Fishy Fishy Fishy (Rei/Sam)

Lo miró y frunció un poco el ceño, pensando que todos esos comentarios de la gente y todas esas peticiones ya rayaban en lo enfermo, ella sabía de las necesidades de los íncubos, aunque él apenas acabara de mencionar que lo era.

-Así que un íncubo... Es una pena que la gente olvide que siendo íncubo o no sigues siendo una persona, y que por ende puedes tener gustos que vayan más allá de cualquier cosa que esté ligada a tu raza...

Acomodo la postura de su cuerpo, llevándose un mechón de cabello detrás de la oreja, pues parte de su cabello se estaba secando y la trenza se había aflojado al no tener con qué atarla al final. Se limpió un poco de jugo de la manzana de la comisura de su boca.

-En realidad hace mucho que no aspiro a grandes cosas, supongo que me he acostumbrado al ritmo tranquilo que llevo ahora, soy mensajera, así que en realidad a veces voy de un lugar a otro en Aqualia -Se encogió de hombros- No espero más si eso ya me da algo de ganancias... -dijo antes de morder de nuevo el fruto en su mano.

Parecía estar más que satisfecho de que alguien concordara con sus pensamientos, y aunque generalmente era fácil decirle a al gente lo que quería oír para agradarle, lo cierto era que en este caso sus palabras eran sinceras, era como decir que todos los vampiros querrían tomarse la sangre de cualquiera que se le cruzara en frente, o en el caso de Rei, que un íncubo se relacionaba con otros solo para buscar sexo, aunque de vez en cuando se le tenía que convertir en una necesidad.

Sin embargo, el hilo de sus pensamientos se vio interrumpido cuando sintió la mano de aquel hombre en su barbilla, se sobresaltó apartándose un poco, solo para acabar sonrojándose un poco al verlo llevarse a la boca el jugo que había escurrido por su barbilla, sin saber exactamente qué en ese acto era lo que al incomodaba.

-Puedo limpiarme sola -Dijo frunciendo el ceño, pero había sonado casi como la queja de una niña que quiere ser independiente de las acciones de un adulto. Se llevó el dorso de la mano a la barbilla pero no había más que limpiar. -No, lo que hago en realidad me mantiene ocupada de pensar en otras cosas que me harían perder el tiempo. Conozco suficiente y por ahora no me interesa conocer más allá de los puntos que exige mi trabajo... -Volvió a morder la manzana y ésta vez se aseguró de succionar el jugo del fruto antes de que escurriera de nuevo por su rostro.

Lo miró con un pequeño resentimiento por la burla ¡Pero él había invadido todo su espacio personal! Bueno, como fuera, tenía un coco en las manos, no era necesario que bebiera jugo que estaba en ella, y pensándolo así, sonaba sumamente extraño... Respiró hondo, porque en medio del pequeño resentimiento estaba el sentimiento contradictorio de que igual Rei era una persona agradable, aunque eso podría deberse bien a una habilidad, ahora que sabía a qué raza pertenecía éste.

-Sí, es monótono -Respondió inexpresiva- Pero yo no tengo tanto afán por disfrutar la vida, para mí las cosas están bien así...

Lo miró de reojo en cuanto se acercó haciendo un pequeño esfuerzo por no inmutarse desviando la mirada al frente, pero al pequeña incomodidad desapareció de inmediato. Rechazó amablemente empujando el coco con suavidad para voltear a mirarlo.

-No funciona conmigo, ir demasiado lejos me ha traído más problemas que descubrimientos maravillosos, pero gracias por tus palabras -esbozó una pequeña sonrisa- Fue suficiente con la manzana... -Dijo mirándolo.- No lo tomes a mal, es solo... Que me gusta mi vida monótona -Dijo luego de respirar hondo.

-Sí, sólo me pregunto... -La frase quedó inconclusa, porque en realidad había pensado en voz alta.

Pese a que no había agregado nada ptopiamente dicho, su mente siguió divagando: ¿Cuándo volvería ella a ser feliz? ¿Lo merecía acaso? Probablemente no, quizá para desgracia suya estaba condenada a la soledad y a la infelicidad por haber expuesto a su familia. Un atisbo de profunda tristeza de dibujó en su rostro por unos segundos antes de respirar hondo y volver a quedar inexpresiva. Su familia era lo realmente importante y lo supo hasta que la perdió, no había remedio para ella.

Enarco las cejas con su pregunta, en realidad comía de todos los frutos del mar, incluso de algunos que los terrestres no se animarían a probar.

-¿Reembolso?¿Me estás vendiendo tu comida? -esbozó una amplia sonrisa y negó con la cabeza- Bueno, es lo justo viniendo de todo un cocinero -Levantó los brazos para desperezarse y lo miró- ¿Traes una red al menos? No pesco con las manos -Terminó de decir cruzándose de brazos.

Por alguna razón sus palabras le arrancaron una auténtica sonrisa, pero debía admitir que por un segundo sus palabras le habían sonado a una invitación, lo miró de reojo teniendo que admitir también que aquel era un hombre guapo, y bastante. Respiró hondo desviando la mirada al frente, solo para tener que voltearse poco después a tomar la red, y riendo por lo bajo con el halago, algo innecesario pero por alguna razón había causado efecto en ella.

-Tardaré unos minutos, no sé si debas preparar algunas otras cosas en lo que vuelvo... Y será mejor que me digas en cuánto saldrá ese platillo, porque no suena muy común.

Tomó su bolso y metiendo dentro la red con sumo cuidado se lanzó al agua, desapareciendo casi de inmediato cuando había logrado sumergirse. Dentro del agua y sintiendo la sensación de frescura se preguntaba por qué había accedido a hacer eso. Sin embargo ya había dado su palabra y no estaría bien echarse atrás. Su cabello había acabado por soltarse y moverse en ondas perfectas conforme ella se alejaba de aquel lugar. Bajó hasta una zona donde la claridad del sol a través del agua era poca y entonces lo vio: un cardúmen de grandes peces de escamas plateadas nadando en algo similar a un enorme remolino a unos cuantos metros de ella. 

Sacó la red y la acomodó de forma que no quedara demasiado extendida en muchas direcciones y no fuera a enredarse, ató el bolso a una enredadera de algas y esperó unos segundos. Cuando el cardúmen se hubo elevado lo suficiente se lanzó a gran velocidad y los peces empezaron a dispersarse, sin embargo, había tirado de su propia trampa lo suficientemente a prisa para atrapar algunos peces. regresó a tomar sus cosas y se echó a nadar en dirección contraria cuando creyó al resto de peces irse en contra suya. Eran al menos unos 10 peces de un tamaño considerable, que intentaban todavía luchar por liberarse. Nadó más despacio y salió a la superficie del agua de la caverna con todo el cabello sobre el rostro ¿Ya habían pasado más de 20 minutos? Seguramente. Se acercó a la orilla y apoyó una mano en la roca de antes.

-Necesito ayuda... -Dijo sacando a la superficie una parte de la red, con sus ojos asomando apenas por entre los mechones de cabello azabache.

-En realidad estaban algo lejos, no son peces que se encuentren en la orilla...

Dejó que Rei tomara la red y apoyó ambas manos en la piedra para impulsarse hacia adelante y volver a sentarse allí, perfecto, todo el trabajo que le había tomado ordenar su cabello y de nuevo había quedado todo revuelto.

Sacó de su bolso el cepillo de antes y comentó por apartar los mechones de cabello empapado que le cubrían el rostro, como si por un momento se hubiera olvidado completamente de Rei y del trabajo que estaba haciendo por allí. Sin embargo lo miró apenas de reojo convenciéndose de que la sensación de seguridad que había con él debía ser parte de su naturaleza, puesto que bajo el agua había empezado a cuestionarse el por qué habló tanto con él e incluso por qué lo había ayudado, cuando en otras circunstancias probablemente le habría dado la espalda a la propuesta.

Dejó el cepillo a un lado suyo con la mirada clavada en el agua, preguntándose si debía o no ser un poco más precavida con aquel individuo, el problema estaba en que de alguna forma, le había terminado cayendo bien, y la sensación resultaba un poco extraña tan de buenas a primeras.

-Rei ¿Dónde vives? -Preguntó con amabilidad, lo mejor de momento, sería saber cosas sobre él.