Sol para dos (Corina-Bin Pan-Kou)

Kouhei venía corriendo hacia la playa, se le había olvidado entre tantas pinturas pendientes que hoy salía con su amiga. Le había dicho a Rallis que le recordara, pero parece ser que éste no estaba muy contento con aquella salida que iban a tener.

Llegó algo jadeante del cansancio a la playa. Buscaba con la mirada a su amiga, pero no había nadie. Tal vez las rocas que tenía en frente no eras las mismas de dónde solía asomarse la sirenita. Caminó un poco por la arena, mirando al mar en caso de que Corina se hubiera retrasado más que él.

Lejos, muy lejos de él, pudo ver a su amiga. El kitsune comenzó a correr hacia a ella llamándola por su nombre y agitando su mano para saludar. Aún no había notado al otro chico, pues estaba detrás de la silueta de su amiga(?

Vio cómo los dos arcanos se juntaron, las reuniones nunca estaban de más, el siempre solía ir a jugar con sus amigos, pero estaba enojado con ellos, hablan a sus espaldas mal de él, tenía que hacer algo al respecto.

Siguió parado ahí, logrando ver a ambos, estaban un poco retirados pero podía verlos aún bien, talvez era hora de jugar un juego con ellos.

Su cara tomó una expresión pensativa, era cierto, no tenían ningún plan. -Es verdad, pues sólo quedamos pero no sabemos qué hacer ahora- rió ligeramente pasándose el cabello detrás de la oreja. Miró el inicio de las palmeras, pasandole por la cabeza la vez del ataque de los piratas, fue divertido hasta cierto punto. -Pues podemos dar un paseo dentro de las palmeras y de ahí ver que se nos atraviesa- mirando al joven esperando que su idea no fuera mala. -Si tienes otra idea podemos hacerla-

-No tengo problema con eso, será divertido mientras no aparezcan piratas- dijo riendo nervioso, recondando aquella vez en la que estuvieron expuestos a tanto peligro. Siguíó a su amiga al interior de la jungla que rodeaba la playa, alegre de poder ver bien el lugar, sin tener que correr de unos secuestradores de sirenas. -Este lugar es muy lindo, no me había dado cuenta antes (bueno, tampoco en ese entonces tenía la oportunidad de detallar otra cosa más que la ruta de huida)- expresó suspirando y volteando a ver a Corina con una sonrisa.

Por un segundo escuchó una pisada, por lo que se quedó paralizado, atento al próximo sonido, pero parecía no ser nada. Al rato, entre los arbustos, se asomó una pequeña iguana de un verde muy chillón. El kitsune se emocionó por aquel color hermoso que portaba aquel reptil, y sus instintos de cazador lo llamaron para ir a perseguir a aquella criatura, pero no para comérsela ni dañarla, sólo quería verla más de cerca.

Tomó el camino que sus amigas le habían dicho, sabía que si les hacía caso llegaría más rápido a su destino. Tenían razón, ellas tenían razón, frente a el estaba la señorita de cabello rosa, estaba sola, debería de ir a acompañarla.

Salió sin cuidado de entre los arbustos, poniéndose de pie frente a ella, esperando a ser notado, sabía que no tardaría en darse cuenta de su visita. La chica había volteado a verlo, asustandose por unos segundos para después echarse a reír.

-Me perdí, no has visto a un muchacho de cabello blanco?-
No respondió.
-Con orejas y cola, vestido talvez similar a ti-
...
-¿Lo conoces?-
Su máscara la miraba sin decir nada.
-S-se llama Kouhei- diciéndolo un poco nerviosa, talvez la falta de movimiento por parte de Pan la estaba asustando.

El pequeño Bin tomó a la chica de la muñeca, alejándose de aquel lugar, quería enseñarle algo maravilloso. -¡Qué amable!,me llevarás con el! <3- había dicho la pobrecilla.

Habían llegado a una clase de hueco alrededor de muchos árboles y plantas, el sol pegaba directamente hacia ese hoyo qué parecía indicar que ahí se encontraba un tesoro. El chico soltó a ésta y apuntó hacía ahí. -¿Ahí está mi amigo?- había preguntado preocupada, el no respondió, dejando la mano estirada hacía ese sitio. Corina caminó dudando si estaba haciendo lo correcto, jugando con sus manos algo nerviosa. -Kou, ¿Estás ahí?- ahora estaba frente al hoyo, inclinando su cuerpo hacia enfrente para poder ver mejor, Bin aprovechó esto para empujarla y hacerla caer en un hueco lleno de ramas y tierra, estaba demasiado empinado para salir por cuenta propia.
-Oye!!,¡Sacame de aquí!- gritó con miedo la chica ingenua, el chico sólo se había asomado para transformarse en la nueva Corina frente a la original, era hora de un cambio.

Después de unos cinco minutos de buscar a Kou ahí estaba jugando frente a una lagartija, sonriendo de oreja a oreja acercándose a él caminando cómo si nada, parecía que Corina ya dominaba sus piernas.

-¡Kou!, ayudaa!!- gritó con todas sus fuerzas, sus pies estaban sobre tierra húmeda y chiclosa, brincaba y trepaba entre las paredes de tierra sólo para resbalarse y quedar manchada de lodo, cayendo de senton sobre más lodo, gritaba desesperada, no había nadie que la ayudara. -K-k-kou?...- dijo una vez más con la voz temblorosa a punto de llorar. No se escuchó respuesta alguna, respiró agitadamente, quería aguantar las lágrimas pero no pudo, poniéndose a llorar desconsoladamente, -¡Alguien ayudeme¡- abrazando sus rodillas, las lágrimas no dejaban de salir y el sol le pegaba fuertemente sin piedad alguna.