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Post by Rei Joggres on Jun 12, 2017 17:39:52 GMT
-Y que lo digas, yo siempre he tenido la curiosidad de ver cómo es la famosa ciudad bajo el mar~ Hasta es un poco injusto pensar que ustedes pueden salir a nuestro mundo, pero nosotros no podemos ir al suyo -El cocinero se encargó de filetear los peces con rapidez una vez tenerlos limpios de las escamas. Se movía rápido ya que sabía que iba contratiempo, estaba anocheciendo y el hambre no hacía más que incrementarse. Él era un hombre grande, después de todo, y tenía que alimentarse muy bien.
Se quedó unos momentos pensando en lo que diría a continuación, sin querer sonar muy indiscreto. -Dime, Sam, ¿has visitado pueblos terrestres alguna vez? -él la volteó a ver con media sonrisa en el rostro. Entonces se acercó a sus utensilios para tomar un cuchillo diferente y empezar a cortar los limones con rapidez. Comenzaría a marinar los filetes con el jugo de los frutos, y luego completarlo con pimienta y sal.
En una sartén muy grande él colocó algo más de jugo para luego colocar con cuidado los filetes. Dicho alimento comenzó a cocinarse con un delicioso sonido que a Rei le fascinaba. -Ah, que hambre hace~
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Post by Sam Radcliff. on Jun 13, 2017 3:37:41 GMT
- Sí -Admitió con una sonrisa ligeramente burlona- Creo que no eres el único que piensa que es un poco injusto... -Aunque bueno, estaba segura de que quizá muchos de los suyos recelaran aquella ciudad- El domo es un buen lugar, supongo que lo has visto, se ve de todas partes... -Terminó de decir, como si incitara más su curiosidad, aún a sabiendas de que no conocería quizá nada de Aqualia.
Se quedó un momento pensativa ante la pregunta, frunció el ceño ligeramente solo por un par de segundos para parpadear y mirar alrededor como si estuviera buscando algo, pero solo escarbaba entre sus recuerdos, por su padre, aún recordaba algunas cosas de la superficie, pero hacía tantos años que no subía...
-Sí, he visitado algunos pero debo decir que hace muchos años no lo hago... Alrededores de Shangri Lax y el Bosque de las Hadas.
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Post by Rei Joggres on Jun 13, 2017 15:19:39 GMT
Mientras los pescados eran cocinados poco a poco en sus propios jugos, el íncubo volteó a ver de reojo a la sirena, notando el pequeño cambio de comportamiento de ésta con facilidad. Sabía que estaba tanteando terreno peligroso pero confiaba en que, si ella no deseaba responder, él no la presionaría. ¡Se estaba conteniendo mucho! Quería saber todo sobre ella, pero no sabía si era debido a su inocente curiosidad o al hecho de que esos carnosos labios rojos lo habían hechizado junto con esas bellas escamas tornasoleadas.
- Oh vamos, no me digas que sólo has ido a esos lugares ¡Hay muchas partes de Mirovia por conocer! -exclamó con asombro, volteándose nuevamente a la comida para darles vuelta y que no se quemaran de un lado- ¿Jamás has ido a la Ciudadela de Mirovia? Tal vez a una bella sirena como tú le agrade ese lugar, incluso podrías conseguir trabajo ahí...
Los pescados no tardaron en quedar listos, por lo que sirvió las porciones para ellos dos en dos platos distintos. -... ¿Quieres... comer en la roca? -preguntó con media sonrisa- ¿O deseas comer en tierra firme, conmigo?
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Post by Sam Radcliff. on Jun 14, 2017 23:47:56 GMT
Miró al íncubo y guardó silencio, recordando a su madre decir "Si no tienes nada amable que decir, entonces no digas nada", y aunque ella no pensaba igual, en ese momento le pareció algo grosero responderle que no estaba interesada en conocer nada más de la superficie, al menos no de momento, no sin su padre...
-Jamás he ido, pero de todas formas ya tengo un trabajo en Aqualia, no necesito demasiado dinero teniendo una casa donde vivir...
Apretó los labios, como si realmente se hubiera pensado mucho la respuesta, ¿Pero con qué iba a cubrir la zona inferior de su cuerpo de todas formas?
-Espero que no te moleste si como aquí, ¿Por qué no te acercas tú? La verdad... Hace mucho no adquiero mi forma sellada y podría resultar algo un poco doloroso en este momento... Bueno, es una roca amplia...
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Post by Rei Joggres on Jun 19, 2017 16:04:09 GMT
Era en extremo difícil convencer a alguien que no tiene la ambición en sí de ir más allá, Rei sabía eso bastante bien, pero hablar con la sirena sólo lo confirmaba más que antes, conforme pasaban los minutos. ¿Tan desinteresada estaba en eso? ¿Tan poco le importaba abrirse más a las posibles oportunidades que le ofrecía la vida? Con un pequeño suspiro el íncubo volvió a lo suyo justo a tiempo para salvar los pescados del fuego envolvente al que estaban sometidos y que pronto los incineraría si no tenía cuidado. ¡Y no quería un pescado quemado de cena! -¡Entiendo! Estás muy a gusto en donde vives... oye, eso no tiene nada de malo -sonrió, mientras servía la comida en dos platos con sus respectivos cubiertos.
Al menos le estaba sugiriendo que él se acercara, parecía no rechazar sus acercamientos por lo que el abino avanzó hasta la piedra, para sentarse al lado de la bella mujer pelinegra y extenderle uno de los platos. -Me encuentro halagado de que usted me haga tal oferta, señorita Radcliff -dijo, emulando un tono aristocrático actuado- Entiendo que se encuentre imposibilitada por el momento, pero eso no me detendrá de darle una muestra de mi capacidad culinaria... -le guiñó el ojo- ¡Hablando enserio, quiero que lo pruebes!
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Post by Sam Radcliff. on Jun 21, 2017 1:33:03 GMT
-Yo no dije que tuviera algo de malo -Respondió casi a la defensiva, aunque sabía muy bien que volver a su solitaria casa cada día solo era una bofetada de la vida recordándole un error de su pasado, pero desde luego, no iba a contarle eso a un casi desconocido.
Lo vio acercarse y se acomodó apenas lo suficiente para hacerle espacio a su lado. Tomó el plato y lo miró con completa curiosidad, la vedad es que la última vez que había ido a la superficie había probado cosas muy diferentes, pero no algo tan exótico como lo que tenía en sus manos, debía admitir también que le chico siempre andaba bien preparado, esbozó una sonrisa de lado y lo miró de reojo al escucharlo hablar de ese modo.
-De acuerdo, de acuerdo, pero no te pongas tan ansioso que eso suele espantar a las mujeres -Dijo entre una ironía y una broma. Se tomó un par de segundos más para inhalar sobre la comida y comprobar el aroma, después de todo eso solía ser muy llamativo y no era igual bajo el agua. Tomó un par de trocitos y lo probó. Sintió la sensación de un calambre en las mejillas, pero no era precisamente por el jugo del limón, sino por el sabor en general, era tan bueno que había provocado esa reacción. -Sin duda serás un cocinero famoso... -Dijo antes de tomar un trocito más grande.
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Post by Rei Joggres on Jun 22, 2017 15:43:41 GMT
El íncubo permaneció quieto, observando, analizando cada reacción que pudiera llegar a tener la mujer con lo que respectaba al contenido del plato. El que lo estuviera oliendo era una buena señal... un buen platillo culinario se destacaba mucho por el aroma que desprendía, era lo que te abría el apetito, lo que hacía que desearas comer lo que la otra persona hubiera preparado. No mentiría, siempre tenía una extraña sensación de mariposas cuando alguien estaba a punto de probar algo que él hubiera preparado, la expectativa era grande. Muchas veces tuvo que lidiar con comentarios negativos que lo mantuvieron cabizbajo por mucho tiempo, de no ser por la primera persona que probó su trabajo y le dijo "no está mal", se hubiera rendido en ese entonces. Está de más decir que el que le dijo eso ahora era su mejor amigo.
Rei rió nervioso ante el comentario de la sirena ¿se estaba pasando de la raya?
Sin embargo ese último comentario causó una gran sonrisa aperlada en el albino quien dejó escapar una risa alegre. -¡¿En verdad lo crees?! -de nuevo, ese cosquilleo en el estómago- El secreto está en el buen sazón, no puedes excederte o ponerle menos de lo que necesita ¡Tiene que ser lo correcto! -él también se dispuso a comer, feliz del pequeño logro del día mientras dejaba que el agua tocara sus pies, los cuales dejó colgando en cuanto se sentó en la roca.
¿Cuánto le faltaba para poder llegar a su meta? ¿Cuánto? Se quedó pensativo por unos momentos, disfrutando de la compañía pero también sumiéndose en sus demonios internos.
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Post by Sam Radcliff. on Jun 23, 2017 3:20:23 GMT
Asintió a la pregunta del albino, pero tenía que admitir que el buen sabor de la comida era lo que de momento la había dejado sin palabras, y es que no pensaba interrumpirse para responder de momento. Aunque se abstenía de comer a prisa y lo hacía de la forma más educada que sabía, debía admitir que hacía mucho tiempo no había sentido el apetito tan despierto por alguna comida.
Cuando ya hubo comido por lo menos la mitad y su estómago parecía haberse saciado un poco de aquella buena comida se volteó un poco a él.
-¿Quién te enseñó a cocinar? ¿Aprendiste tú solo? Porque debo decir que no había probado nada parecido a esto en mi vida...
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Post by Rei Joggres on Jun 26, 2017 17:41:01 GMT
-...-Rei se encontraba algo ido mientras masticaba la comida, hasta que la voz de Samantha lo sacó de sus pensamientos, provocando que el hombre diera un pequeño respingo- ¡Oh! Pero... si, esa es una buena pregunta sin duda, jajaja -rió un poco, aún con dificultad para encontrar el hilo de la conversación- Aprendí por mí mismo, aunque no te mentiré que lo básico me lo enseñó mi madre... pero desde pequeño he sentido una curiosidad por el sazón muy grande. Tragó, y después dejó el plato a su lado.
Tal vez era por su naturaleza, o porque la comida para él era como un delicioso afrodisíaco, pero el albino después de comer sentía que su interior hervía... y no mejoraba mucho la situación el que esa mujer lo atrayera de esa manera. ¿Precisamente qué debía de hacer? ¿Se lanzaba? ¿No se lanzaba? ¿Porqué tenía un efecto tan fuerte en su cuerpo esa cola escamada? Esas curvas...
-Pero creo que ya hemos hablado mucho de mí... -murmuró con la voz algo ronca, mientras se permitía acercarse más y más a ella con lentitud, hasta dejar sus caderas muy próximas la una de la otra- Cariño... se que de seguro muchos hombres te dicen lo mismo, pero emites una belleza tal que me dejas sin aliento. Y créeme cuando te digo que haces que mi corazón se acelere con sólo mirarte.-los ojos afilados del íncubo estaban sobre los de ella, comiéndosela con la mirada, grabándose su imagen en su retina-... si no tienes a nadie especial esperándote... Entonces puedes permitirte ciertos lujos ¿o no? -la mano masculina casi se pone sobre la de ella, pero Rei no hizo contacto alguno pues sólo quería que ella sintiera el calor que él emitía.
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Post by Sam Radcliff. on Jun 27, 2017 4:23:44 GMT
Había terminado de comer antes que él, dejando sólo un poco de comida, estaba deliciosa, pero si reducida fuera diaria le habían quitado gran parte del espacio donde podría lo de una comida como aquella. Sonrió ligeramente, imaginando a un chico metido en la cocina con su madre y tenía razón cuando lo veía de esa manera, mucha gente seguro lo sobrevaloraba como un trabajo para mujeres en casa o para los dueños de una cantina... Aunque no ella, que veía hombres y mujeres trabajar en todo por igual.
El nuevo tono en sus palabras cuando él habló de nuevo captó su atención haciendo que levantara una ceja ¿En serio la había llamado "cariño"? Lo vio acercarse y se puso en alerta, aunque no lo demostró... Después de todo él tenía cierto encanto, quizá eran habilidades de su raza pero había logrado congeniar con él mejor de lo que lo hacía a menudo con otras personas. No podía culpar sólo a la raza del chico, ella era hermosa y lo sabía. No tenía esa habilidad junto con un canto hipnótico para nada, había algo de seducción metido en el ADN de su raza, sino ¿Para qué esas habilidades?
-Eso depende... -Respondió con un tono de voz ligeramente seductor- De a qué llames tú "ciertos lujos". Podría decirte que me los puedo permitir y darte un mensaje equivocado de mí -Terminó de decir con una expresión de inocencia casi creíble, pero la idea era esa, que captara el aire de ironía con lo dicho.
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Post by Rei Joggres on Jun 28, 2017 14:37:52 GMT
Esa mano que no alcanzó a tocar su piel, comenzó a subir por el brazo blanco de la dama, encargándose de que él sintiera su calor hasta llegar a su hombro y luego tomar un ligero mechón que cubría una de las orejas de la sirena. Rei lo levantó con delicadeza, apreciando los detalles de tan bello color, para luego acercarse al oído de Sam. -Tú sabes, ciertos lujos. -susurró con una voz grave, dejando que cada palabra arrastrara un poco para causar expectación- Puedes ser honesta conmigo, si has sido una niña buena o mala... eso no cambiaría lo que pienso de ti... -rió un poco, sobre su oreja, después se alejó un poco sólo para poder besar el mechón entre sus dedos.
La cola del íncubo se agitaba frente a él, y de vez en cuando rozaba la espalda de la sirena de forma muy juguetona.
-¿Quieres que te enseñe... más placeres que los terrestres pueden ofrecerte? -le sonrió de medio lado, sin dejar de pasar su mano a meros milímetros de su piel y sin tocarla.
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Post by Sam Radcliff. on Jun 30, 2017 16:00:46 GMT
Sintió su piel erizarse al contacto con la mano del incubo, y es que fuera lo que fuera que él estuviera haciendo con sus habilidades para acercarse a ella,parecía estar dando un muy bien resultado de momento. Su voz cerca de su oído hizo que su cuerpo de estremeciera ligeramente, pues hacía mucho que no estaba tan cerca de un hombre.
Lo miró levantando una ceja, podría decirse que a veces no había sido una buena niña, aunque nunca llegó demasiado lejos con nadie, no pensaba que eso fuera algo para hacer con un desconocido, y sin embargo se debajan arrebatar por pequeñas caricias como un grito desesperado de su ser por conseguir la compañía de alguien. Sin embargo, ella sentía demasiado muerto su corazón para interesarse por alguien realmente, y por abandonar por completo a su soledad.
-¿Te parezco una niña mala? -Se limitó a responder con una sonrisa de lado, y arqueando muy ligeramente la espalda al sentir la cola de Rei en ella, cierto que había coqueteado antes con otros, pero un a con un incubo y no sabía cómo podían resultar las cosas... -Puedes ser honesto conmigo -dijo repitiendo ese juego de palabras dichas por él- y decirme cuáles son en realidad tus intenciones conmigo...
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Post by Rei Joggres on Jul 4, 2017 20:39:20 GMT
Rei rió ligeramente con su voz profunda, dejando que su cálido aliento rozara el tierno cuello de la sirena a su lado. Su mano la cual ya se encontraba muy inquieta al fin logró posarse sobre el brazo femenino, sintiendo la piel fría a causa de estar en contacto con el agua recientemente... un contraste grande, ya que el íncubo emanaba mucho calor con su simple cercanía. La acarició lenta, sensualmente, sintiendo pequeñas corrientes eléctricas del simple contacto entre ellos. -No tengo nada planeado contigo, hermosa... -mientras hablaba, sus labios rozaban el cuello de la sirena, quien olía a sal de mar. Al peliblanco le encantaba eso pues le hacía pensar en condimentos, como si la comida en sí fuera su fetiche- Es sólo... algo que florece dentro de mí conforme pasan los segundos a tu lado. Me atraes como un imán... ¿sabes lo que estás ocasionando?
Los susurros pasaron finalmente a ser besos muy lentos que subían y bajaban por todo el camino del cuello de Sam, hasta llegar a su oreja en donde comenzó a chupar el lóbulo de la pelinegra. Como lo suponía, sabía salada. Y eso le encantaba.
-¿Jugamos un poco? Tú sabes... para bajar la comida... -le susurraría al oído una vez terminara de succionar aquella parte tan suave de carne.
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Post by Sam Radcliff. on Jul 6, 2017 2:31:35 GMT
Su mente parecía cerrada por completo a sus pensamientos comunes, como si todo lo que existiera ene se preciso momento en el mundo fuera Rei, no tenía idea de qué había hecho para acercarse tanto pero le gustaba. Sentía su aliento cálido rozar su piel fría y la sensación hacía que le corriera un escalofrío por todo el cuerpo, todo él emana calor, un calor que le gustaba y que casi sentía que necesitaba.
El roce de su mano en ella la hizo inhalar hondo y contener el aire para que no diera precisamente la sensación de que iba a suspirar, pero lo cierto es que eso era lo que estaba por emanar de su cuerpo, de modo que inevitablemente soltó el aire de forma lenta, una vocecilla de alarma estaba en su cabeza, pero la ignoró. Era como si una parte suya muy en el fondo realmente pidiera a gritos la atención que había estado rechazando por años, casi toda su vida había estado viviendo por vivir ¿Qué tenía de malo una aventura que le despertaba los sentidos?
-No, no sé qué ocasiono realmente ¿Por qué no me lo demuestras?
Como si ya tuviera esperada esa pregunta, él había comenzado a besarle suavemente el cuello, haciendo que su respiración se acelerara al igual que su corazón, sus brazos casi con voluntad propia se posaron alrededor del peliblanco, mientras jadeos muy diminutos se esforzaban por salir de su garganta. Apoyó una mano en la parte trasera de la cabeza de Rei y esbozó una amplia sonrisa mientras su piel se erizaba al sentirlo hablar tan cerca de su oído, una sonrisa que seguro a él le encantaría ver, pero que pronto se cargo de picardía.
-Juguemos entonces... -Fuese cual fuese la habilidad que él había usado, realmente había surtido efecto con ella.
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Post by Rei Joggres on Jul 8, 2017 5:31:11 GMT
Esas simples palabras fueron lo suficientemente fuertes como para provocar en el íncubo esa placentera sensación que venía en toda su raza de cajón. El sentimiento de una presa, del líbido alto que ésta desprendía a causa de los constantes coqueteos… un olor que lo hacía enloquecer sin control alguno sobre la fémina que rodeaba su cuello con sus delgados y suaves brazos. La anhelaba con una pasión tremenda, por lo que no dijo nada en cuanto recibió la completa aprobación de la sirena para continuar…
Rei bajó una vez más por el cuello de Sam, succionando y besando la muy tierna piel. Los jadeos eran sólo el combustible que lo hacía seguir más. Quería escuchar más de ellos, alimentarse del néctar que emanaba su candente cuerpo… No tardó mucho en comenzar a inclinar el cuerpo de la pelinegra sobre la roca para recostarla dulcemente sobre la fría superficie. -Deliciosa… -ronrroneó con hambre sobre la piel mojada, trazando un trayecto del cuello hacia la quijada y pronto hacia aquellos rojos labios que comenzó a devorar con una pasión por la misteriosa mujer, esa caja de Pandora que él deseaba abrir sin importarle las consecuencias.
Los labios carnosos de Sam fueron su festín, su deleite. Los besaba, los succionaba, incluso jalaba con delicadeza del inferior mientras dejaba escapar suspiros. Debía reclamar esa boca como suya al introducir su caliente lengua dentro de la ajena y averiguar al fin a qué sabía realmente una sirena. Los sonidos que ambos órganos producían eran carnales, apasionados, candentes. Mientras su cola se encargaba de acariciar la cola de la mujer con muy ligeros movimientos.
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