Denard Fantôme
Los Grises
El pasado es solo una sombra que yo mismo puedo pisotear
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Post by Denard Fantôme on Jul 21, 2017 21:29:57 GMT
El Festival del Cortejo...
Un lugar lleno de las más rimbombantes tradiciones, las más lujuriosas plegarias y los más deplorables deseos y rechazos. Era un día demasiado colorido y ruidoso para su gusto, la gente entrelazada entre ellas, le hacían querer volver a la tranquilidad de su oficina, si es que podría llamarse así, pues aunque cerrara todas las puertas, la música traspasaba los anchos muros sin ventanas.
Denard caminaba por las calles adornadas, observando cada uno de los edificios, había decidido salir por motivos de aburrimiento, pues en esos días, el aura que cubría la ciudadela, dejaba de lado los casos de violencia, de los cuales él vivía. Se sentía aliviado y molesto a la vez, con pequeños dejos de egoísmo. Pero, después de haber hurgado en su ropero, de haberse probado unas mallas incómodas y unos zapatos demasiado apretados, el detective decidió salir con su atuendo normal de siempre, pues el hombre, prácticamente todos los días intentaba escoger un atuendo elegante, con la diferencia de que esa vez llevaba una fina capa de seda sobre los hombros de color negro con retoques plateados y cadena de oro, los zapatos más lustrados que pudo encontrar y un corbatín blanco, con bordados en forma de medias lunas. Pasó una mano enguantada por su cabello peinado hacia atrás, con el ceño tranquilo y los labios sobre la pipa.
El día para su suerte, no estaba demasiado soleado, por lo que el clima era favorable. Después de algunos pasos por la ciudad, levantando la mano en señal de negación ante las muchachitas que le ofrecían amarrarle algún lazo de color amarillo, dio la media vuelta en una esquina, esperando a encontrar algo realmente interesante.
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Post by Desdemona Grimm on Jul 21, 2017 22:42:32 GMT
El Festival del Cortejo siempre era un evento del que no se perdía aunque sus propósitos para hacer acto de presencia en el lugar eran completamente ajenos al verdadero. Entre la cantidad de personas que asistían para abrir sus corazones y plantear la verdad frente a los rostros de los seres amados, siempre había el potencial de incitar a la pelea, a la violencia y la venganza. Desdemona se tomaba muy humildemente el rol de porrista, motivando a los rechazados a manifestar sus más oscuras personalidades.
Ya que ese papel era de suma importancia para la baphomet vestía con las ropas más elegantes, por eso y también porque sabía que en cualquier momento podría encontrarse con algún potencial cliente. No tardó en tomar camino hacia el Festival, respondiendo como siempre con interés a las miradas que se posaban sobre su figura; despertar el deseo en otros era casi tan satisfactorio como la violencia. Conforme se adentraba a la Ciudadela la vista de flores y de personas bailoteando y caminando sin curso alguno la rodearon. No le desagradaba lo colorido del ambiente. La pureza e ingenuidad que aquellas flores transmitían no eran más que detonantes para ultrajarlas; simbólico de su misión en aquél sitio. Rechazaba los listones, consideraba que era de lo más patético asistir a un evento así... no consideraba que hubiera nadie digno de ella y menos en el Festival.
Bailó con varios hombres a quienes abandonaba a media pieza para mecerse en otros brazos, hasta que distinguió a un conocido. En su rostro se dibujó una sonrisa; le daba gusto verlo pero si él se encontraba ahí, seguramente que algo más pasaría que sólo peleas de despechados y de borrachos insolentes. Abandonó la pista para dirigirse hacia el grifo quien parecía aún no percatarse de su presencia. -No pensé que fuera a llegar tan pronto-. Se colocó a su lado posando su mano sobre el hombro del detective. A pesar de la personalidad tan explosiva de la mujer, su trato en persona era siempre delicado hacia aquellos que se habían ganado su respeto. Denard Fantôme era uno de ellos.
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Denard Fantôme
Los Grises
El pasado es solo una sombra que yo mismo puedo pisotear
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Post by Denard Fantôme on Jul 22, 2017 1:04:08 GMT
Varios pensamientos invadían la mente del arcano, estaba en el festival y al mismo tiempo no lo estaba, sus ojos se posaban en las flores en las esquinas, más sus pensamientos se remontaban a cosas pasadas, las cuales, al intentar ser algo vano dentro de él, solo se acrecentaban. Las sombras del pasado se esfumaron en cuanto sintió una mano posarse en su hombro, su cuerpo quería reaccionar con alguna manera de escapatoria o algún golpe, pero tanto la voz de la mujer, como el aura pacífica que los rodeaba, lo detuvieron de manera abrupta, haciendo que tan solo levantara la mirada con un gesto sorprendido en su rostro.
Una pequeña sonrisa se pronunció en sus labios cuando vio el rojizo tono de la mujer a su lado, sacó la pipa de su boca, tomó su mano y con un gesto de cortesía, besó el dorso.
―Y créame cuando le digo, que nunca he sentido tanta satisfacción de llegar temprano a algo ―Masculló el detective mientras miraba los profundos ojos de la Baphomet, acomodando de nuevo la pipa sobre sus labios.
Siguió caminando, haciendo ondear de vez en cuando la capa que le llegaba hasta los muslos, con la mirada centrada en el camino.
―¿Acaso viene usted a buscar algo en especial?―Comentó el detective, sabiendo perfectamente que sus palabras no se diferían en encontrar alguna pareja o acompañante, si no, algo más. Algo que quizás no encajara con la alegría del lugar… algo un poco más oscuro, un error, una ruptura, algo.
Se detuvo de pronto, dejando que una fila de arcanos tomados de las manos con hilos rojos en sus muñecas pasaran frente a ellos, hasta que dieron la vuelta en una esquina y se perdieron en la inmensidad del festival. Cuando se quitaron, se pudieron ver algunos letreros de madera al fondo, con fachadas de bares o licorerías.
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Post by Desdemona Grimm on Jul 22, 2017 5:06:40 GMT
Siguió con la mirada a aquél grupo de arcanos dejando por un momento las palabras de Denard en el aire, esperando por una respuesta que se encontraba sometida por el silencio. -Siempre estoy con el deseo de encontrar algo especial, señor Denard. Es un gran gusto encontrármelo puesto que en su presencia suceden cosas de lo más interesantes- comentó por un momento sin mirarlo.
Vaya, incluso en los Festivales más "sosos" había para los más viciosos. Volvió a llever sus ojos rojizos a los del detective ahora con una chispa casi traviesa en su mirada. -Iba a invitarme un trago, ¿o no, señor Denard?-. Alzó ligeramente su brazo para entrelazarlo con el del grifo y así caminar hacia aquél lugar para saciar un poco la sed física. Seguramente que el lugar no estaría tan descuidado como usualmente lo estaba; debían causar buena imagen, como siempre... salía la hipocresía en eventos como este. -No se usted pero tanto amor me causa náusea; nada como una cerveza para ese mal-. Caminaron hasta aquellos rincones donde comenzaba a olerse el alcohol. Con un respiro y casi podían sentirse los efectos de la bebida. -Curioso, ¿no?- comentó de pronto llevando su otra mano hacia el antebrazo de Denard. -Puedo asegurarle que la mayoría de estas parejas terminaran sin querer verse las caras en poco tiempo; fascinante-. Podía verse en su rostro esa sonrisa tan característica que se dibujaba por burla y gozo ante la desgracia ajena. Sin embargo para cualquier que los viera caminando juntos parecían una pareja en la búsqueda tan banal de lo que todos en ese lugar llamaban amor.
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Denard Fantôme
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Post by Denard Fantôme on Jul 22, 2017 19:48:11 GMT
―Lo mismo digo, madame ―Sonrió el detective ante el comentario de la Baphomet, dejando que los arcanos se perdieran en sus propias fantasias, ya llegaría el día en el que sus pies se clavarían en la tierra de una manera estrepitosa.
―Yo siempre cumplo mis promesas y comentarios, más cuando se tratan de arcanos como usted ―Denard aceptó el brazo de Desdemona contra el suyo mientras se dirigía, con pisadas medidas y seguras hacia uno de los bares cercanos.
Al entrar al establecimiento, el olor a cerveza, a amores caídos o perfumes lujuriosos se notaba en cada una de las superficies del lugar, Denard esquivó algunos listones amarillos tirados en la entrada, tirados allí como advertencia y aviso de los más desamparados. Algunos arcanos se encontraban bebiendo más de lo que sus cuerpos podían soportar, intentando ahogar las penas, y otros, simplemente encontraban una buena esquina alejada de todo para hacer sus propias cosas.
―Es una lástima que el término de amor haya sido rebajado a una fiesta donde intentas acostarte con la primer persona que te encuentres ―El detective frunció el ceño. ―Me han enseñado maneras más elegantes de cortejar a una dama ―Recordó los bailes en la mansión de su maestro, donde las doncellas escogían a su futuro marido con un pequeño baile, tranquilo, con música suave y un juego de miradas, en silencio, o quizás con conversaciones inteligentes, luego, seguiría un paseo por las afueras para tomar un poco de aire… quizás un poco de alcohol si el cuerpo lo aceptaba, y después llegaban las despedidas, con cartas al día siguiente sobre si quisiera verla de nuevo… todo con tiempo, con paciencia. Pero eso fue cuando él era muy joven, los tiempos pasaban rápido, demasiado rápido para su gusto.
―Se está perdiendo la etiqueta ―Refunfuñó el detective mientras escogía con la mirada una mesa libre de los amorosos y los no tanto. Al encontrar una junto a una ventana medio abierta, se dirigió junto con Desdemona allí, un lugar discreto, alejado y privado. Denard se separó de la mujer, para arrastrar la silla, para que ella se sentara, se hizo para atrás, y se quitó la capa, colgándola en su silla.
―¿Alguna bebida en especial? ―Sugirió el detective, antes de ir por ellas a la barra.
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Post by Desdemona Grimm on Jul 23, 2017 5:14:32 GMT
Le alegraba que Denard concordara con ella tener la razón era uno de sus más grandes placeres. Inevitablemente dejó escapar una risa; de cierta manera lo que decía el detective le pareció algo inocente aunque creía saber a qué se refería. -Señor no podría usted estar más en lo correcto. Aunque no me considero creyente (o más bien capaz) de experimentar un sentimiento así veo que los Mirovianos confunden el amor con la lujuria... el hambre por la carne-. Entrecerró sus ojos mientras una siniestra sonrisa se dibujaba en su rostro. ¡Cómo le divertía leer la desesperación en las palabras de esos arcanos! ¡Tan débiles! ¡Tan simples! -Me hace usted sentir en total desventaja. Tan elegante y educado en esos temas mientras que yo considero que el cuerpo debe consentirse pero al menos no intento ocultar mi apetito detrás de sentimientos tan frágiles y en mi opinión, falsos-. Esos temas no asustaban a la baphomet pero realmente, no los comprendía. No conocía otra fuente de cariño o de amor mas que la euforia que sentía ante la violencia, el sufrimiento y la tragedia.
El olor a alcohol y todo vicio que la mujer tanto disfrutaba le era de lo más agradable. Se sentía como en casa. Caminaba siguiendo a Denard hasta encontrar una mesa en la que pudieran sentarse. Respondió a su gesto, permitiéndole que impusiera su caballerosidad en ella; no era una mujer que pidiera tratos delicados mas no los rechazaría y menos viniendo de alguien que tenía su respeto.
Miró hacia abajo, acomodando la falda de su vestido para protegerla de pisotones y torpezas ajenas. Con los ojos aún puestos sobre la tela oscura respondió. -Soy una mujer vulgar, señor. Una cerveza de barril está bien. Dudo que tengan algún vino digno de empapar mi garganta-. Colocó sus manos sobre la mesa, entrelazándolas como si fuera alguien con mucho decoro mas su personalidad era muchísimo más explosiva que cualquier borracho de cantina.
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Denard Fantôme
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El pasado es solo una sombra que yo mismo puedo pisotear
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Post by Denard Fantôme on Jul 23, 2017 5:58:09 GMT
―Al final de todo, solo somos seres débiles… ―Soltó el arcano en un comentario, dejando las palabras al aire mientras daba una última observación a su alrededor antes de centrarse en la Baphomet. Con una sonrisa peinó su cabello hacia atrás, si bien tenía sus motivos personales para negarse ante dichas peticiones, prefería dejar todo por un deseo olvidado o lejano. Dejando los deseos oscuros escondidos, o quizás, utilizarlo en otras partes… Ante ello, el detective tan solo le lanzó una mirada fugaz y una media sonrisa.
―Una fina cerveza de barril será ―Bromeó mientras se daba la media vuelta, encaminándose a la barra. Le gustaba el vino, perfectamente añejo y tinto, entre dulce y amargo. Pero supuso que el bar de ese lado de la ciudad no proveía dicha bebida, por lo que, decidió pedir una cerveza en un tarro también, aunque no fuera de su total gusto.
Después de unos momentos de espera, regresaba a la mesa mientras sostenía los tarros, con cuidado de no derramar ni una sola gota a su vestuario. Mientras caminaba, a pesar de todo, no podía negar que Desdemona se veía preciosa, su vestido se cernía de una manera especial sobre su cuerpo, resaltando los atributos que la arcana poseía, su vestido negro iba bien con ella, diferente a como la había visto siempre, pero supuso que era la única cosa rescatable de los festivales; la decencia con la que algunos se vestían, los arreglos de sus cabellos, de su rostro. Se le hizo extraño no ver a la mujer con el tono tan característico en su piel, pues la mujer no hacía ello más que en sucesos “especiales”. Como aquella vez en los cultivos… fue ahí cuando Denard cayó de pies contra el suelo, bajando de sus pensamientos, esos pellizcos de realidad, que le indicaban que no todo en la vida era felicidad.
Al llegar, acomodó el tarro con cuidado frente a Desdemona y luego el se sentó en su respectiva silla, donde había colgado la capa. ―Y dígame, ¿Ha hecho algo usted entre tanto ajetreo en el festival? ―Denard bebió un sorbo de la cerveza. Sabía horrible. Pero se mantuvo con una sonrisa tranquila y atenta ante la mujer. ―¿Ha pasado algo… interesante? ―Denard sabía bien a lo que se refería con aquella pregunta, algo que haya salido de lugar entre tanta felicidad, alguna desgracia, ¿quizás? Pensamientos oscuros, pero agradables después de todo.
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Post by Desdemona Grimm on Jul 23, 2017 6:26:27 GMT
Sonrió al escuchar la broma de Denard quien no perdió tiempo en dirigirse a la barra por las bebidas. Entretanto, Desdemona miró hacia la ventana observando a todo arcano que pasaba por ahí en un regocijo que le parecía absolutamente elevado por el ego y la arrogancia de creerse envuelto en aquello que todos parecen buscar: el amor. Sonaba a que era algo inalcanzable mas no lo veía como tal puesto que ella lo consideraba un mito en todo sentido de la palabra.
El aura pacífica que envolvía a la Ciudadela causaba sus debidos estragos en ella; podía sentir ese impulso de querer susurrar en los oídos de los despechados palabras despreciables e inmundas pero al menor indicio de voluntad de poner aquello en práctica sentía que su cuerpo le traicionaba, inundándola de pesadez y total miseria. Apoyó su mejilla sobre su mano, dejando escapar un suspiro aún perdida en las imágenes que había afuera. Las luces, las flores, todos aquellos colores que se mezclaban de manera perfecta como si de una obra de arte se tratara, no eran más que un reflejo falso de una sociedad quebrada, totalmente negada ante la idea de la oscuridad y la maldad. Esa necesidad de los arcanos de cerrarse ante lo prohibido, de pretender ignorar que existe lo inmoral y peligroso... no la comprendía. Dudaba que tal concepto de perfección durara por más tiempo... era sólo cuestión de pinchar esa burbuja y ver las partículas de agua esparcirse hasta desaparecer en el aire.
Una lucecilla captó su atención de pronto haciendo que sus ojos rojizos la siguieran. Una pequeña hada, encendiendo una de las lámparas que se encontraba cerca del cristal. Se movía con gracia, dejando escapar entre sus alas aquél polvo tan brillante que pezcaba destellos por la luz aún ténue del sol. Qué seres tan más molestos; su pureza tan invasiva. Resopló por la nariz, dejando de ver a la criatura para captar en su propio reflejo su rostro y después la figura de Denard acercándose a la mesa con los tarros de cerveza. Sus ojos lo miraron mientras recobraba la postura de antes. -Le mentiría si le dijera que he hecho mucho, Denard- respondió estirando el brazo para tomar la oreja del tarro. -Mi mente sigue presente en aquella noche; sueño con esa puerta. A veces siento que escucho esa campana... tan suave... como si me anunciara algo...-.
Sus labios rozaron el cristal para sentir la humedad de la bebida que recorrió su lengua hasta su garganta. Cerró los ojos para después soltar un suspiro. Sabía terrible pero no reaccionó sorprendida. -No esperaba nada y aún así me encuentro decepcionada- comentó alzando un poco el tarro para observarlo como si debiera inspeccionarlo con los ojos para asegurarse de que se había llevado aquello a la boca. -Es usted tan caballeroso que no expresa disgusto alguno por la bebida que he elegido. Lo haré por ambos; ¡esta cerveza sabe a desechos! ¡No pagaré por estas! ¡Ni por las que vengan!- exclamó volteándose hacia el cantinero. Un silencio se creó en la taberna, causando que quien se encontrara en los alrededores la miraran con cierta sorpresa, algunos con disgusto y otros con confusión, sin embargo, Desdemona no perdía contacto visual con el hombre encargado en la taberna. Con Palabras Dulces*, la baphomet había logrado ahorrar mirvos a ambos; no tendrían que pagar por una bebida que no sabía más que a orina.
Volvió a mirar al detective con una sonrisa triunfal en su rostro. De nuevo tomó de la cerveza y suspiró, ahora satisfecha. -Todo sabe mejor si es regalado- comentó en tono burlón. Colocó el tarro frente a ella, dejando descansar la bebida por un rato. -Sospecho que la desgracia vendrá muy pronto; puedo percibirlo en el aire. Se respira- aspiró por su nariz con profundidad como si se encontrara frente a un campo lleno de flores y quisiera llenarse los pulmones del perfume más dulce. -No lo digo por los corazones rotos que vendrán después de esta celebración... Hay algo que acecha... que parece querer colgarse de mi espalda. ¿No lo siente también?-. Su rostro parecía aún más siniestro pero esta vez no había sonrisa. No se encontraba asustada pero había una curiosidad y necesidad de descubrir qué era aquello que la mantenía alerta por ese sentimiento.
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Denard Fantôme
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Post by Denard Fantôme on Jul 23, 2017 7:00:36 GMT
La campana… El detective bebió un trago de cerveza, y aún con el ceño fruncido por el mal sabor, lo hizo solo para recobrar los sentidos a lo que había pasado aquella vez. Los recuerdos en sus sueños eran tan reales; Las luciérnagas, el baile, la muerte y la puerta… aquella puerta llena de vacíos interminables, culpas y por supuesto, amenazas. Le agradaba escuchar que no era el único que tenía esos pensamientos, aquellos que, al recordarlos, incluso en ese día, le hacían tener pequeños recuerdos llenos de ira, impotencia, los cuales eran cruelmente refutados debido al aura pacífica, lo que causaba una presión extraña en su pecho.
Lo único que salió de la garganta de Denard fue una risa ronca mientras observaba los movimientos tan efusivos de la mujer, negó con la cabeza con una amplia sonrisa, mientras observaba como el cantinero, al principio de todo, se mostró ligeramente molesto, mirando a la Baphomet de una manera apática, sin embargo, el detective se sorprendió ante tal acto doblegado del arcano. Era justo, pero, ¿Qué se podía esperar de una taberna en medio de la ciudadela, entre tanto tumulto? No mucho.
A pesar de que su rostro pasó a un estado serio de un momento para otro, aquel brillo peculiar en sus ojos se hizo presente al escuchar las palabras de la Baphomet; El sentimiento de descubrir, desenterrar y observar cosas que no encajan en un rompecabezas…
―Algo que acecha… ―Repitió mientras entrelazaba sus dedos y los acomodaba bajo su mentón, recargando los codos en la mesa. Miró hacia la ventana. La Baphomet tenía razón, desde que había iniciado el Festival, sentía que algo no cuadraba del todo, ¿Serían solo los pesares de dos corazones solitarios y ajenos? ¿O sería algo mucho más oscuro e incierto? Denard pensó que quizás sería una combinación de los dos, pero… sus sentidos jamás le habían fallado.
―Es algo difícil con los hechizos que abundan a nuestro alrededor, Desdemona, pero estoy consciente de ello… ―Se quedó callado por un momento. Recordando una aventura anterior que había tenido con la elfo Robin, en la residencia de Madame Gyula, recordó las cartas, invertidas, con pasados ruidosos, los presentes inciertos y los futuros…. “¿Hay alguna puerta que hayas olvidado cerrar, Denard?”
Resonó en su mente la voz de la adivina, viendo en sus pensamientos, la inquietante carta de la muerte sobre la mesa.
Levantó la mirada, observando los ojos de Desdemona.
―Quizás está esperando el sopor del dolor después del festival, después de todo, la oscuridad aprovecha los corazones débiles y adoloridos, para moldearlos a su satisfacción.
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Post by Desdemona Grimm on Jul 23, 2017 7:47:16 GMT
Podía ver cómo sus palabras generaban impacto en el hombre que parecía refugiar sus pensamientos en el movimiento y peso de sus manos. Los silencios que de pronto interrumpían sus palabras eran cortinas que parecían anunciar un acto distinto. Concordaba; ya fuese por la sincronía que había entre ellos por la forma en que sus intelectos parecían encajar aún a pesar de sus diferencias o porque algo los hacía resaltar del resto de los arcanos. Tal vez era esa apatía por una búsqueda gastada y banal o la chispa siempre encendida por hallar respuestas en lo más olvidado de los misterios arcanos, pero sentía satisfacción de saber que su sentir no era sólo una percepción trastornada de la realidad.
-No me sorprendería... conozco bien ese ímpetu por cosechar el dolor mas la forma de maquinar...- se quedó callada por un momento. Siendo ella un ser cuyo caracter y humor se formaba por medio de la negatividad ajena comprendía el por qué un evento como este fuera atractivo para cualquiera que buscara semejante energía pero la manera de operar... acechando, esperando el momento perfecto era lo que le resultaba tan intrigante. -No sé. Será que yo tomo lo que veo al instante- comentó con un aire un poco más relajado. Volvió a beber de su cerveza para calmar un poco el ambiente que se estaba creando con las conjeturas y sospechas de ambos.
Acercó su rostro hacia el cristal de la ventana para abrir su boca y dejar escapar su aliento sobre él. Con el vaho, el vidrio se empañaba, dándole a Desdemona un espacio en el cual plasmar sus dotes artísticos. Llevó su dedo índice a la superficie para trazar algunas líneas. Sus ojos enfocados como si estuviera realizando el dibujo más elaborado posible. Dos curvas en la base y una más alargada hacia arriba. Listo. Se alejó del cristal para apreciar su obra maestra y tocar con sus nudillos la ventana para captar la atención de los que pasaran a su lado. Quienes respondían a su llamado volteaban y en seguida se encontraban con el dibujo obseno de la baphomet que ruborizaba las mejillas de algunos que tenían la desdicha de pasar por ahí. -Se espantan por un dibujo pero no por su versión real por la que tanto se desesperan a cada hora...-. Sonreía más no había ninguna risa saliendo de su boca.
Aún con su rostro en dirección hacia afuera miró a Denard con el rabillo del ojo. -Es cuestión de tiempo Denard... Para que la oscuridad se manifieste con mayor libertad. Mirovia no está preparada para atestiguar el abismo...-. Lo encaró por completo con un gesto sereno, tan distinto como el que usualmente portaba en aquella faz. Parecía como si se encontrara en una calma absoluta, sus ojos parecían incluso poseer bondad mas era lástima lo que de pronto se albergaba en su pecho. -Muchos se niegan a aceptar lo que habita en las sombras; pocos conocen lo que hay más allá-. Esa oscuridad de la que hablaba, la conocía bien. Alguna vez sus brazos se estiraron para tocarla y conocerla pero incluso ella que se regocijaba ante la violencia se sintió amenazada al estar envuelta en la penumbra. -¿Será que los dos hemos visto la maldad con nuestros propios ojos que vemos através del velo que cubre a los más ingenuos?- apoyó su rostro sobre ambas manos, dejando reposar sus codos sobre la madera gastada de la mesa.
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Denard Fantôme
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Post by Denard Fantôme on Jul 24, 2017 0:10:06 GMT
El hombre se cruzó de brazos, pensando en las palabras de la Baphomet hasta que la vio moverse hacia un lado, la miró con una ceja enarcada ante su concentración contra el cristal, moviendo su dedo de aquí para allá, como si fuera el pincel más fino del mundo. La miró curioso hasta que se separó, dejando ver el trazo tan peculiar en el vidrio, bajó la mirada, soltando una pequeña risa, la cual fue más bien un sonido entre dientes y movió la cabeza de un lado a otro “Esta mujer no tiene límites” Pensó en un dejo divertido entre sus palabras mentales.
Levantó la mirada de nuevo al notar más seriedad en la voz de la Baphomet, y, moviéndose hacia la ventana, se dispuso a observar a los arcanos de las afueras. Las personas bailaban en medio de círculos de arcanos, con sonrisas despreocupadas, miradas deseosas, olvidándose por completo del mundo que los rodeaba, las parejas caminaban de aquí para allá, algunos incluso, se dedicaban a solo observar y comer lo que fuera que había. El detective se quedó pegado a la ventana en un profundo silencio, haciéndolo retroceder en el tiempo, casi pudo ver a los niños del orfanato juguetear por el patio… parpadeó un par de veces, para volver al presente, ¿Qué le estaba pasando? Estaba divagando demasiado.
―Los arcanos fingen ceguera a lo que hay a su alrededor ―¿O es que simplemente no se daban cuenta? A veces deseaba tener ese mismo grado de ignorancia y despreocupación. Denard observó los brillantes y profundos ojos de la mujer, dejando en segundo plano el festival.
―Es una maldición y un don al mismo tiempo ―Denard volvió a dirigir su mirada hacia el cristal, esta vez, observando su mismo reflejo en él. Sus ojos grisáceos le regresaron la mirada con intensidad, y en un momento, estuvo seguro de ver a otra persona en el cristal.
―Desdemona… ―El nombre se atravesó entre su lengua y sus labios, carraspeando, dudando, pensando. ―A pesar de los intentos de los Soberanos y de nuestro trabajo como detectives, Mirovia está rodeada de tanta oscuridad ―El detective no la miró ―Black Stag, los monstruos de ceniza, aquella campana… a pesar de mis intentos por mantener aquella lúgubre niebla fuera de aquí ―Aquellas últimas palabras, las dijo más para sí que para ella.
―Parece como si cada día que pasara, se hiciera más y más fuerte, ¿Qué pasará entonces, cuando todos esos pequeños puntos de oscuridad, decidan salir? –El detective miró a la mujer ― ¿Nos llegaría a consumir a nosotros también? ¿A pesar de que estemos acostumbrados a la penumbra?
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Post by Desdemona Grimm on Jul 25, 2017 6:27:43 GMT
Desdemona lo observaba con la misma postura que antes; se veía ligeramente infantil con las manos rodeándole las mejillas y esos ojos rojizos atenta a las palabras de Denard. Su mirada parecía estar posada en él como si ya supiera la respuesta y sólo esperara a comprobar que estaba en lo cierto. No se sorprendió por sus palabras; eran ideas organizadas y pronunciadas tal vez de manera diferente pero en esencia el sentimiento era el mismo. -Incluso para mí eso sería de lo peor, Denard- el gesto de la mujer no se alteró ni un centímetro. Conservaba aún su rostro sereno incluso ante aquellas palabras. Tomó el tarro de cerveza y lo elevó ligeramente, alejando el cristal de la madera. Lo meneó un poco, observando el líquido amarillento moverse dentro de él. Aún había algo de espuma pero comenzaba a dispersarse, dejando ver pequeñas burbujas que comenzaban a juntarse en la superficie. Bebió. -Para seres como yo debe de haber luz... No somos lo que somos sin algo que se imponga a la totalidad de nuestro ser. Al menos eso es lo que pienso-. Se relamió los labios al sentir que algo de espuma comenzaba a juntarse por encima de su boca. De pronto comenzó a escucharse el sonido de varios instrumentos siendo afinados, rompiendo aquella oscuridad que parecía querer sumirlos en un sopor constante que no se despegaba de ellos. Desdemona giró ligeramente su rostro, tensando un poco el cuello para observar a los músicos que se encontraban ubicados en la esquina de la taberna. Inevitablemente una sonrisa se dibujó en su rostro; no era inmune a los encantos de la música, de ninguna manera. - ¿No cree que la música es una manera de mantenerse ciegos?- preguntó sin mirar al detective. La música comenzó y sus ojos observaban con atención la manera en que las manos y dedos comenzaban a crear compaces y armonías con sus movimientos sobre las cuerdas, pieles y percusiones que liberaban sonidos para así llenar el espacio con una alegre melodía.
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Denard Fantôme
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Post by Denard Fantôme on Jul 26, 2017 22:37:46 GMT
El detective sonrió aún entre tanta preocupación que su rostro reflejaba, sacó su pipa de entre los bolsillos secretos de su saco, y echó la esencia de hierbas dentro, antes de sacar uno de los cerillos, volteó hacia un lado, observando los músicos, los danzantes y los rostros felices. El detective sonrió a medias.
―La ceguera más hermosa de todas ―Musitó el detective mientras raspaba con cuidado la cabeza del fósforo de madera contra la superficie rasposa, haciendo que un pequeño fuego amarillo y azul se mostrara ante él, metió el fuego a las hierbas, y se metió la boquilla a la boca, soltando un poco de humo por las comisuras de los labios, volteó hacia la ventana, abriéndola un poco, y soltó todo el humo que se había acumulado en sus labios hacia el exterior, agitó el cerillo, lo dejó sobre la mesa y guardó todos los artefactos dentro de su capa.
Después de unos minutos en silencio, el detective frunció el ceño, con una duda removiéndose en su cabeza, volteó hacia la mujer, soltando un poco el humo por la nariz.
―¿Cree que el hechizo se vuelva en contra de aquellos desamparados cuando este se acabe? ―Denard observó a su alrededor, observando a los arcanos con cada uno de sus asuntos, ya sean tristes o felices. ―Es decir, el hechizo hace que todos sintamos una parte de tranquilidad en el pecho, impidiendo llegar a hacer alborotos o peleas, e incluso oprimir de un modo la tristeza que se pueda sentir ―Denard dirigió su pipa, señalando a un arcano en una barra, con la mirada perdida y la bebida a medio terminar, con el lazo amarillo entre sus manos. La pobre definición de un rechazado ―Pero, ¿Todos esos sentimientos atorados saldrán de pronto cuando el hechizo llegue a su fin? ¿O solo se quedarán con un sabor amargo en la boca? ―Parecía ser algo sin importancia, pero Denard se preguntaba a menudo cosas que a veces no parecían tener sentido alguno, miró a la mujer con una mirada expectante, pues estaba dispuesto a escuchar su opinión.
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Post by Desdemona Grimm on Jul 27, 2017 5:21:25 GMT
En todo el ritual del detective, Desdemona se mantenía con la vista fija en los músicos, perdiéndose entre sus compaces y armonías. Lo miró una vez que aquella pregunta envolvió su atención, trayéndose consigo su total compromiso a responderle. Observó al arcano que señaló de pronto, mirando su postura y lo patético que sus gestos dejaban mostrar una historia que no requería de mucha imaginación por descubrir. Un evidente rechazo como muchos que seguramente acababan de ocurrir en aquella cantina. Bastaba con echar un ojo a los rincones y toparse con los rostros decaídos de muchos arcanos mientras que otros parecían simplemente querer huír de las tradiciones del festival; como ellos. La mujer sonrió con cierta travesura en su mirada. Parecía que Denard comprendía, al menos por ese momento, lo que ella siempre pensaba... De una negación constante, un embotellamiento de los sentimientos más oscuros. Entrelazó sus manos, las cuales estiró a lo largo de la mesa para acomodar su espalda y relajar su postura. -Su destino es salir, señor Denard- indicó con una gran sonrisa. -Aunque si se refiere a que el hechizo tendrá sus efectos especialmente negativos... de forma que acentúe el dolor de ciertos arcanos... No sabría decirle pero lo que sí es que será muy interesante atestiguarlo-. Llevó su mano debajo de su barbilla para apoyarse con ella. -Es por eso que yo soy feliz Denard... Mi felicidad no reside en los demás ni en sus capacidades para proveer a mis deseos...- Tomó lo último que quedaba de su bebida para dejar el tarro vació frente a ella, con esa espuma ya casi transparente recorriendo el cristal de arriba hacia abajo. -Ese es el problema de todo Miroviano... Ocultar lo que habita en el corazón; incluso la oscuridad es necesario que salga a pasear de vez en cuando... sin vergüenza, sin arrepentimiento. Si observa a su alrededor, todos ocultan algo; desagrado hacia alguien, envidia por el que tiene más, deseos por truncar los sueños de otro... Nadie lo expresa y todo se acumula adentro. Todo... señor Denard, todo a su momento sale a la luz. Las sombras desaparecen bajo la luz del Sol, dejando ver lo que habitaba en ellas-. Se puso de pie para tomar su mano y llevarlo a un punto vacío entre las mesas y las personas que se encontraban casi por fundirse con la madera. Llevó el tacto del detective hacia su cintura para empezar a moverse al ritmo de la música. En seguida las miradas se posaron sobre ellos, levantando ligeramente del letargo a quienes se encontraban sumidos en sus penas. La música era alegre pero contrastaba con la repentina tristeza y penumbra que aquejaba a muchos de los clientes de la taberna. -Despiertos estamos Denard; con los ojos bien abiertos a pesar de haber visto desgracias. Sin temor. Y estaremos atentos para cuando llegue el despertar de los ingenuos que llegan tarde para descubrir que el mundo siempre ha sido cruel... que no son los humanos la desgracia que mancha con maldad la vida sino esa oscuridad que habita en todos... la oscuridad que todos se niegan a aceptar-. Acercó sus labios hacia la oreja del grifo, diciéndole aquello en un susurro para después separarse y continuar sonriente mientras danzaba con una alegría que parecía ajena a la conversación que aún mantenían. Podían escucharse las risas de Desdemona acompañando la música que se había tornado más alegre.
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Denard Fantôme
Los Grises
El pasado es solo una sombra que yo mismo puedo pisotear
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Post by Denard Fantôme on Jul 29, 2017 4:19:05 GMT
Denard pensó en un vaso tan lleno que comenzaba a derramarse por cada uno de los bordes circulares e infinitos, así era como los corazones funcionaban, por lo que, se agradecía a sí mismo tener uno que otro fragmento en su vaso de cristal, sí, el líquido salía por los orificios, pero al menos caían a la penumbra antes de alcanzar el filo total, y por ente, perderse en la desesperación antes de que el vaso estuviera completamente vacío, ¿Era así como funcionaba la realidad? A pesar de que el detective no dijo nada, muy dentro de su oscuro corazón deseaba ver y probar sus teorías acerca del hechizo, ¿Será que acaso quería presenciar el cómo es que el sufrimiento golpeaba a los arcanos? ¿O era demasiada felicidad la que le molestaba? ¿Envidia? ¿Rencor? ¿Indiferencia? Tantas preguntas, tantos pensamientos, los cuales fueron ultrajados una vez más por las delicadas manos de la mujer en frente de él, la cual, lo llevó hasta en medio del establecimiento.
El grifo la miró, con una sonrisa tranquila, y una mirada oscura, y a pesar de que todos los presentes tenían sus ojos sobre ellos, Denard tomó la cintura de la mujer con firmeza y apretó con una ligera malicia los dedos de la Baphomet. Movió un pie al lado del otro, de vez en cuando entrelazando su pierna con las de ella, para guiarla al son de la música, a pesar de que el detective prefería las piezas mucho más tranquilas, en esa situación, en realidad le importaba un comino.
―Oh, querida, solo espero que, en el despertar, las almas mucho más oscuras que nosotros, no nos arrastren también ―Soltó el grifo en un tono bajo, mirando a los ojos a Desdemona. ―Los arcanos podemos ser tan… ingenuos, creemos ser superior a los humanos, cuando a la primera adversidad, tiramos toda nuestra culpa a aquellos que creemos inferiores, pero lo suficientemente fuertes para cargar con nuestros pesares ―Denard le dio una media vuelta, haciendo que ambos cuerpos poco a poco fueran uno con la música. ―Supongo que es la maldición de mantener un cuerpo de carne y hueso, a dos pies, con piel suave y pensamientos propios…
―Algún día, la oscuridad será demasiado para ellos ―Denard dirigió su mirada hacia un lado, observando a la lejanía a través de la ventana, las personas que caminaban de aquí para allá. ―Solo hay que esperar, si pueden aceptarla, pelear o hundirse en ella… tan solo eso… ―El hombre le dirigió una mirada tranquila, aunque con el ceño fruncido, con la preocupación de saber si estaba desvariando.
―Puedo notar que el baile es uno de sus muchos talentos ―Musitó el detective mientras notaba la felicidad en la que la Baphomet se había abatido por algunos momentos.
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