Un lugar seguro (Privado) (Zaniah-Eerie) (CERRADO)

Puedo parecer ordenado, pero soy un desastre. Puedo parecer cauteloso, pero no tengo corazón. Puedo parecer ignorante, pero soy persistente. Puedo parecer fuerte, pero de hecho soy astuto. Puedo parecer complicado, pero soy simple. Puedo parecer fuerte, pero no soy mas que una persona débil.

De a poco la oscuridad le dio paso a una sensación de frío intenso, de las que aguantaba en los inviernos fríos en las montañas, en el pico más alto del mundo. No fue que logro sentirlo hasta que se hizo de patas, cosas curiosas que los dioses le brindaron para el mundo. En ese sueño Eerie, lo recordaba, como recordaba la sensación de sus verdaderas formas, prehistóricas ahora perdidas en un ser de energía pura. Sentía esa misma energía latir dentro de su cuerpo combatiendo la fatiga, brindándole briznas de conciencia que de a poco le permitieron ver un rastro de luz desdibujandose y tomando la forma de un techo desconocido. Separando las pestañas, el unicornio miro su mano y supo que a lo sumo había dormido un día por el restado de su piel.—No mucho.
Agregó satisfecho con la voz pastosa y ronca por el desuso.

Mirando alrededor, no reconocía el lugar, no quedaba rastro del aroma del aceite, de la polvorea o de los desechos de antílope, tampoco olía al heno seco ni el moho del arrollo o la humedad de la nieve. Al intentar levantarse la sensación de vértigo lo envió de nuevo contra el colchón.

—¿Xu mil?, mi U jun, ¿que ha ocurrido?, ¿donde esta la nieve?, el viento canta diferente Xu mil... tu U Jun te llama, este mixmak ruega a tu voz...
Agrego frotándose los parpados, confundido, su mente se encontraba lejos. Intentando recordar sobre aquel día. El ultimo día de noviembre. Quejándose estrecho los ojos buscando apenas enfocar entre el cansancio y el sueño una silueta borrosa...

notando que aún no podía levantarse parpadeando alrededor, curioso y dolorido, mirando los libros, el suelo, la consistencia de las paredes y los pequeños objetos que daban personalidad y carácter a lo que era de alguien más. Como una marca o una huella.—Tengo frío.

Mastico entre dientes rodándose en la cama en la que los bordes de los pies se le salían un tanto pero aún así comida.

Lentamente las cosas comenzaron a tomar forma, a asemejarse a lo conocido y lo real. Y pronto supo donde se encontraba, o mejor dicho el con quien. La figura anaranjada se convirtió en un fantasma largo de cabellos flamantes y ensortijados. Estrechando los ojos para ubicarla mejor entre la bruma de cansancio la escucho a duras penas, tirado con fastidio.

—¿que tal te encuentras?, ¿herida?—Inquirió pasando una mano por su cara empujando apenas las mantas al revolverse, congelándose un instante para asomar la cabeza por debajo de las sanabas notando que se encontraba prácticamente muy...desprotegido.—mhn...bueno ciertamente esto no lo esperaba...¿que tanto paso mientras estaba inconsciente?,¿ te aprovechaste de mi?—Susurró intentando recuperar su semblante ladino y un tanto decadente, vencido por un bostezo profundo antes de tenderse exhausto.
—Es el momentum...algo como la física, también tiene su lado simpático—Intento explicar agradeciendo los cuidados mientras cogía un trozo de fruta y se lo llevaba a los labios con desdén, sabía a arena por el momento, todo le sabría así hasta que recuperara su energía natural— recibo lo que doy...incluso lo malo en iguales proporciones pero no en sentido equivalente...

Agregó probando sus fuerzas, empujando las cobijas atrás en un nuevo intento por levantarse, reuniendo aire mientras de a poco se separaba de la cama.
—Tranquila...—levanto una mano adivinando su movimiento.—Mi vejiga esta a punto de estallar...y si no quieres que lo haga en tu cama o algún...utensilio—Torció los labios buscando con la mirada el baño con un gesto cansado y blanco por las nauseas.—Será mejor que me ayudes...e ignores mi desnudez, querida mía, una guerrera imbatible como usted seguro ha visto suficientes espadas como para sentirse avergonzada con la mía y mucho menos por mis, nueces...no eres muy fanática de la flora según vi en la cena.

Asintiendo perdiendo el habla del momento se concentro en seguir y llegar a su destino, sintiendo el cálido suelo bajo los pies y el cuerpo caliente de ella contra el suyo lo reconfortaron indescriptible mente. Empujando los mechones desordenados que le caían sobre la cara, gruño hasta que alcanzó una distancia decente, contagiado del buen humor de ella, sus ojos repararon en el limpio camisón y la forma en la que hacia pliegues.— En estos momentos querida, nuestros orgullos están en peligro de sufrir si respondo esa pregunta...
Musitó respecto a sus ganas de vaciarse de líquidos. Relamiéndose los labios resecos, gruño en un quejido cuando por fin alcanzo el destino, sujetándose con manos como garras a la superficie.—Si me disculpa, la llamaré si algo me pasa y si no seguro escuchará tras de la puerta.

Cerrando un ojo cerro esta para aliviarse hasta terminar luego de un minuto, salio, se había lavado el rostro y las gotas caían por su mentón, bordeando el pecto y los músculos magros platinados con venas azules, el abdomen construido y la cintura estrecha hasta al suelo, arrastrándose sobre el marco sacudió la cabeza, aliviado de que ella siguiera ahí.—Por mucho que me guste andar en mi traje natural no podemos arriesgarnos a que usted sufra un desmayo por el calor que le sube hasta el rostro, deberá darme algo de lo que llevaba, querida.

La malicia en su tono se vio diezmada por el cansancio del rostro, bufando le gustaba seguir los ojos de ella mientras se esforzaba por no toparse con la parte baja de su anatomía. Eso lo había visto en humanos, esa clase de reacciones al menos, nunca ninguna criatura le había dado tanta importancia a su desnudez como ellos, pidiendo capas pesadas de ropa y calzado, si tenías suerte podías hacerle algunos agujeros por los cuales permitir a la piel respirar. Negando con la cabeza aparto un mechón negro de cabello del rostro tanteando su cuerno con la punta de los dedos, no acostumbraba tocarlo sin embargo el sentirlo mucho más frío que el resto de su cuerpo se le antojaba incomodo cuando generalmente era la parte más caliente, como un segundo corazón latiendo suavemente, en un aleteo de mariposa, aún así sabía que se recobraría pronto, en unos días no quedaría en su rostro más que el cansancio de su mente como huella.
Asintiendo a su afirmación se sentó en la cama con las manos juntas y la vio moverse alrededor, disfrutando de la sensación cálida que llenaba su hogar, bebiendo del sol, cerro los ojos y se apego al calor que entraba por las ventanas y a través de los poros del árbol. Respirando al compás. Frunció las cejas al ver la prenda que le daba mirándola.—¿un vestido?, si vas a darme un vestido tienes mucho más agradables a la vista que este...

Mirándolo con gesto critico y una sonrisa, evaluó la prenda espiando dentro del armario.—¿Y donde quedan todas esas prendas atrevidas de las que te deshaces a penas duermes...podría escoger una para esta noche si te tomaste el tiempo para darme uno a mi.
Canturreó sin moverse, alzando la voz ronca y un tanto descompuesta para que lo escuchara, arrastrando un deje de fastidio y cansancio ante su estado. No le gustaba depender de otros ni imponerse, sin embargo no quedaba remedio, pasándose el camisón por la cabeza lo alizo bajo los músculos de su estomago hasta su ingle, notando que apenas y podía verse las nueces como una sombra cuando se sentaba, ocultándose unos centímetros al levantarse. Acercándose a la ventana con el fin de desembotarse, le frunció de nueva cuenta el ceño a su ropa.—¿Por que hay una cucaracha en mis prendas, mujer?

Agregó dando a entenderlo con un tono que eludía a que lo consideraba sucio y poco correcto que sus preciadas posiciones se expusieran a los percances.—Puedes entrar ya...se supone que tengo tu delicado saco puesto sobre mi que evitará tus miradas pervertidas y censurara tus pensamientos divertidos...una pena.
Acostándose en la cama se cubrió ocultando que tiritaba.—¿quieres saberlo?

Ladeando la cabeza la examino mientras comía una mandarina, los cítricos no le gustaban mucho, pero podía comer de estas a placer de vez en cuando, apartando la cascara enterró los dedos en la carne suave y la devoro, pensó que quería devorar a la pelirroja también. con el fruto entre los dedos se sentó en la cama y palmeo as u lado concentrando su atención a separar los delicados gajos dulces. Su rostro adquirió de pronto un semblante sombrío.—Lo que pasó en la posada, a ese hombre, ¿quisieras tener también esa clase de habilidad?, ¿de magia?, ¿te preguntas cual es el precio de ella...o el final de aquel pobre mixmak?

Negó con la cabeza mientras se meta un trozo de fruta a la boca con la elegancia callejera que lo caracterizaba y sonreía de lado en un gesto agridulce, notó su cansancio y los círculos bajo sus ojos y se sintio culpable,  ablandándose su gesto le sonrió con suavidad, dejando el tema y moviéndose aún lado con jugueteó.— Estás cansada Roja, ven y descansa, recuéstate conmigo...no te tocaré.

En silencio la dejo llegar hacía el manteniendo un semblante tranquilo mientras engullía otro gajo dándole espacio se movió hacia atrás y empuja la almohada a donde se encontraría su cabeza. Ladeando la cabeza como un gran felino mientras pensaba en lo que iba a decir, al verla que se deshacía contra la suavidad de la cama sonrió, empujando un gajo hacia los labios de ella, frotando la fruta contra la separación de su boca.

—Bien...veamos...—Suspiro como si hiciera algún acopio de fuerzas para tomar el tema, relamiéndose sus propios labios para coger otro gajo y masticarlo con la boca cerrada antes de tragar.— Existe un elemento, el más importante para nominar esa magia y es el lenguaje. Los dogones, una civilización antigua usan la palabra "so" para designarlo, es también la facultad que distingue al hombre del animal...la palabra da razonamiento.—Estirando la mano amaso la mata de cabello rojo para acomodarla entre ambos hacia arriba de la cama.— Solo nosotros y los humanos lo usamos.—Mirándola a los ojos, tenia un semblante más relajado y concentrado pesé a su cansancio se giro acomodando su mano bajo su nuca, trazo formas invisibles en el aire.

— En este mundo existen 48 tipos de palabras descompuestas en dos veces veinticuatro... el numero que rige la vida en este mundo, la acción y la actividad...una palabra corresponde un acto, una técnica, una institución o un elemento creado...si no se expresa no existe, la palabra es un basto elemento combinatorio, un cálculo universal cargado de valores, de posibilidades de acción y un deposito de conocimiento revelados y un material completo para actuar sobre la realidad...

Las cejas del pelinegro fruncidas por la concentración se relajaron al ver la atención tierna que le ponía la chica, tomando el último gajo lo empujo de nuevo contra la boquilla de ella, ordenando sus pensamientos y dándole tiempo de que procesara todo lo que decía.

—Claro que esa es la esencia de la simpatía, sin embargo sólo los dioses podrían emplear únicamente las palabras. Existen cien nombres para designar al dios de la palabra y uno oculto en los cielos...no sé si eso aplique a todos los dioses, pero este es de esa manera.

Asintió dando una lamida a la punta del indice antes de dejar estar la mano vacía y volver a su posición a su lado de la cama.

— "Ko" es parte de la palabra para escribir Dios y una palabra humana que tiene en ella la esencia de lo que es el cuerpo...los conjuntos de los órganos y por el cual tiene dominio el hombre sobre el "So", para usar el ko, se usa el so, alma, cuerpo y espíritu...ese como te había dicho antes, es el motor, cada uno se pone en cada silaba, cada palabra y cada sonido...quien posee nuestro nombre posee poder sobre nuestro destino así mismo quien nos nombra de nuevo...¿has pensado en el poder de tu voz?, Puedes tu pensar antes de mi en la palabra que te atribuyo, sin un peso como una simple cualidad...pero después de mi, Roja es algo más...a adquirido poder.