Zaniah Neshmet
Los Invictos
Vive como si tu libertad dependiera de ello
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Post by Zaniah Neshmet on May 7, 2017 9:11:49 GMT
Zaniah sonrió victoriosa cuando el unicornio se levantó y caminó hacia la puerta para dejarla en aquella habitación, se acercó para cerrar la puerta completamente cuando Eerie nombró lo de sus prendas.
--Usted no tiene remedio --Agradeció que con el pelaje de zorro su piel sonrojada no se notara en lo absoluto, aunque su voz temblara con algo de vergüenza y algunas pizcas de enojo. --Bajaré en un minuto --Empujó la puerta con su cuerpo cuadrúpedo, y cuando supo que estaba realmente sola, la piel remplazó al pelaje, y Zaniah se encontraba parada frente a la puerta, con las manos en la madera, soltó un suspiro de alivio, pues la presencia de aquel hombre, hacía que su cuerpo hiciera cosas en las que su mente y corazón no estaban de acuerdo. Rebuscó su ropa interior después de haber tendido la cama, al ponérsela, caminó hacia el baño, donde se mojó la cara con la fría agua de la vasija, y se miró en el espejo por un momento, pasando su mano por las pecas de su rostro, se sonrió a sí misma, y, al sentir que su cuerpo pedía algo más importante, el cual era la comida, se separó del baño.
Tomó las medias y se las acomodó con cuidado una por una, para al instante ponerse las botas, el peto verde limón apareció en cuanto Zaniah dijo algunas palabras susurradas, y las agarraderas de su cabello doradas, la peinaron como si no hubiese pasado nada. Tomó sus guantes, y miró sus tatuajes, para después cubrirlos por la tela blanca. Cuando todo estuvo listo, y estaba segura de que nada se le olvidaba, abrió la puerta del cuarto amarrando el cinturón de sus bolsillos y su espada a su cadera.
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Post by Deleted on May 8, 2017 7:01:39 GMT
El desayuno no difería mucho de la cena de la noche anterior, prácticamente la única diferencia era que pudo hacerse de una humeante y espesa taza de awéh. La caliente bebida terminaría de arrancarle el sueño y la falta de vitalidad más allá de los componentes de sus cigarrillos, aunque no dudaría mucho, compensándolo con azúcar, meneo el pivote mientras aguardaba en la mesa a que la roja y el desayuno llegarán…cualquiera de los dos sería bueno. Con los codos apoyados en la mesa veía el ir y venir de los distintos huéspedes y los posaderos en silencio. La mañana contraria a la noche no parecía tan agitada, era más bien que la pereza se aferraba aún a los cuerpos y el sueño a sus mentes. Ladeando la cabeza se dispuso a adelantar algo de su propio trabajo. Había conseguido lo suficiente para su deseo y quedaba ahora trabajar de verdad. La oficina debía estar preparada, como el trabajo organizado de su asistente y los casos que estarían aguardándolo en casa. Aunque lo suyo era una especialización de interés, sólo trabajaba cuando se sentía profundamente interesado y aquello necesitará un punto más de erudición que de fuerza.
Extrayendo de los múltiples bolsillos de su capa un pequeño cuadernillo de hojas de arroz y un tintero, aliso la superficie. Tendría que conformarse con un escrito normal, plano y sin propiedades mágicas ya que se encontraba en un lugar público. Garabateando con agilidad y concentración, tacho los nombres de los ingredientes que ahora poseía y realizo algunas anotaciones sobre las formulas de los cigarrillos, calibrándolos y sopesando la forma de mejorarlos. Una hoja también estaba destinada a la chiquilla que ahora le acompañaba. Con sus cualidades, habilidades, su afinidad y las debilidades que pudo encontrar.—Una buena caza…
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Zaniah Neshmet
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Post by Zaniah Neshmet on May 8, 2017 19:17:02 GMT
Quien hubiera dicho que el cinturón de cuero con pequeños bolsillos mágicos serían de tan buena utilidad, Zaniah sacó un pequeño frasco de vidrio transparente y observó su interior, dentro había un poco menos de la mitad de aquel líquido de la poción que había ido a comprar para el hechicero, el cual, amablemente le regaló parte del contenido. Su trabajo era investigar qué es lo que hacía exactamente, sonrió moviendo el frasco de lado a otro y lo guardó en uno de los bolsillos.
Metió la llave a la cerradura y la giró hasta que se escuchó un "click" indicando que la puerta estaba cerrada, y caminó por el pasillo hasta que un brazo robusto la detuvo de su camino con fuerza. Zaniah dio unos pasos hacia atrás, sintiendo un terrible escalofrío por todo el cuerpo, miró al hombre, alto, con cabello negro y mirada furiosa.
--Sabía que no iban a ir tan lejos --La mujer reconoció al hombre al instante, pues era uno de los que los habían intentado atacar en aquella botica en Reapergate, aún tenía los ojos inyectados en sangre, Zaniah supuso que era por el gas que Eerie soltó de su cigarrillo. La mujer se hizo unos cuantos pasos hacia atrás, con la mirada fría y frunció el ceño, en silencio, intentó rodearlo, pero el hombre la interceptó y la puso contra la pared. --¿Dónde está tu amigo? --De sus alforjas, una daga en zig-zag se asomó de pronto, recargándola en el cuello de la pelirroja. --Aún me debe algo --Apuntó a sus ojos hinchados por el veneno y juntó la daga a su cuello, recorriendo un hilillo de sangre por su piel, mientras éste pasaba su lengua por sus dientes, sediento.
Zaniah chasqueó la lengua, mientras alcanzaba su espada y en una milésima de segundo, se la encajaba con fuerza en el pie, atravesando la gruesa bota de cuero, el hombre soltó un bramido de dolor, y Zaniah aprovechó para saltar por la barandilla de las escaleras y resbalarse por allí, el hombre volteó echo una furia y sus ojos brillaron de un color rojo intenso, Zaniah llegó a el final de las escaleras y pegó un salto hasta dar en una mesa cercana, donde un par de viajeros bebían algo de café, soltaron un grito más enfurecidos que asustados, mientras la mujer intentaba no caerse.
Al fondo, el hombre bajaba las escaleras cojeando, echo una furia, en cuando la divisó corrió hacia ella. Zaniah volteó a todos lados, buscando a Eerie con la mirada, había mucha gente.
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Post by Deleted on May 10, 2017 6:24:39 GMT
—¡Por la v***a de Jupiter! Escupiendo entre dientes, la bebida le quemo la garganta mientras intentaba empujarla hacia el sur, atragantándose al ver el pequeño cuerpo de la pelirroja aparecer de improviso en el piso inferior, prácticamente despedido desde las escaleras. Frunciendo el ceño reunió rápidamente sus cosas en un santiamén jugando con la tinta, pincho la punta de su dedo con la punta afilada dejando que se mezclara con la sustancia negra. La capa estaba llena de gardes y drogues, fetiches que le permitían defenderse y bordeaban la magia llamada blanca y la negra dependiendo de su función, su cualidad de monje no lo hacía diferente al de ser calificado de bocor. Y eso era lo que tenía en mente hacer. Ya pediría perdón a los dioses con flores y azúcar. Los suyos, a los que se había arropado no eran generalmente benévolos. Empujando la mesa inyecto el fluido de tinta y sangre a uno de los cigarrillos, este era oscuro y olía fuerte y picante era de la clase que no usaba a menos que realmente lo necesitara. Con las manos ocultas bajo la capa maniobro el pitillo hasta devolverlo a sus labios, pensando en los dioses indómitos.
—¡Roja!— Ladró mientras se acercaba esquivando a algún huésped perdido que miraba hacia donde la confrontación con la pequeña chica se realizaba, el hombre estaba herido y su cojera era visible incluso a la distancia. Aquello arranco una sonrisa de sus labios. No deseaba emplear un loa desde un lugar como aquel, con el bosque repleto de muerte cantando, seguramente tardaría en recomponerse. La sal pesada en sus bolsillos le dio seguridad. —Muévete querida, y déjame resolver el problema.
Canturreó con una sonrisa ladina, reuniendo una vez más todo su calor, su esencia en el pitillo sintiéndose frío hasta los huesos. El hombretón no tardo tampoco en ubicarlo y sin decir nada, olvidando a la chica se lanzó contra él.—¡Tu!—Le escucho bramar colérico yendo hacia él.
Sujetándolo del cuello el unicornio se sofoco, logrando a duras penas guiñar un ojo a la Roja, por fortuna no era capaz de ver lo cerca que se encontraba de la asfixia ni que luchaba por meter una mano en el hueco del brazo fornido que le sujetaba y hacer palanca. Por fortuna aunque no era tan fuerte, era más alto y eso le daba ventaja. —No más trucos baratos…puedes culparla de lo que te haré y luego iré por ella, la abriré como a un pescado y veré donde oculta esa maldita luz.— Estrechando los ojos, el placer de saberse momentáneamente superior estampo una estúpida sonrisa en la boca ajena, uniendo su mano la daga araño los pliegues de la capa, rasgando hasta encontrar la carne suave.
La sensación de ardor fue todo lo que necesito, tomando el pitillo entre los dedos mastico el borde y lo trago lanzando el cilindro de papel al pequeño charco de sangre que arrastraba el criminal bajo su pie. El efecto fue casi instantáneo a la par que las pestañas de él se cerraban. La drogue protectora se aferro a la sangre, tiñéndose de un rojo furioso de a poco el hombre comenzó a ponerse pálido conforme las sombras eran absorbidas por su cuerpo, la sangre comenzaba a agolparse en su cabeza, adquiriendo un tono rojizo que paso a un morado intenso, en un minuto lloraba sangre y el pitillo refulgía, echando humo como si alguien estuviese fumándolo, degustándolo como la vida del atacante. Un sacrificio simpático nada agradable, pero ellos igual lo tomarían… Tan pronto como lo soltó, sus labios se movieron en silencio, llamaba al centro de las esferas.
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Zaniah Neshmet
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Post by Zaniah Neshmet on May 10, 2017 7:45:01 GMT
Zaniah se bajó de la mesa de un salto, posándose con ferocidad en el suelo, al recobrar el equilibrio, volteó a ver a su acompañante pálido y la manera en la que caminaba con toda la seguridad del mundo hacia el hombre lleno de cólera y ojos inyectados en sangre, la pelirroja iba a decir algo en contra, pero en ese instante el hombre lo tomó del cuello, Zaniah sacó de entre sus alforjas su espada y la levantó con una mirada de advertencia.
Su rostro cambió a uno más asustado cuando el hombre comenzó a incendiarse por dentro, o lo que fuera que le estuviera pasando, Zaniah observaba la escena con terror, haciéndose unos pasos hacia atrás, hasta que el enemigo cayó al suelo, inerte, envuelto en sombras y colores rojizos y morados. Soltó un suspiro, mientras todos los presentes volteaban con un rostro asustado o pacífico, pues alguno de ellos ya habían pasado por ese tipo de cosas anteriormente.
Zaniah respiró profundo, y guardó la espada dentro de su funda, chasqueó la lengua acomodando su mano en su cuello, un dolor punzante se sintió por todo su cuerpo hasta que decidió ver su mano con un poco de sangre.
--Eso fue terrorífico --Suspiró Zaniah, intentando ignorar el dolor por el corte de la daga.
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Post by Deleted on May 11, 2017 1:48:07 GMT
—¡Maldita sea!—Tambaleándose, pálido el unicornio sacudió la cabeza, su cuerno que generalmente emitía un brillo pálido, esta vez tenía un color negro opaco. Chasqueando la lengua, hurgo entre sus posesiones consiguiendo un nuevo fetiche, una pequeña semilla redonda con un aro dorado y anudándola a su muñeca la apretó con suavidad antes de encaminarse hacia la chica. Inclinándose a medio camino sujeto el cigarrillo rojo sangre aplastandolo entre los dedos. Aquello no era magia de verdad sino un vinculo simpático, como metonimia. Su ser podía designarse con el nombre o parte de otra cosa, sirviéndose de alguna relación significativa existente entre ambas. Una gota de sangre, creaba una marea, una dirección natural podía torcerse en una antinatural. Seguramente el hombre no se despertaría y si lo hiciera tardaría una larga temporada en recuperarse del todo. —Más que terrorífico, fue estúpido quedarnos cerca, Roja.—Masculló molesto más consigo mismo que con ella, debió verlo venir y aún así no lo considero tan estúpido como para seguirles la pista. Guardando el cigarrillo en su palma lo cerro al vacío en un redoma antes para extraer uno nuevo aplastandolo para moler en su mano la mezcla de plantas.
—Quédate quieta.— Frotando la sustancia pastosa la embarro sobre la herida estrechando los ojos, el sudor frío que se deslizaba por su mentón no lucia bien. Reclinándose sobre el hombro ajeno, su boca susurró su aliento frío sobre la oreja de ella. —Pardon Roja, te lo encargo por un rato...
Susurró antes de desplomarse en la profunda oscuridad.
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Zaniah Neshmet
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Post by Zaniah Neshmet on May 11, 2017 2:08:19 GMT
Zaniah guardó la espada en su lugar, observando a todos a su alrededor, con ojos frívolos, serios. Dando a entender de que si acercaban, nada bueno iba a suceder en ese lugar, a pesar de todas las runas mágicas que escribieran en la madera. Observó con preocupación como el color vivo del cuerno de su compañero perdía color, definitivamente era una mala señal. ¿Cómo se la había ocurrido quedarse tan cerca? Debió ser por el mismo cansancio, o por la adrenalina de escapar, y aún así, con lo extraño que se veía del rostro, se acercó a ella por medio de tambaleos, con aquel ungüento en sus manos. Apretó los dientes, no porque le doliera, si no, por el acto repentino del muchacho, lo que provocó un pequeñísimo ardor en su cuello, nada que no pudiera soportar, pues la arconte podría sobrevivir incluso a una estocada de una espada sin problemas.
No entendió las últimas palabras del unicornio hasta que se desplomó sobre ella, la arconte estuvo a punto de soltar una maldición, de aquellas que no decía nunca, y lo tomó entre sus brazos, a punto de caerse por el impacto, lo abrazó con todas las fuerzas que podía en esa forma y miró a los viajeros, quienes le devolvían una mirada feroz, diciéndole con la mirada que era hora de irse antes de que algo más ocurriera. Zaniah frunció el ceño y salió del recinto caminando en reversa, arrastrando a Eerie consigo.
La intemperie le venía mucho mejor, ya era hora de que salieran de ese lugar, Zaniah aguantaba la respiración mientras arrastraba a Eerie, apoyando la barbilla en el hombro de ésta, y haciendo que sus brazos rodearan su cintura, "¡Cómo pesa!" Pensó la arconte mientras caminaba a una distancia segura de la posada. Cuando se alejó lo suficiente, miró a todos lados, estando segura de que ningún curioso estuviese mirando, observó el cuerpo inconsciente de Eerie y soltó un bufido. Supuso que no le quedaba ninguna opción, no podía llevárselo arrastrando y por ninguna razón lo iba a dejar allí. Pronto, el cuerpo de la pelirroja comenzó a crecer, hasta formar una figura robusta, sobrepasando la altura del arcano por muchos centímetros, los brazos de Zaniah se fortificaron, cargando al unicornio sin problemas, bueno, había arreglado un problema, pero ahora... ¿Qué iba a hacer? No sabía donde el unicornio vivía, o a qué posada podían ir. Chasqueó la lengua mirando la estructura, donde el dueño de la posada salía por la puerta con un arma en mano. "Era hora de irse" Corrió dentro del bosque, y tres pares de alas salieron de su espalda, haciendo que el despegue fuera mucho más veloz, y Zaniah se adentró sobre las nubes, cuidando que su pasajero no se cayera, solo conocía un lugar donde habían cientos de plantas medicinales y calidez suficiente para que no le pasara algo grave mientras despertaba, así que, extendió sus alas blancas lo más que pudo y emprendió el vuelo.
(Thread cerrado)
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