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Post by Sven Velfast on Apr 1, 2018 2:39:23 GMT
Era realmente molesto. Aquellos que juraron servir de manera fiel, dedicada y absoluta a Lysander Velfast, habían flaqueado en su juramento y obra. Sven, siendo la última serpiente con lo que antigüedad refiere, era quién permanecía firme junto con dos otros sirvientes que demostraron constancia y devoción a su servidumbre. Quizás había sido un efecto dominó después del castigo predemeritado que había ejercido bajo el mandato de su ahora mentor y sire, que causó un filtro al cuestionar de manera fuerte los cimientos de la convicción de cada sirviente. De ser así, el neonato no se arrepentía en lo más absoluto de haber llegado a aquellos extremos- como lo esperaba, solo los únicos y merecedores eran los que permanecían.
Pero aquello significaba que había una faltante que necesitaba ser ajustada para el buen funcionamiento del castigo y mantenimiento del mismo. Por ello, era indispensable el abastecerse de nuevos miembros. La idea era un tanto molesta, pero el pelinegro tenía sus métodos planeados de antemano para vigilar, controlar y monitorear a quienes decidieran unirse a la causa de Lysander y servir en la mansión. Tras postular aquel anuncio, el cual era una rareza de acontecimiento que siquiera se dase, recibió distintas propuestas por decenas de criaturas que deseaban formar parte de las líneas de Velfast. Anticipadamente investigó y contempló aquellas postulaciones que atraparon su ojo, y finalmente dio con una lista de siete individuos que parecían encajar con el perfil requerido.
Tras ser contactados mediante los medios necesarios, estos elegidos fueron convocados al más famoso castillo de Reapergate, la mismísima vivienda del Lord de dicha área, para que se presentaran y expresaran su compromiso y gratitud en ser elegidos para aquellos puestos.
En el salón principal, con ayuda de las prevalecientes serpientes Ivka y Aishling, además de la criada Evangeline y la atención de Zaniah, los recién llegados fueron guiados a sus puestos respectivos en presencia del vástago que los esperaba. El salón era amplio y lúgubre, más sumamente elegante en su sobriedad. La luz era tenué, por lo que los que no estuviesen acostumbrados a la oscuridad podrían tardar en adaptarse. Sven se encontraba sentado en un asiento en medio de la habitación, un poco pálido con una que otra vena repintada de donde nacía su cabello azabache. Sus ojos azules opacos, y aunque parecía en completa tranquilidad, estaba algo impaciente.
Al estar cada uno de las futuras serpientes en asientos frente suyo, el vampiro se tomó un momento en analizarlos de forma visual y cortamente luego inció su monólogo -No hay que explicar el por qué están aquí reunidos, pero es iperativo que entiendan la importancia de dicha posición- inició, levantándose de su asiento y dirigiendo una mirada al vacío -Los sirvientes de Velfast tienen el gran honor de servir para el mismísimo Lord de Reapergate, y las serpientes, quienes se levantan un escalón sobre las criadas de estos recintos, sirven una función aún más íntima y crucial dentro de las líneas de dicho castillo.- dio unos cuántos pasos y se regresó su vista a los reclutas -Es justamente por eso es que no puedo permitir el lujo de que ningún nefasto individuo, que ose pensar en contrariar los ideales o ensuciar la imagen de Lysander Velfast obtenga un lugar tan delicado entre sus sirvientes- el arcano se detuvo un momento y retomó la palabra -Lealtad indiscutible, eficiencia absoluta y servidumbre de excelencia es lo que se espera de ustedes.-
El vástago se llevó las manos a su espalda y con su mirada inquisitora dio a entender que cedía la palabra a quien decidiese expresar su lealtad en aquel momento. No fue explícito en mencionar aquello, pero era esperado que tomaran dicha iniciativa. Irían a ser medidos a raíz de sus palabras.
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Post by Miss. Nightbreath on Apr 1, 2018 3:54:29 GMT
Observó el papel en sus manos, había sido elegida y convocada ala mansión Velfast, entonces su solicitud había sido aceptada, al parecer ya tenía algo que hacer en esa isla además de esperar porque la guerra se alzara, era curioso, había llego solo para librarse del peso de sus problemas con los humanos y ahora tenía una causa por la que pelear nuevamente, la sola idea le pareció graciosa, al parecer estaba en su naturaleza ser una servidora, pero tampoco le molestaba, era lo único que sabía hacer y que para ser honesta disfrutaba de hacer y más aún si sus metas personales podían beneficiarse con el paso del tiempo, pero ahora lo que le importaba era hacer el trabajo que había conseguido bien, de resto su interés se basaba seguir conociendo del lugar y nada más. terminó de leer la carta y la guardó en alguna parte de la armadura para luego colocarse el casco y hacer su camino hacia la mansión Velfast, cosa que no le molestó demasiado ni tampoco se le dificultó al vivir en Reapergate.
Al llegar al castillo, miró sus alrededores, por supuesto de las cosas más finas, aunque no le impresionó demasiado, aunque la agradaba la tenue luz del castillo, se había acostumbrado a moverse de noche y la verdad es que la luz del Sol le molestaba demasiado, especialmente por su albinismo. Al entrar al salón observó con cuidado a través de las aberturas del yelmo a quién supuso que sería su jefe, no esperaba menos y por alguna razón le intimidaba un poco, pero no le tomó importancia y solo tomó asiento esperando por los demás, al parecer siendo la primera en presentarse.
Cuando llegaron los demás escuchó el discurso sin chistar o sin moverse si quiera, solo observando cuidadosamente a quiénes serían los otros integrantes solo para reconocerlos y conocer sus rostros, la verdad, si era honesta consigo misma no los consideraba compañeros aún y tal vez pasaría mucho tiempo antes de considerarlos como tal, después de todo era demasiado desconfiada y con los años había aprendido a hacer el trabajo sola y tampoco le molestaba en realidad, después de todo había sido entrenada para eso, pero quién sabe si eso era del todo cierto.
Al terminar el discurso y notar ese espacio de silencio que daba la bienvenida a nuevas palabras se levantó de su lugar y dio unos cuantos hacia adelante para hacer una leve reverencia. -Servir con eficiencia no debería ser un problema... Juré mi palabra antes y lo volveré hacer incluso he de demostrarlo si es necesario, después de todo si estamos aquí es por una razón, espero no defraudarles en mis deberes- Se tomó un momento y se arrodilló en el suelo con su pie derecho hacia adelante mientras quitaba su casco para darle la vista de su rostro por unos momentos al hombre frente a ella, manteniendo un rostro inexpresivo y serio. -Myrine a su servicio- Cerró los ojos e inclinó su cabeza por unos segundos para luego ocultar su rostro de nuevo bajo el negro y oscuro yelmo, aprovechando la oportunidad de mantener su rostro oculto a los demás y no dejarse ver por demasiado tiempo. -Será un placer rendir honor a esta causa mi señor-
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Post by Farren Jawzahr on Apr 1, 2018 6:37:46 GMT
Finalmente había recibido respuesta a su petición por tener un lugar dentro de las filas de aquellos que sirven con devoción y lealtad al Lord de Reapergate. Supadre estaba en desacuerdo con la idea de que su hijo dejara de atender sus deberes que le correspondían como su heredero, pero Farren había logrado manejar bien la situación como para lograr convencerlo de que necesitaba aprender cosas nuevas, sobretodo a servir bajo la premisa de sentir una profunda admiración por el Lord, quien había logrado llegar hasta donde estaba incluso si los soberanos estaban en contra de eso. Había mucho que quería aprender del vástago y poder ser parte de sus planes, le ayudaría a entender más y mejor las necesidades estratégicas de la posible guerra que tal vez se aproximaba. Fue así fue cómo el elfo, se encontraba ya sentado en aquel lugubre y elegante recinto junto a los que serían sus compañeros, escuchando con atención las palabras de quién supuso era la cabeza de las serpientes. Sus palabras eran severasy sus ojos se clavaban sobre ellos demostrándoles que no habría piedad para quienes tuvieran intenciones ocultas, y que no fueran meramente de pura lealtad. Era un momento crucial, debía cuidar bien sus palabras para no arruinarlo,fallar minera una opción si quería un lugar como serpiente y cuando estuvo a punto de romper el silencio, una de los postulantes se puso de pie, escuchando de igual modo con atención sus palabras. Parecía una soldado bastante experimentada y con mucho que ofrecer, así que una ves terminó, decidió ser el siguiente. Antes de comenzar a hablar se puso de pie, comenzando a despojarse primero de su capa, los pendientes y algunas capas de ropa. Decidió que llevar aquellas elegantes ropas no el iban a servir de nada en ese lugar y tenía que demostrar que estaba dispuesto a dejar todo atrás, contal de poder pertenecer a las serpientes. Quedó únicamente con una camisa blanca olgada, su pantalón y sus botas, para caminar y doblar su rodilla izquierda en una pose solemne levantando su mirada hacia aquellos ojos inquisidores que esperaban escuchar lo que tenía por decir— Eh venido aquí con la única y entera intención de servir al Lord Velfast, dejando atrás lo que alguna vez fui para renacer como una de sus fieles serpientes... Mi mente, cuerpo y alma, ahora están a su disposicione... Yo Farren Awzahr, juro solemnemente lealtad a Lysander Velfast Lord de Reapergate y lo que pase conmigo sea su voluntad —Agacho la cabeza unos instantes. Sus palabras sonaron llenas de determinación y verdad, no había nada más que pudiera decir, lo había decidido ya, por lo que no podía dar marcha atrás. Final mente se puso de pie y retrocedió unos pasos para dejar espacio a alguien más, mirando a la nada hasta que otro tomara la palabra. Su corazón latía con fuerza pues el peso de sus palabras era mortal, había dejado todo lujo para poder estar ahí, cerca de aquel poderoso ser al que guardaba admiración.
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Post by Giselle Vladgun on Apr 1, 2018 7:56:01 GMT
A la llegada de su nuevo poder pensó que lo mejor y más apropiado sería detonar lo que por días había estado planeando y finalmente yacía bajo su poder, en el lugar donde antes se econtraba su hogar y ahora solo marcaba el fin de los días de la isla.
Pero no podía adelantar el curso de los eventos hasta que se cumpliesen las condiciones necesarias para llevar a cabo sus planes. Mientras tanto debía de acercarse mucho más al poder, pero para ello primero debía de obrar con el poder.
Apareció con una capucha negra entre las sombras del castillo y al entrar fue recibida por Sven Velfast, cuya expresión adusta lo precedía. Ambos se habían llegado a ver solo de vista cuando recién ella se alió con los invictos. Pero no era posible que la reconociese ahora, no en su apariencia actual, sin su cabello de colores ni su apariencia tan madura como solía serlo bajo los efectos de la ya disipada maldición de Kathuria.
Tomó asiento, junto a otros 6 postulados a la espera de que Sven explicase los detalles que involucraban ser admitido como sirviente del castillo velfast.
Y al iniciar Giselle se mantuvo a la espera y escuchando con suma atención mientras que por dentro no paraba de reír. Lealtad indiscutible, si, se notaba a leguas que su reputación había quedado lejos, ya no era Giselle la plaga que azotó a los humanos en el exterior. Este nuevo inicio tendría todos los beneficios que pudiese obtener, y por el momento lo mejor era que conservara las apariencias que iniciaría construyendo ahí mismo.
Pero si acaso el juramento de lealtad resultaba ser algún tipo de encantamiento hacia ellos, estaba acabada.
-El sueño que me trae aquí también es el que los invictos levantan con sus ideales, y es por eso que quiero ayudar todo lo posible a que esos ideales se cumplan -No mentía, pero elegía con cuidado cada palabra con el fin de que no se notase el doble sentido con el cual perfilaba entre la verdad encubierta- Por eso yo Giselle Vladgun deseo con grandeza ir más allá y cumplir con los anhelos de Lysander Velfast.
Apenas terminó su oración se dio cuenta de que había hablado de más al jurar en primera persona el cumplir los anhelos del lord de Reapergate. De verdad deseaba que todo eso no fuese un hechizo, pero de serlo, podría romperlo acaso?
No importaba, no era el momento ni el lugar. Volvió a tomar asiento, paseando la vista por los alrededores de la habitación con disimulo.
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Gideon
Los Invictos
No hay que mirar atras...
Posts: 130
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Post by Gideon on Apr 1, 2018 8:01:27 GMT
El paso del elfo era lento, inconscientemente intentaba prolongar su llegada. . Había acomodado su bufanda alrededor de su cabeza como usualmente lo hacía al salir, temeroso de que su apariencia llegara a llamar la atención como había ocurrido antes al adentrarse a la ciudad. Lamentaba la situación en la que se encontraba y las decisiones se vio obligado a tomar para asegurar su propia seguridad. Hasta ahora había logrado un buen trabajo escondiéndose, evadiendo todo tipo de responsabilidad por algún par de años, aquella vida fue obligada sobre él y las responsabilidades llevaba sobre sus hombros, aun presentes marcadas permanentemente en su piel.. Muy dentro de él sabía todo era temporal, que solo era cuestión de tiempo para que su propia sangre volviera a recodarle quien era y fue alcanzado por aquel pasado tan terrible dejo atrás. Necesitaría incrementar su fuerza rápidamente si quería conservar su cabeza , necesitaría recursos rápidamente si llegaran a dar con el.. Lo superarían en números y se encontraba acorralado. Esta era la única opción. Cruzo el umbral de aquel castillo apretando en su mano aquella hoja de papel donde solicitaban su presencia. El lugar era obscuro, no tenía problemas en moverse en lugares así gracias a sus ojos, dirigiéndose hacia aquel salón hasta estar frente a quien parecía ser la autoridad del lugar. Se apresuró a tomar asiento y evitar interacciones con otros si era posible. Todo esto era extrañamente familiar, después de todo Gideon nació para servir y seguir órdenes. Nunca tuvo problemas con servir, obedecer y asistir a otros de su propia sangre.. sería la primera vez retomaría ese tipo de actividades con otros que no fueran iguales a el. Escucho atentamente las palabras del ojo frente a ellos. De ser honesto no tenía mucho interés en explicaciones, lo había educado para obedecer a autoridades mayores a él y se encargaría de cumplir con lo que debía si esto podría salvar su propia vida. El elfo levanto la mirada al escuchar esperaban que cada uno de ellos hablara.. frente a todos. Aquello… sería algo complicado. Gideon no era bueno acomodando sus ideas en formatos verbales.. como podría darse a entender de la forma correcta? Bajo la mirada pensando y acomodando sus palabras. Podía escuchar a otros hablar de honor, juramentos… y sintió una pequeña presión dentro del el, era algo no había sentido antes …o si? La sensación de inferioridad… pero.. que podría estar causand- “……………….” Sus pupilas se dilataron al ver al ser tenía en frente. Aquella forma de hablar tan prepotente.. esa innecesaria elegancia, la estúpida necesidad de lucirse y quedar bien frente a todos… Apreto los dientes con la mirada muy fija frente al elfo estaba hablando y se despojaba de sus prendas para hablar de lealtad. Podía sentir su sangre hervir. Un elfo que puede vivir bajo la luz… que va a saber un elfo de esos sobre entrega de mente y cuerpo a un ideal o meta? Aquel hombrecito de rostro bonito parecía no conocía el terror y el dolor. Y su instinto agresivo contra ellos rápidamente lo hizo olvidarse de sus inseguridades para ponerse de pie y demostrar quien realmente tenia determinación, con ayuda de su mano dio un tiron a su capucha para revelar su rostro al hablar – “ Si se trata de lealtad e ideales… me encargare de eliminar a cualquiera amenacé los ideales de aquel al que sirvo, aunque mis huesos sean rotos , hasta que el último aliento salga de mí… para eso estoy en este mundo. “ -- aquello último se sintió como una punzada para sí mismo, un triste recordatorio había olvidado.. desde que nacio se lo hicieron saber, donde venía había muchos otros iguales a él, haciendo a Gideon completamente remplazable, alguien que no tiene nada que perder no titubeara en un campo de batalla. Lentamente volvió a tomar asiento bajando la cabeza. Si queria cambiar el motivo por el cual se decidio viviera, deberia obedecer.. al menos un poco mas.
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Rallis
Los Invictos
Luces y estrellas en los ojos de oro
Posts: 197
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Post by Rallis on Apr 1, 2018 19:57:59 GMT
Nefasta impureza de las palabras sin sentido, mortales sonrisas en agonía ante el cielo oscurecido, corazón sangrante en plenitud de la multitud ausente, son estrofas más que hirientes que un puñal incrustado al alma de este ángel caído, que se corta las alas...el arconte miro el pedazo de papel antiguo donde aceptaban aquella peticion de servir a un amo y señor, habia perdido el camino de la rectitud, habia perdido a sus verdaderos amores, a la razon de la causa por la cual estaba luchando ¿eran una verdad absoluta la causa de la resistencia? ¿o simplemente era una lucha sin objetivo? ¿Lysander Velfast era acaso la respuesta que le enseñara la verdadera razon de su existir, miro al cielo...era oscuro y gris, el explorador dejo salir un suspiro de tristeza absoluta y aquel brillo en sus ojos, Akane...la serpiente Velfast que habia ganado su corazon y devocion se habia...se habia quitado la vida y el no pudo evitarlo, no pudo salvar otra vida cercana a el, primero su familia...su maestra, sus amigos cercanos y...el amor de su vida, no podia mas el corazon de oro se habia fragmentado mostrando como su corazon rebosaba en oscuridad y decepcion. La lluvia cayo sobre su cuerpo pidio a gritos sus oídos que se hicieron sordos a su agonía, creyendo que los dioses le habian abandonado por completo, y en los cielos grises surco este ángel caído, con las alas rotas, ansía tener calma a su dolor, rompío el juramento de servir y proteger al desvalido, habia abandonado la causa que habia servido sin dudar, habia perdido el camino de la rectitud, lloro en silencio y sus ojos opacos se volvieron. Estiro sus alas y se dirigio hacia las tierras del Lord Lysander Velfast, ahi era algo que muy seguramente encontraria como un lugar donde habria algo que hacer, una causa verdadera y absoluta, una razon por la cual existir y serviria sin dudar ni rechistar, su lealtad ahora era hacia elsoberano de Reapergate, Rallis volo hasta llegar a la mismisima vivienda del vastago, ya la habia visto en el pasado cuando viajaba conociendo las tierras, al ver el marmol tallado, las gargolas en las esquinas y los multiples peldaños bien cuidados, era bellisimo pero solo ver eso le traia amargos recuerdos y melancolias, inhalo profundo y toco la puerta de tan gran edificacion atendido por la servidumbre, algunos que ya conocia y otros que nunca habia visto, pero...mas vacio que de costumbre, la sonrisa de la Oni que tanto quizo habia desaparecido...sus pasos resonaron mientras sus alas nuevamente retornaban a la oscuridad llegando a un gran salon donde yacian varios arcanos ademas de la servidumbre, en el centro sentado en una silla yacia un arcano que ya conocia.
"-Sven Ulgriff...¿asi se llamaba no es asi?...-" Se pregunto en sus adentros para caminar y tomar asiento, luego de un largo instante de silencio aquel discurso sin chistar o sin moverse si quiera, solo observando cuidadosamente a quien hablaba y demostraba su presencia entre todos los demas como el segundo al mando, la lealtad, la lealtad era lo mas importante aqui y de no cumplir serian severamente castigado, el momento de hablar de cada uno habia llegado poco a poco, observo a cada uno presentar su juramento de lealtad, solo suspiraba pesado para al termiar los demas de presentarse levantarse lentamente.
— Rallis Hayookaal, ese es mi nombre...La lealtad no pasa de largo ,olvidandose de los otros. la lealtad no baja la cabeza ,ni cambia la mirada la lealtad no dice nada; pero hace milagros...ante todos aqui presentes eh venido a encontrar la razon de mi existir dandole mi absoluta devocion y servicios al conde Lysander Velfast y lo demostrare si es necesario...hoy mañana y hasta el fin de mis dias sere fiel a su causa.—
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Jeriko
Los Invictos
Tócame que soy realidad
Posts: 256
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Post by Jeriko on Apr 2, 2018 4:01:32 GMT
una enorme sonrisa se dibujó en el rostro del incubo al leer la respuesta afirmativa, indicándole que ya era parte de los sirvientes de Lord Velfast, rápidamente hizo todos los preparativos para ir a al castillo de Reapergate
en una carrosa con muchas maletas llegó el incubo, se estacionó cerca a la entrada del castillo, dejó sus maletas en la carrosa, luego vendría por ellas, emocionado subió las escaleras para entrar al interior del lúgubre castillo
ya dentro se dio cuenta de la presencia de algunos y se acerco tomando asiento en una de las silla que se encontraban
luego de un rato el jefe de sirvientes se presento y le dio un discurso acerca de su nuevo trabajo, el incubo no podía estar mas emocionado, observó como uno a uno comenzaron a hablar los presentes, dando su voto de lealtad, a lo que el incubo no podía falta, se levanto de su asiento y comenzó, -la razón por la que estoy aquí es para servir fielmente a Lord Velfast, a el y a sus ideales, no importa que, le serviré fielmente- hablo sonriente para luego volver a sentarse
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Abraham Shelley
Los Invictos
El pasado por más que se deje atrás, te alcanzara.
Posts: 86
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Post by Abraham Shelley on Apr 2, 2018 4:19:43 GMT
Llevado sin consentimiento, perdido bajo la Luna Roja en busca de algo que jamás hubiera encontrado Abraham había acabado dentro de las murallas del castillo de Lysander Velfast, quizás por capricho del destino, temeroso en esas instancias, encarcelado nuevamente como un animal detrás de los barrotes donde no seria capaz de herir a algún arcano en su sed de sangre. Al despertar de su locura junto a otros arcanos cuya sangre era negra como la noche pudo ver la otra realidad de Mirovia, la realidad del Lord de Reapergate que solo había conocido por rumores y cuentos que en la Ciudadela se contaban entre los arcanos. Ahora el caminaba cerca de la verdad.
Su interés por Lysander Velfast en aquel momento creció, sobre sus ideales, sus objetivos y mas que nada su mirada hacia Mirovia. Paz, el oía paz en la visión del lord de Reapergate, perpetua paz para el ultimo refugio que le quedaba en el mundo, el último rincón donde deseaba el vástago vivir una vida en paz.
—Abraham Shelley, mi nombre y persona al servicio del Lord Velfast— Inclinándose sus cabellos taparon levemente sus negros ojos, aquellos que habían estado observando a sus compañeros y a su superior quien les había dado la bienvenida como instrucciones. Observo el despliegue de humildad de Myrine, la certeza de Farren, los ideales que seguía Giselle, la sorpresa de ver a un conocido, la nostalgia latente en Rallis y alegría de Jeriko.
—Mi lealtad al nombre de Lysander, por Mirovia y su paz— No tenía mucho más que agregar y por ende decir, solo se reincorporo y espero expectante a alguna orden a su persona.
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Post by Evangeline on Apr 2, 2018 5:09:16 GMT
La criada se encontraba al lado de la puerta esperando para servir en lo que fuera necesario. Si bien, su atadura al castillo era exclusivamente el señor Lawson, parte de su responsabilidad para el pago por su bondad era hacer lo que le fuese ordenado, todo con el fin de cumplir con el deber al que se comprometió. Se encontraba callada, a pocos centímetros de la pared, mirando las espaldas de las nuevas serpientes que se hallaban sentadas frente al neonato, al que había visto en su forma más feral no muchas semanas antes. No conocía todos los secretos del castillo ni pensaba que llegaría a descubrirlos todos, pero uno de ellos, el que se encontraba en medio de aquella habitación, lo había visto con ojos propios.
Rodeó su muñeca con su otra mano, escuchando con paciencia y prudencia las declaraciones de lealtad por parte de los nuevos miembros. Todos tan distintos; muchos con rostros que no iban con la oscuridad a la que estaban sumergiéndose. Evangeline se preguntaba si eran almas impulsadas por realmente lealtad y devoción... pero era tan ciego a como ella podía verlo. Seres dispuestos a dar su vida por alguien que tal vez jamás habían visto; ella no lo había visto aún. Desconocía de esa gracia y grandeza que expresaba el señor Sven pero no le quedaba más que callar, esperar en silencio a acatar cualquier orden que viniera como responsabilidad suya. Se aseguró de recordar los nombres de todo sirviente y grabarse bien sus rostros y características físicas; era necesario tenerlos siempre en la mente por si algo llegara a ofrecerse. Por más que no fuese una serpiente no dejaba de ser una criada a disposición de aquellos que estaban más arriba en la jerarquía y eso significaba que todos en aquél castillo eran sus superiores.
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