Lorelei
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"There are infinite paths in the sea and inside the books in the knowdeldge"
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Post by Lorelei on Mar 7, 2018 17:23:03 GMT
El sonido de las gaviotas resonó en sus oídos como un lejano martilleo entrando a su cabeza despertándola de su trance, su cabeza estaba en blanco y sus ropas rasgadas con las escamas de su larga cola brillando como pequeñas gemas a la luz del sol, luz que le producía un ligero dolor de cabeza, observó su cola por unos segundos algo confundida, observó con detalle que más allá de los colores brillantes habían cortadas y algunos pequeños huecos en las aletas, aunque no entendió el porqué así que hizo un esfuerzo por recordar algo "...Nada..." pensó para sí misma por un momento alzando su mano para colocarla en su frente por unos momentos, era extraño, podía recordar contenido de libros, información, pero no más allá de eso excepto por un nombre que le golpeó como una ola rompiendo contra una roca "...Lorelei *****..." supuso que era su nombre a pesar de que su apellido sonaban como voces roncas y desgastas e intento calmarse por un momento, pero la paz no duró demasiado una enorme ola más alta que cualquier cosa se alzaba ante ella sosteniendo un enorme barco destrozado mientras tronaba y empezaba a llover con fuerza obligándola a retroceder hacia atrás hasta que 3 sombras negras que sangraban la sostenía por su aleta.
. . . —!!!NO!!! ¡¡¡AUXILIO Oo!!!!— . . . Despertó en medio de la playa con el corazón latiendo a mil por hora y sudando frío con su mano derecha tratando de agarrar algo en el aire. Soltó un suspiro al encontrarse en la playa descansando bajo un a de las palmeras con algunos de sus libros al lado. "De nuevo la pesadilla" Pensó para sus adentro mientras colocaba su dedo pulgar e índice sobre el puente de su nariz para masajearlo con suavidad mientras trataba de regular su respiración nuevamente, sinceramente todas sus pesadillas se habían vuelto como una especie de sombra que la seguían a donde fuera cada vez que cerraba sus ojos, pero decidió simplemente no darle más vueltas al asunto y se dedicó a intentar leer un poco, pero le fue imposible con las cosas que tenía en la mente simplemente le era imposible. Sonrió un poco alzando la vista hacia el cielo admirando el hermoso clima soltando un suave suspiro, lentamente agitó su larga cola un par de veces Intentando hacerla desaparecer, aún se acostumbraba a los cambios de su forma verdadera a la sellada, aún no sabía porque, pero le era sumamente difícil pero a pesar de todo trataba de hacerlo todo el tiempo, pero simplemente los resultados eran los mismos. Cuando por fin logró ver sus piernas rió suavemente en señal de triunfo y se apoyó de la palmera intentando levantarse , sintiendo como sus piernas se estremecían ante el dolor y es que no era simplemente por la falta de costumbre al cambio o porque estaba hecho así para las sirenas, aún las cicatrices de sus piernas pedían descanso y dolían, después de todo, apenas hace poco era que había podido darse un tiempo para curarlas. Al fin se rindió y tomó un largo bastón e intento levantarse para empezar a caminar por la playa con sus pies descalzos mientras admiraba el paisaje a pesar que estuviese aún algo abrumada por la pesadilla anterior, necesitaba aire fresco para llenar los pulmones y eso era algo que la playa de Aqualia siempre le ofrecía gustosamente para calmarla, a pesar de no ser especialmente social, siempre esperaba con ansias el poder conversar con alguien, pero la playa era un lugar poco concurrido y para ser honesta, no habían demasiadas razones para dejar la playa, excepto por lo esencial.
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Enzo
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Post by Enzo on Mar 19, 2018 2:21:35 GMT
Llevaba horas con las cañas clavadas a la arena, esperando a que algo picara... pero nada. Los peces andaban caprichosos esa tarde, negándose a caer tentados a las trampas. Sentado sobre la arena, recargó sus manos sobre ella, echando el cuello hacia atrás en un intento desesperado por darse algo de esperanza. Suspiró. Llevaba días sin ser exitoso, le quedaban pocas reservas de pescado seco y por ende, su dieta durante los últimos días no había sido más que de algas y arroz. El estómago le pedía a gritos algo de alimento pero no había nada que el muchacho pudiera hacer para convencer a la madre naturaleza de brindarle un favor.
Volvió a su postura de antes sin muchas esperanzas. Se puso de pie, estirando las piernas. Dudaba que pronto fuera a picar algo y si picaba... bueno, esperaba correr con suerte de que así fuera para cuando volviera y no durante la caminata que planeaba dar. Sentía las piernas entumecidas por lo que comenzó a caminar por la orilla. Se culpaba inevitablemente de la mala pesca; ¿serían los sebos que ya no estaban tan buenos? O tal vez sólo era hora de cambiar de lugar... Los peces se llegaban a acostumbrar y por ende, evitaban ya los lugares... sí, eso debía de ser. Caminaba con la cabeza gacha, mirando sus propios pies hundirse en la arena y levantarla al dar sus pasos. El sonido de las olas chocando contra la orilla no lo habían hecho percatarse de que otro par de pasos se mezclaba entre los cantos del mar, o al menos, no lo notó hasta que alzó la vista.
Se encontró con una hermosa mujer, caminando torpemente con ayuda de un bastón. Llevaba varias heridas en sus piernas, las cuales no estaba seguro si eran recientes... El sol podía hacer que se enrojecieran nuevamente, eso no era bueno para su salud. Se detuvo de inmediato, con una preocupación evidente en el rostro. -Buenas tardes- saludó, apenas pudiendo sonreír pero no podía quitar la vista de esas heridas. ¿Necesitaba ayuda acaso? -¿Estás bien?- tragó saliva, intentando a toda costa desistir de mirar esas heridas. No quería invadir la privacidad de la chica por ningún motivo. -Soy salvavidas... tengo varios remedios cerca de mi casa que está aquí cerca, si gustas puedo darte algo para los raspones-. Apuntó con su pulgar a una dirección detrás de él. La choza no estaba tan lejos pero no podía verse tampoco en la lejanía.
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Lorelei
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Post by Lorelei on Mar 19, 2018 3:06:20 GMT
Sumergida en lo más profundo de sus pensamientos tampoco se percató de la presencia de aquel hombre moreno, tropezando ligeramente con él, dejando escapar un leve quejido por la sorpresa, aferrándose con fuerza al bastón improvisado que tenía en ese momento. Tal vez era ese arrullo nostálgico de la playa que siempre le causaba ese tipo de accidentes mínimos que terminaban por sacarla de ese trance que había vivido las últimas semanas cada vez que caminaba tan cerca de la orilla. La voz varonil la sacó de sus pensamiento y de inmediato y casi por instinto, flexionó suavemente las rodillas e hizo una gentil reverencia sin poderlo evitar. -Muy buenas tardes caballero, lamento mi torpeza- Alzó su mirada y le dedicó una dulce sonrisa.
Miró al joven y luego miró sus piernas ante la pregunta, ruborizándose levemente por un momento. -Ah... Sé que sonará raro, pero... No lo sé- Rascó su mejilla intentando desviar la mirada hacia el suelo, observando como las olas acariciaban la arena. -No sé sí...- Trató de continuar pero hubo un breve momento de silencio en el que trataba de organizar las palabras revueltas en su mente, como un violento tsunami que por fin chocaba contra la tierra para dejar al agua finalmente tranquila. -Oh eso sería excelente y muy gentil de su parte caballero... La verdad es que hace unos días intento conseguir una forma de lidiar con estas heridas, son algo... Molestas y para ser sincera creo que primeros auxilios no es mi fuerte, tendría que aprender si quisiera curar esto rápido- Rió suavemente ocultando sus labios con el dorso de su mano libre tratando de no ser tan obvia, ya fuese por causarle preocupación al joven o por parecer una demente ante un desconocido que además le estaba ofreciendo una ayuda que bien que necesitaba por más que no quisiera admitirlo.
Observó la choza a la distancia y asintió delicadamente mirándole a los ojos -Es usted muy amable, gracias por preocuparse por mí- Retrocedió un poco algo avergonzada. -Oh lo siento mucho por distraerle tanto tiempo y por mis modales, mi nombre es Lorelei.... Sí está ocupado en este momento le aseguro que puedo esperar- Ahora que lo pensaba era la primera persona con la que se encontraba en la playa desde que había llegado a aquel lugar y por lo que podía apreciar se veía como alguien de confiar, solo esperaba enserio no estorbar en el lugar.
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Enzo
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Post by Enzo on Mar 20, 2018 1:50:44 GMT
-Ah, no por favor, está bien. Lorelei, ese es mi trabajo- respondió el muchacho. Se mordió el interior del labio, pensando que tal vez no sería conveniente para la chica caminar una distancia tan larga hacia su choza; lo intuyó por el bastón y las heridas, además de ver su torpeza al caminar. Por todo ello y el nombre asumió que se trataba de una criatura acuática; no era extraño que fueran un tanto frágiles con sus movimientos al encontrarse en tierra firme. Se acercó a ella, tomándola de la espalda y detrás de las rodillas para alzarla. -Espero no te moleste, creo que así no tendrás tantas molestias para llegar hasta la choza. Mi nombre es Enzo- acotó, comenzando a caminar hata el lugar. Se hallaba sonrojado puesto que sabía que lo que acababa de hacer podía verse mal.
Aclaró su garganta, limitándose a mirar al frente. -No vienen muchas personas a la playa por lo que, por fortuna, no tengo mucho trabajo de esto... Debo preguntar... ¿Te lastimaste estando aquí en la playa? ¿Algo o alguien te hizo esto?- bajó la mirada para verla, tratando de encontrar la verdad en sus ojos y no sólo en su voz. Se le veía preocupado, mas no molesto. De momento su prioridad era asistir a Lorelei en lo que necesitara.
Llegaron al fin a la choza; era bastante modesta, con techo de paja y paredes de adobe. No se veía ningún ostento a simple vista. Bajó a la mujer para que plantara los pies sobre la arena y él pudiera abrir la puerta. En su interior se hallaba sólo lo necesario, un espacio de descanso que se hallaba separado por unas cortinas hechas de conchas, una mesa y varios estantes con todo tipo de hierbas y frascos que contenían desde pedazos de pescado seco hasta remedios médicos. -Bienvenida, puedes sentarte donde gustes.. aunque no haya mucho de dónde elegir- repuso avergonzado, tallándose la base de la nuca. Al entrar la muchacha cerró la puerta pero abrió las ventanas para dejar entrar la brisa del mar. Podían escucharse las gaviotas que con su canto avisaban de un pronto atardecer. Aún había luz dentro de la casa pero el joven prefirió encender una vela al centro de la mesa para no ser tomados por sorpresa por la oscuridad.
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Lorelei
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Post by Lorelei on Mar 20, 2018 4:04:15 GMT
Un suave rubor rosa pastel coloreó sus mejillas al sentir como el muchacho le alzaba con delicadeza, tomándola por sorpresa dando un respingo por la misma, le miró a los ojos y negó un par de veces dándole a entender que no le molestaba, ya que para ser honesta era un gran alivio para sus maltratadas piernas que apenas podían soportar su peso por un par de minutos. -.. Muchas gracias... Es un verdadero placer conocer a alguien tan amable- Le rodeó el cuello al muchacho buscando aferrarse a el para no caerse y además sentirse un poco más cómoda y segura, dejándose llevar por el moreno sin decir demasiado por la vergüenza que le llenaba en ese momento, aunque mirándole de reojo de vez en cuando.
-Sí, ciertamente la playa es un lugar poco concurrido por lo que he visto...- Sonrió un poco aunque se contuvo de continuar al escuchar las preguntas del muchacho desviando la mirada al suelo ante la pregunta con cierta vergüenza, si de por sí le apenaba su situación no quería parecer una demente, pero sería mal educado de su parte no decirle nada. -Ah ... Sonará estúpido pero no lo recuerdo, la verdad... Ni siquiera sé donde estoy, así que tal vez ni siquiera mi nombre puede ser este- Se mordió el labio inferior y soltó un suspiro pesado, tratando de no continuar el tema.
Al bajarse de los brazos del muchacho se aferró al bastón tratando de mantener el equilibrio y no caerse. Al entrar al lugar observó con detalle cada objeto en la choza. -Vaya el lugar es simplemente hermosa... Me encanta- Le sonrió con dulzura y se acercó para sentarse en un rincón sin dejar de mirar el lugar. -Muchas gracias por ayudarme, enserio, la verdad no había visto a nadie en el lugar, solo había visto a otras personas a lo lejos cuando salía a buscar algo de comer... así que es agradable conseguir a alguien tan amable como para ofrecerse a ayudarme e incluso cargarme hasta acá- Se ruborizó un poco rascando su mejilla y sacudió un par de veces su cabeza. -¿Hace mucho que vives por aquí? ¿En este lugar?- Miró sus piernas con una sonrisa nostálgica preguntándose si enserio ele estaba causando tanto problemas al muchacho la verdad le avergonzaba causarle algún incoveniente. -Por cierto! Creo que puedo pagarte luego por ayudarme, enserio no sabes cuanto lo agradezco, la verdad es que duele bastante y no quisiera dejarte así sin dar nada a cambio-
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Enzo
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Post by Enzo on Mar 20, 2018 4:26:05 GMT
De momento se quedó callado, pensando en lo que la chica acababa de decirle. ¿No lo recordaba? ¿Amnesia quizás? Volteó por encima de su hombro para verla sentada en aquél rincón donde una silla se encontraba en la soledad de la pequeña casa. -No te molestes, en serio. No me siento cómodo aceptando un pago por algo que es mera decencia-. Fue hacia los estantes para tomar un frasco que contenía una pasta espesa y de un color poco agradable. Caminó hasta ella, poniendo el frasco sobre el suelo; primero deseaba revisar su cabeza, buscar algún indicio de golpe que pudiera haberle provocado esa pérdida de memoria -Llevo viviendo aquí casi setenta años; dejé el nido a muy temprana edad- declaró. Sonreía a pesar de que los recuerdos no eran del todo agradables.
Pasaba sus manos por la cabeza de la muchacha, moviendo el cabello en busca de algun golpe pero no veía nada. Abandonó aquella parte de su cuerpo para hincarse frente a ella mientras abría el frasco con el remedio. -Espero pronto recuerdes Lorelei, me preocupa pensar que haya algo o alguien ahí afuera saliéndose con la suya por algún daño que te haya causado-. Tomó la pasta entre sus manos, aplanándola entre sus palmas para activar los ingredientes. -Aplicaré la pomada- dijo, mirándola con un sonrojo evidente, pero debía pedir permiso antes de tomar una de las piernas de la chica y aplicar lo necesario para curarla.
Existía tal vez la posibilidad de que fuera una recién llegada a la isla... de ser así, debía decírselo pero antes había que rebuscar entre sus recuerdos cuáles habían sido los últimos. Con los ojos puestos sobre su tarea, comenzó a hacerle varias preguntas para estimular la memoria de la mujer. -¿Qué es lo último de lo que te acuerdas? ¿Sabes que estás en Mirovia?-. Habiendo descartado un golpe, otra de las razones por las que se daba la amnesia era por eventos traumáticos, lo cual confirmaba aún más que las heridas habían sido ocasionadas por agresión de alguien más.
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Lorelei
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Post by Lorelei on Mar 20, 2018 5:30:28 GMT
-Vaya debió ser duro, supongo- Le sonrió al muchacho con cierta nostalgia, sentía un pequeño dolor en el pecho con solo pensar que no podía recordar quién era, dolía y dolía mucho, ese espacio profundo, tormentoso y oscuro de su mente era algo que deseaba aclarar con ansias, pero siempre sus pesadillas parecían estar ahí para hacer todo más confuso y ser el muro que le impidiese recordar o siquiera intentarlo. Dejó que el muchacho le revisara sin reservas, después de todo, sus acciones le demostraban que sabía lo que hacia y más aún si llevaba tanto tiempo en la isla, además, los frascos también era un buen indicio.
-O-oh... P-por supuesto adelante- Sus mejillas se colorearon nuevamente con ese tierno color rosa pastel, casi pasando a un tono más fuerte al sentirlas manos del joven sobre su piel. Prefirió mirar por la ventana para distraerse con la hermosa vista que le ofrecía la puerta del Sol. Soltó un suave suspiro mirando de reojo al muchacho con una triste expresión. -Solo mis pesadillas... Sé que estaba en un barco acompañada por varias personas y 2 niños, gritos por todos lados y luego, de repente, estaba fuera del barco intentaba nadar en medio de la tormenta para alejarme lo más rápido posible, pero los golpes de la madera en el mar revuelto lo hacían difícil, es lo más concreto que puedo decir obviando las cosas extrañas y confusas de mis sueños- Mordió su labio inferior y soltó un pesado suspiro apretando uno de sus puños en su regazo. -...Luego desperté en la playa, cerca de un barco totalmente destrozado y algunas otras cosas como maderas y demás, lo más seguro es que estuve en ese barco y la tormenta lo destrozó... Tal vez sobreviví gracias a que pude nadar lejos y rápido, pero no lo sé... De todas formas, todo es demasiado confuso, tal vez estoy demente...- De nuevo dejó escapar un suspiro, como si por fin dejaba a un lado un peso demasiado grande para cargarse.
-Y pues no... ¿Qué lugar es este? Es agradable saber el nombre de esta bonita isla- Trató de sonreír un poco, aunque tenía aún ese nudo en el pecho que parecía apretarse y retorcerse con fuerza, queriendo subir hasta su garganta como si fuese a estallar para hacerla llorar en cualquier momento, ciertamente era frustrante no saber nada, ni siquiera poder compartir alguna sobre su vida porque la gran mayoría eran hoyos vacíos y confusos. -Me temo que no me he alejado de la playa l-lo... suficiente para a-averiguarlo- Quiso mantener el contacto visual, pero decidió recostar su cabeza de la pared para seguir mirando a la playa, tratando de ignorar sus pequeño tartamudeo, dejando que el moreno continuara su labor, sin interrumpirle más con sus bobas confusiones.
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Enzo
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Post by Enzo on Mar 20, 2018 5:58:48 GMT
La escuchaba atento, sintiendo cómo se le estrujaba el pecho ante su relato. Qué triste... parecía que su pasado no era gentil en lo absoluto pero no era extraño para los arcanos que llegaban a la isla. -Entiendo. No preguntaré más sobre eso, lo prometo- le sonrió, intentando calmarla, tal vez así podía levantar un poco el ambiente tan pesado que su pregunta había causado. Tomó la otra pierna, asegurándose de atender cada herida sobre la piel de la mujer. Sentía mucha pena por ella; la soledad era terrible y él lo sabía. Le había costado años adaptarse a una vida así, lejos de lo que conocía. -Pronto vendrán las respuestas a ti... los recuerdos. No es que piense que recordar cosas malas sea lo ideal pero al menos así sabrás de dónde vienes y a dónde quieres ir. Mirovia es... un lugar seguro en muchos aspectos-. Se puso de pie, tomando el frasco para colocar el corcho sobre este y volverlo a poner en el estante. Acercó sus manos a una cubeta de agua donde lavó el excedente de la pomada y así poder limpiarse.
Suspiró mientras avanzaba nuevamente hacia ella. Se colocó frente a sus ojos, de pie, apoyando el costado de su cuerpo contra la pared para mirar de igual manera hacia afuera. -No es raro que lleguen arcanos como tú a la costa... finalmente estamos en medio del océano, perdidos entre un camino desconocido incluso para nosotros los arcanos. La isla pareciera tener mente propia; resguarda a todo aquél arcano que perdido entre las olas, busca un refugio-. Se cruzó de brazos con la mirada perdida hacia el mar y el cielo que comenzaba a mostrar los matices tan característicos del atardecer. -Tus heridas parecen no ser graves; en pocos días, con los cuidados necesarios parecerá que nunca te hubieras lastimado-. Le miró sonriente, tratando de darle al menos buenas noticias entre el pesar de lo incierto de su destino y su pasado. -Puedo acompañarte a la Ciudadela cuando gustes... que encuentres un lugar dónde quedarte. Te ofrezco mi casa de momento si es lo que prefieres, pero sé que es más cómodo tener tu propia habitación con cama y la libertad de estar con privacidad-. Se aclaró la garganta esperando no sonar del todo inapropiado. Debía ser cuidadoso con las palabras y lo que le sugiriera; la chica era vulnerable y de ninguna manera deseaba abusar de ello. -Hay muchas posadas que reciben a arcanos como tú; recién llegados que necesitan un empujoncito. El viaje es un poco largo... pero cerca hay varios servicios de carruaje que pueden llevarnos hasta allá... llevarte hasta allá- corrigió.
-Eres bienvenida de quedarte esta noche si así gustas- sugirió evadiendo el rostro de la chica mientras caminaba hacia su cama, acomodando las telas que usaba para cubrirse por las noches y los cojines. -Yo puedo tomar la hamaca de afuera para descansar, tú puedes quedarte aquí-. El sol ya estaba ocultándose, dentro de la choza las sombras comenzaron a pintar las paredes con sus largas figuras, distorsionando los elementos físicos que se hallaban en el interior.
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Lorelei
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Post by Lorelei on Mar 20, 2018 17:06:02 GMT
-Entiendo lo que quieres decir... La verdad me gustaría saber que fui, si alguien me amó, si tuve familia, que hacía, sería de mucha ayuda, pero realmente ni siquiera recuerdo con claridad mi edad... He buscando en sueños, en las ruinas del barco buscando indicios, aunque no demasiado, para ser honesta, me asusta saber que pudo haber pasado y quién pude haber sido- Tomó una pausa mientras miraba como el joven se alejaba sonriendo con gentileza.
Le escuchó atentamente cada palabra, era alentador y reconfortante de cierta forma que se hubiese tomado el asunto con naturalidad y de paso se tomara el tiempo para explicarle, la verdad la confusión podía ahogarle por momento como si no fuese suficiente tener que lidiar con los espacios en blanco que parecían perseguirla para atormentarla. Miró a sus piernas cuando escuchó al joven y le sonrió animada por la noticia -Oh, eso es una buena noticia, al menos no tendré marcas- Rió suavemente y se cubrió los labios con el dorso de la mano mientras lo hacía. Siguió escuchándole ¿Ciudadela? Es decir que habían otros lugares entonces, le pareció ciertamente interesante, pero le daba miedo salir de la playa, pero de todos modos trató de mantener el contacto visual, asintiendo de vez en cuando a sus palabras.
El nudo que estaba en su pecho antes pasó a su garganta. -¿E-estás seguro?... E-es decir ¿E-estás seguro de lo que dices?_ No pudo creer que el chico le estuviese ofreciendo tanta ayuda, guiarla, darle un techo por un tiempo, todo lo que ella prefiriese estaba bien, había pasado de deambular por las playas a poder escoger que hacer. Le miró alejarse para acomodar la cama y dejó escapar un par de lágrimas que parecían no tener sentido alguno. -No quisiera molestarte, pero no sabes lo agradecida que me siento... Me ayudas con mis heridas y ahora me ofreces un lugar para quedarme, e-enserio muchas gracias... Pero no quisiera molestarte, estoy segura de que necesitas tu espacio y y s-si es así p-puedo v-volver a donde estaba antes y-yo...- Trató de continuar pero simplemente no pudo, simplemente las palabras se le atoraron en la garganta.
Movió su falda un poco buscando la pequeña bolsa que había hecho para sacar algo de esta. Miró un momento lo que tenía en sus manos y lo apretó en sus manos por un momento. Se acercó al joven y le dedicó una sonrisa gentil y agradecida, todavía no lo podía creer, tal vez tenía algo de suerte. -Solo déjame agradecerte al menos por haberme ayudado con mis heridas, sé que no es dinero o siquiera algo de valor, pero es lo que te puedo dar en agradecimiento- Dijo en un tono bajito, evitando tartamudear y denotar que aún habían extrañas lágrimas queriendo salir por lo revuelto de sus sentimientos en ese momento, después de todo, nada estaba claro por más que pareciera calmada ante la conversación. Tomó la mano del moreno con delicadeza y acarició el centro con suavidad para luego depositar con cuidado un collar hecho a mano con caracolas adornándolo. -... No sé que más decirte...- Rió con nostalgia y cerró la mano del joven para que aceptara el humilde obsequio. -Por alguna razón, al menos tengo habilidad con las manos aún, así que estuve haciendo esto hoy... pensé que sería buena idea, darte algo en cuanto me cargaste hasta aquí-
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Enzo
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Post by Enzo on Mar 20, 2018 20:13:59 GMT
Para cuando despegó los ojos del camastro, la chica se encontraba ya a su lado, con la mano sobre la suya depositando aquél obsequio en su palma. Por instantes apreció el collar, la construcción de éste con la diversidad de conchas en formas y colores. Era hermoso. Tragó saliva con pesadez. -De verdad, no te molestes- dijo aún sin mirarla. -No sientas que me debes absolutamente nada-. Sin embargo no encontraba fuerzas para negarse ante el obsequio; la ilusión con la que se lo estaba entregando, no deseaba quebrarla. -Y sí, estoy completamente seguro. Hubiera querido yo recibir ayuda al llegar aquí; entiendo lo que es. Además, no permitiría que vuelvas a algo estar sin un techo bajo el cual dormir-. Apartó la mano para colocar el collar sobre una mesa al lado del camastro. De pronto como atacado por un impulso movió el cortinal hecho de conchas para aproximarse a los estantes; debía preparar algo de comer y la chica comenzaba a ponerlo nervioso.
-Espero estés bien con arroz y algas...- pensó, recordando que había dejado sus cañas afuera. Seguramente que la marea ya se las había llevado para entonces. Suspiró ante el pensamiento pero no había nada que pudiera hacer ya. -Los peces han estado extraños últimamente, tal vez ya descubrieron mi lugar de pesca- sugirió mientras cortaba las algas secas con las manos. Preparó el fuego sobre una fogata hecha de piedra y madera, muy rudimentaria pero efectiva para preparar sus alimentos. Aquello iluminó un poco más el interior de la choza. -No te recomiendo quedarte mucho el playa- continuó hablando mientras echaba una olla con agua para la cocción del arroz. Pendiente del fuego y de balancear bien todo, no miraba a la mujer. -Puede llegar a ser solitaria y tú lo que necesitas es estímulo para recordar tu pasado-. Estando ya todo listo, desprendió las manos de lo que hacía pero se mantuvo sentado de cuclillas frente al fuego.
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Lorelei
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Post by Lorelei on Mar 20, 2018 22:51:23 GMT
Satisfecha con que el aceptara el obsequio, volvió a sonreír para sentarse en banco de antes para no incomodar al muchacho o estorbarle. Subió sus piernas al banco, apoyando los pies en el y las abrazó, apoyando su mentón sobre las rodillas mientras le miraba con curiosidad. -Enserio gracias entonces Enzo- Miró de reojo la choza y luego al muchacho. -¿Cómo fue cuando llegaste aquí? Supongo que fue difícil encontrar un lugar nuevo para asentarse y empezar de cero- Tomó una pausa y rascó su mejilla con cierta vergüenza. -Claro si no te molesta-
-Ah está bien, no te preocupes por mí la verdad es que no tengo demasiado apetito, pero el arroz he de admitir que suena tentador- Dejó escapar un suave suspiro, recordando que solo había estado comiendo vegetales que había conseguido por allí además de moluscos, todo el día todo los días sin excepción, tal vez los tomates ya eran su peor enemigo para ese entonces. -¿Entonces sugieres que trate de salir de la playa? ... La verdad es que me da algo de miedo hacerlo, me gusta aquí, me da algo de miedo pensar lo que los demás puedan pensar de mí, tu tomaste bien lo de mi pérdida de memoria ¿Pero sí enserio estoy demente?- Miró hacia el suelo abrazando con mucho más fuerza sus piernas y cerro los ojos por un momento. -Quisiera no tener nada y de ser posible trabajar normalmente, pero la verdad me aterra un poco...Aunque tampoco tengo pistas de como recuperar mi memoria, solo tengo esas extrañas pesadillas...- Se acomodó de nuevo en el banco y le miró con curiosidad de nuevo ¿Necesitas ayuda en algo? ... Me parece injusto que hagas todo cuando me has ofrecido techo- A pesar de que le había ofrecido ayuda, prefirió no levantarse para no incomodarle ni nada por el estilo ya que después de todo el sabía lo que hacia.
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Enzo
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Post by Enzo on Mar 21, 2018 4:05:34 GMT
Se sentó al fin sobre el suelo, sobre la arena que se extendía hasta la choza que parecía ser una con la playa. Alzó la rodilla para apoyar su brazo encima de ella, tratando de relajarse muy a pesar de que escarbaría recuerdos no muy gratos. -Bueno, llegué aquí esperanzado de encontrar un refugio. Antes de vivir aquí, en mi pueblo, los arcanos no eran bienvenidos, incluso por mano de mis propios padres ocultábamos nuestro verdadero ser. Yo nunca estuve de acuerdo... No era natural, ¿sabes?- sonrió con cierta amargura. Ya no podía recordar bien los rostros de sus progenitores ni de aquella jovencita a la que alguna vez creyó haber amado. -Cuando uno nace siendo algo no se puede sacudir del cuerpo por más que uno lo intente; yo me sentía atado y sometido a ser algo que no era. Eventualmente escuché sobre Mirovia y pues... heme aquí. El camino no ha sido fácil... La soledad me ha acompañado muchas veces pero lo prefiero así- concluyó.
Por instantes se mantuvo en silencio, permitiéndole a la joven hacerse de las preguntas necesarias y de compartir esas inquietudes que parecían querer anclararla a la costa. No pudo evitar reír ante esas preocupaciones que le pesaban sobre los hombros. -No tengas miedo Lorelei; como tú, muchos arcanos terminan aquí, especialmente en esta playa. No es la primera vez que alguien ha olvidado su pasado... Mirovia es cuna de los desamparados-. El vapor de la olla comenzaba a elevarse hacia el techo, saliendo por una pequeña apertura redonda hacia el exterior. Miró nuevamente a la chica, cuando ésta le ofrecía ayuda. Suspiró. Se puso de pie para caminar hasta ella y nuevamente recargarse sobre la pared, quedando frente a sus ojos. -Eres mi paciente e invitada; no tienes que preocuparte por nada- dijo en un tono severo, cruzándose de brazos. -Además, he vivido mucho tiempo solo, no te preocupes, yo puedo- puntualizó. Las comisuras de sus labios se elevaron mostrando una sonrisa cálida que terminó por romper la molestia que había mostrado anteriormente. -Te pido que, de aquí en adelante, dejes de pensar que debes pagarme por mi trato y atenciones; acostúmbrate- aquello lo dijo como una orden, mas fue amable, no con intenciones de imponerse.
Miro hacia afuera; la noche ya había caído y la luna alumbraba la superficie del mar mientras las olas quebraban suavemente en la orilla. Esto era lo que siempre había deseado; mirar por la ventana era siempre el constante recordatorio de que todo en el pasado había valido la pena. Sintió tristeza de pensar en la posibilidad de que Lorelei no pudiera tener de vuelta sus recuerdos.. no podría en ese caso echar un vistazo al pasado y pasar por la epifanía de estar mejor. -Todo va a estar bien- repuso con gentileza, devolviéndose a la realidad y a su acompañante. -Hay gente buena en este lugar y además, pienso ayudarte hasta donde tú me permitas-. No la dejaría a su suerte, eso estaba fuera de cuestión. No podría con la preocupación y la culpa de abandonarla a sus propios medios.
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Lorelei
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Post by Lorelei on Mar 21, 2018 16:56:40 GMT
Le escuchó atenta, ciertamente tenía razón, no puedes cambiar lo que eres "Cuando uno nace siendo algo no se puede sacudir del cuerpo" Aquella frase le resonó en lo más profundo de su conciencia, de su mente... De su alma. Alzó la mirada para encontrarse con el rostro del joven que sostenía una sonrisa amarga, causándole preocupación, pero de nuevo la frase le sacudió la mente "Soledad" Se añadió a la línea desorganizada de pensamientos que estaba teniendo en ese momento, se sentía extraño, raro, pero no pudo evitarlo, era como si algo quisiese salir causándole un terrible dolor de cabeza como una punzada en la parte de atrás de su cabeza, en la nuca dejando escapar un leve quejido mientras sostenía la cabeza.
"Compórtate estúpida, cubre esos malditos ojos y esconde ese cabello de mierda, gracias a Dios que no estamos en la playa"
Sacudió su cabeza un par de veces y trató de mantener se en línea, de no dejarse llevar por la oleada de emociones que estaba sintiendo en ese momento. Subió con delicadeza su mano izquierda y apretó un poco su antebrazo derecho sonriéndole con nostalgia al muchacho, no quería preocuparle, no, ya había causado suficientes molestias, suficiente de su presencia. Trató de decir algo, de preguntar para saciar su curiosidad pero la cadena de emociones relacionadas a eso no le dejaban en paz. Sacudió de nuevo su rostro y miró al chico a los ojos. -Al menos tienes un lugar espléndido, enserio es hermoso- Tomó una pausa. -Ah lo lamento me distraje pensando! Qué modales los míos!- exclamó con cierto nerviosismo.
-Es bueno saber que no será tan malo, es decir, por como lo dices suena a que la marea sabe a quien traer ¿No es así?- Rió suavemente con el chico. -La verdad es que aún así me da miedo... Aunque es emocionante pensar en que tal vez pueda encontrar algo en lo que sea buena ¿Crees que tenga algún talento Enzo?- Sonrió a la expectativa bastante emocionada. Se encogió a escuchar las palabras severas del chico mirándole fijamente a los ojos. -E-está bien, es solo que... No quisiera ponerte trabajo de más con mi presencia!- Al ver esa sonrisa, se relajo y dejo escapar un risa suave, el chico era sumamente atento y amable con ella, cosa que le tranquilizaba bastante. -Está bien, no te molestaré más con eso, lo prometo- Agregó con dulzura y junto sus manos para mantenerse en su puesto.
"Todo va a estar bien" Sonrió ante aquella frase, como si se hubiese ganado un enorme premio, como si fuese suficiente de escuchar, porque también significaba que había una nueva ella, porque era un lienzo en blanco, solo necesitaba un guía, un leve empujoncito que la llevase a establecerse. -Gracias, enserio... - Se levantó de su asiento, apoyándose de la pared con cuidado. -Estoy segura que la hay y tu eres una de ellas- Rascó su mejilla con cierta vergüenza tratando de decir algo más. -Me dejaré guiar por ti, después de todo, eres quien prácticamente me salvado de quedarme fuera por las noches-
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Enzo
Los Grises
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Post by Enzo on Mar 22, 2018 18:26:50 GMT
No le pasó desapercibido aquél gesto por parte de la chica. De inmediato su gesto cambió; se le veía preocupado. Con las cejas gachas la observó pero antes de que pudiera preguntar cualquier cosa, la chica ya había tomado otro curso en la conversación. Se disculpaba por algo y no tenía idea por qué. Rió con cierta reserva, aún sin restarle importancia a lo que había notado antes. Lorelei parecía querer abordar otros temas, tal vez para distraerse y no pensar en los problemas en cuestión. Se esforzó por responder y complacer ese deseo, era lo menos que podía hacer. -¿Talento? Creo que todos lo tienen-. Se despegó de la pared volviendo hacia la olla con agua ya hirviendo. Los pequeños arroces flotaban con violencia del fondo al tope entre las burbujas provocadas por el calor. Sólo observaba, esperando a la cocción perfecta para ellos.
-Sólo debes descubrirlo o recordarlo- susurró. Recordó aquellos días en donde no había más que los secretos; tardó en encontrar su propósito y el gusto por lo que ahora disfrutaba. Fue gracias a la soledad y a la decisión de partir de lo que cualquiera pensaría era entrañable. -Es cierto; pareciera que la marea acarrea a la gente... no tanto la adecuada pero aquellos que necesitan de este lugar-. Tomó un cucharón de los estantes para comenzar a revolver el agua con el arroz; de un pequeño bolso que llevaba atado al costado de sus caderas tomó varias especias que mezcló con el agua para darle algo de sabor. Eran corales, algas y algo de pescado seco que había mezclado. -Aquí en Mirovia hay tantos lugares que estoy seguro te van a dar respuestas- sugirió. Realmente pensaba que debía abrirse al mundo, aprender a caminar entre la gente y exponerse a una libertad que tal vez no conocía.
El agua comenzaba a evaporarse ya, mostrando los granos de arroz ya hinchados por el agua. Los comentarios de la joven le avergonzaban de alguna manera; se apenaba con facilidad y agradecía lo bronceado de su piel ya que ocultaba bien aquellos sonrojos necios. -Estoy seguro que no estarás tan impresionada cuando conozcas a más personas- insistió. Tomó un plato redondo hecho de madera donde comenzó a servir el arroz que espolvoreó con el mismo sazón que llevaba en el bolsillo. Lo acercó a la chica. -Disculpa la falta de... cubiertos. Yo como con la mano-. Volvió a recargarse en la pared, permitiendo que la chica tomara el plato y comiera. -Yo también llegué a sentir miedo antes de venir aquí; no era vida en el lugar en donde estaba. No sé qué sería de mí sin Mirovia...-. Permitió que el silencio llenara los espacios por varios minutos hasta que decidió sacarse la duda del pecho. -Dime, ¿te duele algo? Hace rato tú...- alzó la mano para señalar su cabeza. -Hace rato te quejaste-.
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Lorelei
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"There are infinite paths in the sea and inside the books in the knowdeldge"
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Post by Lorelei on Mar 23, 2018 0:39:03 GMT
-Supongo que tengo un largo camino entonces, debe haber algo en lo que si sea buena- Sonrió animada y le observó retirarse por un momento en las posibilidades, tal vez solo necesitaba buscar entre los libros que había conseguido en la playa o simplemente trabajar hasta encontrarlo, después de todo, a pesar de todo, algo dentro de ella le decía que podía hacerlo. -Bueno, algo que siempre recuerdo es que por más extraño que suene, el mar puede guiarte a buenas direcciones, así que no suena del todo mal- Le observó cocinar con curiosidad, lo que aplicaba a la comida desde la pequeña bolsa olía exquisito, el olor era exquisito e inclusive juraría que le abriría el apetito. Hizo una mueca y rasco su mejilla al escucharle. -A-ah ... S-sí es así tendré que resignarme a explorar más- Dejó escapar un suspiro pesado y miró hacia la ventana con una sonrisa nostálgica. -Aunque si la playa es así de hermosa, he de admitir que siento curiosidad por conocer que más hay en la isla...Tendré en mente tu consejo lo más que pueda-
-Oh vamos, no seas tan modesto, pero no te molestaré más si no lo quieres admitir- Soltó una risa divertida al ver la insistencia del chico ante el tema, enserio aquella acción había significado mucho para ella y de alguna forma, estaba dispuesta a devolverle el favor una vez que pudiese, fuese como fuese, para ella era necesario hacerlo. Tomó el plato con las manos y asintió . -Vamos, no tienes que disculparte, desde que tengo memoria como con las manos- Mencionó a tono de broma, puesto desde que había llegado a la isla había comido de la misma forma, rió ante su su propia broma y observó el plato por unos segundos, olía exquisito y moría por probarlo, la verdad había olvidado el hambre que sentía, no había comido nada en todo el día. -Muchas gracias por la comida y buen provecho Enzo- Empezó a comer Con cuidado de no botar la comida, saboreando el arroz, disfrutando de la textura que tenía, era lo más delicioso que había comido en semanas y para sincerarse consigo misma, el primer platillo cocinado que probaba, ya que lo que ella hacía eran mayormente ensaladas y si comía carne era cruda. -Está muy bueno!-
La pregunta pareció chocar contra su pecho, haciendo que dejara el plato de madera reposar sobre sus piernas. Sonrió algo nerviosa y acarició su nuca con suavidad. -No te preocupes fue un dolor de cabeza solamente...- Desvió la mirada al suelo y continuó. -Es solo que algo de lo que dijiste pareció tener sentido para mi memoria, fue muy extraño, en fin.. Solo fue un dolor de cabeza bobo- Colocó con suavidad su dedo pulgar en indice sobre el puente de su nariz y lo masajeó con lentitud, la verdad es que no había disfrutado para nada de ese momento, de hecho, hubiese preferido no haber relacionado nada.
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