencia de la mujer lo hacía querer acercarse más. Estaba fascinado con la luz de su piel pero no quería cometer nuevamente la desconsideración de tocarla. -Yo tengo la fortuna… y desgracia, de recordar vívidamente muchas cosas de mi pasado pero intento olvidarlas… Sé que estoy aquí precisamente porque mi pasado no me estaba dando la felicidad que estuve buscando -. Se sobó la nuca, mirando hacia abajo, hacia las aguas que reflejaban la luz de la luna. Podía sentir su luz bañar su rostro. -Pero ahora que te conozco y sé que estás luchando por recordar me parece muy cruel de la vida que nos jueguen bromas como éstas; con mucho gusto te daría mi capacidad de recordar si yo pudiera olvidar lo que viví -.

De alguna manera concordaba con lo que decía… pero tal vez había una idealización de la memoria que era injusta con aquellos cuyas malas experiencias no aportaban nada nuevo al presente; eso pensaba el chico. No se atrevió a darle la contra puesto que no quería añadir mayor tensión a su abatimiento, además de que, estaba teniendo un buen momento con ella. -Trataré de creer en tus palabras – respondió con una sonrisa. Suspiró profundo, dejando que la calma y el silencio los dominara por un momento. El mar los mecía a manera tranquila, sin indicar que hubiese alguna amenaza cerca… y qué bueno, no deseaba que hubiera ningún depredador o anguila asustada que pudiera hacerle daño a la chica. -Lorelei, ¿tú crees que siempre fuiste así? ¿optimista? - tal vez la pregunta era demasiado cruda y no debió haberla hecho pero ahora estaba curioso de su condición.

La amnesia hacia que todo se olvidara; el pasado, las experiencias… ¿Pero qué pasaba con la esencia de la persona? ¿Se olvidaba también? Se recostó, dejando que su cuerpo flotara contra la marea del mar; sus ojos puestos sobre el firmamento que ofrecía la vista de miles de estrellas brillando sobre ellos. Siempre el mismo cielo, sin embargo, no se aburría.

Estando a flote sobre el mar escuchó a la sirena… Le parecía admirable que quisiera recordar su pasado muy a pesar de que éste pudiera tener terribles anécdotas que probablemente impactarían su corazón tal vez no de la mejor manera. -Claro que pienso ayudarte – contestó mientras cerraba los ojos para dejarse mecer por la marea. -Aunque no estoy muy seguro de cómo podría hacer eso yo… Puedo llegar a ser un poco entrometido; tal vez mis preguntas algún día den al clavo y recuerdes poco a poco aunque… temo que no hallarás mucho estímulo en mi compañía… Te digo, no soy tan… “aculturado”. Sé muy pocas cosas; a veces ni me entero de las cosas que pasan en esta isla – lo decía con cierto arrepentimiento pero en parte gozaba de una vida tranquila aislándose en la playa. -Por eso quisiera acompañarte a la Ciudadela, creo que encontrarás demasiada inspiración en toda la gente que conocerás -. Tal vez era buena voluntad o tal vez era el miedo de que la gente se diera cuenta de que no era tan interesante como aparentaba. Su vida era sólo el trabajo y nada más… ¿Qué podría recordar la chica con sus conversaciones sobre pescado? No mucho en realidad… más bien… nada.

Se enderezó. -Volveré a la orilla… pero si quieres seguir nadando puedo esperarte sobre la arena – comentó con una risa un poco más débil. De pronto se sintió inseguro pero no compartiría eso con ella, suficiente era con la preocupación de no tener ningún recuerdo. Nadó hasta llegar a donde se quebraban las olas; soltó su cabello para agitarlo y así quitarse el excedente de agua. Vaya que se sentía inadecuado y hasta nervioso. Tomó la túnica que había dejado al lado de las cañas para secarse el cuerpo; se sentía una brisa fría que le erizó la piel.

Sintió algo de vergüenza de verla con el cuerpo casi expuesto en la orilla del agua y de cómo depositaba una confianza en él que no era esperada. Secó sus brazos, desviando la mirada hacia el interior de la playa, donde las palmeras se juntaban y hacían caminos oscuros. No quería quitarle la intención a la joven de pasar un buen rato… Estaba siendo tal vez muy egoísta de comprometer el entretenimiento de Lorelei por sus impulsos reprimidos. -No… por favor, no te preocupes por mí – respondió sentándose sobre la arena, secando su rostro con lo que quedaba de seco en su túnica. Se quedó con la cara cubierta por un instante, descansando en la oscuridad que la tela la proporcionaba. -No quisiera intervenir con algo que te está trayendo dicha; tienes todo el tiempo del mundo. Además, de estar cansado, siempre puedo recostarme sobre la arena – al decir esto se acostó, con el cuerpo de frente al mar, sobre su costado. Podía ver bien la silueta de la mujer entre las aguas, con la espalda y cabellos iluminados por la luz plateada de la Luna. Un misterio en verdad.

-Además… el que debería estar preocupado soy yo – comentó apoyando su rostro sobre su mano. -Tus piernas… a- aleta… ¿no te duele?-. Aquello lo dijo por la pomada que le había aplicado antes... Esperaba que con la actividad no fuera a lastimarse más o a sentirse incómoda, sino, el remedio habría perdido todo su propósito y se sentiría culpable de no haber tomado las precauciones debidas para su pronta recuperación. 

Tragó saliva, de momento no pudiendo responderle. No estaba cansado en realidad, no como para pedirle que se fueran a descansar. Trató de clavarse a cualquier cosa y encontró entre las palabras de la joven algo que le llamó la atención. ¿Naufragio? Lo había mencionado antes pero como un sueño; por la forma en que hablaba ahora lo hacía sonar como algo que en verdad ocurrió. No se reservó de ocultarle esto a la mujer y se lo dijo tal cual. -Parece que tu memoria cobra fuerza sin que lo notes; entonces el naufragio, ¿sí ocurrió? - podía verse cierta emoción en la mirada del joven, misma que cobró voluntad en su cuerpo al impulsarse ligeramente hacia adelante. -Tal vez si visitamos el lugar donde se encuentran los restos puedas acordarte de más cosas, ¿no lo crees? Claro… eso tendría que ser mañana, cuando haya suficiente luz… - de pronto sintió vergüenza, estando consciente de que tal vez estaba siendo demasiado agresivo con su intento de ayudarle. Igual y la chica probablemente no quería visitar el sitio… ¿Había sido insensible? Se sentó sobre la arena, no permitiéndose estar relajado ya más. Sobó su nuca tratando de apaciguar el repentino malestar de haber sido imprudente. -No, discúlpame, tal vez no quieras exponerte a algo así aún...-

-No te disculpes – dijo llevando ambas manos al frente agitándolas para negarse ante tal muestra de arrepentimiento. No le debía nada a él, ni siquiera explicaciones. -Por supuesto que te acompaño – agregó. Se puso de pie, sacudiéndose la arena del cuerpo para después colocarse la túnica aún húmeda por el agua. -En ese caso lo mejor será regresar para descansar que nos espera un día largo mañana entonces. Si quieres adaptar el naufragio para hacerlo de tu hogar puedo ayudarte; tomará tiempo pero creo que es un proyecto que sí puede realizarse -. Le vio ilusión a la chica y eso le daba algo de tranquilidad; no la veía como una víctima pero sí le apenaba de sobremanera la situación por la que estaba pasando.

Recogió las cañas del suelo, dándose la vuelta esperando a que la chica cambiara de forma para regresar. -Dime cuando estés lista para regresar a la choza -.

Se mantuvo de pie, dándole la espalda tan sólo escuchándola. No quería tampoco sobrecogerla con sus ofrecimientos, finalmente, era decisión de ella y nada más que de ella la manera en que empezaría su vida en Mirovia; no se impondría a construir algo que tal vez quería hacer sola. -Bueno… si no quieres mi ayuda por no molestar por eso ni te preocupes que lo haré con gusto – comentó en un tono nervioso, apoyando ambas cañas sobre la arena mientras esperaba a que la chica terminara de vestirse. -Libros hay muchos pero no hay nada como empezar con la práctica, además, el proyecto está más avanzado de lo que crees… sólo es cuestión de adaptar el barco a tus necesidades -. Hablaba con convicción… claro, estaba aún por ver el estado en el que se encontraba el naufragio.

Sintió el tacto de la mujer sobre su hombro por lo que bajó la mirada para verle. Le vio el gesto tenso, tal vez por molestias en sus piernas. -Sí, ayúdame con esto- dijo entregándole las cañas a la mujer para tomarla en sus brazos y cargarla en el camino de regreso. -Tal vez ya fue demasiado ejercicio por hoy y tus piernas necesitan descansar – explicó ante su acto tan repentino. -La actividad física es primordial para la mejoría en muchos casos pero creo que por ahora lo que necesitas es reposo – insistió.

Al entrar nuevamente a la casa, la colocó sobre el camastro. El fuego de su fogata se había apagado por lo que se dirigió al centro del pequeño lugar para volver a encender la flama. -Si somos rápidos en poco tiempo tendrás una casa muchísimo más grande que la mía. - retomó el tema de la construcción para llenar el silencio que de pronto hubo entre la oscuridad.