Zaniah Neshmet
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Post by Zaniah Neshmet on Jul 7, 2017 1:09:37 GMT
Zaniah seguía cada orden de Eerie a la perfección, intentando buscar nuevas formas de construir el placer de ambos, sus manos se movieron conforme el unicornio hablaba, y su cuerpo accedía a aquellas caricias. Un gruñido salió de su garganta al escuchar la manera en la que el arcano la provocaba, haciendo que fuera mucho más rápido, apretó donde tenía que apretar, y acarició donde tenía que acariciar.
Era una sensación extraña, desconocida, pero deliciosa.
Los labios rojos rodearon por completo el miembro de Eerie mientras fruncía el ceño, ahora cerrando los ojos, lista para ir por su cuenta esta vez. Caminó un par de centímetros, sintiendo el extraño sabor de la entrepierna dentro de su boca, se regresó, saliendo algunos segundos para respirar, soltando un jadeo, y luego volvió a hacer lo mismo, cada vez más fuerte. Sus manos jugaban con el bulto oscuro bajo el falo, y con la otra mano tomaba con fuerza el muslo pálido, para guardar el equilibrio. Se separó, volviendo a tomar aire como desesperada, mientras pasaba toda su lengua por la piel, más rápido, un poco más.
Pronto su cuerpo lo hizo por si mismo, una y otra vez, sus labios fueron los únicos que atendieron, haciendo una ligera fricción de vez en cuando con los dientes por error, y acariciando la punta dentro de su boca, contra las paredes interiores de sus mejillas, se detuvo, quedando su boca a poco de salir, y utilizó su lengua, aprovechando la cercanía de sus labios. Zaniah volvió a separarse, y con su vista clavada en la de él, relamió sus labios, terminando con una sonrisa traviesa, para después volver a lo suyo de nuevo, aumentando el ritmo cada vez que podía, esperando a que llegara el momento con una ardiente impaciencia.
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Post by Deleted on Jul 10, 2017 20:47:32 GMT
Sentado a medias, Eerie se relajo en los brazos del placer sexual. Cabeza atrás con el ceño profundamente fruncido y los labios entreabiertos que en ocasiones se juntaban para componer una linea apretada y pálida. Su garganta bombeaba cada que un espasmo sacudía su sexo atrapado entre los muros de carne. Disfrutando de mover las caderas de vez en cuando. Volviendo la cabeza al frente el cabello le caía desordenadamente sobre la frente. Sus ojos negros escudriñaron el rostro y la acción, delineando la forma de los labios hinchados por los besos y el servicio que delineaban la punta roma que comenzaba a llorar.
—Bien, Roja—Chasqueó la lengua mientras con facilidad manipulaba el liviano cuerpo sobre él para colocarla sobre su regazo, tanteandola la sujeto por la espalda delineando su espina dorsal y se adentro en ella, de un movimiento certero pero cuidadoso, sumergiéndose en las paredes cálidas, que lo aceptaron como una vaina.
Estremeciéndose con placer y una sonrisa confiada, le mordisqueo maliciosamente el hombro dándose gusto de sentirla resbalar vergonzosamente sobre él hasta que estuvo completamente sentada sobre sus duros muslos. —Ahora, por que lo has hecho bien, te daré por lo que estuviste sonriendo todo ese momento de duro trabajo, señorinna...
Y con una risa ronca y gutural, estocada tras estocada comenzó a moverse contra ella, atajándola en todos los lugares correctos, tocando sus puntos sensibles hasta ese punto bien explorados, sus manos estaban por todos lados y en cada parte de su anatomía, pellizcando la carne y tirandole suavemente del cabello para reclamar su boca y silenciar, tragando cualquier sonido de placer que hiciera, alcanzando el final de a poco.
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Zaniah Neshmet
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Post by Zaniah Neshmet on Jul 10, 2017 21:37:50 GMT
La lengua de la arconte seguía su recorrido, los movimientos de caderas del unicornio solo hacían que Zaniah fuera más rápido, más húmedo, más caliente. No se detuvo hasta que sintió que el oxígeno le faltaba, al momento de retirarse, las manos de Eerie la guiaron hasta acomodarse encima de él, la mujer lo miró a los ojos por un segundo, hasta que decidió desviar su vista a otro lado, con el rostro encendido por el acto y la timidez, tragó saliva, mientras intentaba pensar en alguna respuesta sarcástica para sus comentarios o la situación, pero nada coherente saldría en ese momento.
Antes de que siquiera pudiera acomodarse en la posición en la que estaba, sintió de nuevo el efímero cuerpo del unicornio contra ella, las paredes lo aceptaron jubilosas y lustrosas por el contacto. Zaniah agachó la mirada, para que Eerie no pudiera ver su rostro de excitación tras los cabellos anaranjados alborotados sobre su frente, mientras recargaba sus manos en su pecho, anteriormente mordisqueado y probado por ella. Aguantó un gemido en lo más profundo de su ser, apretando el pecho y la garganta para que no saliera ni un sonido de ella.
―Gr… grac… se... ― ”Gracias, señor” se repitió en su mente mientras intentaba soltar las palabras, pero cada vez que abría la boca, solo salían algunos jadeos incoherentes y gemidos, apretó los dientes, mientras sentía el miembro del unicornio moverse dentro de ella, llenándola de sensaciones abrasadoras y sofocantes. Para dejar a un lado el dolor y volver por el camino hasta el éxtasis. Los labios se unieron en uno solo, y Zaniah exploró, y por primera vez en mucho tiempo, dejó ser explorada, nunca pensó que su propio cuerpo podría hacer viajes tan emocionantes como en el que estaba ahora. Había tenido muchas sensaciones en sus distintas aventuras, pero jamás una como esa. Rodeó a Eerie con sus muslos, apretándose contra él, aún estaba demasiado sensible, por lo que no tardó demasiado en adentrarse a aquello que la volvía completamente loca. El cosquilleo en su espalda le avisó que el momento estaba cerca, y cuando sus muslos volvieron a tensarse, olvidó por completo la boca del arcano, para abrazarlo con fuerza, apretando sus dedos contra la espalda, y recargando su frente contra su hombro.
Todo su cuerpo comenzó a temblar, mientras la mujer se arremetía contra él, su mente volvió a nublarse, mientras se escondía en los lugares más recónditos del placer, se quedó completamente paralizada, y una deliciosa electricidad recorrió toda su piel, se separó del unicornio, sin poder controlar sus propios movimientos e hizo su cabeza hacia atrás, con los labios entreabiertos, la respiración agitada y con un pequeño sonido saliendo de sus labios mientras era presa del clímax.
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Post by Deleted on Jul 12, 2017 1:05:47 GMT
La explosión tras los parpados barrio por completo su mente al hacer erupción en el cálido nido. Estremeciéndose se aferro a ella cubriéndola por completo con su cuerpo. Disfrutando de empujarse contra ella y del calor que entre los dos irradiaba. Con una gota de sudor resbalando por su sien, apenas era consciente de donde terminaba su cuerpo y comenzaba el de la arconte, olfateando el suave olor a hierbas de su pelo, enterró la nariz y los meció lentamente prologando el éxtasis entre murmullos de afecto.
Derramándose en su interior, se dejo remontar en las olas de placer apretando los dientes en concentración, desperezándose de a poco de la burbuja, sus manos acariciaron la nuca de la pelirroja, escarbando entre los mechones Rojizos se recargo contra la cama en un gruñido de irritación mientras la acomodaba aún lado y recorría perezoso su sien con los dedos, alizandole una ceja con el pulgar, fue un largo instante de silencio en el que las respiraciones se recuperaban y se relajaban los músculos tensos por el esfuerzo.
Acomodándola para que no se enfriara salio de la cama y tomo un cubo torciendo los labios—Tendrás que conformarte con esto, querida.— Murmuró mientras frotaba las manos juntas evocando un vinculo reunió en las palmas todo el calor de su cuerpo, el leve mareo le arranco una sonrisa temblorosa, pasando la mitad del calor al cubo, el agua desprendió delicados jirones blancos de vapor. —No esta verdaderamente caliente. Agregó hundiéndose de hombros con hoguera mojo de nuevo el trapo y la limpio como la primera vez. Terminando satisfecho dejo aquello en el suelo limpiándose también de paso para meterse en la cama empujándola con divertida bravuconeara. Duerme ahora, Roja, mañana debemos tratar con asuntos complicados...como el jezabel.
Los ojos negros se clavaron a donde se encontraba el muñeco, del que se desprendieron ligeros murmullos invisibles, nada más allá de una sensación incomoda.
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Zaniah Neshmet
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Post by Zaniah Neshmet on Jul 12, 2017 2:42:30 GMT
Zaniah volvió a ver todo claro cuando la cumbre del placer había descendido hasta solo quedarse como pequeños y deliciosos espasmos, bajó la mirada, recargando su frente con cansancio sobre el mentón de Eerie, respirando de manera agitada, terminando con un escalofrío, el cual hizo que el cuerpo de la arconte temblara por algunos segundos, pero después de eso, la pelirroja no fue nada más que piel rojiza y respiraciones entrecortadas, con una pequeña sonrisa en los labios.
El roce de las sábanas y el pulgar del pálido contra ella, hicieron sentir a la arconte algo que no había sentido jamás, ¿Cómo se le llamaba a eso? ¿Felicidad? ¿Paz? Eran palabras demasiado peligrosas. Decidió no pensar en nada, cerrando los ojos. Estaba tan cansada que ni siquiera se inmutó cuando Eerie le pasó el trapo cálido entre sus piernas, había sido un día muy largo, con un inesperado final, aunque no podía quejarse.
Soltó un gruñido al sentirse empujada por el unicornio. ―Oye… ―Rezongó en un susurro pesado mientras se volvía a acomodar, empujándolo con el mismo rastro de malicia, alcanzó la sábana para cubrirlos a los dos, a pesar de que aún seguían calientes, sabía que en cuanto eso pasara se moriría de frío. Aunque… Zaniah se acurrucó al lado de Eerie, él era tan cálido… recargó su mejilla en la almohada, intentando por todos los medios no quedarse dormida, pero sus párpados se sentían demasiado pesados. Hundió su rostro en el torso del arcano, acomodando su pierna en los muslos de él para más comodidad.
―Hmm… ―Fue lo único que pudo decir antes de que el sueño le ganara, su mano viajó por el pecho de Eerie, mientras, lentamente, se sumía en la oscuridad.
No pasó mucho tiempo cuando su respiración se hizo constante y tranquila, con los labios entreabiertos y el rostro inerte. La luna en las afueras brilló con intensidad, haciendo a un lado las nubes que la cubrían, pues la lluvia ya había pasado.
Pasaron algunas horas de oscuridad, y el cuarto se sumió en un completo silencio ahora que los cuerpos calientes se habían tibiado, los sentidos fueran saciados y los sueños tomaran posesión de cada uno de los arcanos. Zaniah se movió un poco, frunciendo el ceño, escuchando voces que no quería recordar, viendo cosas que no quería ver, apretó las sábanas, hasta que sus ojos se abrieron de par en par en medio de la noche, respiró agitada, observando las sábanas desarregladas y un bulto extraño al lado de ella, no supo bien distinguir la realidad, como cuando te acababas de despertar de una pesadilla, hasta que levantó la mirada y observó el rostro tranquilo de Eerie. La mujer soltó un suspiro de alivio.
“Así que no ha sido un sueño” Pensó la arconte mientras se iba incorporando lentamente, intentando no despertarlo, frotó su mano contra su rostro, y al observar su mano, notó que estaba completamente negra, tocó su cabello, y lo miró un poco más de cerca, ayudada por las frágiles líneas de luz por parte de la Luna, y se notaron algunos mechones mucho más oscuros que los demás. Soltó un suspiro de alivio, se había despertado justo a tiempo, antes de convertirse en zorro, como todas las noches, o por lo menos en las que sufría de pesadillas, las cuales no podía recordar cuando despertaba.
Con pereza, acomodó sus pies en el piso, tomándose su tiempo para levantarse, sus piernas por un momento no le respondieron, sintió una punzada de dolor entre sus piernas y sus muslos, Zaniah se sostuvo de la cama, con el rostro ruborizado. Estaba dolorida, deliciosamente dolorida. Peinó su cabello hacia atrás, caminando lentamente hacia el baño. Después de un momento, después de atender necesidades, entre ellas, mojar su rostro, y hacer que todo rastro de magia se quitara de su piel, salió del baño sin una sola marca del zorro sobre ella. Caminó de regreso, siguiendo los pasos que había tomado para encaminarse al tocador, se detuvo, observando el cuerpo de Eerie, el cual se movía ligeramente de arriba hacia abajo por la misma respiración tranquila, sus labios mostraron una media sonrisa, mientras mantenía su mano en su nuca.
Miró hacia un lado, donde el Jezabel se encontraba, y le dedicó una mirada intranquila, pero cansada, no le tomó mucha importancia, así que solo se volvió a meter a la cama, sintiendo el calor que había dejado con anterioridad sobre las sábanas. Volvió a acurrucarse contra el cuerpo del arcano, y cerró los ojos. Esperando que los sueños después de la media noche fueran mejores.
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Post by Deleted on Jul 12, 2017 21:04:16 GMT
Aunque la oscuridad no variaba, durante el día la sentía empujar menos sobre los ojos y la nariz, dejando algo de espacio invisible entre la amenaza, estrechando los ojos Eerie se desperezo en silencio, mirando el cuerpo que irradiaba calor sobre él ladeo la cabeza con el gesto perverso y la modorra impregnada en las marcas de la sabana en la fuerte mandíbula. Al prescindir de las sabanas sus músculos se tensaron por el frío, sin despertarla se vistió rápidamente y salio de la habitación, lo primordial era conseguir el desayuno y luego. Su boca se volvió una linea apretada de desdén. El resto de las tareas, no serían particularmente agradables. —Una vez que alcanzas el pico lo único que queda es la caída...—Masculló ciñéndose la capa alrededor del cuello con el cuerno oculto el diamante en su frente se veía un tanto más oscuro. El peso de la bolsa de mirvos en la cintura le dio cierto apuro, debía conseguirlo rápido, hacer algunas compras personales y luego, si tenía suerte, volvería antes de que ella despertará. Igual tendría la comida como escusa. Hundiéndose de hombros el unicornio pateó un peñasco mientras se dirigía al mercado negro.
Y una hora más tarde subía los peldaños del pequeño hotel con una reverencia y una sonrisa ufana a la propietaria que parecía ocupada con nuevos huéspedes en la sala de estar. Apurándose toco con los nudillos la puerta, cargado de provisiones de todo tipo, los platillos estaban hechos y seguían calientes en sus redomas y vasijas. Un ladrillo caliente al fondo del macuto hacia el trabajo más fácil.
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Zaniah Neshmet
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Post by Zaniah Neshmet on Jul 12, 2017 21:48:17 GMT
El golpe contra la puerta hizo que Zaniah abriera los ojos poco a poco, ¿Quién era? Palmó el lugar donde se suponía que estaría Eerie, pero lo único que pudo tocar fue la sábana fría, frunció el ceño, siendo molestada por la luz que la resolana emitía, debido a las nubes que siempre cubrían el sol en Reapergate. Miró hacia un lado, ¿Dónde estaba el pálido? En el baño quizás.
Con un gruñido, comenzó a levantarse, sintiendo el peso de su propio cuerpo contra la cama, dudando si quería levantarse o no, sopló haciendo un mechón de cabello anaranjado hacia un lado, con la mirada entrecerrada, se puso de pie, caminando hacia la puerta arrastrando los pies.
―Voy ―Dijo con un susurro mientras acomodaba su mano en el picaporte, apenas dando la vuelta, sintió como una pequeña ráfaga de viento tocaba su piel, lo que hizo que la arconte sintiera un escalofrío, a algunos centímetros de abrir la puerta, fue cuando se dio cuenta de la situación. Estaba desnuda.
―¡Carajo! ―Antes de seguir abriendo, cerró la puerta de madera bruscamente, el sonido del portazo se escuchó por todo el pasillo. Zaniah corrió casi tropezándose por la habitación, buscando entre su ropa esparcida por el suelo el camisón que le había comprado a la mujer, se lo puso rápidamente, y volviendo a la puerta a trompicones, la abrió ligeramente haciendo que su rostro en conjunto con su cabellera despeinada fueran la que se mostrara.
―¿Quién? ―Dijo en un tono nervioso, hasta que observó el rostro de Eerie, su rostro se ruborizó debido a todo el escándalo que había hecho por nada, soltando una risita, talló su rostro, aún con las marcas de las sábanas y abrió la puerta por completo, haciéndose hacia un lado, con el camisón todo doblado y mal puesto debido a la prisa. ―P-pensé que estabas en el baño ―Dijo, justificándose, al dejar entrar por completo al unicornio, cerró la puerta. Aún con el sopor de la mañana, Zaniah soltó un bostezo. ―¿A dónde fuiste? ―Murmuró mientras caminaba hacia sus ropas, acomodándolas sobre la cama.
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Post by Deleted on Jul 13, 2017 23:03:43 GMT
El golpe en la nariz le sorprendió, casi tanto como la sensación de sentirse observado, los murmullos y las miradas curiosas que algunas personas le lanzaron a punto de entrar en sus habitaciones, por orgullo, el ch'i-lin no se toco el área afectada y con la mano en la perilla aguardo sin hacer ruido, cuidando de no aplastar el alimento el cual ya había sufrido un poco por el enérgico despertar de la Roja.
—Tu eres una mujer cruel, Roja—Agregó fingiéndose herido, con una mirada maliciosa pasando junto a ella para disponer de todo lo que llevaba en brazos sobre la mesa, distribuyendo los distintos platillos hasta estar satisfecho, arrojando la bolsa de papel y el pañuelo complicadamente bordado para el transporte sobre la cama. —A menos que esperaras a alguien más y yo sea un intruso inconveniente para tu próxima cita.
Arrullo dejándose caer sobre la cama con placer sensual en la voz, pasándolo a una necesitad primaria de alimentarse, destapando las vasijas de caldos, verduras, arroz y carne que se amontonaban precariamente sobre el mueble. Despierta ya perezosa que la comida esta lista, es tiempo de dejar el placer y concentrarnos en el trabajo. Levantándose se permitió abrir la ventana para permitir al aire liberar el viciado de la alcoba y se encamino a las tinajas lavándose las manos y el rostro aprovechando de que estaba despierta, refrescado y cómodo, se desperezo. —Comeremos, nos ducharemos, cinco minutos serán cuanto mucho y dirás que serpa del resto del día...
Inquirió sentándose a la mesa mientras sujetaba una hogaza de pan escondida tras una pequeña bandeja, dándole un mordisco. —¿Lista o necesitas un par de palmaditas más, huh?
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Zaniah Neshmet
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Post by Zaniah Neshmet on Jul 14, 2017 0:15:53 GMT
Zaniah acomodó el listón caído por su hombro, y decidió comenzar a arreglar su cabello mientras le seguía la mirada a Eerie.
―Si, en realidad esperaba ver a algún príncipe azul en la puerta ―Dijo con cierto grado de malicia en su voz, con una pequeña sonrisa. Al ver la nariz roja de Eerie debido al impacto, aguantó con todas sus fuerzas soltar risa alguna, terminó con una pequeña disculpa, observando a su alrededor. Encaminó sus pasos hacia la mesa, donde el dulce aroma de la comida embriagó su nariz, haciéndole recordar a la arconte que no había comido nada en todo el día por andar buscando los ingredientes para el ungüento. Se sentó en frente de él, no sin antes hacer una pequeña mueca de incomodidad al hacerlo, carraspeó, intentando concentrarse en otras cosas, mirando con atención la comida, todo se veía delicioso.
Su mirada se dirigió hacia la bañera, y las tinajas aún con agua en ellas, tragó saliva, recordando las cosas que habían pasado justamente ayer en la noche, el dolor en su cuerpo le decía que aquello había sido totalmente real.
―Si, señor ―Masculló con un oscuro tono divertido, mientras terminaba de trenzar su cabello. Se levantó ligeramente, arrancando un pedazo del pan que Eerie tenía en la mano y se comió un pedazo, con una sonrisa traviesa.
―Quien sabe ―Dijo con el porte más serio que podía, aunque su rostro ardiera por completo ―Sin embargo... ―Inquirió antes de comenzar a comer ―Primero tendrás que ayudarme con algo, no te preocupes, no será nada tardado, además, te daré un premio al final. ―Al terminar de dar las instrucciones, tomó cada uno de los ingredientes de las vasijas, acomodándolos en su plato, sirvió con cuidado el caldo al final, y regresando la vasija de donde la había tomado, dio una pequeña lamida a su dedo, donde había habido un rastro de caldo caliente, tomó la cuchara y se dispuso a comer.
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Post by Deleted on Jul 15, 2017 22:23:18 GMT
—Los príncipes se inclinan por las damiselas dóciles que cantan en los jardines y corretean delicadamente con animalejos.—Sopesó la pregunta mientras miraba irse el trozo de pan, recogiendo las migajas con la lengua para proceder a servir su "gran botín". la olla con el café hirviendo venía con dos recipientes de barro que al no contar con orejas debían manipularse con las servilletas, sirviendo los dos, se preparo el suyo a su gusto disfrutando de verla moverse con cuidado por la habitación. Y es que había algo en los residuos de una noche de jodida. En el placer del sexo que siempre volvía un tanto más atractivas a las personas. Ya sea la satisfacción que exhibía su piel o el brillo extraño en los ojos. Aquello era digno de contemplar como un secreto expuesto frente a un pueblo que desconoce que lo es. Humedeciéndose los labios llevo el tarro humeante a su boca con una sonrisa gatuna cuidándose de no tocarse la nariz. No le diría. —¿Un premio?, está muy complaciente madame, pero necesitamos dejar esta habitación y este lugar alguna vez—Agregó con holgura, tomando un pequeño grupo de verduras cosidas y un trozo de pan, juntandolos para llevárselo a los labios, disfrutando de la ingesta tras encogerse de hombros fingiendo inocencia.
No hubo más que el ruido propio del almuerzo entre los dos, el hambre era basta así que lo primordial era llenarse el estomago antes de cualquier cosa, con tranquilidad coloco entre sus labios un cubo de azúcar y tras lamerlo lo puso frente al Jezabel, y casi de inmediato el cubo comenzó a erosionarse, desapareciendo de a poco. —¿y que será esta vez, pequeña marta?, ¿que dragones buscas cazar?
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Zaniah Neshmet
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Post by Zaniah Neshmet on Jul 16, 2017 0:15:12 GMT
―¿Acaso me está diciendo que no soy una mujer dócil que anda cantando por los bellos prados, Sr.Eerie? ―Dijo en un tono falso de ofensa al terminar de tragar su primer bocado, Zaniah sonrió, pues si eso era lo que pensaba, para ella sería el más fino de los cumplidos, pues ella no era la doncella que corría alrededor de los animalejos, ella misma era uno de esos animalejos, corriendo en cuatro patas a través del bosque, como un animal salvaje. La mujer de cabellos rojizos tomó otra cucharada, degustando con un placer inocente la comida frente a ella, y de la compañía que el hombre que se encontraba en frente le proveía, en sus labios se mostró una pequeña sonrisa de complacencia y tranquilidad, pero al instante ésta se volvió una fina línea seria, a veces su cuerpo hablaba demasiado, y eso no le gustaba, pero ésta vez tenía el control, por lo que no dejaría que nada saliera de ella, no más que pequeñas palabras de conformidad… nada más.
El rostro de Zaniah la traicionó una vez más, haciendo que sus mejillas ardieran de un color rojizo. ―N-no me refería a… ―Respiró hondo, ya llevando el plato a la mitad, el hambre y la plática habían hecho que la arconte comiera algo deprisa. ―Ya lo verá… pero si se lo cuento de una vez todo, sería trampa.
Miró con curiosidad como es que Eerie le daba de comer al Jezabel, “Así es como funciona” Tenía tantas preguntas que hacerle, pero primero era lo primero. Soltó una pequeña risa, cuando terminó el último bocado de su platillo, y comenzando a preparar su café, lo miró a los ojos.
―Pensaba que eras de emociones ligeras, Eerie ―Respondió en tono burlón mientras soplaba al líquido humeante antes de llevárselo a los labios, después de beber un sorbo, continuó ―No, de hecho es algo que podemos hacer en esta habitación ―Tomó su barbilla entre sus manos, sin atreverse a levantarse para buscarlo todo de una vez por respeto a que terminaran de desayunar como es debido ―Un ungüento. ―Dijo al fin, con una mano recargada en su mentón y la mirada en el café, recordando cosas tan lejanas pero cercanas al mismo tiempo, con una mirada un poco más apagada.
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Post by Deleted on Jul 17, 2017 20:01:17 GMT
Los ojos negros parecieron más profundos y espesos, emociones poderosas cerraban vacíos con una fuerza aún mayor. La sonrisa en sus labios se evaporo en un resoplido.—Eres todo menos una mujer dócil, no he conocido muchas entre los arcanos, de todos modos.
Otro trago caliente se deslizó por su garganta, y el unicornio cerro los ojos disfrutando de la bebida y la sensación de pesadez que se asentaba en su estomago, viéndola imitarle se quedo pensando un poco en el semblante de la arconte, sintiendo como la apacible atmósfera que los arropaba, bajaba de pronto unos cuantos grados, adquiriendo tintes un tanto dramáticos, con el silencio de ella. Eerie era bueno leyendo las palabras, incluso aquellas que las personas soltaban de sus bocas, sin embargo prefería el silencio, mucho más significativo.
Dejando el tarro vacío sobre la mesa comió un tanto más antes de continuar con la conversación, limpiandose las comisuras con tosca elegancia, usando una servilleta. —Trampa o no, me temo que no disponemos de mucho tiempo en el hotel, así que es mejor apresurarnos, querida.—Dijo depositando las losas vacías una encima de otra, daría indicaciones de a donde debían ser entregadas a la dueña cuando salieran.
Humedeciéndose los labios se estiro sobre la cama.—¿un ungüento?, viniendo de ti no puede ser uno normal...¿que hace?, ¿es un tónico mágico?, ¿te transforma en algún animalillo conveniente?—Las preguntas iban mitad en broma mitad en serio, con su personalidad, se inclinaba a creer cualquier cosa, y sin embargo igual podría maravillarse si no era nada más que para aliviar el dolor del frío y del clima.
—¿Tienes todo lo que necesitas?
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Zaniah Neshmet
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Post by Zaniah Neshmet on Jul 17, 2017 22:49:42 GMT
El silencio atrajo sombras lejanas, susurros distantes y pequeños recuerdos en el reflejo del café, Zaniah miró su propios ojos a través del líquido humeante, tomó su mejilla acariciando con sus dedos la piel moteada, los segundos donde estuvo perdida en sus propios pensamientos se acabaron cuando la voz de Eerie interceptó aquella barrera. Zaniah levantó la mirada, primero para mirar al unicornio y luego a la ventana.
―Es cierto, entonces hay que apurarnos ―Antes de levantarse, ayudó a Eerie a recoger todo lo que se necesitaba para dejar la mesa libre. Sacudió el lugar para que no quedara una sola pizca de migajas o basura, metiendo todo a la bolsa en la que venían. ―No, pero son buenas ideas ―Rio Zaniah mientras caminaba por la habitación, hasta llegar a la cama donde sus cosas descansaban. ―Si, pasé todo el día de ayer consiguiendo los ingredientes.
―Hace muchos años ―Zaniah comenzó a contar mientras rebuscaba entre su cinturón, pensando muy bien en como hablar sobre ello, sin dar demasiadas especificaciones sobre su vida, o un pasado que no quería recordar. ―Llegué… a una cabaña de una familia de Grifos, allá por el mundo humano, era una granja lo bastante grande, pero tan escondida en las montañas y la espesura del bosque que nadie podía traspasar sus dominios a menos que conocieras el camino ―Las cosas tranquilas de un pasado nunca estaban de más contar, aunque solo fuera la suave manta que cubría la rigidez de una historia completa ―El caso es que me quedé allí por un tiempo, donde observé tantas cosas, generalmente medicinales, pues era una familia que se dedicaba al cultivo de plantas mágicas o curativas, entre ellas hacían pociones y ungüentos, los humanos que llegaban a conocerlos, les llamaban “Magi Sortilegi”, magos o hechiceros a los que acudían los campesinos para evitar la mala fortuna, o intentar tener suerte en el amor, y curar males físicos o mentales ―Zaniah comenzó a reír un poco mientras dejaba una placa de metal en la mesa de no más de veinte centímetros, y dos vasijas, una más grande que la otra, buscó entre los bolsillos del cinturón hasta que dio con una cajita de fierro, la abrió de par en par, dejando ver algunas plumas color rojizo con colores extravagantes, tomó una con mucho cuidado, no sin antes ponerse su guante derecho y cortar la mitad de la flecha emplumada, la pluma soltó un chasquido al contacto con la piel de Zaniah, chamuscando ligeramente la fina capa del guante, la arconte dejó la parte de la pluma sobre la placa de metal, se acercó con lentitud y susurró algunas palabras, la pluma al instante se deshizo, prendiendo el hierro a un rojo vivo.
―Las plumas de fénix nunca me decepcionan ―Dijo con una sonrisa en los labios y los ojos encendidos por la emoción de empezar. Acomodó con cuidado la vasija grande sobre la placa y metió la pequeña dentro. Se puso de pie, caminando hacia los baldes de agua al lado de la tina, cargó uno con un gesto de pesadez en su rostro y vació una pequeña parte a la vasija grande, dejó el balde en donde estaba, tan solo rebajando escasos centímetros.
Zaniah se paseaba alrededor de Eerie, concentrada a lo que iba haciendo, pero dirigiéndole una mirada con una sonrisa ladina de vez en cuando, pues estaba en su elemento, sacó dos frasquitos que tenía en uno de los bolsillos de su saco negro, uno con las hierbas con las que jugueteaba en un principio y otro de un líquido espeso de color dorado transparente. Vertió el aceite de almendras en la vasija pequeña, y abriendo el segundo frasquito, sacó la mitad de las hierbas, echándolas dentro del aceite, sacó una, la hierba se parecía bastante a los pitillos de Eerie en la forma y el color, solo que las hierbas tenían un sabor dulce y calmaban el cuerpo, se la metió a la boca y la mordisqueó, comenzando a concentrarse.
Movió la hierba de un lado a otro entre sus labios, al ver a Eerie le propició una sonrisa tranquila.
―Ahora se un compinche bueno y ayúdame con algo ―Zaniah tomó el cinturón, y en la parte de atrás, un bolsillo un poco más grande estaba presente, la arconte desabrochó el cinturón de cuero, y de allí sacó un artefacto bastante peculiar. ―Vas a ayudarme a sostenerlo, tómalo con cuidado de la cadena.
Hecho de cristal puro, la forma de diamante del artefacto daba la sensación de que algo brillaba dentro de él, Zaniah la tomó de una pequeña cadena de oro, de donde colgaba el artefacto. ―Necesito que cierres los ojos ―Dijo Zaniah mientras mordisqueaba la hierba ―Respira… debes estar tranquilo, puedo darte una hierba de estas si gustas―La mujer poco a poco le extendió el diamante de cristal, mientras observaba a Eerie en silencio. ―Recuerda cosas buenas, algo que hayas hecho recientemente, leer un libro, recostarte en tu cama…
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Post by Deleted on Jul 19, 2017 21:31:41 GMT
El unicornio parpadeo hacia ella con el sopor de la ingesta y la escucho atentamente, cuando algo comenzaba de aquella manera, sabia que el peso de los recuerdos se volvía abrumador y que algo importante estaba por comenzar. Clavando su mirada oscura en la de ella, le animo de todas las formas en las que un buen escucha puede hacerlo, su cuerpo se giro hacia ella y su rostro adopto el semblante de alguien que se concentra en desgranar las imágenes que se ocultan en las oraciones.
—Viaje mucho así que puede entender el sentimiento y la capacidad de conocimientos acumulados,si—Agregó observándola ir y venir, con todo lo necesario, escudriñando la forma de las vasijas y la placa que no le gustaba tocar. Con la Roja había aprendido que el hierro era un amigo próximo, y que siempre habría alguna manera de exponerse a el en cada pequeño tramo de aventuras. Manteniendo una cómoda distancia, su mirada acaricio las plumas y el resto de objetos. Creando a su propio ritmo, la sonrisa de placer se extendió en la boca afilada del arcano al mismo tiempo que se inclinaba al frente para prestarle más atención.
La simpatía era como un idioma y cada usuario un país, a su manera tenía relieves imposibles, tenía modismos, tenía barbarismos propios que resultaban extraños e imposibles para un visitante. Y así cada pequeña palabra y frase que guiaba una acción se hacia única de una manera especial y extraña.
Espero a que ella lo necesitase, a que llamase por el como el resto de los objetos, en ese momento, en esa habitación se convertía en un instrumento, en parte de la magia de la arconte y aquello era lo que en verdad resultaba significativo y divertido.
Poniéndose en pie como un resorte extendió las manos esperando a que ella le indicará que hacer, tomando el pequeño objeto entre sus dedos, lo examino bajo la pálida y fría luz de afuera y la naranjada de las velas. Sus ojos devoraban la delicada luz hasta que Zaniah volvió a ladrar suaves ordenes.
—Siempre estoy tranquilo, pequeña dama— Le sonrió con las pestañas pegadas a los pómulos aguardando por "ver".
Ante la ultima indicación una perversa y lobuna sonrisa se formo en sus labios, y sus cejas se movieron arriba y abajo sin que se separar sus parados. —"Recostarse en la cama..."
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Zaniah Neshmet
Los Invictos
Vive como si tu libertad dependiera de ello
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Post by Zaniah Neshmet on Jul 19, 2017 23:25:45 GMT
Zaniah cerró los ojos de igual manera cuando las manos del arcano rozaron las suyas en cuanto el objeto fue sostenido, en un punto, la tranquilidad que ambos emanaban fue transmitida del cuerpo de la arconte hacia el unicornio y viceversa, sintiendo cada uno una chispa en el pecho. Fue cuando el cristal comenzó a brillar de un color amarillo intenso. Ante las palabras de Eerie, el rostro de Zaniah se encendió de pronto, haciendo que el cristal brillara con más intensidad y cada uno recibiera una fina línea de electricidad por todo su cuerpo. Como si cada uno de los arcanos pudiera sentir lo del otro.
―C-cállate, vas a hacer que el hilo se tense ―Lo reprendió la arconte, volviéndose a calmar, pasando algunos segundos, tomó la mano del unicornio ―Ya puedes abrir los ojos ―Masculló mientras dirigía la mano de él hacia la cadena para que lo sostuviera de allí y el cristal quedara colgado por los aires.
―Ya está, sostenlo ahí mientras termino ―Zaniah acercó su mano al cristal, cuando sus dedos tocaron la superficie tibia, algunas motitas doradas fueron presentes, al retirar la mano, un hilo de oro colgaba de entre sus dedos y el cristal. La arconte mordisqueó la hierba mientras comenzaba a sacar más hilo, como si se tratase de una costurera. ―Este hilo obedece lo que su amo desea, puede ser tan duro como una soga ―Zaniah tomó cada lado del hilo después de cortarlo con un movimiento de su dedo, frunció el ceño y jaló cada extremo con rudeza, el hilo no se rompió, e incluso se hizo un poco más grueso de lo que era. ―O tan delicado y dulce como el azúcar ―Lo tomó con dulzura como antes, y el hilo se enredó entre sus dedos rosados, arrancó un pedazo, y lo deshizo entre el pulgar y el índice, se levantó para extenderlo a los labios de Eerie y pasó su dedo pulgar por su labio inferior.
―Pruébalo ―La mujer volvió a sentarse, haciendo el mismo movimiento en sus dedos pero esta vez lo echó al baño Maria que estaba haciendo en la mesa.
―Todo depende de como el hilo sea tratado, por eso uno debe estar tranquilo cuando hace este ungüento, y si lo hacen dos personas con una conexión especial, el hilo será tan puro que será casi invisible, llegando a curar incluso las heridas más profundas, o cortar las piedras más duras, nunca se acaba, pues los rayos del Sol lo alimentan cada día.
Zaniah tomó una de las cucharas de madera que anteriormente habían utilizado para comer, las limpió con un trapito anteriormente mojado que ella traía entre sus alforjas y movió el agua casi a punto de ebullición con todas las cosas adentro.
―El hombre que me lo obsequió siempre tenía una tranquilidad absoluta, solo una vez pude ver el hilo blanquesino, cuando su hijo enfermó ―La mujer se quedó en silencio por algunos segundos y observó sus muñecas desnudas ―Y cuando trataron a un herido de muerte que llegó ―Zaniah se quedó en silencio por unos momentos mientras el cristal comenzaba a apagarse y a formarse de un color rojo intenso, Zaniah tomó una parte del hilo que aún estaba atado al cristal y lo enrolló hasta formar un ocho con el nudo que hizo en medio del círculo, cortó el hilo con sus dedos, y el cristal se apagó de pronto, cortando también la unión de almas de los arcanos, volviendo a ser un diamante vacío y dos cuerpos separados.
Dejó un poco del hilo que había cortado sobre la mesa y la otra parte la envolvió en un pedazo de tela de color blanco, todo en completo silencio. Cuando terminó, acomodó la tela con el hilo dentro y la deslizó por la mesa hasta que llegó al otro extremo, donde Eerie se encontraba. ―Un pequeño pago por ser de ayuda ―Sonrió Zaniah con una ceja elevada mientras sacaba un pedazo de tela, y acomodaba lo que había puesto en las vasijas sobre ella, aplastó la tela hasta sacar lo que no servía y dejó las plantas, las cuales se habían coloreado de dorado en un lugar a parte. Hizo a un lado la vasija grande, tomó una botellita con un líquido rojizo burbujeante y lo vertió en la vasija pequeña aún puesta en la tableta de hierro, seguido del aceite, un cuadro de una consistencia grumosa y un poco de miel. Debido al calor mágico de la pluma de fénix, los utensilios más duros no tardaron en derretirse, pronto, Zaniah le echó las plantitas doradas y el líquido dentro comenzó a hacer burbujas, soltando pequeñas chispas color amarillo intenso.
Zaniah quitó la vasija del fuego, dejándola en la mesa, acomodó el trapito que había mojado sobre la placa de metal y se puso de pie.
―Necesita un momento para reposar, y luego veremos si funciona ―Zaniah se puso de pie, caminando hacia las tinas, se acomodó en cuclillas y frotó sus manos. Había visto a Eerie hacer lo mismo ayer, un vínculo mágico con el calor para traspasarlo al agua, cerró los ojos acomodando sus manos en la cubeta de agua limpia y esta se calentó al instante. Al igual que el unicornio, la arconte sintió un ligero mareo, y su cuerpo se enfrió un poco, se puso de pie, escondiendo su tambaleo y se amarró con fuerza el cabello, solo el cuerpo sería suficiente, y sin mirar a Eerie comenzó a quitarse el camisón, volteó hacia él.
―¿Quieres hacerlo primero? ―Preguntó la arconte mientras daba un vistazo al balde de agua caliente, después de todo, el muchacho la había atendido la vez pasada, no haría ningún mal en regresarle el favor.
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