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Post by Deleted on Oct 19, 2017 20:16:19 GMT
Salem estaba bien pasado de insoportable y pesado, era desesperante cada minuto que debían tratar con él. Kouhei, ya al punto de tener ganas de pegarle, decidió ignorar el comentario bobo para centrarse en lo que verdaderamente importaba: el botiquín con las vendas. Se dirigió a pararse y voltear hacia donde señalaba el tipo ese -Eso no importa ahora- dijo refiriéndose a la parte de limpiar el sofá ¿Acaso aún no se daba cuenta que estaba en juego la vida de una sirenita?. El kitsune comenzó a seguir a Salem, pero ese imbécil le obligó a regresar corriendo hacia su amiga al ver que la había puesto a llorar por andar de bocón. -Nonononono!! Corinita, no te va a pasar nada, nena ;-; quédate tranquilita- le dijo mientras le intentaba sacar la almohada de la cara para que le mirara a los ojos y se calmara -Corina, no pienses en eso. Yo te estoy cuidando ¿vale?- le tomó ambas manos y le sonrió un poco para que tuviera confianza -Vamos a salir de esta, ya vas a ver-. Luego de hablarle, se apresuró a ir hacia el botiquín que estaba en el baño. Se puso de puntillas mientras abría la gaveta y comenzó a tomar todo lo que necesitaba, regresando hacia donde estaba la sirenita. Miró por un momento al pesado de Salem por un momento, considerando aún su utilidad a estas alturas, pero dudaba de su disposición para ayudar en verdad.
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Post by Salem Lensher on Nov 16, 2017 3:04:09 GMT
-patéticos- dijo el pelirrojo con mirada seria mientras caminaba hacia él sillón donde estaban los dos, -personas como ustedes están condenadas a sufrir una y otra vez- se oía molesto, se veía molesto, -son tan débiles físicamente y mentalmente que las palabras de un completo extraño los lastimam hasta el punto de llorar- dijo fijando su mirada en la sirena y se inclinaba levemente para acercarse un poco mas a ella, -escuchame niña, y escuchame bien porque no lo voy a repetir, no dejes que te lastimen las palabras de otros y menos si no los conoces de nada, que te importe tres pepinos lo que digan, una vez hagas eso dejaras de ser débil- él pelirrojo se detuvo dando una ultima mirada a la sirena, expresando seriedad y lo que parecía o al menos intentaba que parezca amargura, el pelirrojo se incorporó, se dio la vuelta dándoles la espalda y dio unos paso hacia una muebles donde había unas botellas de alcohol y se sirvió un baso, la sirena la había recordado a su "dueño" cuando lloraba sus penas en su soledad y el en forma de gato solo podía echarse en su regazo como consuelo, el acto de "amabilidad" que acababa de tener sirvió para demostrarse que tan malo no era, un suspiro al acabar de beber se escuchó por parte del pelirrojo, -ahora volviendo a cosas importantes, deja de sangrar que solo manchas mas el sillón- dijo sentándose con vaso en mano mientras tiraba la cabeza para atrás y miraba el techo
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