Q1-004 - El misterio de la jauria de lobos - cerrado

Aagron no pudo sino simplemente ver a Beltaine actuar. Si, eso era respetable, poder actuar con la cabeza fría era algo que él mismo aún no podía hacer; Aagron se sacudía fácilmente con sus propias emociones y con el respeto a los demás, siempre había sido así desde haría casi un siglo: Un respeto inmenso al otro, al punto de que siendo cazador, muchas veces ofrecía plegarias para asegurar que el espíritu de las presas llegara con bien a las estrellas. Suspiró, sus ojos se dirigieron a Jeriko y él mostró los dientes con tremendo desagrado, ese chico insistía en querer torturar a Luigi, menuda barbarie.

Si, si estuviera en las manos de Aagron controlar aquello, ambos estarían encerrados y encadenados.

Observó el frasco, el cambio tremendo del verde al negro no le causó buena espina, sin embargo, el trabajo estaba prácticamente hecho, debía simplemente entregar al galagust y dispersar a los lobos que quedaran por la zona; eso haría. Se humedeció los labios antes de proceder, fue tan simple y sencillo como inclinarse y luego subirse al campesino a los hombros como si de un saco de papas se tratara. Sus ojos entonces se centraron en Wolfeimer, quería preguntar si realmente estaba bien cuando le vio recogiendo yerbas, eso era bueno, atender la herida pronto, luego miró a Beltaine con calma absoluta, debía reconocer, ese arcano era mucho más practico de lo que era él.

—Llevaré a este sujeto con las autoridades correspondientes —aseguró— ¿Puedo confiarles el resto a ustedes? —cuestionó

Y la verdad se había dirigido a ellos específicamente porque en Jeriko no tenía confianza ninguna.

Seguir escuchando las declaraciones del granjero era un espectáculo lamentable de un alma triste que había caído en la negación de su propia derrota. Las corrientes de la esfera líquida actuaban sujetándolo con firmeza, más no entendía la razón de seguir escupiendo sus planes en voz alta. ¿Se había vuelto loco?. Beltaine pensaba en como debían procesarlo, más cuando mencionó su siguiente movida siniestra hacia Aqualia, toda la piedad que sintió se escurrió en la nada.

-Es una lastima para ti no tener esa posibilidad -Con solemnidad imperiosa el Kelpie se fue acercando al Galagust. Estiró su brazo y con la palma hacia arriba para que la prisión de agua que tenía cautivo al traidor se elevase. Sus manos trazaron un numero de rutas necesarias para que el agua tomase varias cadenas que sujetasen al malhechor antes de que la prisión líquida se deshiciera, ya seguro de que no podría liberarse de sus ataduras- Pensaba entregarte a las autoridades de la ciudadela de todos modos, estoy seguro de que la alcaldesa sabrá que hacer contigo. Agron, todo tuyo -El trabajo había acabado cuando el dragón escupefuego subió al traidor a su espalda. Más Beltaine no pudo pasar por alto la imagen que surgió en el grimorio de Wolfeimer cuando su sangre quedó impregnada en sus páginas. Si lo que decía Luigi era cierto, entonces s trataba de algo poderoso que solo el licantropo podría manejar a su tiempo. Fuese lo que fuese, el Kelpie esperaba que no representase una amenaza futura, aunque le inquietaba de cierta manera.

Casi al irse, una daga pasó por su camino y llegó al hombro del granjero inmovilizado. Se trataba de otro de los intentos de Jeriko por aniquilar al traidor.

-Si tienes tantas ganas de despedazarlo, hazlo cuando compartan celdas -Advirtió con su imponente figura detrás del incubo, con un rostro irritado por los peligrosos juegos infantiles del incubo.