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Post by Melpómene Katsaros on May 4, 2017 1:35:28 GMT
Hace mucho tiempo que no recorría las calles de la ciudadela, era esa clase de momentos en los cuales no quería recordar. Quería volverse invisible cuando se encontraba en lugares tan concurridos pero la verdad era que ella llamaba la atención, dentro del pintoresco paisaje de múltiples especies una mujer de 2 metros de estatura, de piel oscura como el carbón, paseándose por la calle con un perfil intimidarte y una mirada inexpresiva, usando un vestido largo de color azul que resaltaba las curvas de su cuerpo... todos eso era algo que no pasaba desperdiciado, aunque. Sostenía entre sus manos su tableta, no poseía una bolsa donde guardar tan importante objeto, por esa razón se encontraba ahí, para buscar eso y varios artículos necesarios.Paseaba su mirada por los letreros de establecimientos de la ciudad minuciosamente, parecía que podía ver mas de las letras pintadas en paredes o cartelones antiguos que colgaban de humildes clavos. Le encantaría no notar tantos errores en la redacción u ortografía pero ella vivía de eso, de esos miseros detalles que la gente apenas puede percibir.
Si en su caminar notaba que alguien se interponía en su camino solo se desviaba pero raramente pasaba, por lo general la mayoría de personas tenían la gentileza de moverse sin ningún problema y ella tampoco quería entablar conversación, ni siquiera mirarlos a los ojos, estaba segura que no los conocía y si alguna vez llego a tener al menos una conversación pasajera con estos individuos por medio del chat no la recordaría, eran tantas personas y con las que tenia una platica amena no eran muchos.
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Post by Deleted on May 4, 2017 18:09:05 GMT
En un principio pensó en un simple cartel, sin embargo con esa clase de hojas tendría que darle mantenimiento, terminando por decidirse en un letrero grande y de madera que le ahorrara el trabajo extra. Con guantes de cuero que lo protegieran de los clavos y el martillo, chasqueo la lengua en medio del trabajo, intentando encontrar un lugar donde colocar su preciado letrero para que fuese visto por la mayoría, y es que los buenos puestos se encontraban ya ocupados. Encontrando el único hueco muy por encima de su cabeza, necesitaría un banquillo o algo similar para lograr colocarlo sin riesgo a que se cayera, empujando con la punta de la lengua el pitillo gruño desganado lamentando no ser un coloso, clavando la parte inferior del anuncio. Pensando en la solución hasta que por el rabillo del ojo logro distinguir una figura alta con una mata larga que ondeaba al viento. Y dándose la vuelta sus ojos negros escudriñaron la lozana figura hasta los pies, componiendo una perezosa sonrisa de gato: —Buenas, preciosa dama—Arrullo jugueteando con el martillo con una mano mientras se aseguraba de interceptar a la mujer.—¿Podría robarle un poco de su tiempo?, me arrastraría por el favor si eso le gusta...pero me temo que necesito a alguien como usted, absolutamente.
Agregó mirándola desde abajo, frunciendo el ceño al hecho, no era bajo de ninguna manera sobrepasaba el metro ochenta, sin embargo jamás había mirado a una fémina desde abajo.—Pero no será gratis, desde luego, tal vez yo pueda ayudarte después—Continuó al ver la forma en la que se movía, era lógico que le agradaban las multitudes tanto como a él, y "los ermitaños sólo salen del bosque de ser necesario"...
—Quid pro quo, querida— aye o no...
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Post by Melpómene Katsaros on May 4, 2017 22:58:28 GMT
Detuvo su paso instantáneamente cuando vio que un extraño se interponía en su camino, eso si era raro, que alguien se atreviera a hablarle cuando su misma actitud ahuyentaba a cualquiera que lo intentara era de admirarse. Se detuvo en seco y junto sus manos tomando la tableta arcana por la agarradera que ella misma había construido de corales. Decidió escucharlo pacientemente, con esa calma que la caracterizaba. Su rostro impasible no cambiaba de expresion pero sus ojos observaban al muchacho de cerca, esos guantes de cuero que cubrían sus manos y el martillo con el cual estaba jugueteando, ademas de las palabras "necesito alguien como usted" la llevaban a teorizar una razón por el favor que estaba por pedirle. Probablemente se le pediria martillar algo que el no tenia la estatura necesaria para hacerlo, le pareció curioso ya que este individuo se veia tan bajo como otras personas, al menos con este no tenia que inclinarse para mirar a la persona a los ojos.
-¿Arrastraste? ¿no cree que es algo excesivo para un simple favor?- suspiro ligeramente, no esperaba una respuesta a la pregunta, era solo un cuestionamiento interno que salio a la luz -no necesita darme nada, ¿en que puedo ayudarle?- camino ligeramente cerca del joven, esperando una respuesta rapida, entre mas rapido el dijera lo que queria mejor seria para la Nayade, así podría seguir con su camino. Habia notado que no pregunto por su nombre, eso era una descortesía pero primero espero a que contestara a su pregunta y después podria continuar preguntando aun mas, la costumbre-
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Post by Deleted on May 5, 2017 1:30:59 GMT
-Depende de la dama en cuestión.- agrego resuelto frunciendo el ceño ante la pregunta pero manteniendo una sonrisa de lobo en la boca.-Y por lo que veo usted no es de ese tipo Cleopatra. Apoyando la cabeza del martillo en un hombro mientras la sujetaba con fuerza no le dejo arrepentirse, escoltándola a donde se encontraba una de las múltiples paredes destinadas a los anuncios y afiches de la ciudad. Ser un detective privado no le dejaba demasiado como el trueque que ocasionalmente hacia en las tiendas de conjuros o las boticas en la ciudadela o el mercado negro, pero igual debía dedicarle algo de publicidad, aunque escogiera casos "especiales". Ladeando la cabeza una vez más escudriño a la fémina a su lado, sin saber realmente a que raza pertenecía, no veía el fin de usar sus habilidades en ella. Que fuese el misterio, eso era mucho más apetitoso lo que guiara sus caminos.—Necesito sólo un par de golpes, lo he colocado en la base pero arriba no esta afianzado a nada, querida dama.—Señalo estrechando los ojos por la luz del sol al levantar la cabeza, cubiertos de pestañas que hicieron sombra sobre sus pómulos delgados. —Nunca me había topado con una mujer más alta que yo...debería considerarlo un reto personal, madame-Extendiendo el martillo con elegancia por el mango.—Por favor-Agrego con una voz acariciarte con inocencia fingida.
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Post by Melpómene Katsaros on May 5, 2017 3:56:52 GMT
"¿cleopatra?" siguió a el joven hasta donde la condujo, mirando como la sujetaba "¿eso era totalmente necesario?. Al llegar observo la pared con demasiados anuncios, tocio la boca y cerro un poco los ojos, eran demasiados para su gusto, toda esa desorganizador era tan caótica. Paso sus manos por un par de los letreros, la mujer era tan curiosa, algunos se veían tan viejos que estaba segura que el negocio al que pertenecían ya no existían. guiada por su curiosidad empujo uno de los clavos ya viejos y oxidados que sostenía un viejo anuncio y lo hizo caer, todo esto mientras escuchaba al joven. Volteo su mirada a el y observo como extendía el martillo hacia ella.
Miro al martillo, lo miro a el, esos ojos, lo supo enseguida eran los ojos de una persona que estaba acostumbrada a obtener lo que el quería no importa lo que tuviera que hacer, no importa si tenia que mentir o fingir ser una oveja inocente. Los detalles eran su obsecion, no era de asombrarse que fura tan perspicaz. -No necesita usar esos ojos conmigo, guárdelo cuando verdaderamente los necesite- Tomo le martillo delicadamente, como si este fuera de algún material que pudiera romperse con facilidad, lo examino brebemente y luego al anuncio que debía martillar -no hace este tipo de cosas muy a menudo...¿investigador privado?- ladeo su cabeza notando que estaba levemente confundida mientras levantaba su ceja "¿esas cosas aun existen?" estaba muy segura que si decia eso seria falta de respeto por eso se callo su delicada boca para mirar al extraño que seguia sin saber su nombre.
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Post by Deleted on May 5, 2017 5:51:09 GMT
Encogiéndose de hombros la dejo estar, observando como pasaba de él para hacer destrozos en el sitio indiferente a la caída del resto, mejor, así más espacio.—No poseo otros madame, me es imposible hacer lo que me pide, siempre los necesito...tal vez cuando duerma será. Agregó dándole una calada al cigarrillo, manteniendo el humo mientras la observaba hacerse de la herramienta y con el objeto como si intentara descifrar alguna incógnita de suma importancia. Estrechando los ojos se reclino a su lado escudriñando la zona transitada, algunos miraban en su dirección pero la mayoría pasaba luego de espiar.—¿Clavar clavos?—Inquirió volviendo la cabeza hacia ella relamiéndose los labios con el humo escapándose por las comisuras.—No soy muy aficionado del hierro madame...es frío.—Había algo más en el tono, ya que para él el solo tocarlo lo dañaba lo suficiente, mucho más si era hierro encantado, una de sus debilidades que debía procurar en su vida diaria.—Puedo clavar otras cosas si.
Escupió al aire mientras sus ojos se clavaban en los ajenos intentando obtener respuestas silenciosas, como las que ella deseaba arrancarle a él. —"Detective", yo detecto problemas pero no siempre ofrezco una solución...ha-exhaló- es complicado querida Cleopatra...¿le molesta que la llame así?, ¿suele usted auxiliar a los más bajos?
Pellizcando el pitillo con los labios pareció recordar algo, extendiendo un pequeño papel con la cifra de contacto privado de su tableta arcana: —Eerie "el ch'i-lin", a su servicio, siempre que sea algo interesante...aunque las damas hermosas tienen prioridad.
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Post by Melpómene Katsaros on May 5, 2017 6:13:21 GMT
Sus dedos se deslizaban por aquel anuncio de madera, como decía él, la parte inferior estaba lista pero la superior estaba floja, solo unos cuantos golpes lo arreglarían. Detecto una pizca de miedo cuando hablaba del hierro ¿que clase de criatura tendría miedo a algo tan banal? no lo sabia pero para un par de desconocidos en un callejón, no era la pregunta correcta.
-cleopatra...- suspiro profundamente mientras ponía una de sus manos en los laterales de su cintura, mirándolo los ojos de su acompañante fijamente- odio los sobrenombres y no...no ayudo a cualquiera...pero no cualquiera se mete en mi camino- el tono de voz decidido, casi prepotente apareció, tal como su figura delataba, la nayade podía llegar a ser intimidarte a ciertas criaturas, pero solo cuando se lo proponía. Quería dejar muy en claro que las palabras bonitas no funcionaban con ella, que no importa cuanto endulzara su hablar las cosas directas y claras eran mejor pero su actitud cambio cuando supo su nombre.
Su mirada ya no era tan dura y con calma tomo el papel que se le ofrecía, lo miro por un una milésima de segundo para confirmar que el nombre dicho era igual que el que había visto con anterioridad, muchas veces en el chat. Aun con el martillo en una mano y la tarjeta en la otra, una leve sonrisa se escapo de sus labios rosas -Asi que eres tu Eerie...- sin mucha prisa, como era su costumbre se inclino enfrente de el como un saludo habitual a cualquier persona, agacho un poco la cabeza, quedando ella a una altura un poco menos a la de el- soy melpomene...mucho gusto- lo miro a sus ojos con una leve sonrisa cínica -y creo que eh ganado la apuesta-
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Post by Deleted on May 5, 2017 7:08:17 GMT
Satisfecho al ver su letrero colgado, el día parecía ser optimo para que las cosas salieran a pedir de boca, frotando las manos se desprendió lentamente de los guantes de piel. El gesto de ella con las manos en las caderas, se le antojo más sensual que poderoso en toda su forma, así que la molestia no la sintió en su lugar ladeo la cabeza como un felino levantando la mirada, ella era aproximadamente unos diez centímetros más alta, pero aún así el mirarla de aquella forma lo hacía sentir como un crío al que han sorprendido haciendo alguna travesura...y el amaba las travesuras. Rodando los ojos le quito peso a la acusación.—El sobre nombre por privarla de un momento de aburrimiento, entonces, querida reina altiva.
Agregó, sin poder evitar que ella le recordará a la diosa mortal, a la antigua reina que había vencido la muerte con el perecer de su cuerpo. Ahora y siempre, estaba seguro que la recordarían... con una vida frugal y un espíritu que no era de su mundo.
El que le reconociera de una forma personal que brillaba en sus ojos, envió sensaciones de alerta por todo su cuerpo, parandolo en seco una ceja negro cuervo se alzo en su frente, mientras inspeccionaba a la fémina, sus maneras...le recordaban a una espina..y, lentamente el reconocimiento floreció de igual manera en su cara aunque sus ojos negros no lo reflejaban.—¿Madame arantxa?
Inquirió con el placer lamiendo sobre una de sus comisuras arqueandola con oscura diversión, cruzando los brazos tras la espalda, dio un cabeceó, bebiendo de su imagen por completo, desde las curvas hasta la punta de sus cabellos.—No me imaginaba que fuera tan alta, pero tiene sentido si lo comparamos con su personalidad... Lo que escucho junto con la sonrisa que vio brotar de su rostro redondo, le quito en parte el aliento y casi hace que se queme con el cigarrillo, cayendo en cuenta, sus cejas se fruncieron.—Tsk...
Su lengua chasqueo pero sin perder la sonrisa, ante el hecho, no creyó que fuera a pasar y sin embargo ahí estaba, "quid pro quo", había obtenido y ahora pagaba... —¡Por los dioses!—Negó con la cabeza, empujando el amplio cuello corrugado de su camisa, exasperado.—¿Que hará de mi ahora que estoy en sus manos?—Agregó con excesivo dramatismo y una sonrisa lobuna.
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Post by Melpómene Katsaros on May 5, 2017 7:39:11 GMT
Satisfecha, supongo que esa era la palabra con la que podía describir el sentimiento que tenia en aquellos momentos. Su reverencia termino tan pronto como Eerie abrió su boca, la mujer se paro derecha, volviendo a como había estado hace unos pocos momentos, esa sonrisa traviesa aun seguía en su boca, esa reacción no tenia precio, supuso que la recordaría después si llegaba el momento de recriminarse la a su cara. Llevo sus manos a su cadera de igual forma como lo había hecho y lo miro mientras su sonrisa desaparecía, ese gesto inexpresivo volvía otra vez, era una cuestión de la costumbre.
-no hay nada que hacer por ahora...- cerro los ojos, realmente no lo pensó con anterioridad, nunca sospecho que podrían encontrarse en esta gran isla llena de arcanos multicolor, suspiro levemente, en serio esto no estaba planeado para nada pero dejarlo ir así sin mas no era una opción, si lo hacia dejaría ir ese sentimiento de satisfacción que obtuvo anteriormente -..me debe un favor que cobrare a su debido tiempo- su mirada permanecía posada en esos ojos negros "vaya" otra persona con su mismo color de ojos era tan extraño como encontrar una aguja en un pajar.
-tiene una deuda conmigo, espero que no la olvide- ladeo un poco la cabeza esperando la respuesta, dejando de caireles de su cabello negro cayeran en su cara. No sabia exactamente si era una persona de las cuales las promesas eran cuestión de palabra o eran la vida entera. El señor Eerie no era tan fácil como ella proclamaba, tenia cosas que se mantenían ocultas pero dada la curiosidad natural de la Nayade, necesitaba ese conocimiento innecesario.
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Post by Deleted on May 6, 2017 2:32:24 GMT
—Todas dicen lo mismo. Masculló ante el favor como pago por la apuesta con una sonrisa ladina, lamentando un tanto la perdida de la de ella por la cara indiferente, esa era la cara con la que se la imaginaba, con una mano apoyada en el mentón soplando uno de sus risos negro cuervo, aburrida, frunciendo el ceño por la luz y un ocasional comentario, solitaria y aburrida señorita.— Usted planea disfrutar de tenerme en ascuas por un tiempo, querida Arantxa.
Encogiéndose de hombros se fingió aproblemado, aunque se sentía agridulce en el orgullo al verse vencido en un campo que se sentía superior, la vida lo ponía en cintura, típico de la naturaleza, escupiendo el humo, como si de verdad lo lamentaba, sin embargo aquello era un agregado a su cotidianidad de por si bastante pacifica aunque realmente no era de los que perseguían el peligro. Vientos nuevos eran agradables.
—Una deuda con usted que planeó zanjar en cuanto me dé la oportunidad.— Sonrió de nueva cuenta con malicia de forma acariciante.—No podrá deshacerse de mi hasta entonces, y pienso que a mí me gustará más que a usted.
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Post by Melpómene Katsaros on May 6, 2017 3:24:16 GMT
frunce el ceño inmediatamente cuando escucha "todas dicen eso" claro que la nayade no era como todas y eso lo sabia claramente pero que alguien lo cuestionada era una cosa que no permitiria -yo no soy como otras, espero que lo sepa- Cruzo los brazos, mirando lo sabia que algo estaba pensando de ella y no era nada bueno, o almenos eso era lo que pasaba por su mente mientras lo veia fruncir el ceño, ignorando que eso era debido al sol -usted parece una persona que le gusta seguir lo que yo digo y yo soy una persona que me gusta mandarle, no veo el problema....- regreso el martillo a su dueño, lo extendió como si estuviera preparandose para un golpe, cuando este lo tomase se dispondría a recoger su tableta que yacia a su lado, no podia sostenerlo todo en sus manos asi que la dejo descansando en el suelo, como si valiera nada, era una costumbre muy mala de su parte.
Usa sonrisa pequeña pero sincera volvió a su rostro, ya que lo tenia justo enfrente su curiosidad podia saciarse por un rato. Esa sonrisa era porque encontraba interesante la situación o porque estaba ansiosa de comenzar a preguntar, ni ella misma sabia. -Tengo cosas que hacer en este lugar y ya que planea estar a mi lado por un tiempo podría ayudarme con ello- suspira profundamente pensando en lo que tenia que hacer y mas que nada en que tendria que hablar con gente, socializar con extraños no era exactamente lo suyo -si es asi podriamos conocernos mejor- sin perder tiempo su todo decisivo surgió- hable me sobre usted- sonríe discretamente con hambre de curiosidad.
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Post by Deleted on May 6, 2017 7:45:09 GMT
-No no lo es, es más alta—Agrega ladino mientras le sonríe estrechando los ojos al levantar el cuello hacia ella.—Entre otras cosas. Alude levantando las palmas, consciente de que aquello podía enviarle a un apasionado discurso de las diferencias o a una mirada venenosa. Abriendo la boca en una o profunda al escucharle decir aquello, ninguna mujer había osado...no ningún ser vivo le hablo nunca de esa manera, encontrándolo al principio sorprendido la estupefacción dio paso a un sonido gutural que se convirtió en una risa caliente que le sacudió los hombros.—No negaré eso, no soy un ser estúpido...—Se relamió la sonrisa dando un paso semi defensivo atrás al sentir el martillo demasiado cerca y el hierro cantar cerca de sus dedos- Estirando una mano como si fuese a coger una inmundicia, lo sujeto por el mango de madera con una mueca de disgusto. —Aye, el martillo.—gesticulo empujándolo en uno de los recovecos de la capa para envolverlo en un trozo de tela tan negro como la mayoría de sus vestimentas, limpiándose las manos en las mangas con un escalofrío fingido, viéndola encaminarse a recoger su tableta, bebió de su figura con placer hasta que ella se volvió hacia él.—Sus deseos son ordenes cleopatra—Exagerando una reverencia al escuchar su petición se plantó a su lado con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón esperando a que ella dirigiera el rumbo.—Puedo ser útil.
Aseguró dándole una calda al cigarrillo y cogiéndolo con una mano para acomodarlo mejor, congelándose por segunda vez ante la sugerencia y lo que vino después una especie de orden con algo de malicia que se detectaba en el aire. ¿oh era una mujer peligrosa aquella?, la sonrisa de gota no abandono su rostro mientras se disponía a cumplir la exigencia...
—¿De mi?, a veces no es bueno adentrarnos en los extraños, luego las expectativas tienden a desplomarse, dulzura.—Negando con la cabeza sus ojos se clavaron en la plaza aún levemente concurrida, con el cielo arrebol sobre sus cabezas y el sonido de las charlas discretas entre los comerciantes. Se tomo suficiente tiempo que entre ellos pudieron escuchar el silencio de sus mentes o era tal vez, el de sus corazones.
—Soy un unicornio, me llaman Eerie, se pronuncia "iri", significa misterio...me pega—hinchando el pecho le restó importancia, perdiendo también con el fluir de sus palabras algo de vitalidad.—Me gusta la conquista, la caza mucho más que a captura final, soy un producto de un sueño...el mundo me parece un sueño. Jamás deseó ser alguien importante y aunque parezca difícil de creer soy más inteligente que guapo...pero mi inteligencia es inútil...¿es suficiente con eso madame arantxa?
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Post by Melpómene Katsaros on May 6, 2017 8:24:42 GMT
Suspiro profundamente cada vez que escuchaba ese sobrenombre "cleopatra" no sabia que significaba eso, lo ignoraba, ¿debía ser el nombre de algo? ¿algo que la caracterizara? tal vez otra flor, ¿algo que tuviera espinas? quizás... entre sus pensamientos, decidía si debía nombrar al sujeto como el lo hizo con ella.
-no tengo expectativas de usted si es lo que teme- sostenía la tableta fuertemente, segura de que no se caería o la perdería de vista. Camino hasta la plaza, viéndolo de reojo mientras el silencio los embolia, estaba segura que el no contestaría su pregunta mientras lo veía tomar ese cigarrillo entre sus manos.
Parpadeo un par de veces y en seco paro su caminar, escuchando con atención lo que decía, para empezar la pose que hacia, le parecía curiosa, como si estuviera exagerando el nivel de importancia que tenia, ¿que no quería ser importante? lo comprendía pero que el era mas inteligente que guapo... eso saco una risa de sus labios, un pequeño "hehe" de inocente diversión , le pareció divertido el hecho que se auto proclamara atractivo comparándolo con su inteligencia, paresia un acto infantil pero de aquellos que se disfrutan por la sencillez del momento, encogió de hombros y uso una de sus manos para cubrir su boca.
-Es suficiente...es suficiente, Gracias señor Eerie- sonriendo discretamente, tratando de cubrir ese gesto de felicidad en su rostro con su mano, decidió continuar el camino con mucha calma
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Post by Deleted on May 6, 2017 8:57:19 GMT
Cerrando un ojo se fingió herido ante el hecho, secretamente aliviado de que fuera así, las expectativas le hacían huir, simplemente era demasiado para él, era un viejo solitario que no se ataba a los compromisos en los que no arriesgaba la vida. Abriendo los ojos, volvió con violencia la cabeza sintiendo un pequeño tirón al escuchar el pequeño rastro de acordes que fue su risa, arrancándole una sonrisa de niño abierta en su boca, de las que tampoco ofrecía con facilidad. Apartando el cigarrillo de sus labios le guiño el ojo.—No esperaba eso, pero si un pequeño vestigio de mi alma la hace feliz podría desgranarme de un poco más—Agregó pateando una roca, viendo como sostenía la tableta, como su única posesión estrecho los ojos.
—Usted es la única fémina que conozco que no lleva un llamativo bolso aferrado al hombro. Y me atrevo a decir que sus prendas no esconden nada más que su generosa figura.— Negando suavemente un mechón negro se deslizo sobre su frente.—Debemos arreglarlo. Uno de piel de correa larga servirá, para usted esa clase de mochila será un bolso perfecto.
Vociferó abriéndose paso, guiándola a donde sabía los había visto en su trayecto a casa. Caminando a la par de ella, súbitamente se quedo callado, abriendo lentamente la boca.—Pensé que preguntaría sobre la tumba...
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Post by Melpómene Katsaros on May 6, 2017 9:32:45 GMT
Bajando la mano de su boca, la sonrisa discreta seguía existiendo, seguía en su rostro como si la mujer siguiera riendo por dentro, miro a la gente al rededor como si quisiera guardar este gesto como un secreto -me divierten las cosas sencillas, las pequeñas cosas...aquellas no pasan dos veces en la vida- suspiro levemente pero no se mostró inexpresiva como en las otras ocaciones, supongo que esta vez la joven encontró la manera de mantenerse mas alegre que de costumbre.
Otro gesto que la hizo sonreír ligeramente fue que adivinara el propósito de su visita al pueblo-¿puede parar de leer mis pensamientos?- precisamente era algo muy importante por el cual dejo su estado de ermitaña y se aventuro dentro de los sobre poblados callejones del mercado. No era para nada raro que pensara eso de ella o que lograra adivinar muchas cosas, supuso que era perspicaz como ella, para un investigador debía ser una obligación el notar los detalles que la gente común no vería.
Continuo el camino, dejo que el fuera el que guiara, de todas formas de una manera u otra ella lo hubiera pedido, no conocía ningún lugar y Eerie parecía un experto explorador en el pueblo. Abrió la boca, preguntándose a si misma si eso seria algo muy personal, el solo verle tan serio, hizo que su misma sonrisa huyera -¿Debería?- esa era la cuestión, era impropio llenarlo de preguntas cuando apenas se conocían, parecía que el era un cofre de algún tesoro misterioso y ella no era precisamente la llave que lo abriría.
-no es justo el pedir sin recibir nada- su soledad le enseño que debería tratar a las personas como le gustaría ser tratada a ella, con calma y paciencia -si yo obtuve algo de usted por que respondió mi pregunta es claro que usted debería pedir algo de mi a cambio...pero esa es mi forma de pensar- sostuvo su tableta, mirando lo, esperando una respuesta, no tenia expectativas, ni siquiera de lo que podría responder o si quisiera aceptar ese extraño trato que proponía la mujer, intercambio equivalente.
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