Post by Deleted on May 29, 2017 6:01:10 GMT
La vio adelantarse luego de la emotividad, aliviado de verla andar al frente y de que sea su espalda el único atisbo que tenía de ella. Las situación a corazón abierto le incomodaban terriblemente, lejos de molestarle accionaban dentro de él una respuesta de huida. Incluso una palabra hiriente, o el correr de la sangre, las prefería a enfrentarse a una situación donde tuviese que sincerarse. Era cobarde lo sabía sin embargo, estaba lejos del cambio, lo prefería mil veces. Sacudiendo la cabeza observo una vez más el paisaje guardándose de las palabras, ya que como ahora había compartido estas eran demasiado peligrosas para quienes conocen su poder, mucho más que para las que las usan arbitrariamente.
Empujando su cabello negro hacia atrás espero a que el árbol le diera el pase hundiéndose de hombros para entrar y buscar con la mirada sus prendas. Realmente no llevaba demasiado consigo aunque se sentía extraño al dejar de una vez aquel espacio, era como si hubiese algo que tirara a quedarse de la misma manera que le incitaba a alejarse.
Suponía que a eso se le llamaba comodidad.
Ya habría otros para ella y otros para él, con la magia de por medio o sin ella. El camino es mucho más inhóspito, mucho más largo y mucho más oscuro para un arcano. Se vivía solo para las expectativas propias y no las ajenas.
Revisando cada uno de sus objetos personales y al mismo tiempo repasando mentalmente cada parte de su cuerpo asintió satisfecho, volviéndose para mirarla con la sonrisa de travesura oscura que siempre llevaba en los labios, encendiendo un cigarrillo de nueva cuenta, tomándose su tiempo de protegerlo de la corriente y dejando a conciencia, codiciosamente el olor impregnado en las paredes, como una huella de que fue y estuvo.
Pensándolo un momento, tomo otro cigarrillo, mirándolo mientras lo acariciaba con el pulgar como si se tratara de una pequeña criatura y no algo inanimado, estiró la mano para reunirse con ella y tomando su palma, colocárselo en la mano—Con esto, ya encontrarás una manera de usarlo...—Agregó en un tono bajo mirando al cigarrillo sin consumir y a los ojos de ella de forma cómplice, dejando que el humo del pitillo encendido los envolviera, soplando el humo fuera de sus labios se relamió. —Y también será un pardón anticipado.—Se encogió de hombros restandole importancia, apelando a su forma sellada de la que la única diferencia es que el cuerno se convertía en un lunar en su frente, ladeando la cabeza con un choque de rodillas. Y el aliento caliente de ella atascado en los labios. No fue un movimiento tierno, sino una sensación caótica y caliente de la presión de sus labios contra los llenos de ella, empujo desde las comisuras, disfrutando de la sensación del roce y su lengua caliente bailo entre los dos empujando la unión de los labios ajenos. Disfrutando del toque de la punta nerviosa de la suya. Un momento, un instante, un rastro de nada que a fin de cuentas hacia suyo...incluso con la sensación agridulce que lo envolvía.
Así se separo con el hambre en un ronco gruñido mudo y la satisfacción similar a la leche cortada. —Mi espalda...eres demasiado baja, Roja.—Dándose la vuelta con una sonrisa y relamiéndose los labios para probar el sabor de los de ella se despidió sacudiendo la mano y con un guiño, saliendo de la casa aprovechando que el árbol seguía abierto.
—Nos veremos, cuando nos veamos...un placer, mi placer y el tuyo...Zaniah.
Y salio dejándola ahí, confundida, seguro, mejor confundida a que con la certeza de sus sentimientos...
Empujando su cabello negro hacia atrás espero a que el árbol le diera el pase hundiéndose de hombros para entrar y buscar con la mirada sus prendas. Realmente no llevaba demasiado consigo aunque se sentía extraño al dejar de una vez aquel espacio, era como si hubiese algo que tirara a quedarse de la misma manera que le incitaba a alejarse.
Suponía que a eso se le llamaba comodidad.
Ya habría otros para ella y otros para él, con la magia de por medio o sin ella. El camino es mucho más inhóspito, mucho más largo y mucho más oscuro para un arcano. Se vivía solo para las expectativas propias y no las ajenas.
Revisando cada uno de sus objetos personales y al mismo tiempo repasando mentalmente cada parte de su cuerpo asintió satisfecho, volviéndose para mirarla con la sonrisa de travesura oscura que siempre llevaba en los labios, encendiendo un cigarrillo de nueva cuenta, tomándose su tiempo de protegerlo de la corriente y dejando a conciencia, codiciosamente el olor impregnado en las paredes, como una huella de que fue y estuvo.
Pensándolo un momento, tomo otro cigarrillo, mirándolo mientras lo acariciaba con el pulgar como si se tratara de una pequeña criatura y no algo inanimado, estiró la mano para reunirse con ella y tomando su palma, colocárselo en la mano—Con esto, ya encontrarás una manera de usarlo...—Agregó en un tono bajo mirando al cigarrillo sin consumir y a los ojos de ella de forma cómplice, dejando que el humo del pitillo encendido los envolviera, soplando el humo fuera de sus labios se relamió. —Y también será un pardón anticipado.—Se encogió de hombros restandole importancia, apelando a su forma sellada de la que la única diferencia es que el cuerno se convertía en un lunar en su frente, ladeando la cabeza con un choque de rodillas. Y el aliento caliente de ella atascado en los labios. No fue un movimiento tierno, sino una sensación caótica y caliente de la presión de sus labios contra los llenos de ella, empujo desde las comisuras, disfrutando de la sensación del roce y su lengua caliente bailo entre los dos empujando la unión de los labios ajenos. Disfrutando del toque de la punta nerviosa de la suya. Un momento, un instante, un rastro de nada que a fin de cuentas hacia suyo...incluso con la sensación agridulce que lo envolvía.
Así se separo con el hambre en un ronco gruñido mudo y la satisfacción similar a la leche cortada. —Mi espalda...eres demasiado baja, Roja.—Dándose la vuelta con una sonrisa y relamiéndose los labios para probar el sabor de los de ella se despidió sacudiendo la mano y con un guiño, saliendo de la casa aprovechando que el árbol seguía abierto.
—Nos veremos, cuando nos veamos...un placer, mi placer y el tuyo...Zaniah.
Y salio dejándola ahí, confundida, seguro, mejor confundida a que con la certeza de sus sentimientos...